La llamada continua (Novela) -Captulo 10-
Publicado en Jul 10, 2017
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Al despertar, Dascha Schátova sintió que todo su mundo empezaba a cambiar. Así que decidió abrir su alma por completo y comenzar a escribir su propio diario sin dejarse influenciar por nadie. Lo título "Un nuevo amanecer".
 
- Héme aquí transportada de la noche al día. Héme aquí con luz y no con sombra. La Verdadera Luz está en conocerla. La Luz del Pensamiento es siempre un Sentimiento convertido en Milagro porque no existe explicación lógica posible para demostrar su Existencia. Pero estoy empezando a darme cuenta de que existe la Fe. Luz es todo aquello que nos hace descubrir, aunque sea en la más completa oscuridad, quiénes somos, para qué estamos y qué podemos hacer para remediarlo.
 
Fue en ese momento cuando sonó la llamada a su móvil.
 
- Hola, Varvara Petrovna. ¿Es que no te das cuenta de que tengo demasiadas cosas en qué pensar como para tener que estar atendiendo siempre a tus incansables llamadas?
 
- ¡Dime dónde estás y con quién estas! ¡Te lo pido en el nombre de nuestro amor!
 
- En el nombre de nuestro amor también pienso en los hombres. Por primera vez en mi vida estoy pensando en los hombres.
 
- ¡Todos los hombres son unos chulos asquerosos! ¡Machistas de mierda! ¡Berzotas con cara de bestias que roban la dignidad de todas las mujeres!
 
- ¿Lo único que me ofreces, a cambio de mi amor por ti, es odiar a todos los hombres de este mundo?
 
- ¡Eso es! ¡Y si sabes ser inteligente es es el camino!
 
- ¿Y si te digo que el camino en el que estoy empezando a creer es otro?
 
- ¿Me estás diciendo que estás prefiriendo ser monja antes que volver conmigo?
 
- ¿Es que la única alternativa que existe fuera de ti es encerrarse en un convento de clausura?
 
- ¿Quién es ella? ¡Dime inmediatamente quién es ella y que se ponga al aparato porque quiero decirle un par de cosas!
 
- ¿Es que no puede ser un hombre en lugar de una mujer? Piénsalo solamente como una posibilidad. ¿Puede o no puede existir la posibilidad de que sea un hombre?
 
- ¿Qué sabes tú de los hombres?
 
- Sólo sé que existen mientras que tú me estabas haciendo creer todo lo contrario.
 
- ¡Escucha, Dascha! ¡Cuando yo solamente era una niña de 12 años de edad mi propio padre me violó varias veces seguidas!
 
- ¿Y qué culpa tienen el resto de los hombres del mundo porque tu padre era un degenerado?
 
- Porque todos los hombres del mundo son como mi padre.
 
- Eso es mentira y tú sabes que es mentira.
 
- ¿Entonces por qué no hicieron justicia? ¡Acudí a denunciarle a las autoridades de Moscú pero todos se lavaron las manos como Pilatos llegando a decir que yo le había seducido! 
 
- Sé que la vida fue muy dura contigo pero eso no es motivo para rechazar a millones de hombres que no tienen la culpa de que existan degenerados y no actúan como degenerados.
 
- ¿Estás conmigo o estás contra mí?
 
- No me lo estoy planteando de esa manera, Varvara.
 
- ¡O vuelves conmigo o dime quién es esa puta que te está metiendo esas ideas en la cabeza!
 
- ¡Vuelve a llamarme cuando estés mejor preparada para dialogar! ¡Chao, Varvara! ¡Prefiero alejarme del infierno!
 
Dascha Schátova cortó la comunicación y dejó nuevamente su móvil fuera de funcionamiento para seguir escribiendo en su "Nuevo Amanecer".
 
- Héme aquí saliendo de la oscuridad para comenzar a tener otra costumbre de ver la vida. Ahora las cosas que empiezan y que continúan son una especie de luz encendida y siempre visible  pero, sobre todo, vivible. Noto un sentir la presencia de lo intenso. En la dirección de lo sentidos nunca es posible el olvido pero sí empiezo a entender que hay una segunda oportunidad para quienes se la merecen. Nuevas ideas. Nuevas sensaciones. Es como si un hombre estuviese luchando por mí y mi salvación. Le oigo. Le escucho. Le siento. ¡Mira la Luz estallando en el centro de nuestras almas! !Cómo llena la Luz a los mástiles de mi barco y cómo resplandece el mar! Ven. Dáme tu mano de vida y de esperanza y acógete en mi pecho, que yo seré tu sombra para guarecerte de los ofrecimientos del sol. No temas. Tras la memoria de las olas existen las ofrendas de tus labios. No temas. La paz besa el estigma de tus pechos. No temas. Que la quietud adorna las estancias de este habitante y todavía regresa siempre esta Luz que tanto te nombra en mis recuerdos. La Luz se está haciendo intensa en mi barco. No temas. Yo seré la sombra del destino de tu alma. No temas. Que este relámpago de Luz sólo es mi beso estallando en tus pupilas.
 
Alguien golpeó levemente la puerta de su habitación. Era Liza Daschenka, la esposa del alcalde Dimitri Kirilov.
 
- ¿Qué sucede?
 
- Dascha. El desayuno ya está preparado. Te estamos esperando y tenemos a un invitado muy especial.
 
- ¿De quién se trata?
 
- De Julián Forero, el escritor hispano ecuatoriano que ha traído a Tobolsk una verdadera revolución sin necesidad de empuñar las armas.  
 
Nada más oír el nombre de Julián Forero, Dascha Schátova cerró su recién inaugurado diario personal, se arregló todo lo mejor que pudo y bajó al comedor vestida con el chándal azul celeste que la hacía parecer un ángel en vez de una mujer. Le esperaban, ya sentados, el alcalde, la mujer del alcalde y aquel misterioso personaje español que había venido desde América.
 
- ¡Buenos días a todos!
 
Le respondieron con un buenos día el alcalde y su mujer. Julián Forero sólo sonrió. Y una vez también sentada ella comenzó el desayuno y la charla. Era el alcalde es que preguntaba.
 
- ¿Qué es para ti la solidaridad, Dascha?
 
- Dice un proverbio sueco que una alegría compartida se transforma en doble alegría y una pena compartida se reduce a media pena nada más. Eso creo yo que es la solidaridad.
 
- ¿Y por qué tú no sientes solidaridad con los hombres?
 
Fue Julián Forero quien la sacó del apuro.
 
- Señor alcalde y señora esposa del señor alcalde, deben ustedes aprender que soñar es tener sustancia suficiente para ser humanos en el camino de la transformación. Sí. Los soñadores transformamos nuestras ideas en base a la libertad de expresión empleada con la verdadera dignidad de este concepto y después transformamos también nuestro cuerpo físico. ¿Entendido?  Existen las milagrosas transformaciones de la física y la química de los seres humanos. Sólo que muchos hombres y algunas mujeres carecen de fe y de imaginación para poder entenderlo. Bienvenidos a la Luz del Alba.
 
Dascha Schátova se lo agredeció con un mirada de admiración llena de gratitud intensa mientras Julián Forero continuó hablando después de que todos mantuvieran un discreto silencio.
 
- En un lugar del espacio donde las sílabas silban arpegios, las ondas de mis pensamientos luchan contra los fantasmas del aire; allí donde la atmósfera se convierte en témpera de artista buscando la metáfora silente. Los duendes rodean el círculo de mis sentimientos según van pasando los segundos. Yo estoy aspirando el olor de las anáforas que derraman todas las orquídeas de este lugar recóndito donde mi alma se ha introducido guiada por ese afán de vivir lo desconocido en unos pocos centímetros de sueño donde, en medio del desvelo, se me abre el cielo y brilla la luz al trasluz del terciopelo con que tu cuerpo se cubre de anhelo. El pálpito de mis sensaciones recuerda canciones. Me brilla el pulso de la emociones al ritmo sincopado del reloj. Miro al infinito de estos segundos en que mi alma capta la luz de todos los tiempos y me convierto en metáfora: soy el pájaro de los sentidos iniciando el sueño de mis inquietudes donde las palabras se convierten en sonoros ecos de mi existencia. Soy ese ser humano que ha trascendido desde sus raíces y se ha convertido en el poeta de tus vivencias y por eso vivo tanto en ti que soy tu íntimo deseo escapado de la materia inerte para convertirse en suspiro de cercanía que, dentro del cauce de tus fantasías, me ha conformado en vuelo de ave acariciando tu rostro para entrar en el sentido de todas tus esencias que se han transformado en una singular manera de amarte.
 
- Me parece, querido Dimitri, que nosotros dos sobramos aquí.
 
- Me parece que sí, querida Liza.
 
El alcalde y la mujer del alcalde se levantaron de la mesa porque ya se había acabado el desayuno.
 
- ¿Damos una vuelta por el jardin, Julián?
 
- Damos una vuelta por el jardín, Dascha.
 
Salieron al exterior. Soplaba una brisa de viento. Por la mente de ambos circulaban sus pensamientos.
 
- ¿Qué es la comunicación, poeta?
 
- Hay personas que saben escuchar y aprenden mucho pero hay gentes que no saben oír y no aprenden nada. Lo importante no es lo que los demás dicen de nosotros sino lo que nosotros decimos de los demás. Cuando alguien deja de comunicarse contigo es que ese alguien no se merece que le escuches. En este asunto de la comunicación siempre interviene la voluntad de saber escuchar antes de la decisión de saber hablar. Por eso un beso amoroso nos transforma en comunicadores de la soledad acompañada. Lo demás sólo consiste en hablar cuando nos escuchan y callar cuando no nos desean ni oír. La decisión no depende de nosotros sino de los que desean o no desean entendernos. En toda comunicación lo más importante es el entendimiento mutuo. No es necesario sacrificarse inútilmente si ese “feeling” no existe. Hablando de “feeling” no conozco palabra más ridícula para decir que hay o no hay compatibilidad. Y es que algunos que se las quieren dar de modernos no saben hacer más que el paleto porque ni conocen la centésima parte de lo que quieren decir. Sean o no sean ancianos; porque la inteligencia no está en la edad sino en la sabiduría. Para saber lo que decimos es necesario que primero sepamos lo que sentimos.
 
Dascha se abrazó al cuerpo de Julián mientras seguían caminando despacio.
 
- Nunca imaginé jamás que un día pudiese yo abrazar a un hombre.  
 
- Escucha, Dascha... e interpreta bien lo que te cuento...
 
- Escucho.
 
- Me abrigan cuatro dimensiones para escapar del silencio absoluto y acordarme de ti. De tus murmullos cayendo sobre la luz en un ir y venir de vestigios de placer en mi cuerpo, placer cuyas huellas fueron besos furtivos que se quedaron en la piel. Que se me calle todo lo que escucho y que se pare este mundo para poder sobrevivir en tu recuerdo clavado en mi mente. Eso me da fuerzas para seguir adelante. Me entrego ahora a todo y no pienso en mañana. Ni tan siquiera recurro al hecho de pensar en mi tatuada piel de besos furtivos porque quiero pertenecer a esos minutos de pasión que se me han hecho un Siempre mayúsculo.  Mañana ya no sonará el teléfono. ¿Pero para qué quiero mañana el teléfono?¿Para qué quiero mañana el reloj? ¿Para qué quiero mañana las palabras o los minutos?Ya no me interesa la espera en el futuro y hoy solo soy un sueño llamado abrazo.
 
Y sonó de nuevo el móvil de Dascha Schátova.
 
- ¡Es ella otra vez! ¡Es la llamada continua! ¡Prefiero no responder!
 
- ¿Me dejas a mí hablar con ella?
 
- Si quieres perder el tiempo...
 
- No sé si será perder el tiempo pero sé que es ganar liberación. Tú solamente escucha.
 
Julián Forero puso el sonido lo más alto posible para que Dascha Schátova escuchara con el menor esfuerzo posible. Y contestó a la llamada continua.
 
- ¡Hola, Varvara Petrova! ¡Es un placer volver a hablar contigo!
 
- ¿Quién eres tú, imbécil?
 
- ¿Tan pronto te has olvidado ya de mí?
 
- ¡Por los demonios de Dostoievski! ¡Ni te conozco ni deseo conocerte jamás!
 
- Te dije que si me la encontraba, algo que yo pensaba que era casi imposible. intentaría arrebatártela porque le daría la oportunidad de que se mirara a su espejo con luz para que supiera quién era en realidad. Te dije que esa oportunidad tú nunca se la habías dado no le diste nunca la posibilidad de que pudiera elegir por sí misma. Mira por dónde Dios es Grande y Todopoderoso. La he encontrado. Y le he dado esa oportunidad que ella se merecía. Ya no está contigo sino que me acompaña a mí. ¿Qué te parece, Varvara?
 
- ¿Es que eres tú el cabrón del escritor español que se ha cruzado en mi camino?
 
- Odias a los hombres porque no eres humana. Odias a los hombres porque quisiste convertirte en bruja. Odias a los hombres porque prefieres los demonios de Dostoievski.
 
- ¡No quiero escucharte a ti sino a ella! ¿Me comprendes o no me comprendes, estúpido charlatán? 
 
- Piensa lo que quieras sobre mi persona porque ignoras por completo quién soy y sólo dices sandez tras sandez. La verdad es que quizás sólo seamos nada más que niños eternos que hemos crecido… ¿para qué hemos crecido sin dejar de ser niños?… porque se necesita, como tú ignoras, muy poco para ser alguien en este universo que deslumbra. Según tu manera de pensar es mejor escribir en la sombra… para que no nos vean demasiado… no vaya a ser que descubran notas musicales en esta especie de escribir Literatura que va más allá de las aperiencias. ¿Somos protagonsitas de algo? Posiblemente. Pero da lo mismo. Ser protagonsita solo consiste en descansar después de haber trabajado lo suficiente como para ganar 500 rublos al mes poco más o poco menos. A lo mejor hasta nos escuchan quienes no saben ni quienes somos ni cómo actuamos. 
 
- ¡No tengo ni idea de lo que estás diciendo!
 
- Pero bien que escuchas a las charlatanas que odian a los hombres por el simple hecho de que no sois agradables para nosotros.
 
- ¡Yo no deseo ser agadable para los sucios machistas de mierda!
 
- Se nota cuando hablas que ni tan siquiera estás lo suficientemente cultivada como para sentir misericordia de ti.
 
- ¿Misericordia? ¡Por los demonios de Dostoievski que no necesito la misericordia para poder vivir!
 
- ¿Y por eso traicionas a tu naturaleza e intentas que todas las mujeres que llegas a conocer también se traicionen a sí mismas?
 
- ¿Qué sabes tú, machista de lo que es la traición?
 
- Desconozco por qué me llamas machista sin conocerme de nada; pero sobre la traición te puedo explicar muchas cosas. Si yo te contara la enorme cantidad de veces que he sido traicionado te quedarías tan perpleja que creerías que no es verdad y sin embargo es tan cierto que sólo te puedo dar a conocer lo siguiente: El viaje de la vida en verdad que es duro. ¡Cuántas veces nos sucede que nos traicionan sin motivo alguno! Lo importante no es odiarles sino tener la suficiente capacidad para mirar todo lo bueno y optimista y tirar para adelante. Al final siempre recogemos cosas deleitosas en medio de las amarguras. Y jamás hay que rendirse al derecho de ser fiel a ti mismo o a ti misma para encontrar felicidades continuas. En lugar de odiarme tanto sería mejor que te detuvieras un poco a pensar en algo mucho más importante que odiar a los seres que somos humanos. 
 
- ¡Yo no deseo escucharte porque eres uno más! ¡Igual que los demás o peor porque te has atrevido a meterte en mi vida!
 
- Cometes otro gravísimo error. Tu vida no me interesa para nada y por eso no me he metido en tu vida sino en la vida de Ella. Para demostrarte que no tienes tanto poder como vas intentando hacer creer.
 
- ¿Y tú tienes poder suficiente como para decirme que la estás transformando de verdad?
 
- Dos preguntas despiertan mi interés al escuchar tu ignorante pensamiento emotivo: ¿la palabra es superior a la razón? y ¿se enamoran quienes quieren o quienes pueden? Espero que me contestes a estas dos inquietudes.
 
Un silencio fue la respuesta.
 
- Como no tienes ni idea de lo que estoy hablando te voy a ofrecer, de manera gratuita para no vender el alma al Diablo, que en todo diálogo la mejor comunicación es cuando las palabras nunca superan a la razón si es que están medidas por lo abstracto pero tomando forma concreta. Cuando nos concretizamos en el sentimiento amoroso, las palabras que surgen del alma superan siempra a las que salen de la razón. No es lo mismo surgir que salir porque surgir es espontáneo mientras que salir siempre es premeditado. Y eso es verdad porque toda clase de amor es una forma críptica que supera a las parejas formadas de manera irracional. La palabra amorosa supera a los dogmas establecidos por quienes, como tú, se apartan de lo natural para decir que aman la construcción de una nueva sociedad cuando lo que estáis haciendo es destruirla. En el tema amoroso de un solo hombre con una sola mujer se encuentra el equilibrio perfecto del verdadero amor. Un equilibrio sistemático entre querer y poder. No se enamoran quienes quieren sino quienes pueden. Si quieres destruirte sé valiente y destrúyete tú sola, pero no destruyas a las demás. 
 
- ¡Por los demonios de Dostoievski que te odio del todo y para siempre!
 
- Porque vives siempre en la oscuridad y no puedes soportar la Luz de Dios. Échame a mí la culpa si es que quieres que yo sea el culpable pero ella se va a salvar porque yo quiero salvarla ya que es inocente.
 
- ¿Cómo va a ser inocente si me pertenece a mí?
 
- Ese es tu problema. Tú las conviertes en culpables a todas las que pillas a tu paso pero yo las considero inocentes y lucho por ellas pero no por ti ni por las que son como tú. ¿Quieres seguir dialogando o ya lo tienes claro del todo?
 
- ¡No puedo soportarte ni un minuto más!
 
- Un breve minuto forma parte muy importante de la Eternidad. Por eso hay algunos breves minutos que no olvidamos nunca y por eso regresamos para volver a ser como éramos y quedarnos en el futuro tal como éramos. Eso es lo que ha sucedido con Dascha. 
 
- ¡Te odio, te odio y te odio! ¡Vete al infierno!
 
- Te equivocas otra vez porque yo no deseo para nada ir a tu casa.
 
Tirando su móvil al suelo, Varvara Petrova, cortó la comunicación.
 
- Julián... gracias...
 
- No he sido yo... sino mi espíritu...
 
- Acabo de decidir que ya nunca más quiero hablar con ella.
 
- Eso es fácil.
 
Julián Forero se dedicó, por unos cuantos segundos, a destruir el móvil que había estado usando Dascha Schátova y, dejándolo completamente desgajado en piezas, las arrojó todas ellas a una alcantarilla que encontraron junto a la tapia del jardin.
 
- ¡Se acabó tu suplicio, Dascha! ¡Y ahora sólo sé feliz!
 
- ¿Puedo empezar a serlo acompañándote al trabajo?
 
- ¿Sabes que trabajo en una granja que es un terreno rural en el cual se ejerce la agricultura y la cría de ganado vacuno?
 
- Lo sé. ¿En qué te puedo ayudar?
 
- En regar las hortalizas, desmotar maíz, seleccionar los granos de los cereles, escardar las malas hierbas, pastorear las vacas, ordeñar, atender a las gallinas, los gallos, las ocas y los patos... y todo ello en una extensión total de mil hectáreas... para terminar escuhando al tío Putín contar historias junto a la chimenea para acabar durmiendo en un jergón sobre las pajas de un granero... 
 
- ¿A tu lado?
 
- Sí. A mi lado.
 
- Entonces sí.
 
Así fue cómo los dos llegaron a la granja VLAPU y se dedicaron durante todo el día a las faenas de la extensa granja. Sólo a la hora del almuerzo, que llevaban dentro de una cesta pudieron de nuevo hablar.
 
- ¿Qué es la Eternidad, poeta?
 
- Me viene a la recóndita memoria un avión volando hacia las nubes. Entonces subo, como si de niño montado en noria,  yo estuviese soñando el minuto estrella de la gloria. Es la luz eterna de ese mundo en donde todo es un profundo destello como un obús. El autobús de mi infancia convertido en un eterno y hondo latido entre cañas de bambús. Sí. Una nube controvertida para cerrar alguna herida y abordar el infinito. Medito. Me siento eterno en la vida bajo el cálido sol bendito. Miro por la ventanilla. Veo el mapa de la sierra  y rebasada la tierra miro al sol cómo brilla. ¿Por qué la Eternidad?  Porque pongo a mi edad todo lo completo y eterno en el corazón siempre tierno mientras subo sin pensar. Que el mundo es sólo un andar de nube en nube por el cielo y el segundo paralelo se queda partido en dos : una parte es de los celos y la otra parte es de Dios. Al elegir la segunda siento la vida profunda que se hace Libertad.  ¿Y qué es la Eternidad que inunda al hombre con su Verdad? Un viaje por el aire para olvidar el desaire de quien te hace olvidar que todo debe esperar a ser eterno como el ave.  Volar. Suave forma de viajar hasta el límite infinito de un horizonte escrito allá abajo en el mar. Una manera de amar todo lo que es distinto dejando que sea el instinto quien dirija tu soñar.
 
- Tengo instinto de mujer, español. Indecisa. Inexacta. Placenteramente diferenciada cuando sólo me atrevo a seguirte. Me gusta verte cercano indecisa, interrogada de no poder verte a lo lejos pero sí con un instinto arcano. 
 
- Escucha, Dascha. Hallado en la conciencia del espacio otra vez a reencontrarme yo retorno y me quemo como pan en el horno cuando camino por el callejón despacio. Otra vez a reencontrarme en el amparo del corazón metido en el entorno y me vivo en la noche del contorno en que sueño vigilias y me comparo. Soy solamente un ser humano que, mirando el dorso de su mano, con lo injusto del engaño disconformo. Soy solamente enigma llano que, amando del alba su arcano, con las líneas de mi espíritu me formo.
 
- Eres demasiado, español.
 
-  El mundo cristiano sí que es de verdad extraordinario, Dascha. Mucho más que lo ordinario de otros mundos. Lo ordinario pertenece a otro mundo distinto. ¿Sabes que hay muchos mundos vacíos?
 
- ¿Mundos vacíos? ¿Te refieres a otros planetas?
 
- No. Me refiero a esta misma Tierra.
 
- ¿Y cuáles son esos mundos vacíos?
 
- Todos hacemos tiempo que puede ser productivo o puede ser vano. Las vanidades que se queden en el cajón de los olvidos. El tiempo puede ser nuestro mejor alíado si sabemos interpretar lo que de positivo nos puede ofrecer. Algunas planmtas, como estás ahora viendo, se han muerto; pero recuerda que siempre llega la primavera y todos los humanos podemos verlas renacer si antes no hemos tirado la toalla. Lo único que hago es tiempo. Repetimos tiempos para podernos renovar como las plantas pero con la condición de que al tener pensamientos y al tener sentimientos los tiempos se nos pueden llenar de composiciones que vayan más allá de la edad, o mejor dicho, más acá de los años para podernos sentir de nuevo como siempre hemos querido ser. En ese sentidos los documentos de identidad y los pasaportes no nos deben influir para seguir siendo siempre quienes de verdad queremos ser. Estamos cuando sentimos, Dascha. Estamos cuando sabemos que sentimos cómo los sentimientos nos van confirmando y conformando una manera de ser y una forma de actuar de manera completamente natural. Estamos y eso es lo más importante para sentirnos personas. A mí estas fechas me sirven para rejuvenecer mis pensamientos que es la mejor manera que conozco para rejuvenecer a todo mi ser. No me refiero solo a lo interno, Dascha. 
 
- Hora de almorzar, Julián.
 
- Pues almorcemos rápido porque nos queda todavía mucho trabajo por delante y tenemos que presentarnos ante Valdimir Putin con la conciencia suficiente como para decirle que hemos cumplido.
 
Ya el sol se ocultaba en el horizonte cuando dieron por terminadas sus labores y cuando, de incógnito, se presentó ante ellos Nikolái Lódovich.
 
- ¡Ya sabía yo que te ibas a aprovechar de mi renuncia, español!
 
- Escucha ruso, si no deseas la paz búscate la guerra más allá del horizonte porque si continuas sin ver más allá de tus narices son tus narices las que puedo partir en dos. ¿Sabes amar o no sabes amar?
 
Nikolái se sintió irónico...
 
- Quizás no sepa tanto como tú...
 
- Pues si decepcionas a Maria es que no mereces más que el olvido...
 
- ¿Y tú qué mereces?
 
- Supongamos que, por lo pronto, la mitad del jornal que nos hemos ganado Dascha y yo.
 
- ¿Es que la tienes trabajando contigo?
 
- ¿Cómo crees tú que se puede ganar mejor la vida? ¿De fiesta en fiesta colgada de tu brazo izquierdo? Vuelve por donde has venido, peleador, y zumbátelas con el viento. 
 
- ¿Y tú que opinas, Dascha?
 
- Yo opino que lo que opino a tí no te debe interesar conocerlo.
 
- ¿Por qué huyes de los demás hombres y te acercas tanto a él?
 
-  Con la inminente llegada de la noche se agita la vida y nos vemos todos envueltos en una locuaz apuesta de relatarnos libremente en medio de las inspiraciones contenidas para sumergirnos nuevamente en el recorrido de nuestros entresijos vitales. Nos mostramos, ahora, a escasas horas de la noche, tal como somos, con nuestras múltiples presencias alambicadas dentro de las estructuras sociales a las que pertenecemos. Somos ya un inicio de perpetuo movimiento que nos empieza a convertir en ritmo e intensidad. Así es cómo logramos recorrer las innumerables sendas de nuestros regresos a las puestas en escena que nos abrirán nuevos horizontes en esta nuestra casa común terrenal; poseídos ya de nosotros mismos para avanzar por las avenidas del regreso a nuestras cercanías. El género humano nos enfrenta nuevamente a una enriquecida acumulación de cargas oníricas y originales en cada uno de nosotros y nosotras. Lo interesante de la idea es ofrecernos una múltiple entrega fascicular de los sucesos implicados en nuestras comprensiones para acudir a nuestras propias existencias. Adentrémonos dentro de ellas, provocándonos en el ánimo el debate entre lo que hemos sido y lo que, en realidad, deseamos ser. Transmitámonos la noticia de que estamos nuevamente interesados en desalojar problemas existenciales para ir en busca de suministros anímicos con los que empujarlos fuera de nuestras vidas. Ese es, en realidad, el verdadero ejercicio de situarnos nuevamente dentro de las acciones cotidianas; perteneciéndonos como símbolos de pobladores de nuestra emblemática permanencia aquí, en lo nuestro, en lo propio, en lo personal. Y así, de ésta manera, enfrentemos los nuevos días abriendo frentes en la pantalla de la vida que se nos agita envolviéndonos en la locuaz apuesta de relatarnos libremente. Feliz regreso, Nikolái.
 
- ¡No he comprendido nada! ¿Me estás echando definitivamente, Dascha?
 
- No la comprendes porque es un misterio insondable para ti.
 
- ¡Tú eres el culpable de ello!
 
- Llámame culpable porque lo soy. Pero no te vuelvas a equivocar otra vez conmigo, amigo o enemigo ruso. Sólo voy a decirte, antes de que te alejes de nuestro lado, que en un solo sinfín de misterios me introduzco en toda la materia y me convierto en círculo abierto, en parábola del viento, en síncope prolongado de existencia con sólo un ligero movimiento de labios encardinados en mi alma. ¡Qué extraña paradoja es ésta en la que un humano que muere de libertades está totalmente esclavizado a una manera de sentir, de vivir, de permanecer etéreo en el espacio!. Y vuelvo una vez y otra y otra a ser parámetro de los destellos y a envolverme en la cápsula de unos abrazos perdiendo la noción de los sentidos. Busco ser nave rauda hacia los horizontes y sin embargo estoy clavado en la bahía. Yo sólo sé que de todas las maneras pluriformes en que se puede existir en este mundo es en el elemento de mi sueño donde soy, donde me realizo como hombre mensajero de la eterna, de la perpetua libertad.
 
- ¿Y todo eso qué significa.
 
- Que la ofrezco liberación. ¿Puedes tú ofrecerla algo más o el simple egoísmo de poder ligar con ella durante algunos minutos, horas, diás, semanas, meses, años... porque si eres capaz de eso te dejo el camino abierto del todo...
 
- Sabes que es superior a mí.
 
- ¿Entonces por qué la buscas si al ser superior a ti no la podrías amar nunca de igual a igual para ser un verdadero amor?
 
- Otra vez me siento derrotado...
 
Dascha Schátova necesitó intervenir.
 
- Escucha, Nikolái Lódovich. No juegues con dos barajas distintas o te quedarás sin ninguna. Si eres lo mínimamente inteligente para saber lo que te digo vuelve y no regreses más.
 
- ¿Y cuál es, según tú, la baraja con la que tengo que jugar?
 
- La que te ame lo suficiente como para dejarte jugar con ella. Yo, desde luego, no soy.
 
- Sigo sin entender qué carisma puede tener un extranjero si tú eres tan rusa como yo.
 
- Voy a contestarte yo a eso y no ella porque ella lo desconoce. La respuesta es porque tú te sientes feliz encerrado siempre en esta comarca sin atreverte a salir de los 100 kilómetros de distancia. Más allá no sabes lo que existe y decides no saberlo. Pero ella no es así. Ella o vuela o muere. ¿Ya me has comprendido del todo como para seguir siendo mi amigo o te ocuparás toda tu vida en hacerme pasar por culpable? 
 
- ¿No podemos jugar los tres juntos?
 
- ¡Tú estás enloquecido, Nikolái Lódovich! ¡Yo no he salido de un abismo para hundirme en otro abismo mucho más profundo! ¡Ve con Maria y no pierdas el tiempo intentando cortejarme de una manera que ni tan siquiera es la tuya! ¿Crees que yo soy parte de los juegos que los hombres desean? Estás muy lejos de comprenderme, así que vete con Maria y sé feliz si es que no quieres terminar siendo un desgraciado como ese tal Stavogrin. ¿Sabes por qué Stavogrin se ha convertido en un alcohólico? Porque entregó su alma a los demonios de Dostoievski. Pero él es viejo y está acabado y tú eres joven y estás sano. No te recomiendo que sueñes conmigo porque yo no sueño con hombres sino con mis propia manera de entender lo que es ser un hombre. Si lo has comprendido del todo aléjate ya de mi camino y deja que pueda volar más allá de 100 kilómetros porque a mí sí me gustan vivir esas aventuras que hay más allá de las distancias. Estoy empezando a descubrirlo gracias a él. 
 
- ¿Entonces?
 
- Maria Timoféyevna creo que te sigue esperando... a no ser que la estés perdiendo para siempre sin darte cuenta de tu lamentable error...
 
No se sabe si Nikolái Lódovich lo llegó a entender pero regresó a Tobolsk. Y regresó porque no estaba a más de 100 kilómetros de distancia.  
 
FIN DEL CAPÍTULO X 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Novela.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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