La llamada continua (Novela) -Captulo 6-
Publicado en Jul 08, 2017
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En el hogar del padre de Nikolai Lódovich, el autor de obras de teatro hispano ecuatoriano llamado Julián Forero fue agasajado con un tazón de chocolate acompañado de melindres de Tula. Después del almuerzo Leónidas Lodóvich le invitó a sentarse junto a la chimenea para coloquiar los dos a solas.
 
 
- ¡Muchas gracias, don Leónidas, ha sido usted demasiado generoso y creo que debo pagar algo por lo que me han ofrecido!
 
 
- ¡Nada de nada, joven! El chocolate y los melindres de Tula deben servir siempre para hacer amistades y no para hacer negocios.
 
- El chocolate estaba buenísimo y los melindres de Tula extraordinarios.
 
- Estos dulces se llaman en ruso tulski prianik y, desde los tiempos de los antiguos egipcios, aparecieron en el territorio de Rusia en el siglo IX después de Jesucristo. Entonces los melindres se hacían de una mezcla de harina de centeno con miel y zumo de frutas del bosque. En realidad, su nombre histórico lo recibieron después de que a estos dulces se les empezaran a añadir especias procedentes de la India y de Oriente Próximo, allá por los siglos XII y XIII. El melindre más conocido en Rusia es el de Tula, que en general es una tableta rectangular con un relleno de mermelada o leche condensada que se produce en empresas de la ciudad de Tula, situada aproximadamente a unos 200 kilómetros al sur de Moscú y que son las que usted ha degustado.
 
- ¿Puedo hacer algo práctico a cambio de ellas?
 
- Podemos hablar de eso después. Ya me ha dicho mi hijo primogénito Nikolai que usted se llama Julián Forero, que es español y que viene de América. ¿Es verdad que escribe usted obras que están teniendo un éxito enorme entre las personas verdaderamente aficionadas al teatro y que las califican de sobresalientes, extraordinarias y únicas en el mundo?
 
- Yo no diría que tanto.
 
- Pues los verdaderos entendidos de artes escénicas afirman que sí.
 
- Es cierto, señor Leónidas. Entre otros muchos géneros literarios que escribo también hago obras de teatro y pongo todo mi interés en que sean realmente importantes. Quiero llegar a ser un Shakespeare o un Calderón de la Barca. No soy ambicioso pero dice la Palabra de Dios que sus hijos deben buscar ser lo mejores de los mejores. Por eso me empeño en que gusten a toda clase de público. No por eso soy populista y estoy muy lejos de ser populista porque lo mío es ser selectivo. De la Literatura mundial que conozco sólo me gusta el diez por ciento nada más y hasta existen obras, de cualquier género, que para mí sólo son basuras a pesar de la fama que les ha dado la publicidad dirigida por los intereses y no por el arte.
 
- Dices una gran verdad, Julián. Es bueno ser tan sincero aunque algunos nieguen que ser tan sincero produzca algo bueno de cara a tu futuro.
 
- Antes que un futuro de vanidad y falsa gloria adulando a los editores y bajándome los pantalones delante de ellos a cambio de conseguir fama y dinero, prefiero un futuro de sinceridad y verdad artístíca. Si nací para las minorías no es problema mío porque yo intento escribir para las mayorías. ¿Qué opina usted de todo esto?
 
- Los comunistas arrasaron con el verdadero arte creativo en la URSS. Lo convirtieron solamente en propaganda del régimen represor, autoritario y dictador. ¿En qué se diferencia lo que hicieron los comunistas en la URSS y los países del "telón de acero" de lo que hicieron los nazis en Alemania y el Imperio que quisieron alcanzar a tener con el nombre de III Reich? Lo mismo. Era lo mismo. Los italianos lo llaman "porca miseria" que en idioma español significa "malditos sean". Igual digo de tanto editor petulante y tantos jurados de premios ya preparados de antemano por los intereses de los poderosos que manejan las marionetas del arte. 
 
- ¿Cómo saben ustedes hablar tan perfectamente el español?
 
- ¿No le ha hablado ya mi hijo Nikolai del misionero cristiano Gamarra?
 
- Sí. Algo me ha contado sobre él.
 
- Pues algunos pequeños grupos de esta ciudad hablamos perfectamente el español gracias a sus enseñanzas. Pero quizás te lo encuentres alguna vez por aquí y él te podrá contar más cosas que yo. Lo que me interesa ahora conocer es si a tus obras teatrales se las puede encuadrar dentro de las comedias costumbristas.
 
- Algo de comedias costumbristas sí que he escrito, pero prefiero no encasillarme en un sólo genero literario y procuro hacer mi producción todo lo más amplia que puedo, incluso hasta mezclando géneros para obtener originalidad. Creo que un escritor con originalidad siempre termina por destacar y encontrar el éxito que busca no con avaricia sino con constancia; que son dos cosas totalmente diferentes.
 
- ¿Originalidad? ¿Has dicho originalidad? ¿Qué es para ti la originalidad?
 
- Escuche bien, Leónidas Lódovich. ¿Qué somos al amanecer de un domingo cualquiera?¿Un despiste del reloj del péndulo de la vida? ¿Un péndulo sin reloj alguno? ¿Ambas cosas a la vez? Al amanecer de un domingo cualquiera somos dos cosas: una hora que nos despierta a través del reloj de la existencia donde podemos ver la vida y una vida sin reloj. Sí. La vida, al amanecer un domingo cualquiera, ¿puede ser un recuerdo o puede ser un olvido? ¿O puede ser ambas cosas a la vez? También aquí somos una dualidad. Somos un recuerdo. Claro que somos un recuerdo. Y somos un olvido. Claro que somos un olvido. Somos el recuerdo de los amores perdidos en los viejos bares del laberinto de una gran ciudad y somos, también, y al mismo tiempo, el olvido de cualquiera que encuentra un amor entre los callejones de una pequeña aldea. 
 
Leónidas Lódovich no pudo reprimir sus ganas de aplaudir y aplaudió calurosamente aun sabiendo que solo estaban los dos hablando junto a la chimena y sin nadie más a su alrededor, mientras tomaban café.
 
- ¡Extraordinario! ¡Me descubro la cabeza para darte ma máxima enhorabuena porque es verdad que eres completamente original! Puede que alguien te rechaces diciendo que no ers uno de los más grandes. Que no te importen esos estúpidos envidiosos. ¿De que país eres?
 
- De España. Soy de España.
 
- ¡Pues yo te afirmo que eres un Grande de España y que los envidiosos muerdan el polvo de sus propias envidias!
 
- Gracias, don Léonidas. Que personas como usted me elogien de esa manera es para mí mucho más importante que todas esas críticas perniciosas de los envidiosos que usted usted citando y que, en realidad, solo son paletos.
 
- ¿Qué significa paletos?
 
- Solamente y nada más que ignorantes hayan nacido donde hayan nacido.
 
- Así que prefieres ser mucho más que libre en tus creaciones literarias...
 
- Eso es. Prefiero estar liberado antes que ser libre.
 
- Comprendo. Pero supongo que, hablando solamente de teatro, si sabrás manejar el planteamiento, el nudo y el deselance...
 
- Lo hago con total facilidad desde que escuché atentamente a mis maestros de infancia, de escuela, de colegio y de instituto de bachillerato, cuando yo solamente era un alumno callado, quizás el más callado de todos los alumnos, porque simplemente estaba aprendiendo antes de ser un profesional. 
 
- ¿Y cómo estamos de humor?
 
- ¡Me encanta el humor en sus dosis necesarias! ¡El humor sirve para aderezar muchas veces cualquier género literario pero sin hacer que ese género pierda su naturalidad y sea una obra clasificable dentro del género que esté intentando ser!
 
- Para ser tan joven dices muchas verdades. A tu edad muy pocos actúan de esa manera porque confunden la verdad con la ofensa, la sensatez con el insulto, la personalidad con la apriencia y el carisma con la fanfarronería. Mientras haya jóvenes como tú tendremos todavía esperanzas para quienes vivimos encarcelados dentro de nuestras propias fronteras. ¿Qué opinas de las fronteras, Julián.
 
- ¡Podrán poner miles de fronteras a los territorios, podrán poner miles de fronteras los países, pdorán poner miles de frontera a nuestras palabras, podrán poner miles de fortneras a nuestra escritura, podrán poner miles de fronteras a nuestros caminos; pero jamás podrán poner ni una sola frontera a nuestros pensamientos, a nuestros sentimientos ni a nuestro corazón; porque cuando consigan hacer que nuestras voces no se escuchen entonces hasta las piedras de todos los lugares del mundo las gritarán y no podrán se calladas jamás. Yo repito lo que un díjo dijo Ernesto Che Guevara: podrán matar a las personas pero no a sus ideales.
 
- ¡Erenesto Che Guevara fue solamente un ídolo nada más! ¡Él mismo fue un hipócrita porque mató directamente a mcuhas personas que tenían ideales opuestos a los sueños!
 
- ¡Efectivamente, don Léonidas! ¡Dice uste una gran verdad! ¡Porque Guevara no luchaba con las armas para acabar con las fronteras sino para crear fronteras comunistas allá por dónde él pasó! Si para defender una sola idea hay que matar a una sola persona esa idea no merece la pena de ser defendida. ¡Ese fue el error y la gran mentira de Ernesto "Che" Guevara! ¿Cómo se puede buscar la paz de los seres humanos matando a seres humanos? ¡Esa es la falacia de los fariseos marxistas que, bajo el nombre del pobre pueblo matan a las personas del pobre pueblo que no quieren pensar como ellos ni vivir en la esclavitud de la pobreza como les obligan ellos.
 
- ¡Los rusos lo sabemos por experiencia propia! ¡Los comunistas nos hicieron mucho más pobres de lo que antes éramos!
 
- Un día se dirá toda la verdad, Leónidas Lódovich. Un día se dirá, se escribirá y será grabada toda la verdad que los comunistas quieren ocultar lo mismo que los nazis quisieron hacer. Lo mismo. Exactamente lo mismo.
 
En aquel momento apareció el joven Nikolái Lódovich.
 
- ¡Vámonos ya, Julián, antes de que se nos haga tarde. ¡Padre, me tengo que llevar a Julián Forero a la granja del anciano Vladimir Putín porque va a trabajar allí!
 

 
Leónidas Lódovich se levantó al mismo tiempo que Julián Forero y le abrazó con fuerza.
 
- ¡Julián Forero! ¡Nunca jamás olvidaré tu nombre! ¡Sigue siempre adelante, Julián Forero, sigue adelante porque siendo como eres Dios siempre te protegerá y Jesucristo te dará el éxito que te mereces! ¡Que el Espiritu Santo sea siempre tu guía y tu consejero!
 
- Eso no lo olvido nunca jamás don Léonidas. ¡Digale a su esposa que su chocolate y sus melindres yo tampoco los olvidaré jamás.
 
Los dos jóvenes iban hacia la granja de Valdimir Putín agora cómodamente sentados en dos corceles de piel roja. 
 
- Dime una cosa, Julián... ¿se puede estar enamorado de verdad de una chica que vive muy lejos de ti?...
 
- Sólo te puedo decir que cuando tu corazón late a pesar de la distancia es que estás enamorado de verdad. 
 
- ¿Eso quiere decir que tú estás enamorado de verdad?
 
- Sí, Nikolai. Eso quiere decir que yo también estoy enamorado de verdad.
 
- ¿Cómo te has dado cuenta de que yo estoy enamorado de verdad si no te lo he dicho y sólo tengo 19 años?
 
- Recuerda que yo también tengo 19...
 
Llegaron a las afueras de la ciudad.
 
- Bajemos un momento de los caballos, amigo español. En la grupa del mío llevo un talego lleno de uvas. Bajemos a comerlas y después reanudamos el camino. La granja del señor Putín está muy cerca.
 
- Está bien. Yo no tengo prisa.
 
Los dos bajaron y se sentaron en una par de rocas. Nkiolai abrió el talego y aparecieron, realmente una gran cantidad de racimos de uvas. Iban comiéndolas despacio.
 
- Julián... ¿por qué hay tantísima gente en el mundo que le gusta vivir tan deprisa que no les da tiempo para sentir algo por los demás?...
 
- Voy a contarte un secreto. Tengo 26 años de edad pero ya murió mi padre y ma murió mi madre, además de haber muerto ya mi abuela y un hermano más pequeños que yo. ¿Vviir de prisa? Quizás sea por eso por lo que nos estamos quedando huérfanos de repente cuando menos pensamos que va a ocurrir. Mi madre era una muy experta amazona y yo me pasé toda la infancia rodeado de caballos. Ahora no tengo ningún caballo en casa, pero he pasado mucho tiempo de mi vida en el pueblo jienense de mi abuelo materno que es un hombre que se dedica a la cría y venta de caballos. Por eso mi madre era una experta amazona y entre mi abuelo y mi madre me enseñaron a montar a caballo desde mi más tierna infancia. Y no solo a montar en ellos sino a convivir con ellos y desarrollar amistad y compañerismo con ellos. Para que eso sea interesante es muy bueno tener un caballo propio, un caballo que sepa que tú eres para él y que él es para ti. De esta manera yo tuve por muchos años un caballo al que puse de nombre Adán. Adán porque a los caballos les gustan especialmente las manzanas y las zanahorias. Le puse por nombre Adán porque Adán fue el que probó la manzana de Eva de puro gusto que tenía por ellas, por la manzana y por Eva al igual,  El caso es que los caballos, además de los forrajes, algarrobas y zanahorias, tienen por costumbre pensar que las manzanas son un alimento suculento y las devoran a mordiscos. Así que no tuve más remedio que poner a mi caballo macho el nombre de Adán. Del caballo de cartón al caballito de mar. ¿Quieres escucharlo para no vivir demasiado deprisa y tener tiempo de hablar un poco de nuestras vidas y de nuestros sueños?
 
- Claro que quiero. 
 
- Era una vez un niño que soñaba ansiosamente con un caballo de cartón. Un día, por fin, pudo conseguir que se lo regalasen y montando numerosas veces en él comenzó a desarrollar múltiples fantasías cabalgando por los ilusorios paisajes de su infancia. Así fue como aquel niño fue creciendo entre miles de sueños siempre balanceándose en su caballito de cartón. Y llegó un día en que tuvo que bajarse de él y apostar por nuevos caminos…
Como tenía alma de caballo comenzó a jugar al ajedrez. Todo el mundo que seguía sus partidas se admiraba de aquel prodigioso jugador a la hora de manejar los caballos. A veces perdía y a veces ganaba pero siempre dejaba una extraordinaria sensación de jugador genial manejando las piezas de los caballos. Todos decían de él que si el ajedrez constase solamente de caballos él sería indiscutiblemente campeón mundial.

La pena es que en el ajedrez hay otras muchas piezas. Y se le acabó la euforia por aquel juego. Dejó los caballos ajedrecistas y decidió que ya estaba preparado para montar en un caballo de verdad.
Así que con sus primeros sueldos ganados (cuando tuvo que dedicarse a trabajar), se compró un caballo de verdad. Y como era aventurero, soñador y lleno de fantasías, imaginación e ilusiones mil, se propuso que era hora de recorrer el mundo con su caballo de verdad. Sorteando mil y un obstáculos logró llevar a cabo su aventura y se llenó de experiencias humanas que compartía continuamente con su caballo de verdad. El caballo le entendía tanto que era su mejor amigo. Tenía una gran facilidad para hacer amistades de todo tipo pero su caballo era superior a todo lo demás. Entonces fue cuando comenzó a narrar historias de caballos a todos los que le querían escuchar…
De sus labios salieron las venturas y desventuras de Rocinante, de Babieca, de Bucéfalo, del Caballo de Troya… y de sus labios todos escuchaban y comprendían que aquel joven tenía alma de caballo elemental.
Como todo caballo el suyo tuvo que morir y cuando se quedó sin él entró en una fase de depresión que lo llevó, en algunos momentos de su vida, a cometer algunos desatinos. Él eligió el juego de los naipes porque estaba enamorado del caballo de oro, del caballo de copas, del caballo de espadas y del caballo de bastos. En aquellas largas partidas a veces el caballo de oros le llenó los bolsillos, a veces el caballo de copas le vació lo que le había llenado el caballo de oros, a veces el caballo de espadas le adentró en batallas sociales donde hirió y fue herido a su vez y a veces el caballo de bastos le hizo meterse en complejidades donde la violencia del garrote superaba a la argumentación de los razonamientos. Para fortalecerse físicamente y salir bien librado de tanta batalla practicaba días y noches en los caballos de los gimnasios y su cuerpo se desarrolló musculosamente.
De allí era tan difícil escapar que incluso conoció a un caballo peligrosísimo llamado heroína. No podía sustraerse de ello porque su vida había caído en un tremendo vacío existencial desde la muerte de su amado caballo de verdad.
Pero tuvo la gran suerte, decisión y valentía, de encontrar salida a aquellos laberintos de los naipes y las drogas y entonces eligió el caballete del Arte para superarse como hombre y como ser humano. Encontró una mujer de la que se enamoró porque era experta en hilar esas hebras de las madejas que se llaman precisamente caballos y en contarle cuentos relacionados con esas pequeñas libélulas que en otras partes del mundo se llaman precisamente caballitos del diablo. Y comenzó a pintar usando su caballete de madera. Entonces descubrió que su verdadera alma era la de ser artista.
Se casó con aquella mujer que tanto amaba a las libélulas llamadas caballitos y vivió unos años maravillosos mientras pintaba y pintaba y pintaba. Había encontrado el verdadero sentido a su vida y la compartía con ella. Pero nunca llega la felicidad infinita y un día su bella esposa tuvo la fatalidad de enfermar de cáncer. Todo comenzó con un tumor blando llamado precisamente caballo. Ella murió. Esta muerte no fue ya igual que la otra. Esta vez él había conocido la felicidad extrema y había aprendido que la vida tiene un comienzo y un final.
Ahora es un viejecito sereno y apacible que se ha ido a vivir junto al mar para dialogar con los caballitos marinos, para contar historias de hipocampos y para montar de vez en cuando en algunos de ellos para conocer los mundos subterráneos y enigmáticos que hay en los fondos del mar. Algunos dicen que ya murió aquel niño que soñaba con un caballito de cartón y que su cuerpo permanece enterrado en un palacio submarino que guardan celosamente los caballitos de mar.
 
- ¡Qué bella historia, amigo español!
 
- Sólo es una imaginación nada más pero me sirvió para un ritmo de vida más pausado que el que vivía antes. Y no me arrepiendo de haberlo decidido así. Algún día regresaré a la Gran Ciudad pero no para correr como un loco por las calles por culpa de un autobús o un taxi, o por culpa de que se acaban las entradas de un cine o porque se están terminando las rebajas de un comercio por ponerte solamente tres ejemplos clásicos. Yo te prometo que en las grandes ciudades no cometeré el error de vivir corriendo por culpa de un autobús o un taxi, de un cine o de un comercio. Jamás, Nikolái, jamás seré como muchos que he conocido pisándose las cabezas unos a otros para ser unos "trepas" en la pirámide social. Al final llegas a la cumbre y te das cuenta de que estás completamente solo porque nadie te quiere y te han abandonado de verdad. No, Nikolái. Yo nunca he sido ni seré jamás de esa manera de vivir. Ni desde niños, ni desde adolescente, ni desde joven, ni desde maduro nunca he sido jamás así y soy en verdad feliz. En ese sentido no voy a cambiar nunca jamás. No quiero ser como ellos y no voy a ser nunca como ellos. Y lo digo por mucha gente que he conocido incluyendo a gentes de mi propia familia. ¿Tú qué opinas?
 
- Tengo cuatro hermanos y cinco hermanas y, sin embargo, me siento solo de verdad. 
 
- ¿Por que estás enamorado de verdad y nadie te comprende?
 
- ¡Exacto! ¿Cómo has podido descubrirlo tan fácilmente?
 
- Seguro que es porque conmigo pasa lo mismo. Nadie comprende que esté enamorado de verdad. 
 
- ¿Que podmeos sentir más, Julián?
 
- Perdonando momentos malos, saboreando momentos buenos… ¿qué mejor manera para vivir en toda plenitud de la joven presencia de nuestras almas y nuestros cuerpos a la vez?...  quizás lo llamen milagro pero los milagros existen. 
 
- ¡Vamonos ya, amigo español!
 
- ¡Vámonos ya, amigo ruso!
 
Llegaron muy pronto a la granja "Vlapu" de Valdimir Putín quien los vio llegar con cierta curiosidad en su mirada.
 
- ¡¡Tío Putín!! ¡¡Tío Putín!! ¡¡Traigo a alguien que puede ayudarte mucho!!!
 
- ¿Cómo dices?
 
- ¡¡¡Que necesito hablar con usted!!!
 
- Está bien. No necesias tanto. Por fin he podido comprarme un audífono especial y oigo perfectamente a cualquier distancia.
 
- Perdone, Putín. A veces desconocemos muchas cosas.
 
- ¿Qué te trae por aquí?
 
Llegaron ante el anciano de cien años de edad y bajaron de los caballos.
 
- Este amigo mío, que se llama Julián Forero, viene a trabajar para usted en su granja. 
 
- ¿Como dices que se llama?
 
- Me llamo Julián Forero, soy español, vengo de América y quiero trabajar durante algún tiempo para comer y dormir.
 
- Pero yo no puedo pagarte ningún sueldo, jovencito.
 
- Nikolái Lódovich me ha dicho que, a cambio de trabajar duro en su granja, usted ofrece desayuno, comida, merienda, cena y alojamiento para dormir, pero nada de sueldo en rublos.
 
- ¿Y a ti te interesa el asunto de trabajar para mí?
 
- Me interesa.
 
- Este trabajo es muy duro y sólo puedes dormir en el granero con los animales. ¿Te sigue interesando?
 
- Más que antes.
 
- Pues hoy tómate todo lo que queda del día libremente y mañana vienes a hablar conmigo. Acepto que trabajes para mí.
 
Se dieron las manos y, de nuevo sobre los dos corceles, volvieron a caminar hacia Tobolsk.
 
- Eres muy rápido para resolver cuestiones humanas...
 
- Es necesario ser rápido para actuar sabiendo que has sido antes lento para pensar.
 
- Lo he entendido. Aprenderé a hacer lo mismo.
 
- No lo hagas si crees que no te sirve para nada.
 
- Al contrario. Estoy seguro de que me servirá para mucho.
 
- Amigo ruso, todo lo nuestro es lucha existencial por comprender la atmósfera de la vida. Mas allás solo está Dios.
 
- Creo. Lo creo ya de verdad.
 
- Pues la verdad nos guiará, Nikolái, hasta descubrir qué vamos a ser en el futuro. Así que sigamos tranquilos hasta el final.
 
FIN DEL CAPÍTULO VI 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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