La llamada continua (Novela) -Captulo 18-
Publicado en Jul 14, 2017
Prev
Next
Noche de insomnio. Para Julián Forero fue una noche de estar presente en el sueño; en esa especie de sueñor que muchas veces le suministraba aquellos pensamientos con los que era mejor no cerrar los ojos para poder sentirlo. Eso es lo que estaba haciendo a media voz en aquel granero de fulgores infinitos.
 
- En lo violeta de tu sonrisa baila la fiesta del torrente alegre y yo silbo como una centella una canción de amor sin ruídos. Esta noche estoy nadando en el vacío sonámbulo de la aurora de primavera, mientras la vida flota en la luminosa estela de un pequeño rayo de luz. Hay un silbo de onda pura en las hojas frescas del almendro y un bosque de corales y de náyades sueño en las borradas huellas de mi paso. Las alas del viento traen perfume misterioso como rumor legado de la creación entera y una alfombra de blancas perlas  se mece entre los gnomos y los elfos del bosque. Entro en el bosque que atraviesa el mundo y me acerco a la idea de un planeta sin forma; un planeta distinto a todos los conocidos que ha dejado de girar sobre su eje para hacer visible esta instantánea de bosque, nubes y bruma matinal. Más allá, dónde aparece el sol.  la existencia se hace luminosa en el éter y yo me adhiero a las plantas del camino para ser siplemente ámbar de arrebatado sonido. Al igual que lo es el infinito también aquí el tiempo es una línea horizontal con la tierra y con las casas. Los habitantes del planeta surgen por las esquinas y los costados abiertos y ya, compuesto de ojos habituados a vernos,  me acomodo en el perfume de las rosas rojas.
 
Después se sumergió en la filosofía cotidiana...
 
-  Materia de búsqueda profunda. Para llegar a pronunciar tu axioma final, aquí yace un alma sin dueño. Es importante soñar despacio. Profunda reflexión sobre las causas de los destinos humanos que son caminos hacia donde dirigimos nuestros enigmas quienes siempre tenemos ganas de partir para llenar de ecos el alma y hacer de nuestras voluntades mucho más que una simple moraleja. En cada muerte diaria hay un resucitar de espíritu. Quizás con el secreto interior de las cosas anímicas, los sueños siempre tienen un réquiem final que se concentra en el alma de quien siente al árbol como metáfora de existencia.
 
Y se acordó de otra distancia...
 
- Es domingo. En día de fiesta todo el vecindario se moviliza. El popular “Juan Champús”, producto natural del mestizaje, hace una reunion de familia. La mujer con blusa coloreada le enseña la foto del recuerdo. ¡Retrato de familia! Mientras tanto, un vecino endomingado se cruza con una pareja del vecindario. Se saludan. La mujer del encaje observa desde su balcón. Su hijo va para músico y comienza a tocar el piano. El reposo del anciano abuelo le sirve de inspiración.
 
La mujer del encaje deja sus labores. Está embelesada con “El Vals del Minuto” de Chopin, que su hijo hace desgranar de las teclas del piano mientras el anciano abuelo, despertando, se queda con el pensamiento anclado en ese minuto en que la vida se recuerda como una foto del recuerdo.
 
Se ve a sí mismo llevando de la mano a su nieto preferido. La pareja del vecindario, el joven y la jovencita más enamorados de todos los vecinos, miran hacia arriba. En el balcón hay una maceta de geranios rojos. El vecino endomingado tiene prisa por llegar a su destino. ¿Quién sabe qué buscará al doblar la esquina?
 
“Juan Champús” sigue observando, fijamente, el retrato de familia. Es como si todo el vecindario se hubiese puesto a escuchar al que va para músico. En medio del domingo el anciano sigue pensando en aquellos otros tiempos, cuando los vecinos no eran solamente pasajeros de circunstancias en el tren de la vida, sino algo más que se queda en su mente como la foto del recuerdo. Y recuerda…
 
La mujer del encaje vuelve a su labor, ahora con más atención al reloj… porque parece como si el tiempo se hubiese detenido en ese “Vals del Minuto” que es lo que ha entrado en el pensamiento del anciano; mientras el vecino endomingado da la vuelta a la esquina y se pierde en quien sabe que búsqueda. A la pareja no le interesa otra cosa sino darse un beso de enamorados debajo del balcón donde la mujer del encaje los observa, ahora, sin disimulo alguno. No les importa, ni a él ni a ella, que mañana lo sepan todos los vecinos.
 
Dascha Stáchova se despierta sobresaltada. 
 
- ¿Con quién estás hablando, Julián?
 
- Digamos que hablo de Ninette y de un tal Monsieur Antoine incitando a Míster Joseph y a Sir Josué Mary a arrimarse más de la cuenta a Ninette. Y digamos que, a todo esto, el lindo Monsieur Diégues sin enterarse de nada de lo que estaba en realidad pasando y pensando que Míster Joseph y Sir Josué Mary estaban deseando a su Ninete. Digamos que, bajo el silencio, Monsieur Antoine mueve los hilos de la “tela de araña” y pensemos, por ejemplo, que Míster Joseph salva a Sir Josué Mary de caer en la trampa y después está a punto de dar el golpe mortal al lindo Monsieur Diégues. 
 
- ¿Te gustan los enredos franceses.
 
- ¡Jajajajaja! Un día iré a París a decirles que quien ama de verdad a Ninette puede ser la sombra de mis recuerdos. 
 
- Qué extraño sueñas a veces...
 
- Tiempo de luces y tiempo de sombras… pero nunca dejes de cantar... porque a las luces y a las sombras se canta con el espíritu abierto. Y no tengas miedo. Nunca las sombras nos nublan todo el paisaje y siempre hay luces por vivir. 
 
Dascha volvió a abrazarse un poco más a Julián...
 
- ¿Qué estás en verdad intentándome hacer saber?
 
Pero Julián Forero estaba muy lejos de allí...
 
- Costas. Pueblos. Paisajes. Entrañas de la memoria. Agudas sombras en las manos bruñidas de sol y de trabajo. Fuerzas consumadas en las causas de las estimaciones humanas. ¿Qué hay más allá de vuestros silencios perpetuos?. Vuestras luces. ¡Levantad vuestras luces de alma esculpida en los contornos del atardecer para edificar un nuevo mundo alrededor de las gentes y que vuestras alondras sean patria, vuestras alondras sean país, vuestras alondras sean nación!
 
- ¿Cómo son tus alondras, poeta?
 
El hispanoecuatoriano Julián había cuzado ya la raya invisible del sueño perpetuo...
 
- Marcha el barco lento… despacio… lento… mi alma flota en el blanco lecho de las nostalgias. Se marcha el barco lento… despacio… lento… y  tú te vas por entre los mares del viento. Te vas y las alondras… ¡ay las alondras!… las alondras te acompañan. Sobre la almohada rosa quedan los sueños blancos los sueños… quedan los sueños sobre la almohada rosa. Y tú te vas por entre los mares del viento. Te vas  y las alondras…¡ay las alondras!…  las alondras te acompañan. La luz dorada penetra de puntillas en el alba y avergonzada me dejan los besos en mis mejillas que me regalas. Y tú te vas por entre los mares del viento.  Te vas y las alondras… ¡ay las alondras!…las alondras te acompañan. Tú te vas por las mañanas y yo me quedo pensando… ¡las alondras!... ¡ay las alondras!... ¡las alondras te acompañan!
 
Para Dascha todo aquello era un enigma completo...
 
- ¿Acabas de cantar al enigma de mirar sin saber ver el alma o me has convertido en momento de sensibilidad ajena?
 
Ya asomó el alba...
 
- En un solo sinfín de misterios me introduces toda tu materia y me conviertes en círculo abierto, en parábola del viento,  en síncope prolongado de existencia con sólo un ligero movimiento de tus labios encardinados en mi alma. ¡Qué extraña paradoja es ésta en la que un humano que muere de libertades está totalmente esclavizado a tu manera de sentir,  de vivir,  de permanecer etérea en el espacio!. Y vuelvo una vez y otra y otra a ser parámetro de tus destellos y a envolverme en la cápsula de tus abrazos perdiendo la noción de los sentidos. Busco ser nave rauda hacia los horizontes y sin embargo estoy clavado en tu bahía. Y sólo sé que de todas las maneras pluriformes en que se puede existir en este mundo es en el elemento de tu sueño donde soy, donde me realizo como hombre mensajero de la eterna, de la perpetua libertad.
 
En realidad, Dascha no descubría si era ella la verdadera receptora del mensaje; así que deshizo el abrazo, se levantó del jergón y se dispuso a comenzar de nuevo...
 
- ¿Te gustan los huevos con chorizo?
 
Julián seguía con sus misteriosas dimensiones...
 
-  Existen hilos espirituales que unen a quienes escribimos dentro de un paisaje llamado Ilusión. Sí. Gracias.
 
Dascha dedujo que se estaba refiriendo a los huevos con chorizo para desayunar pero no lo podía ni afirmar ni tampoco negar, porque Julián seguía avanzando hacia un futuro que ella no conseguía interpretar.
 
- ¡Aurea hora del sentir profundo donde el mundo se torna en simiente! En tu atmósfera me hundo esta hora de mi presente en que rápido me inundo de vida ligera y sabor. Hace calor en mi corazón silente que en este silencio siente una espesa sensación. ¿A quién dirijo mi canción? A la savia de la prudente emoción de la pasión de quien planta en la corriente de sus ríos subterráneos los momentos coetáneos del amor y la razón.
 
Dascha fue a preparar los desayunos a la cocina y cuando Julián se presentó en la sala ya estaban Putín y Gamarra bridando con un vaso de vodka. Fue el misionero Gamarra quien le divisó el primero.
 
- ¡Hola, Julián! ¡Aunque parezca cosa de locos ya estamos totalmente de acuerdo. Vamos a tener que construir muchas cosas! Siéntate con nosotros, llena otro vaso de vodka y danos alguna idea.
 
- Beber no bebo hasta que mi alma lo necesite. Y de momento mi alma está rebosada así que prefiero solamente el café con leche. En cuanto a dar alguna idea deben ustedes dos de saber lo siguiente: en el mundo de las ideas, lo verdaderamente valioso no es vencer sino convencer. Así que hagan ya el favor de enterarse que no soy de los del alcoholismo sino de los de la bohemía blanca. ¿Tengo que seguir definiéndome más o ya es suficiente?
 
- El padre Gamarra es demasiado progre, amigo español.
 
- De acuerdo, señor Putín. Andrés Lope de Gamarra y Rueda es demasido progre y yo demasiado liberado. ¿Empatamos o no empatamos?
 
- No empatamos, Julián. Tú me has vencido porque ligas mejor que yo.
 
- Entonces sigan con sus planes. Deseo que Dios se los bendiga y los lleguen a realizar. Pero a mí sólo me interesa el café con leche junto con un par de huevos con chorizo.
 
- Pero sí has sido tú el que nos has metido en este lío...
 
- Andrés... todo ser humano se pregunta alguna vez por su existencia. ¿Es cierta nuestra existencia o sólo un producto inane de la voluntad de sobrevivir?. Quizás la respuesta siempre está alrededor de nosotros pero captarla supone reconocer que estamos pasando… pasando… hasta que llega un instante en que nos quedamos a reflexionar si eso es la existencia o sólo un espejismo de sobrevivencia. Yo sólo sobrevivo para poder existir algún día…  
 
- Eso es demasiado para el padre Gamarra...
 
- ¿Qué es demasiado para usted, señor Putín?
 
-  ¿Tal vez un profundo sentir de pena y de pasión al mismo tiempo?
 
El escritor y periodista hispanoecuatoriano se sentó dejando a su derecha a Gamarra y a su izquierdad a Putín.
 
- ¿Me permiten contarles una sencilla fábula?
 
- Si eres capaz de hacerla interesante...
 
- No es por dármelas de importante porque no lo soy ni la décima parte de lo que lo son ustedes dos, pero voy a intentarlo...
 
Los dos guardaron de repente un respetuoso silencio porque aquel joven de veintiséis años nada más demostraba que sí, que tenía un enorme carisma.
 
- Una vez una araña tejió una hermosa red en una vieja casa. La mantenía siempre limpia y reluciente para que las moscas le favoreciesen. Tan pronto recibía a una “clienta” limpiaba la red para que otra mosca no sospechara nada.
Un día llegó una mosca que se creía muy inteligente y zumbando se acercó a la telaraña. La vieja araña la invitó:
– Entre y siéntese cómoda.
Pero la taimada mosca le respondió:

– No, gracias. No veo a otra mosca en tu casa. ¿Sola no entro yo!.
Pero luego vio en el suelo a un gran número de moscas danzando sobre un pedazo de papel castaño. ¡Estaba encantada!. No tenía miedo si muchas moscas lo hacían. De manera que se aprestó al aterrizaje.
Instantes antes de pararse, una abeja zumbó por ahí y le dijo:
– ¡No aterrices ahí, tonta! ¡Es papel atrapamoscas!
Pero la mosca que se creía muy inteligente le respondió:
– ¡Absurdo!. Esas moscas están bailando. Hay una gran multitud allí. Todas lo están haciendo. ¡Tantas moscas no pueden haberse equivocado!
Bueno. El final ya os lo podéis suponer. Que murió allí mismo. 
 
Los dos hombres, ya muy mayores de edad ambos, aplaudieron porque habían comprendido el mensaje de la fábula. Y Gamarra no se aguantó las ganas de hablar.
 
- Hay frutas que son prohibidas.
 
- Veo que has entendido bien, Andrés. Corre y publícalo en tus homilías por toda la ciudad. 
 
 
 Una vez una araña tejió una hermosa red en una vieja casa. La mantenía siempre limpia y reluciente para que las moscas le favoreciesen. Tan pronto recibía a una “clienta” limpiaba la red para que otra mosca no sospechara nada.
Un día llegó una mosca que se creía muy inteligente y zumbando se acercó a la telaraña La vieja araña la invitó:
– Entre y siéntese cómoda.
Pero la taimada mosca le respondió:

– No, gracias. No veo a otra mosca en tu casa y !sola no entro yo!.
Pero luego vio en el suelo a un gran número de moscas danzando sobre un pedazo de papel castaño. !Estaba encantada!. No tenía miedo si muchas moscas lo hacían. De manera que se aprestó al aterrizaje.
Instantes antes de pararse, una abeja zumbó por ahí y le dijo:
– !No aterrices ahí, tonta!. !Es papel atrapamoscas!.-
Pero la mosca que se creía muy inteligente le respondió:
– !Absurdo!. Esas moscas están bailando. Hay una gran multitud allí. Todas lo están haciendo. !Tantas moscas no pueden haberse equivocado!.
Bueno. El final ya os lo podéis suponer. Que murió allí mismo.
 
- ¿Han entendido ustedes dos el mensaje de esta fábula?
 
Tanto en centenario Putín como el octogenario Gamarra estaban sorprendido. Y Gamarra no se resistió a las ganas de responde.
 
- Que hay frutas que son prohibidas.
 
- Exacto, misionero Andrés Lope de Gamarra y Rueda. Ahora vaya usted a publicarlo en todas sus homilías por toda la ciudad ya que parece que los comunistas no se han enterado todavía o prefieren creer que van a seguir olvidando que Dios existe y ampara a las que ellos creen que van a seguir siendo sus víctimas.
- Me parece que se les ha acabado el chollo.
 
- Pues haga conocer a todos ellos que he sido yo el que lo está diciendo. Delante de mí no tocarán a ninguna más que la que les quieran ser prisioneras de sus dioses. Escuchen lo dos lo siguiente: no es el vil dinero para mí un caballero, antes está el amor. No es el vil dinero para mí lo primero, antes está el amor. Se acabó con la hipocresía de haberse enriquecido robando a sus gentes el dinero y el amor con la falsa promesa de un mundo en el que ellos hacen lo que les da la real gana mientras a las gentes que les roban los tienen sometido al imperio de lo que ellos, ladinamente, llaman razón. ¿Qué es la razón, señor Putín?
 
- Pues no sé definirla del todo porque hace muchos años que me la robaron los del Partido Comunista y no recuerdo ya lo que era.
 
- ¡Hombres necios que insultáis a las mujeres que usáis! Esa es la razón que ellos llaman, en su caos mental, la sinrazón justificada porque cualquier cosa les vale para sacrificarla a su Diosa Causa.
 
- ¡Necesito que tanto Dascha como tú os quedéis aquí conmigo para ganar las batallas!
 
- Lo siento, Andrés; pero en esta guerra ni ella ni yo deseamos participar. Así que tendrán que buscarse otros líderes de opinión porque nosotros somos líderes de de acción. Creo que lo puede usted comprender.  
 
- Lo cmprendo... ¿pero qué hago yo con las opiniones de un payaso cualquiera que venga creyendo que tiene toda la razón?... 
 
- Böll fue todo un vulgar Nobel de Literatura. Escuchen: "El tren llegó puntual y mi triste cara se despidió de las ovejas negras. ¿Dónde estabas, Adán? El viejo topo se quedó meditando y no dijo una palabra. La piedras nuevas habían dejado a la casa sin amo. El pan de los años mozos quedó olvidado en el diario irlandés donde los silencios del doctor Murke y otras sátiras llenaban páginas y páginas de confesiones secretas pero había que acudir al billar a las nueve y media para escuchar la opiniones de un payaso cuando el alejamiento de la tropa se consumaba como un acto de servicio. Alguien observaba el retrato de grupo con señora sintiendo en su interior a sus propias ideas: "algo va a suceder y otros relatos nos devolverán el honor perdido de Katharina Blum. Así que el viaje a Heidelberg y otros cuentos marxistas fue el asedio preventivo, el legado, la herida y otros relatos bien diferentes eran los que circulaban entre las mujeres a la orilla del río. Junto a ellas el ángel callaba porque se había quedado la Cruz sin amor". Ya saben por qué se derrumbó la muralla de Berlín. 
 
-  ¡Hostias! ¡Eso es demasiado fuerte!
 
- Pues es demasiado real y alguien tenía que decirlo.  
 
Dascha Stáchova apareció con el carrito completo con los cuatro desayunos.
 
- ¡Hora de hacer algo por la vida! ¿Puedo unirme al grupo?
 
Fue sirviendo el desayuno a cada uno de los comensales y se sentó a la diestra de Julián Forero. Putín no salía de su asombro.
 
- ¿Es que no te sientes esclavizada?
 
- ¿Por servir cuatro simples desayunos de cafés con leche más un par de huevos con chorizo? Me parece una nadería propia de Várvara Petrova...pero da la casualidad que me siento del todo realizada en mi papel de mujer femenina junto a un hombre de verdad... así que Varvara Petrova no es ya nada más que un fantasma sin vida alguna. 
 
- ¿Os cuento cómo fue su suicidio?
 
- Ya sabemos que se ahorcó cerca de la ciudad de Moscú. En el "Patriol Park" de Kubinka. Particularmente yo no estoy interesada en saber nada más.
 
- No contaré detalles pero es importante saber que había dejado una nota escrita clavadaen la puerta de su vivienda para que la leyeran todos los que pasaran por allí.
 
- Bien. ¿Qué decía esa nota?
 
- "Perdida la razón ya no tengo corazón".
 
- ¿Qué opinas tú, Julián?
 
- Dascha... el suicidio no es un acto de valentía y tampoco una acto de cobardía. El mundo entero se plantea interminables discusiones sobre ello. Pero no se dan cuenta de que el suicidio sólo es un actos de desesperación... no contiene ni valentía ni cobardía sino esa desesperación que te lleva hasta el total abandono de tu propia vida... puedo decirlo poéticamente si el padre Gamarra lo permite.
 
- Esto... yo... claro... si no hay más remedio... 
 
El poeta hispanoecuatoriano no dudó ni un solo instante...
 
- ¡Cuánto dolor colgando de la encina! Un aire desgarrado en sus latidos eres tú, suicida de la brisa. Un aire desgarrado e inerte que pende del péndulo arbóreo. Si mañana se abriesen las compuertas y el zócalo de la razón se obstruyese tú serías la primera en conocer la fuerza centrífuga del viento. Tambaleándose en el aire de la despedida tú vendrías a reinventar la vida con un nuevo mensaje de emociones más allá… más allá de las fronteras y de los naranjos en flor  y de las primaveras… 
 
- ¡Cielo Santo! ¡Eso es una apología, Julián!
 
- ¿Es una apología por decir que en una segunda oportunidad acaso no se equivocaría tanto como se equivocó en la primera? ¿Qué es que usted, siendo todo un señor misionero, no comprende de la Palabra de Dios? ¿Cómo puede llamar apología a algo que solamente es una despedida sin más futuro que una probable segunda oportunidad que la ha perdido para siempre? No hablo de salvación ni condena. Hablo de una realidad factible. ¿Qué cree usted que hace Dios ante las realdiades factibles?
 
- Supongo que eso sólo lo saben ella y Él...
 
- Pues a eso me estoy refiriendo... a la última décima de segundo de una suicidad...
 
- ¿Eso que quiere decir, amigo español?
 
- Eso quiere decir, señor Putín, que en una última décima de segundo todo puede cambiar en neustras relaciones con Dios. ¿Entienden ahora por qué yo no la aplaudo ya que no fue valiente para tampoco la desprecio ya que no fue cobarde? Su última décima de segundo no la conocemos ninguno de nosotros y en ella pudieron pasar muchas cosas.
 
- Por eso te quiero tanto, Julián.
 
- Porque eres la que mejor lo has entendido, Dascha. 
 
- ¡Es necesario que los dos os quedéis con nosotros!
 
- Padre Gamarra... eso es imposible...
 
Y los cuatro se dedicaron a desayunar los huevos fritos con chorizos acompañados de los cafés con leche y el silencio propio de tres varones y una mujer.
 
FIN DEL CAPÍTULO XVIII 
 


Página 1 / 1
Foto del autor Jos Orero De Julin
Textos Publicados: 7132
Miembro desde: Jun 29, 2009
0 Comentarios 429 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Novela.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy