Recuerdos en un avión
Publicado en Jul 17, 2017
Después de muchos años de camas con olor a sexo, risas entre las caricias, confesiones de madrugarada y poemas devueltos con un gracias, decidió irse. La intentó detener no solo con un "te amo", sino con muchos en una sola noche, ella se negó.
Habían empezado una aventura en lo que creía era el punto más frágil de su vida: una ruptura amorosa. Ella le habló por hablar y él confesó sus ansias de invitarla a tomar café. El día que salieron el clima era frío, él al borde de su camioneta esperaba con pies y manos cruzados, le abrió la puerta, rieron. Como niños jugando a amar, se besaron. Los labios se juntaron tan delicadamente que ella abrió los ojos para confirmar que su boca estaba en la parte correcta del cuerpo. Lo miró, el cerró los ojos con intesidad como queriendo querrela y ella los cerró como no queriendo. Al final de su primer encuentro empezaron los mensajes y los días siguientes se llenaron de buenos días, emoticones y halagos. De tiempo en tiempo parecía que no se necesitaban solo la certeza de saberse ahí el uno para el otro. Él tenía la extraña cualidad de llegar a tiempo, ella de ceder a todos sus aprichos. Nunca hubo nade en la vida de una mujer que la elevara al grado de diosa, que deseara tanto el disfrute de ella como el de él mismo, que provocara escribir poemas luego del beso de despedida. Nunca se aburrieron juntos, él le narraba sus antiguos amores, y a quien le pertenecían sus pensamientos mientras ella se vestía. Ella, contaba sus desamores y no le molestaba que pensara en alguien más, porque ella siempre lo reinventaba. Cuando se fue, lo que más le dolió fue la complicidad, muchas veces no se decían una palabra y ya sabían lo que seguía. Cuando ella ledijo que se iría la abrazó tan fuerte que la sintió cerca, ella sonrió porque sabía que los recuerdos le durarían toda la vida y eso era suficiente. No lo necesitaba como pareja, ni despertar con él, ni hacerle comida, ni planear vacaciones, solo neceistaba su recuerdo para eternizarlo, para despertar en su mente. Años después los mensajes seguían llegando: buenos dias, ya sin el "princesa", sin los "te amo", sin los "te extraño", solo un buen día, deseado con la sinceridad de almas gemelas, inmorlaes y que en alguna otra vida decidirían luchar la una por la otra.
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Sergio
Estrellasenlospies
Federico Santa Maria Carrera
Cordiales saludos,
Federico.
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