La hora del viento (Novela) -Captulo 6-
Publicado en Aug 02, 2017
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Todos y todas sabían que la profesora Agnes Miegel Salzuflen era de carácter ácido y, como buena prusiana de mente tradicionalista, se mostraba siempre enérgica, severa y hasta intransigente con todos sus alumnos y alumnas, durante sus clases de Literatura en la Universidad de Constanza. Por eso se le conocía como Fräulein Rottenmeier, apodo que algún anónimo alumno se lo puso recordando la historia de "Heidi" y su educadora. 
 
- ¡Teneis todos que aprender de memoria que el Romanticismo Alemán se inició en época muy temprana. Ya a comienzos del siglo XVIII se dieron rasgos prerrománticos en los poetas paisajistas —Albrecht von Haller y su poema Los Alpes, seguido por la admiración de lo infinito y lo insignificante en el paisaje de Klopstock, cuya lírica influyó en Goethe—, y en el tercer cuarto de dicho siglo surge con fuerza el movimiento Sturm und Drang ('tempestad e ímpetu'), que se opuso al racionalismo neoclásico para exaltar la rebeldía de la juventud, la pasión y la intuición creadora! ¡Vamos a ver, señorita Müller! ¿Es usted romántica?
 
- Teniendo en cuenta que uno de mis más famosos antecesores fue un importante goleador de la Selección Alemana de Fútbol tengo que reconocer que sí.
 
- ¿Se puede saber qué demonios tiene que ver el Romanticismo con ese perverso deporte llamado fútbol?
 
- Sepa usted, señorita Agnes Miegel Salzuflen, que hoy en día hay muchas chicas alemanas enamoradas del Bayern.
 
- ¿Puedo saber quién es ese conquistador llamado Bayern?
 
La carcajada fue general.
 
- ¡¡¡Jajajajaja!!!
 
- ¡¡¡Silencio!!! ¿Puedo saber cuál ha sido el chiste, señorita Müller?
 
- Es que todas las personas modernas sabemos que el Bayern es propietario del Allianz Arena y eso significa que tiene mucho dinero y, como hoy en día, el romanticismo sin dinero de por medio no está de moda, por eso conquista tantos corazones femeninos.
 
Otra vez toda la clase estalló en una carcajada.
 
- ¡¡¡Jajajajaja!!!
 
- ¡Esto no es el Circo, damas y caballeros! O me habla usted en serio o no pasa usted al Segundo Curso, señorita Müller! ¿Qué es para usted el romanticismo?
 
-  La vida se ha convertido en una vorágine de inaplazables premuras. Un transitar de aspiraciones individuales y colectivas que nos llenan de afanes permanentes, que a veces son hasta esperpénticos, donde proyectar nuestros anhelos y la ineludible necesidad muchas veces creada de manera artificiosa y no precisamente natural de apresar oportunidades. Y todos corremos como locos con la voluntad de superar obstáculos. En este maratón en que se ha convertido la vida es muy importante y necesario para nuestra slaud mental darnos pausas para vivir y valorar adecuadamente el mundo de nuestras relaciones interpersonales. Es ese entorno de los amigos y las amigas. Un vino añejo que nació en una caverna de la prehistoria, a la luz de un fuego ardiente, y que sigue su existencia a través de miles y miles de años. Me emociona recordar a los amigos y las amigas de la infancia y la juventud y me emociona vivir la amistad en mi vida presente… porque la amistad es tan importante para nuestra felicidad personal que hasta leo un pensamiento de Antonio Gala, donde el escritor dice: “el amor es una relación de amistad con algunos momentos de erotismo”. Es también sabio otro pensamiento que dice “el compañerismo se busca, la amistad se encuentra y el amor nos sorprende pero ninguno de estos tres sentimientos se deben mendigar”. Acertado pensamiento de donde entresaco que, en lo referente a la amistad, que no se mendiga sino que se encuentra y se enlaza en nuestro sentimiento de forma natural, es importantísimo que nunca, bajo ningún concepto, la rompamos. Es como el vino. Cuánto más añejo mejor sabor deja en nuestro ánimo. Sin la amistad nos volveríamos locos de tristeza y sería imposible sentir el compañerismo y el amor. La amistad verdadera es esa palabra que se da y se mantiene a pesar de los pesares… pero existen muchos humanos, casi humanoides, que se comportan con la amistad lo mismo que se comportan con las suciedades del cuarto de baño. Hacen su necesidad utilizando al amigo o la amiga y, una vez ya sin dicha necesidad, toman a la amistad, se limpian sus ambiciones con ella y la tiran por la cañería del desagüe de las emociones. Sucia manera de entender la amistad. Sucia manera impropia de quienes van por la vida alardeando de don de gentes, de gentes de importancia porque han pateado el trasero del amigo y de la amiga después de haberlo o haberla utilizado o utilizada para el menester de cumplir una necesidad tan sucia como sus propias conciencias. En las tubería de los desagües de muchos “lugares secretos” de bastantes seres humanos, tanto hombres como mujeres por igual, están atascadas aquellas amistades que un día les sirvieron para limpiarse con ellas el trasero de sus necesidades. Pero la verdadera amistad perdura… y perdurará siempre mientras existan dos corazones limpios enlazados por esa cinta de colores que es el arco iris de nuestras verdades. Los amigos sinceros y las amigas sinceras jamás tiran por el caño de las tuberías a sus amistades como si de papel higiénico se tratase; porque para los amigos y las amigas de verdad, la amistad, como el vino añejo, es algo tan agradable de saborear, que les dejan ocupar un lugar privilegiado dentro de los sentimientos de su puro corazón. ¿He contestado ya a la pregunta o debo de seguir explciando mis sentimientos?
 
- Debe usted seguir, Hertha Müller Herz si queire aporbar mi asignatura.
 
- Está bien. ¿Puedo exponer ante todos mis colegas aquí presentes, lo que dice un chaval al que quiero muccho?
 
- Si va a servir para meditar puede usted hacerlo.
 
- Sirve para meditar demasiado.
 
- Cítelos entonces.
 
- La pandilla es la máxima expresión de los ignorantes. El falso amigo siempre te llama colega pero nunca te llama compañero. Lo absurdo de la falsa amistad es que siempre es absurda. Detrás de una falsa amiga siempre está la que es tu amor verdadero. Si te rodeas de falsos amigos terminarás por ser más falso que todos ellos juntos. 
 
- ¿Puede citar a algún poeta romántico alemán que dijera algo importante sobre el amor?
 
- El gran Goethe llegó a decir: "yo no quiero un "para siempre" de unos meses, yo quiero un "poco a poco" que nunca acabe" Y conozco a otro Goethe, mucho más pequeño pero para mí mucho más interesante, y esto es sólo una opinión personal y por lo tanto subejtiva, que ha llegado a decir: "el único y verdadero amor es el único que nos hace ser verdaderamente lo único que somos; el amor es todo aquello que se vive después de haberlo soñado; el amor, cuando es verdadero, es el mayor imperio que puede conquistar un hombre; y el amor es un invento de la eternidad que sirve para morir gozando". 
 
Todos y todas, incluída la severísima señorita Agnes Mielge Salzugen, quedaron en absoluto silencio. Era como haberse introducido en otro mundo ajeno al mundo real. Así que Hertha se atrevió a seguir.
 
- Mi pequeño Goethe, el que no tiene tanta importancia para los editorialistas ni para los de las academias porque vale un millón de veces más que todos ellos juntos, es capaz de tener esta clase de sentimientos. Escuchen todos a ver si aprendemos algo más que memorizar autores, orbras y argumentos que, a la hora de la verdad, sólo nos sirven para aburrirnos un poco más cada día.
 
Ahora el silencio era tan tenso que sólo se escuchaba el zumbar de una mosca.
 
- Artificios giratorios que se ponen al servicio de los ramilletes de sentires emboscados en los pensamientos de cristal. Palabras de amor, palabras que ruedan en los chorros de los verbos donde beben las sedientas pasiones en medio del esbelto zorzal que con su canto melodioso acompaña el zigzaguear de las anáforas repetitivas donde el corazón vuelca su conjunto infinito de enunciados orales; corpus del corinto que crece en las regiones orientales del jardín: “… Y el pastor habló a la princesa de ninfas de las aguas, dríades de los bosques, hadas de los aires… pero ella sabía ya demasiado de los mundos incorpóreos y sutiles y sólo ansiaba encontrar la materia lúcida y transparente del bohemio soñador de los mameys; alguien que la ofreciese un tributo a la placentera ensoñación de los trinares y la elevase a la tricúspide corazonal de su perdida sonrisa…”.
 
- Pueden ustedes salir del aula. No tengo capacidad para seguir impartiendo hoy clase alguna. Espero poder recuperarme esta noche si es que consigo volver a soñar.
 
Todos los alumnos y alumnas salieron de aula mientras Hertha Müller Herz se acercó a la profesora.
 
- Señorita Mielge... ¿quién le hizo tanto daño?...
 
La profesora sólo comenzó a llorar.
 
- No llore más porque las lágrimas siempre se las lleva la hora del viento y aquí nos quedamos nosotras... pensando en lo que pudo haber sido y nunca fue...
 
- ¿Tú que puedes saber del desamor si sól tienes veinte años de edad y eres la chica más sensual y atractiva que he llegado a conocer?
 
- Sé algo que mi pequeño Goethe nunca lo ha olvidado.
 
- ¿Ese afortunado ser humano sabe algo del desamor? 
 
- El día en que le conocí me llegó a decir que de amor se vive, se padece, se sufre, se ríe y se llora… de amor y desamor está la vida llena... de amor y de desamor seguimos latiendo...  
 
- ¿Es eso cierto?
 
- Tan cierto que no se atrevió a darme un beso amoroso sino que se limitó a darme un abrazo que fue, para mí, más intenso que un beso de amor. Quizás lo hizo porque sabía demasiado.
 
- ¿Cuántos años tiene para saber ya tanto sobre el desamor?
 
- Tiene veintisiete años pero el desamor no le ha hecho perder la sonrisa. Por eso es más atractivo todavía. Escuche este brevísimo diálogo creado por él. 
 
- ¿Por qué dices creado en lugar de escrito?
 
- Porque él no escribe literatura. Él crea literatura. Son dos cosas completamente distintas. Pero escuche con atención y luego hablamos de él y de ella.
 
– Yo te quise como se quiere sólo una vez en la vida
 
– Por supuesto que me quisiste. Con egoísmo.
 
– Sólo me mostré cual era. Todo el amor estaba en mí.
 
– Y te olvidaste de mí. Te olvidaste que  todo el amor también estaba en mí.
 
– Lo siento. 
 
– Ya no lo sientas más. Te has quedado liberado.
 
- No. Me he quedado hundido…
 
- Entonces tendrás que vivir en lo subterráneo… 
 
- ¿Algo de Romeo y Julieta a lo posmoderno tal vez?
 
- Algo de hombre y mujer nada más. Lo que sucede es que no se sabe, ni él lo explica jamás, quién es el que sufre de verdad. ¿Él o ella?
 
- Supongo que si lo ha creado él quien lo sufre es él pero poniéndose de parte de ella...
 
- ¡Acertó, señorita Miegel!
 
- Pues para hacer eso hay que ser demasiado hombre...
 
- Muy pocos son capaces de hacerlo porque muy pocos son capaces de sentirlo tal como lo siente él. ¿Y cuándo se vuelve filósofo de verdad? ¡Hay que escucharle cuando se vuelve filósofo de verdad para saber cuánto vale!
 
- ¿Puedes contarme algún pedazo pequeño?
 
- Sí puedo. Él dice que hablamos mucho aquí, en este mundo pasajero, de amores y desamores, de encuentros y desencuentros, de búsquedas y hallazgos o pérdidas en medio de los caminos de la vida. Hablamos de las metamorfosis diarias en que nos introducen los anhelos palpitantes de nuestros espíritus literarios traducidos a través de textos sentidos. ¿Y quién nos puede decir a nosotros que no estamos descubriendo, dia tras día, las partes esenciales de nuestra existencia?. Yo más bien diría que, atareados por el esfuerzo creativo de nuestras palabras, entretejemos una tela radial de signos vitales. Y son los signos vitales los únicos exponentes que sirven para medir y codificar las verdades inherentes a nuestros espíritus humanos… esos espíritus que vemos, permeables y translúcidos, en el espejo pluridimensional de nuestras conductas. O somos tal como nos manifestamos al escribir o estamos traicionando a nuestra propia esencia personal. Y no hay peor cosa para vivir como pleno ser humano que construir una pesada carga de autoengaños vivenciales. La verdad de toda nuestra presencia en la vida es la única que, realmente, nos significa como verdaderos en cada momento y la única que quedará de nosotros cuando nos hayamos ido… así que manifiéstate en tu verdad y sé luz de tu esencia en lugar de figura fantasmal de tu sombra. Nosotros debemos saber cómo combatir a la muerte con el simple ejercicio de vivir la Verdad de la Luz. Hablemos por ejemplo de eso tan conocido como el desamor. Solo los que saben mantenerse en pie saben que más allá, mucho más allá de cualquier clase de desamor, se encuentra esa Verdad de la Luz que nos convierte en eternos e inmortales. Palabras, estas dos, que tanto asustan a los que no saben permanecer con el rumbo adecuado para alcanzar un Sueño con S de Sensación. Mueren porque no saben sentirse a sí mismos. ¿Y cómo podemos sentir a los demás si un desamor nos hace caer en la falta de sentimiento?. Muchos son los que ignoran que el desamor sólo es una cuestión tan insignificante en nuestro periplo vital que fácilmente se supera. ¿Nos produce dolor?. Puede que sí. Que nos produzca dolor momentáneo. Pero yerran totalmente los que no saben levantarse creyendo que la bebida y la droga les va a dar el olvido. ¿Para qué tenemos que olvidar el desamor si lo superamos manteniéndonos en ese rumbo hacia la Verdad de la Luz?. Sobre la alcoholemia y las drogas pienso en la siguiente frase: “Los que beben alcohol y consumen drogas lo hacen como una licencia para convertirse en idiotas”. No lo he dicho yo. Lo dijo un tal Frank Vincent Zappa. 
 
- En verdad que es interesante ese joven...
 
- ¡Escuche esto! ¡Es la mejor elegía que yo he leído sobre el desamor!
 
Hertha Müller Herz abrió su mochila y sacó un pequeño cuaderno, pasó unas cuántas hojas y encontró lo que buscaba.
 
- ¿Es poesía?
 
- Si. Es poesia.
 
- Me encantan los poemas. Adelante, señorita Müller.
 
- Mundos de nombres del mañana. Vientos surcando el cuerpo en cada alba. Un misterio que se asoma al universo y en mi verso vive el sueño que acompaña. La araña del tiempo en el cristal que empaña. El corazón se hace tenso mientras se engaña aquel que finge un beso que desengaña. El amor es un momento denso primigenio que descansa en la tarde mansa… cuerdo el corazón se ensancha y en aquella latitud profunda y ancha llega el recuerdo entre cuerpo y alma. Quien reclama se dirige al total encuentro de la calma. En el centro de la humilde pero noble cama se queda soñando dentro  cuando todo es llama. No existe el desamor si canta el ruiseñor y clama el viento en la copa del sabor a dama. Y es que llama el poeta soñador en el atardecer que exclama:  ¡luz de sombra en el ardor para quien lo proclama! 
 
- Entonces... ¿El desamor solo es una imaginación irreal tal vez?...
 
- Exacto, señorita Miegel, veo que ha aprendido usted ya bien del todo. Así que olvide al culpable y deje se sentirse víctima para cambiar el orden de los sentidos. Si él lo ha conseguido también los demás hombres y mujeres pueden hacerlo.
 
- Antes usted, señorita Müller, dijo algo sobre la hora del viento... ¿qué es lo que significa eso?...
 
- Y el viento alegre juega con tu cabello negro y mineral y te transformas en un nuevo soñar tan alto que asciendo hasta la cima donde las estrellas están besando al rocío para despedirse en este amanecer. Me quedo hablando, sin voz, poemas hacia el horizonte. Y desde el horizonte me llegan las dos palomas de tus ojos, profundos ojos, blancas palomas, grandes ojos de mirar hacia este mi viaje entre el agua y la luna. El agua del mar. La luna del cielo. Y, en medio, mi cuerpo terrenal donde el alma me amanece en un llegar contigo hasta la espesura del bosque. Caminan mis acostumbrados pensamientos de amar en esta aurora donde las multiformes y multicolores figuras del alba encienden este descanso de ser sólo un poeta componiendo letras vivas. En el recodo del camino las palabras quedan escritas en el desapego intenso de los pájaros del alba. Y me vuelvo a soñar otra vez dentro de ti en este estar contigo en el lenguaje de las metáforas pequeñas que sólo tienen como principio el silencio de los abedules. Entre el cobrizo color de la colina mis experiencias me hacen recorrer todos los sueños. Sueños rojos de pétalos de amapolas. Sueños rojos de sangre de flores abiertas en esta hora unánime de vigilias. Con la combinación de todo lo por vivir encuentro el camino para poder emprender la marcha hacia el infinito de los lejanos robledales donde los campesinos faenan y laboran sus tierras vírgenes con el germen de sus futuros. Paso. Yo paso en silencio por los pueblos adyacentes y me penetro en el misterio. No hay más mundos que este tuyo dentro de mi corazón. El resto del mundo me es solamente una ficcíón vacía y sin sentido. Juan Ramón Jiménez se despide de mí quitándose el sombrero mientras "Platero", suelto, camina hacia la colina. Si hablara… si hablara Juan Ramón Jiménez de mis palabras un par de lágrimas de hombre surgirían de su rostro pero yo me despido de su nostalgia. El poeta me ve pasar y me dedica una leve sonrisa que es, para mí, un breve saludo más importante que cualquier premio literario. Una manera de poder escribir poemas en algún cuaderno escondido en los tiempos de mi infancia… y él se queda esperando a que vuelva. Pero yo ya he crecido tanto en los intensos caminares que estoy muy lejos… muy lejos para poder regresar. Y en la alargada sombra de un pino Juan Ramón Jiménez duerme su siesta profunda. Yo sigo aún siendo sólo un pedazo de alba de la vida. Conozco cómo se pueden agitar las pequeñas retamas cuando acaricio sus sentimientos pero solo me acompañas tú en este breve pensamiento de mi corazón. Cada cuál juega con sus propias fuerzas a esta experiencia de poder vivir. Y cada cuál recoge sus propios silencios y los convierte en palabras vivas y con voz que, en algún lugar lejano, están cantando los poetas de las canciones nunca olvidadas. No. Yo no olvido mientras las estatuas del parque se quedan observando cómo avanzamos hacia el alba del amanecer. Hemos tomado el agua del mar y hemos tomado la luna del cielo y hemos podido componer una escultura llena de vida que es la meta deseada por nuestros comunes sueños. Cada cuál es libre de elegir a qué clase de sueño desea pertenecer. Y yo y tú y nuestras vidas han elegido la existencia. Lejos, allá donde los pueblos pierden sus nombres para ser sólo agrupaciones humanas nada más, yo los nombro según el capricho de tus propias metáforas. Y al viento lo hago recorrer la bahía donde el poeta onubense descansa sus poemas. ¿Y los míos? ¿Dónde habitan mis propios versos si no es en la profundidad de tu corazón? Sí. Están ahí dentro. Defendidos del paso de los años por esa especie milagrosa que es la Poesía cuando no se escribe, cuando sólo se siente en cada una de las palabras escritas sobre los romeros y el limonar. Juan Ramón Jiménez está dormido… pero yo sigo caminando hacia la vida inexpugnable de todos los misterios del poema infinito. Por eso no tengo capacidad alguna para poderlo escribir. Nadie posee el don ni capacidad alguna para escribir el poema infinito… pero se puede conseguir hacer infinito el sentimiento. Esa es la costumbre de mi pasar por al lado de los seres humanos en silencio, en un profundo silencio, para que no se den cuenta de a quién estoy soñando. Este clavel del campo abandonado, aquella fuente del pueblo sin vida, el camino que nadie quiere ya volver a hollar, la nube gris de la que todos huyen. En todos ellos escondo mis palabras y guardo silencio mientras recorro poco a poco, lentamente, el paso de mi sentir entre las calles repletas de sueños ajenos. Cada cuál tiene sus propios sueños y cada cual tiene la libertad de poder escribirlos en alguna hoja de papel más o menos lujosa. A mí me da por escribirlos en cada centímetro de tu piel y así quedan grabados para el eterno soñar. El paisaje toma luz porque la luz es el paisaje. ¡Si pudiesen comprender esto las gentes quizás no tendriamos que soñar tanto sino sólo dedicarnos a vivir! Pero cada cual sigue el camino o abandona la búsqueda del infinito. Yo me represento solamente en ti, yo me acreciento solamente en ti, yo me eternizo solamente en tí. Lo otro, lo del clavel del campo abandonado y la fuente del pueblo sin vida y el camino que nadie quiere ya volver a hollar y la nube gris de la que todos huyen, son espacios de materia donde puedo grabar versos sueltos; pero la verdad de mi poema infinito sólo eres tú. Sin palabras posibles, porque no existen en los diccionarios de ningún lenguaje, he aprendido a escribir los propios verbos de mi corazón mirando a las gentes pasar hacia no sé cuál destino. Sin palabras posibles, porque no existen en los diccionarios de ningún idioma humano, me he podido convencer que el poema infinito sigue siendo este silencio de anónimo caminar entre las brumas del alba de este continuo amanecer. Y amaneciendo aprendo a calmar la sed de mis cansancios… Ya estoy aquí. Al menos yo ya estoy aquí soñando. Muchos creen que no es posible soñar imaginaciones ni fantasías porque consideran locuras de un Juan Ramón Jiménez dormido junto a un "Platero" blanco. ¡Si supieran que no es Juan Ramón Jiménez quien me dicta sus palabras quizás entenderían la verdad de este misterio! Pero sigo escribiendo frase para el poema infinito. “Sólo creo en las alas de los pájaros para poder volar”. Y el viento alegre me sonríe.
 
- ¡Genial! ¡Sólo puedo decir que es genial!
 
- Y él lo sabe... pero esconde su éxito en la mirada de mis ojos... porque me parece que le estoy amando de verdad...
 
- Cuente... cuente...
 
- Lo siento, señorita Miegel. Tengo que marcharme ya.
 
Hertha Müller Herz se perdió entre la arboleda.  
 
FIN DEL CAPÍTULO SEXTO. 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela de Ficcin.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa Ficcin.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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