La hora del viento (Novela) -Captulo 2-
Publicado en Aug 01, 2017
Prev
Next
En el Campus de la Universidad de Constanza, Hertha Müller Herz, de veinte años de edad, y Johann Goethe Liebend, de veintisiete, estaban hablando amistosamente sentados en el césped.
 
- Tengo solamente veintisiete años de edad, Hertha, pero he visto ya lo suficiente como para poder afirmarte que solo hay dos clases de hombres: los egoístas y los generosos.
 
- ¿Y qué porcentaje crees tú que hay de cada uno de ellos?
 
- No importa el número ni interesa para nada el número. Yo creo en lo que dijo Audrey Hepburn: con el tiempo y la madurez, descubrirás que tienes dos manos; una para ayudarte a ti misma y otra para ayudar a los demás.
 
- ¿Los demás? ¿Quiénes son en realidad los demás Johann?  
 
- Sobre eso tengo algo importante que decir, Hertha. Escribe como te dicte el alma de tu corazón. No dejes que escriban los ventrílocuos ni las arterias sino la sangre que circula por esa parte del corazón que es la verdadera alma humana. Dicen algunos ateos y materialistas que el alma no existe y eso es porque ellos, de tanto pensar en hacerse dioses del pensamiento, ya no sienten la sangre de sus corazones. Es por eso por lo que creen que el alma no existe. ¡Si supieran, abandonando sus necias soberbias, que es en la sangre del corazón donde se ubica el alma humana! Tú puedes pensar que estoy mintiendo, divagando de manera irresponsable. No lo creas. Yo no podría nunca mentir a alguien que me gusta de verdad. El alma existe y está dentro de la sangre corporal cuando esta sangre pasa por el corazón humano. Es por eso que muchos hablan de amar con el corazón. ¿Comprendes? Tenemos cuerpo, alma y espíritu. Los otros, los del filosofema barato y becerril, los que para aparentar ser más listos que Dios dicen que eso es imposible sin poderlo demostrar, seguirán rasgándose las vestiduras y mostrando la actitud cínica e indeseable de los sepulcros blanqueados y la envidia. Porque no saben donde está el alma y porque no saben que está en lo más profundo del interior del corazón de cada uno de nosotros y que nos acompaña eternamente y la protegemos de toda la maldad.
 
- Podrías ser un gran político para todo nuestro país en lugar de querer ser un filósofo solamente para unos pocos.
 
- Quienes me siguen son pocos... pero son los más valiosos...
 
- ¿Tanto quieres a quienes confían en tí?
 
- Hertha, creo que la realidad de la filosofía, en la actualidad, está contenida en nuestra conciencia, porque hoy somos capaces de poner en entredicho verdades inmutables y convertirlas en suposiciones relativas. En medio de un inmenso consumismo materialista seguimos amando un poco, bastante o mucho según cada ser humano, la intimidad de nuestro propio ser; quizás como recurso defensivo ante ese consumismo en que nos han envuelto a través de la despolitización de los ciudadanos hasta convertirnos en hábitos del quemeimportismo y alienarnos con los espejismos de la vida…
 
- ¿Cómo aprendiste a pensar de esa manera?
 
- Edmund Husserl, en 1929, inició una crítica de la lógica contemporánea y he aquí que ahora, habiéndose prolongado esa crítica a lo largo de todo el siglo XX, el conocimiento humano se hizo mucho más semiótico, por la abundante comunicación individual y colectiva que se ha desarrollado, que la propia capacidad intelectiva de sentirnos con vida suficiente. Se hecha en falta una filosofía ética válida para el siglo XXI. Una filosofía actitudinal que busque concienciar para llenar el actual vacío del espíritu humano. No es la aplicación del racionalismo. Hay que encontrar una nueva explicación idealística que, desgraciadamente, no cuaja en algo práctico y vivible para muchos humanos en la actualidad.
 
- ¿Cómo pudo suceder tal desastre humano?
 
-  Tras 1960 se desarrolló una “filosofía técnica” que quedó siempre encerrada en las aulas universitarias y en las revistas especializadas y que supuso un nivel de complejidad muy elevado para su comprensión. Es por eso que muchos pensadores sociales han determinado ya que la filosofía ha muerto después de sus últimos estentores: la filosofía analítica de las últimas décadas, la filosofía hermenéutica de Gadamer quien, influido por Husserl y Heidegger, combinó la dialéctica de Hegel, y la tradición hermenéutica de Dilthey diciendo todo aquello de que el conocimiento se origina a través de la experiencia de la verdad ejecutada en el horizonte del lenguaje y que el humano comparte a través del habla entendible y es imposible evitar la interpretación de la vida; por otra parte la filosofía de la crítica de la sociedad, de Habermas, señaló que radicalizar el positivismo, la ciencia y la investigación moderna como objetivos prioritarios y esenciales, nos había llevado a la alienación por el manejo y los interes de los poderes del Estado que siempre logran despolitizar el pensamiento ciudadano para introducirlo en el consumismo materialista y despojarle de conciencia. Y la filosofía postestructuralista, desde Foucault hasta Derrida pasando por Deleuze, aborda el lenguaje de los textos orales o escritos como algo relativamente inasible ya que se demuestra que un texto no es un logocentrismo con una sola interpretación, sino que tiene muchas y distintas lecturas e interpretaciones hasta hacer que la existencia del pensamiento se haga inevitablemente incoherente.
 
- ¿Y qué tenemos en definitiva? 
 
- En definitiva, la propuesta de que hemos llegado al final de la filosofía nos hace plantearnos si estamos ya en el último callejón sin salida para la Humanidad. Otros, más optimistas, dicen que no, que se está elaborando una nueva vía que aclare el panorama vital del siglo XXI. Podría ser incluso que, debido a la desespiritualización humana en que vivimos actualmente, tenga que ser necesario volver de nuevo a empezar, volver a arrancar de las sustancias pitagóricas y los planteamientos socráticos de la Antigua Grecia para elaborar y levantar la creación de una nueva Civilización Humana. En fin. Ya todo puede pasar… pero es urgente que se aclare el caos existencial de hoy en día y que pueda haber una propuesta de estabilización para que volvamos a sentir la importancia de nuestras existencias.
 
- ¿Como se encuentra el conocimiento?
 
- Piensa en felicidad. Lícita fe. Lícito dad. Lícita licencia para existir algo mucho más que para este tiempo sin saber cuál es la verdad que se esconde en las falsas sabidurías.
 
- ¿Estás hablando de un vacío?
 
Johann Goethe Liebend cogió las dos manos de Hertha Müller Herz y la miró directamente a los ojos.
 
-  La soledad es un lugar tan vacío sin ti. Lo dijo Enrique Bunbury. Y, además, según Lucy Montgomery es espantoso no tener a nadie a quien amar, la vida se vuelve vacía, y no hay nada peor que el vacío. ¿Te interesa acudir a un pub con pianista?
 
- ¿Te refieres al pub "Gaviota" de Meersburg?
 
- No sé cómo lo has acertado pero a ese mismo me refiero.
 
Hertha Müller Herz dudó un largo rato. ¿Debía decirle a Johann Goethe Liebend que conocía profundamente a ese pianista? ¿Podría explicarle a Johann Goethe Liebend lo que ella sentía por Gil Stauffer Verleigh? ¿Estaba preparado Johan Goethe Liebend para entender aquella relación entre Gil Stauffer Verleigh y ella misma? ¿Y cómo poder explicarle lo del carisma de las manos de aquel octogenario pianista que a veces se moría de hambre a pesar de ser un verdadero genio y un ser superior a todos aquellos jóvenes aburguesados de la Universidad de Constanza? Pero no quiso pensar nada más...
 
- Está bien. Acepto.  
 
En automóvil fue muy rápido llegar al pub "Gaviota" de Meersburg, donde entraron los dos cuando un poeta estaba versificando.
 
-  En la leyenda de la noche oscura
no estaba la voz de tu presencia,
no estaba la flor de tu recuerdo,
no estaba el volar de tu paloma.
En la leyenda recogida en el tiempo
no estaba la estrella de tu luz.
 
Anduve por las huellas del pasado
hasta emerger entre la niebla del olvido
y no estaba tu rostro entre las luces
de aquella ciudad desconocida.
 
En la puerta de la frontera infinita
no estaba la leyenda de tu piel
y me cubrió el paisaje del momento
dejando pasar las horas del cansancio.
Hervor de silencio era lo hallado
en medio del profundo horizonte
y, más allá de cualquier destino,
no estaba la leyenda de tu nombre.
 
¿Cómo llamarte entonces bajo el cielo
estrellado del alba y el insomnio?
En la leyenda de todos mis caminos
no estaba mi encuentro con tu hora
y el reloj de mis sentidos adelantaba
un tiempo para ser reconocido.
 
En medio del pensamiento herido
no estaba la leyenda de tus besos.
 
- ¿Te va una jarra de sangría para los dos?
 
Sí. Hertha Müller Heinz sabía que en aquel momento era justo y necesario beber algo para poder seguir adelante...
 
- Me va una jarra de sangría con dos vasos.
 
Johann Goethe Liebend pidió la jarra a una de las mozas que trabajaban de camareras y una vez servidos no pudo callar lo que estaba pensando...
 
- ¿Cómo sabías tú que en el "Gaviota" trabaja por las noches un pianista?
 
- Los bohemios dal arte siempre son nocturnos. Solamente consiste en aplicar la lógica para poder descubrirlo.
 
- Es cierto. Lo que pasa es que yo a la lógica no suelo hacerle demasiado caso.
 
- ¿Cuás es la razón?
 
- En la hora del viento siempre hace más frío fuera que dentro.
 
- ¡Jajajajaja! Con eso me has dejado sin saber que decir.
 
- ¿Porque es cierto?
 
- Porque es cierto.
 
- Luego le conoces porque has intimidado con él.
 
- No es exacto. Intimido con su talento.
 
- ¿Y sabe de mi existencia?
 
- En su universo no hay nada existente salvo el carisma de sus manos.
 
- ¿Acarician bien?
 
- Lo suficientemente bien como para no dejar de amarlas.
 
Hertha Müller Herz le dio un beso en la boca a Johann Goethe Liebend justo en el mismo instante en que, junto a ellos, pasó Gil Stauffer Vergleich dirigiéndose al piano. Se sentó en la banqueta y levantó la tapa. Esperó a que el presentador cumpliese con su labor.
 
- Damas y caballeros, les habla Gottfried Leibniz Hannover para presentarles, una vez más, a nuestro querido genio Gil Stauffer Vergleich quien nos deleitará la noche con "Claro de Luna", Ningún repertorio dedicado al piano podría estar completo sin la clásica composición de Beethoven, que es tan triste como hermosa. Esta melodía inclusive es básica, para quienes aspiran a ser pianistas de forma completa. Y lo que la vuelve tan especial, es esa capacidad que tiene para reflejar la desilusión y cierta sensación de esperanza al misma tiempo; que la envuelven por completo en cada una de sus notas. ¿Desilusión? ¿Esperanza? ¿Por qué no permitimos que las manos de un genio nos lo expliquen?
 
Todos aplaudieron la presentación y siguieron la pieza de piano en completo silencio hasta que al terminar contemplaron que el pianista había estado llorando en medio de la ovación general.
 
-  ¿Lo comprendes ahora, Johann?
 
- Sí... claro... comprendo que a todos nos ilumina la misma luna cuando llega la hora del silencio...  
 
Gil Stauffer Verleigh se marchó del local sin despedirse de nadie y sin hablar con nadie.
 
- ¿Por qué sólo toca una pieza nada más?
 
- Dicen que no siente demasiado...
 
- Si eso es no sentir demasiado yo no comprendo la vida.
 
- ¡Eso es! Siente tanto que sólo tiene tiempo para soñar.
 
- Y prefiere la calle...
 
- No es que prefiera la calle por capricho. No lo hace ni por valentía ni por miedo. Lo hace porque pertenece a otro mundo. Muchos dicen que está muerto.
 
- Nunca había conocido a nadie así.
 
- Pues a sus veintisiete años de edad debió de ser alguien como tú. Alguien tan exacto a ti que podéis ser la misma persona.
 
- ¿Quién te ha enseñado que lo imposible no existe? 
 
- La impávida respetabilidad de cada momento. Le respeto demasiado como para poder traicionarle.
 
- Comprendo. Supongo que no pone precio a sus sueños.
 
- Jamás. Si crees que es por dinero te equivocas. Es más pobre que las ratas.
 
- Si tocase más piezas le pagarían más.
 
- Pero sus manos dejarían de tener el misterio de su personalidad.  
 
- ¿Y no se pierde con las "varillas" tal como hacen los ignorantes?
 
- Es demasiado inteligente como para hacer lo que hacen los paletos. No. Él no ignora a las "varillas" y hasta les brinda poesía o flores. Mas jamás cae en el mundo de los que abusan de ellas porque se creen machos de verdad aunque ignoran lo que es una mujer.
 
- Jajajajaja. Eso sí que es tener sabiduría.
 
- Por eso es sabio. 
 
- ¿Quieres decir todo lo contrario que Schöne Stangen Mühle?
 
- ¿Te refieres al barrendero de Meersburg?
 
- Si. En el fondo solo es un simple nada más. Y la materia simple no llama la atención de las mujeres verdaderamente interesantes.
 
- Sí. Esa es la realidad. No es que seamos demasiado complejas sino que quienes son como Schöne Stangen Mühle están muy lejos de saber ni tan siquiera lo que preferimos. ¿Crees que un molino se mueve?
 
- Solamente cuando llega la hora del viento.  
 
- Eres inteligente, Johann. Muy inteligente.  
 
El presentador Gottfried Leibniz Hannover tomó de nuevo el micrófono.
 
- ¡Damas y caballeros! La casa invita a la persona que acierte una pregunta cultural ya que la cultura es base y fundamento del conocimiento y, por eso mismo, de la inteligencia.
 
- Parece como si me hubiera escuchado, Johann.
 
- Espera, Hertha. Vamos a ver si la puedo acertar.
 
- La pregunta es... ¿quién fue el autor de "Aventuras de un niño irlandés"?
 
Rápidamente Johann Goethe Liebend respondió en voz alta.
 
- ¡Jules Verne!
 
- ¡Exacto! ¡Acertó el caballero que acompaña a nuestra bellísima y escultural Hertha Müller Herz! ¡Tanto su consumición y la de su compañera son gratis! ¿Podemos pedirle un pequeño favor?
 
- Si lo puedo hacer... lo haré...
 
- ¡Eso mismo pensamos aquí! ¡Lo que hace un hombre también lo puede hacer otro hombre! ¡Y lo mismo sucede con las mujeres!
 
- ¿Qué tengo que hacer?
 
- Solamente ponerse en mi lugar y explicarnos a todos qué es para usted el amor. Basta con una sola frase pero que sea suya propia y no de ningún personaje famoso. 
 
- Voy.
 
Johann Goethe Liebend salió al escenario central, tomó el micrófono y lo dijo.
 
- Si el Amor no fuese el verdadero motor de este mundo, el mundo sólo sería una tiniebla.
 
La noche se había adueñado de Meersburg cuando Hertha Müller Herz y Johann Goethe Liebend, que iban paseando distraidamente y agarrados de la mano, llegaron hasta la Mollplatz cuando, en esos momentos, comenzaba a sonar el piano de Gil Stauffer Vergleich. Era "Para Elisa" de Beethoven y Johann abrazó a Hertha para no perderla. 
 
FIN DEL SEGUNDO CAPÍTULO 
Página 1 / 1
Foto del autor Jos Orero De Julin
Textos Publicados: 7132
Miembro desde: Jun 29, 2009
0 Comentarios 297 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Novela de Ficcin.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa Ficcin.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy