La hora del viento (Novela) -Captulo 1-
Publicado en Aug 01, 2017
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El bohemio y solitario Gil Stauffer Vergleich, ahora que en el otoño de la vida sus sienes ya estaban pobladas de canas y toda la melena que le caía sobre ambos hombros venía a ser como el pesado recuerdo de sus días alegres, atizó el badil para remover las cenizas del brasero. Le encantaba aquella casa, escondida en la Selva Negra, en la Mollplatz de Meersburg, población situada a orillas del Lago Constanza con sus poco más de seis mil habitantes. Y empezó a meditar mientras esperaba la visita de la jovencita Hertha Müller Herz. 
 
- Doce años de soledad es el grito cuando cae a tierra la cometa. Doce años de soledad sabiendo que lo especial de las palabras es poder remontar el vuelo y convertirse, dentro de la humanidad, en una imagen que se desplaza sin poder extinguirse jamás. La sombra del mundo nos llena de palabras con tanto alcance que somos una soledad infinita. Nunca podemos ser elegidos por las estrellas si no conocemos ni vivimos los doce años de soledad en la academia de los sueños. Tal vez las palabras sólo sean inventos, en medio de la inmensa Babel de la vida actual en donde entramos con la sensación de que estamos buscando la salida, maltratados por quienes engruesan sus ganancias con las palabras ajenas. Pero nos queda el silencio y el grito. Una vez dentro de los doce años de soledad sólo nos quedan el silencio de la credibilidad y el grito del amor. Quizás sea así, de esta manera, cómo se escribe con la sensación de que los significados nos preparan para ser oficiantes de la comunicación que se nos desborda disparada hacia el destino de nuestro lenguaje global. Doce años de soledad para prepararse a vivir con un idioma sin fronteras; esos gestos que, al convertirse en silencios, vamos gritando por todas nuestras nacionalidades literarias. Algunos han dicho, mentirosos ellos, que los bohemios no servimos para ser intérpretes de las palabras porque estamos demasiado distorsionados por las luces de nuestras estrellas. En cambio, la realidad tangible de nuestros signos sale al encuentro de poéticas ensoñaciones. A veces, escindidos del artificio de las simulaciones, somos un misterio que deja escrito, sobre la memoria del conocimiento, todo un diccionario de vocablos que saben a rincón de emociones. En el interior de la inteligencia humana, algunos escribimos sólo como contribución a la necesidad de consumir palabras para simplificarnos en la enésima potencia gramatical que nos permite estar vivos en nuestros doce años de soledad cargados a nuestras espaldas como renunciación a los que todavía no nos llegan a comprender. No los necesitamos en realidad. Si nos enriquecemos es porque nos infiltramos en las batallas dialécticas de este vivir, día tras día, transidos del gerundio machadiano. Caminando. Es la mejor manera de crear un lenguaje vivo sin más ortografía que el hecho de llenar los espacios blancos de nuestra existencia con palabras arrojadas al viento; algo así como palomas de náufragos que llevan nuestros mensajes más allá de las fronteras. Jululandia puede ser también Macondo y si nos ocultan el sol que no nos roben las estrellas. Adiós, Gabo, hasta que nos volvamos a ver dentro de un momento con nuestros equipajes de palabras formando un grito universal o, tal vez, sólo el silencio de la crónica de una vida enunciada. 
 
El reloj de la Torre de Dagoberto, el punto más alto del castillo que él visualizaba por completo desde el ventanal, le hizo repensar una vez más en Annette Droste Hoffnung cuando sonaron las nueve del anochecer.
 
- Tengo tiempo para amarte si los segundos se hacen eternos; tiempo para decirte que desde la memoria a la noche tu caricia y tu beso me llenan de color la mirada y veo, ahora, un paraíso en tus ojos. La paz que me transmiten tus labios son un universo para mi alma y vivo, continuamente, en los mil sentidos de mi corazón porque sabes a silencio y a sueños. Mis objetivos son tus sentimientos, uno a uno, mil por mil, riendo tristezas y llorando sonrisas. Ahora puedo hasta escuchar tu melodía cuando tu beso es más caricia y cuando tu cuerpo es un despertar lleno de sabores. Viviendo contigo quiero ser de tus sentimientos una conversión en ti. Siento que eres tú aún más como para no olvidarte nunca y, de esta manera, hacerte beso, abrazo y baile en presente, en un amanecer soñándote. Solo el color que tiene el sentirte es la suave palabra del sonido tuyo. Amarte es mi alma con un mismo principio y un mismo final junto a ti. Aunque ya te amo… deseo amarte más...
 
Se levantó lentamente, se dirigió hacia el piano, abrió la tapadera y commenzó a tocar la ópera "Papillons" de Robert Schumann. La música se expandió por toda la sala. Tan absorto estaba con su música que no volvió a la realidad hasta que escuchó uno sonoros aplausos detrás de su espalda. Entonces dejó de tocar y se dio media vuelta.
 
-Señor Krapf!
 
Ludwig Krapf Korntal se quitó los guantes y el sombrero y los dejó sobre la repisa del muebe aparador; después se quitó la gabardina, la sacudió violentamente, y la colgó del perchero. 
 
- Toca usted el piano como los ángeles, señor Stauffer. Se nota que es usted un genio de la música pero tenemos que hablar. 
 
- Si, claro... tenemos que hablar para poder llegar a comprendernos...
 
Ludwig Krapf Korntal cogió una silla y se sentó al lado de Gil Stauffer Vergleich. 
 
- Escúcheme bien, señor Stauffer. Esto no puede seguir así. Usted vive dentro de su propio mundo pero ahí afuera la vida es otras cosa muy diferente. Desengáñese y vuelva a la realidad. 
 
- Pero si estoy viviendo en la realidad...
 
- Lo siento, señor Stauffer, pero su mundo ya no existe. 
 
- Existe la creatividad y mientras exista la creatividad mi mundo no muere y yo estoy vivo.
 
- Me parece una excelente manera de pensar pero me debe tres meses de alquiler. 
 
- ¡Ah! ¿Ha venido usted aquí sólo por la cuestión del dinero?
 
- Usted es como un marinero que se empeña en bogar hacia el Norte cuando toda la vida está bogando hacia el Sur. Quizás es que usted debería haber vivido en el Siglo XIX.
 
- Le doy mi palabra de honor que a finales de este mes le pago todo lo que le debo.
 
- ¿Juega usted a las loterías?
 
- Hay momentos en que no le entiendo, señor Krapft. Usted me llama genio pero quiere echarme a patadas. ¿Es esa la manera de admirar a un genio?
 
- El mundo, señor Stauffer. Vivimos en un mundo en que todo pasa por tener o no tener dinero y no existe nada más. 
 
Gil Stauffer Vergleich sacó la caja de cigarrillo del bolsillo izquierdo de su camisa de algodón, lo encendió y le ofreció otro a Ludwig Kraft Korntal. 
 
- No. Yo no fumo. Y usted debería hacer lo mismo. ¡Se va a matar!
 
- Sé que es una barbaridad... pero es la mejor forma que conozco para combatir al hambre...
 
- ¿Es usted un lunático o hay algo que le está torturando el alma?
 
- Dentro de un contexto abstracto soy ajeno a la Tierra y a las cosas que pasan en la Tierra.
 
- ¿Y en lo concreto? ¿Qué es usted en lo concreto?
 
- Un ente funcional.
 
- ¡Escuche, señor Stauffer! ¡No comprendo su forma de pensar!
 
- ¿Es que no confía en mi palabra?
 
- La palabra de un bohemio me sirve menos que un mondadientes. ¡Vengo a cobrar los tres meses de alquiler que me debe y no voy a dejarle vivir en paz mientras me los siga debiendo! 
 
- Pero si ya le he dicho que voy a pagar... 
 
- ¡No permito que nadie se chulee de mí! ¡O me paga a finales de este mes o llamo a la policía para que le echen a patadas! 
 
- Señor Krapft. ¿Olvida usted que yo también tengo dignidad?
 
Aquello dejó sin respuestas a Ludwig Krapf Korntar y durante un largo minuto ninguno de los dos hombres rompió el silencio.
 
- ¡Voy a darle la última oportunidad! ¡Si a finales de este mes no me paga los tres que me debe voy a tener que usar la violencia! 
 
Gil Stauffer Vergleich apagó el cigarrillo y lo estrujó en el cenicero.
 
 
- El odio y la violencia son lenguajes de seres irracionales y sin talento alguno que sólo destruyen sociedades enteras.
 
- ¡Pues yo estoy empezando a odiarle, señor Stauffer! 
 
- Aquí estoy de momento para que comiencen a odiarme gentes como usted. Posiblemente sea esa la mejor manera de eternizar un concierto para ser el genio de ese arte que usted intimida porque tiene miedo a saber que, entre nosotros dos, yo soy superior. Parece una bella manera de iniciar una novela intimista.
 
Ludwig Kraft Korntar dio un puñetazo sobre el piano.
 
- ¡Arte! ¡Odio el arte! 
 
- Pero usted sabe que el arte es una forma más completa de vivir que el vil y mezquino dinero.
 
- ¡No puedo admitir tal cosa!
 
- ¿Entonces por qué se pone usted tan nervioso? 
 
- ¡¡Desearía no haberle conocido jamás!!
 
Ludwig Krapf Korntar se levantó tan bruscamente que su silla cayó al suelo; cogió los guantes y el sombrero de mala gana, arrancó literalmente su gabardina del perchero y se marchó dando un portazo. Gil Stauffer Vergleich meditó durante un corto tiempo.
 
- Palabras que quedan más allá de las distancias... 
 
Fue entonces cuando sonó el timbre de la realidad.
 
- ¿Eres tú, Hertha?
 
- Sí, señor Stauffer, soy yo misma. 
 
Hertha Müller Herz era la jovencita más sensual y atractiva que había conocido Gil Stauffer Vergleich en toda su larga vida. 
 
- Te he dicho mil veces que puedes pasar sin llamar. 
 
Ella entró en la sala que pareció iluminarse por completo.
 
- Siempre soy fiel a mis principios. Me educaron para llamar antes de entrar en algún lugar privado.
 
- Siéntate, por favor.
 
Hertha Müller Herz levantó la silla del suelo y se sentó junto al maestro.
 
- ¿Cuál va a ser la lección de hoy?
 
- Hay algo mucho más importante que una lección magistral. 
 
- ¿Quiere decirme algo?
 
- Eso es. Hoy voy a hablar de unas cosas pequeñitas, de esas que a muy poca gente le interesan; de esas que podemos llamar semillas de jazmín o de tomillo o ¡por qué no! llamarlas anémonas del aire. No importa el nombre que se les dé porque en realidad no tienen nombre sino que son cosas pequeñitas que penetran por los sentidos y se adentran en el corazón. Hoy el sol ha calentado mi interior y unas diminutas gotas como las del rocío de las amapolas han hecho sonrojar a mis mejillas. Significan mucho de felicidad esas cosas pequeñitas que a muy poca gente le importan pero que son capaces de hacerme escribir y hablar de ellas. También las podemos llamar principios de misterio porque, en el fondo, son milagros del alma llenando al cuerpo físico de unas cargas de energía capaces de hacernos sentir pálpitos en medio de la mañana, del atardecer o debajo de las estrellas. Son cosas tan pequeñitas que no tienen nombres y por eso las podemos llamar tal como deseemos en cualquier momento de esta perpetuidad que son las veinticuatro horas del día.
 
- ¿Se está refiriendo a los sentimientos?
 
- Estamos echos para caminar como razón última e íntima de nuestro ser. Pero estoy cansado de caminar solo. 
 
- ¿Pensaba usted así hace doce años?
 
- Hace doce años ya es tanto tiempo que no lo recuerdo. Hay épocas de nuestras vidas en que todo es lujo, todo es fiesta y, sin embargo, todo es mentira.  
 
- ¿Otra vez en crisis, Gil?
 
- Tanto tiempo disparando al pianista que, al final, el piano se ha quedado sin intérprete.
 
- Dígame la suma, señor Stauffer.
 
- No debo hacer eso, Hertha. 
 
- No hay que tener tanto orgullo, señor Stauffer. 
 
- ¿Y la dignidad? ¿Dónde queda la dignidad de los artistas?
 
- En sus dedos, señor Stauffer. Su dignidad está en los dedos. Así que dígame ya a cuento asciende su deuda.
 
- ¡Voy a concursar en el Franz Liszt para pianistas, de Utrecht, y voy a ganar! Ya no habrá más tiempo de hambre.
 
- Pero mientras tanto tendrá que vivir en la calle...
 
- En la calle se respira mejor...
 
- Dejemos la filosofía aparte, Gil. ¿Cuánto necesitas ahora?
 
- No puedo permitir¡lo... 
 
- Usted puede permitirlo si yo lo permito. 
 
- Debo 900 euros pero ganaré el Franz Liszt de Utrecht y nunca jamás tendré que deber ni un centavo a los cuervos con sombrero gris. 
 
- O sea, que se los debe a Ludwig Krapf Corntar...
 
- Es algo entre nosotros dos y nada más que entre nosotros dos. Nadie puede meterse por medio. Ludwig se cree amo de su mundo pero yo soy amo de mi universo que es mucho más grande e importante porque contiene estrellas. ¿Comprendes por qué nadie tiene que intervenir en nuestra lucha?
 
- Señor Stauffer, usted es un genio y los genios valen millones de las monedas que más valor tengan en la Tierra. ¿Sabe usted que yo me gasto 900 euros en cualquier fin de semana?
 
- Lo siento. No lo voy a aceptar.
 
Hertha Müller Herz era de esas mujeres muy jóvenes, pues tenía solamente los 20 años recién cumplidos, que no respetan ciertos códigos impuestos por los tiranos y, por eso, era de las que actuaban en lugar de ser simples espectadoras de una injusticia. Sacó un cheque, puso la cifra exacta de 900 euros, lo firmó y lo dejó encima del piano.
 
- Si quiere usted, señor Stauffer, permito que me pague lo que le entrego brindándome una lección magistral. 
 
Gil Stauffer Vergleicht entendió el mensaje.
 
- Está bien. 
 
Sin previo aviso, el señor Stauffer comenzó con "El río fluye en ti" de Yiruma, mientras algunas lágrimas surgían de sus ya cansados ojos. Fue una especie de aventura sin final; un hundirse dentro del tiempo para no ser más que esencia si edad de ninguna clase sino de momento inolvidable para los dos. Al finalizar volvió a escuchar los aplaudos; pero esta vez eran de verdad.
 
- Aparentemente soy demasiado joven para amar su arte porque a usted ya le llaman octogenario. ¿Y si le dijera que estoy enamorada de verdad?
 
Gil Stauffer Vergleich se emocionó hasta el punto más romántico de su ser.   
 
- Somos dos viajeros con pemas. Nido. Metamorfosis. Alas. A volar para llenar nuestros poemas de sentimientos tranformados. Transfórmate en lo que has aprendido a soñar.
 
- Gil...
 
- Dime, Hertha...
 
- No. Nada. Empecemos con la lección de hoy.
 
Aquello le desconcertó a Gil Stauffer Vergleich.
 
- ¿Puedo contarte algo muy concreto?
 
- Claro que puede, señor Stauffer.
 
-  Creía que tenía tiempo suficiente, que siempre tenía tiempo de sobra para encontrar su verdad y por eso dejó pasar el tiempo sin ir a buscarla nunca… hasta que su razón se le fue perdiendo y, al final, el origen de todo su desconcierto era, simplemente, que tuvo miedo para conocer los motivos de por qué dejaba pasar el tiempo. Entonces comenzó a sentir el dolor de no haber cumplido nunca con la tarea de encontrarse a sí mismo… porque pensó que era mejor creer que tendría siempre tiempo suficiente como para dejarlo para el día después. Pero no. No tenía tanto tiempo…
 
-  Sería interesante saber por qué cada uno de nosotros y nosotras lo utilizamos y por qué lo elegimos. 
 
- A veces estamos cansados de sentir en nuestras internas sensaciones el alma cargada de sueños y de recuerdos y de anhelos y de ganas por ser algo más que silencio. Y es entonces cuando transcribimos a través del teclado del piano nuestro mensaje de comunicación hacia los otros, los que están más allá de nuestros centímetros de convivencias pero que nos son particularmente sentidos a pesar de nuestros mutuos anonimatos. Es cierto mi piano es terapia y es consuelo y es vivencia de sentir. Quizás el comentario a lo que los demás dicen de mí sea visto por muchos como algo tan íntimo que es necesario no intentarlo transcribirlo. ¡Pero qué hermoso es sentirlo y vivirlo y expresarlo! ¡Y qué hermoso es poder establecer un pequeño diálogo, mínimo debate, minúsculo cruce de ideas y pensamientos!. Y lo más hermoso es que es precisamente el comentario a lo que se dice de nosotros es lo que nos hace ser mucho más que anónimos y lo que más identidad nos da en ese anonimato. Yo, por mi parte ¡sí voy a seguir tocando todo aquello que esté al alcance de mi sentimiento y que pertenece a todos y cada uno de los bohemios y bohemias de este anónimo portal donde nos calentamos al abrigo de las vivencias. 
 
- Me parece que hay algo que no comprendes, Gil...
 
- Comprender lo humano es vivir siempre en relación directa con todo lo que de natural existe en los hombres y mujeres de esta Tierra. Muchos son los que se complican la existencia buscando explicaciones demasiado artificiosas, que terminan por distorsionar en gran medida la realidad de la naturaleza humana. Lo que verdaderamente nos hace evolucionar y desarrollarnos es ver la vida humana desde un ángulo muy sencillo y a la vez profundo y de ahí lo importante del desarrollo cultural genuino: que todos tenemos un alma que late y que nos hace sentir la vida. Si eres capaz de captar esos latidos serás un ser humano feliz. Lo demás sólo son teorías que a veces se hacen un poco confusas si te apartas de la raiz humana. Así que vive con todos tus sueños bien enfocados y sé, sobre todo, noble contigo mismo para ser noble con los demás. Comprende lo humano. Lo más sencillo de la vida es, a veces, no complicarse al intentar interpretarla demasiado en abstracto. Analiza a lo humano desde lo más concreto y alcanza la felicidad.
 
- Es que en ese sentido tienes que darte cuenta...
 
- No. Prefiero seguir amando... 
 
- Entonces sigamos con las lecciones. Hoy tengo que aprender quién era Puccini. 
 
- Giacomo Puccini fue un compositor italiano de ópera, considerado entre los más grandes, de fines del siglo XIX y principios del XX. Fue un visionario, creando los conceptos de música que van a regir al cine durante el siglo XX. Para él, el uso de pasajes modales o recursos politonales y la tonalidad o la atonalidad eran cuestiones de efecto que estaban definidas por las necesidades dramáticas de la obra. Por ejemplo, en "Tosca" , la forma en que reemplaza el texto por pasajes musicales nos anticipa la acción que está por acontecer, al mejor modo de Alfred Hitchcock en sus películas de suspense. Otro ejemplo es en "La Bohème", cuando escuchamos el tema de Mimi antes de que ella aparezca en escena, cuando Rodolfo les dice a sus amigos que se va a quedar en la buhardilla. Y ahora mira atentamente como interpreto "Turandot".
 
Hertha Müller Herz quedó mirando fijamente las manos del maestro. En el ya nocturno sonar de las teclas ella se veía jugando con las sombras. El sonido era necesario… pero sobre todo el sonido acompañado por la acción de aquellas manos que parecían tener la magia suficiente como para hipnotizarla por completo... así que mientras Gil Stauffer Vergleich se sumió en el profundo universo de su arte ella se levantó discretamente y se marchó mientras la música le siguió acompañando dentro del cerebro.
 
FIN DEL PRIMER CAPÍTULO.
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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2 Comentarios 382 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Novela de Ficcin.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Ficcin Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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Jos Orero De Julin

Gracias Daniel. Vamos a ver si lo conseguimos. De momento me planteo que la obra tendrá un total de 10 capítulos. El hombre propone y Dios dispones y a ver si Dios me lo permite. Un saludo amistoso.
Responder
August 02, 2017
 

Daniel Florentino Lpez

Buena trama y elegante estilo
Queda plantada la semilla de la curiosidad sobre el desarrollo de los próximos capítulos
Felicitaciones!
Un abrazo
Responder
August 02, 2017
 

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