Olvid las palabras (Novela) - Captulo 14-
Publicado en May 14, 2017
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Conduciendo su pequeño Wolkswagen para dirigirse hasta la oficina privada del famosísimo abogado Max Emilington, Joseph Liore puso en funcionamiento su aparato musical; aquel que contenía las canciones más emblemáticas de Frank Sinatra. Escuchaba "A mi manera"...
 
- ¡Y ahora, el final está aquí, Y entonces enfrento el telón final. Mi amigo, lo diré sin rodeos, hablaré de mi caso, del cual estoy seguro. He vivido una vida plena, Viajé por todos y cada uno de los caminos. Y más, mucho más que esto, lo hice a mi manera. Arrepentimientos he tenido unos pocos pero igualmente, muy pocos como para mencionarlos. Hice lo que debía hacer y lo hice sin excepciones. Planée cada programa de acción,  Cada paso cuidadoso a lo largo del camino. Y más, mucho más que esto, lo hice a mi manera. Sí, hubo oportunidades, estoy seguro que lo sabían cuando mordí  más de lo que podía masticar. Pero al final, cuando hubo duda, me lo tragué todo y luego lo dije sin miedo. Lo enfrenté todo y estuve orgulloso. Y lo hice a mi manera. He amado, he reído y llorado. Tuve malas experiencias, me tocó perder. Y ahora, que las lágrimas ceden, encuentro muy divertido pensar que hice todo eso. Y permítanme decir, sin timidez,  'Oh, no, oh, no, a mí no, yo sí lo hice a mi manera'. Pues ¿qué es un hombre?, ¿qué es lo que ha conseguido?. Si no es a sí mismo, entonces no tiene nada. Decir las cosas que realmente siente y no las palabras de alguien que se arrodilla. Mi historia muestra que asumí los golpes y lo hice a mi manera. Sí, fue a mi manera!
 
Joseph Liore apagó el aparato musical y comenzó a meditar para sí mismo, en un susurrro muy bajo, mientras conducía por las calles de Nueva Orleans.
 
-¿Cómo puedo acertar con las palabras adecuadas para decir cuánto representa ella en mi vida si olvidé las palabras? Me queda, solamente, la capacidad de sentir lo que nunca he sentido por ninguna otra mujer. ¿Cómo hacer que mis sentimientos sean los protagonistas principales de esta historia de amor que se me escapa sin poderla atrapar dentro de mi corazón? En realidad, no tengo ningún derecho a descubrir todo lo que ha surgido de repente, más allá de lo que yo puedo ofrecerla porque no puedo pertenecer al mundo al que ella pertenece. Todavía palpita en mi interior la noche donde nos metimos dentro para sentir vocación de libertad y, sin embargo, parece ya tan lejano que no tengo idioma suficiente para comenzar a decirle que sus huellas son las únicas verdades que me quedan como oportunidad para volver a tenerla entre mis brazos. Estoy seguro de que un día de estos despertaré de este sueño profundo y ella será de otro mucho más expresivo que yo. ¿Cómo luchar contra lo que yo mismo he construido sin darme cuenta de que en nuestro encuentro estábamos creando un espacio infinito, una contradicción entre su realidad social y la mía. Y es que vivir se me hace ya imposible al saber que estoy tan lejos de ella. ¿O puede ser que se produzca de nuevo esa tormenta de pasiones en la que los dos, ella y yo, nos vimos envueltos sin saber por qué?
 
Diana de Still había llegado a ser tan importante para Joseph Liore que cualquier momento en que tenía que jugarse la vida era una conmemoración de réquiem para los olvidos. ¿A quién olvidaba tanto aquel joven dispuesto a llegar hasta lo más lejos posible de su memoria histórica? Situado ente los verdaderos vencedores y los verdaderos perdedores, él no se sentía pertenecer a ningundo de esos grupos en que los poderes sociales se empeñaban en dividir a los seres humanos. Mientras mantuviera la ilusión sería eterno. Cada modo de manifestar su expresión era una demostración inequívoca para definirse sin error alguno. Joseph deseaba abrirse camino hacia lo verdadero; estar siempre situado en la primera línea de fuego en las batallas sociales en las que ya se había adentrado para responder a la confianza que "Míster X" había despositado en él. Si la obra de desenmascarar el mundo invisible de los espíritus del mal parecía de enorme magnitud, mucho más grande e infinitamente mayor era su Fe. Así que cuando Joseph llegó a la altura de la oficina privada de Max Emilington, en la Jackson Square, aparcó su Wolkswagen lo más cercano que pudo y decidió darse un tiempo para la meditación, Sacó uno de los "marlboros" que le había regalado Diana, lo encendió con su mechero y puso en funcionamiento el aparato radiofónico. Había sintonizado con "Magic" 1019 de FM, en el mismo momento en que la periodista Alice Wewill As entrevistaba al poeta local  "Jot Jot". Y la escuchó atentamente mientras fumaba.
 
- Estás a punto del triunfo como escritor. ¿Qué sientes?
- Que es un premio tras mucho tiempo de sufrimientos. Mereció la pena haberlos vivido,
- Mira al pasado. ¿Qué sucedió en el Banco?
- Voy a contestar a lo gallego, con otra pregunta, ¿Sabes tú lo que es la envidia?
- ¿De qué te sientes más orgulloso?
- Sin duda alguna de la eterna fidelidad a mi esposa antes de conocerla, al conocerla, y después de haberme casado co ella. Jamás la he traicionado y jamás la traicionaré. Los dos nos casamos siendo vírgenes y eso es de lo que más mes siento orgulloso en esta vida.
- ¿Cambiarías algo de tu pasado?
- Si me interesa volver al pasado no es para cambiar nada sino para vivir lo que los envidiosos nos robaron. O sea, tener mucho más tiempo para pasarlo junto a ella.
- ¿Y fueron capaces de derribarte?
- ¡Jamás! A todos sus ataques siempre respondí con una sonrisa en el rostro y un poema en cada mano.
- ¿Se puede ser feliz en casa después de todo aquello?
- En casa se vive mucho más feliz precisamente por todo aquello.
-¿Qué título de tus poemas te gusta más?
- Para mí todos los títulos de mis poemas me encantan pero, por citarte sólo a uno y sin desmerecer a los demás, por ejemplo "Polvo de azúcar esparcido", pero teniendo en cuenta que todos son para mí lo mismo de importantes.
- ¡Podrías recitar "Polvo de azúcar esparcido"?
- Presenciándote desnuda de sentires en el tálamo del deseo y la caricia me voy sintiendo más humano naciendo el vientre de tu flor. Busco con el tacto las semillas de tus senos envueltos en fragancia y arde entonces todo el ritmo de la lava de tu sexo enternecido. Beso a beso boca con la boca de la noche oculta en los ramajes penetramos en el hondo acompañamiento del esperma convertido en sal. Entonces perdura tu naturaleza de hembra abierta en el silencio y todo el huracán de las pasiones se abate en un temblor de palpitares. Es el momento en que yo te tomo para hacerte aroma de amapolas  y la roja sangre se enardece cubriendo la sábana del sueño. El nuevo éxtasis del polen hunde sus raíces en tu cuerpo cubriendo la vida con materia de espíritu salvaje y natural.  Así somos dos genes contundentes uniéndose en el lazo amoroso de los brazos asidos a la esquina de tus caderas henchidas de palomas. Y el polvo de azúcar esparcido nos sirve de amanecer caliente en esta atmósfera que cubre de relámpago todos los delirios.
- ¿Sirve de lección para alguien todo lo que estás escribiendo?
- Para algunos que yo conozco y no quiero citar nombres espero que sí.
-¿Qué dirías a los incrédulos?
- Chao.
- ¿Temes el maltrato verbal de alguno que siga teniéndote envidia?
- Me la sudan. Ahora mismo ya me la sudan de verdad. Paso a tope de todos ellos.
- Se habla mucho de lo que has tenido que soportar. ¿Te has puesto alguna vez en la piel de alguien ajeno a ti?
- Sí. En la piel de todos los que sufren por culpa de las injusticias de todos los avarientos y de todos los que sufren por culpa de todos los chismes que cuentan los mentirosos.
-Habrás oído alguna vez el refrán que dice "a la vuelta lo venden tinto". ¿Lo has dicho tú alguna vez?
- Más de alguna vez. Tantas veces como lo he considerado justo y necesario. Y no solamente a uno sino a bastantes.
- ¿Cómo ve un poeta como tú a este mundo actual?
- Con simpatía. Precisamente porque siempre prefieres ser cabeza de ratón y no cola de león. Si uno no se ve con simpatía a sí mismo es que es un ser muy desgraciado.
-Y en el Banco, ¿tuviste algunos momentos de felicidad?
-Tuve muchos y continuos momentos de felicidad cuando trabajaba en el Banco, muchos y hermosos momentos de felicidad aunque los tenía que ocultar a la vista de los envidiosos que tanto pululaban por allí. Pero el momento de mayor felicidad fue cuando les di un corte de mangas a todos ellos porque se lo merecían. Y me marché con la conciencia tranquila no huyendo de nada ni de nadie sino porque quise buscar mi propio destino.
- ¿Sientes desprecio por alguien?
- No. No siento desprecio por nadie. Siento pena por algunos. Verlos da pena de verdad; pero nunca he despreciado a nadie. No sé lo que es la envidia, ni el rencor ni el odio hacia ninguna persona. No conozco esa clase de sentimientos. Así somos los verdaderos poetas. Y tengo que aclarar, aunque parezca mentira, que gracias a sus envidias, a sus desprecios y a sus odios hacia mí lo único que consiguieron fue hacerme mejor persona. Así que les estoy eternamente agradecidos.
- ¿Te molesta la cantinela del vete ya?
- Ese asunto ni me va ni me viene. Me iré cuando Dios lo quiera y volveré tantas veces como Dios lo quiera. No siento nada cuando escucho eso. Absolutamente nada. Estoy donde Dios quiere que esté y no donde ellos quieran que esté. Así será para siempre,
- ¿Te arrepientes de lo que les llamaste a todos esos envidiosos juntos?
- ¡Jamás! Una cosa es sentir odio, que no es mi caso, y otra cosa bien distinta es llamar pan al pan y llamar vino al vino. Por dejar las cosas claras no eres peor cristiano sino un cristiano mucho más sincero que los que actúan con la hipocresía del qué van a pensar los demás.
- Como experto de la vida, ¿qué es lo que más añoras del pasado?
- Volver a un punto de mi pasado para recomenzar de nuevo con ella.
- Dicen que eres una gran compañero. ¿Eres también un gran amigo?
- Cada cual cuenta la feria según le va en la feria. No me preocupa ese tema pero sí que soy un gran compañeros y un gran amigo. Jamás he sido yo quien ha roto ninguna clase de esas relaciones con los demás. Si algunas se han roto no he sido yo quien las rompìó.
- ¿Cuántos amigos verdaderos tienes?
- De soltero y con mucho dinero en mis bolsillos tuve muchísimos amigos pero en cuanto a amigos verdaderos tuve tan pocos que se pueden contar con los dedos de una mano. Tener un amigo verdadero es una fortuna, Tener dos amigos verdaderos es un tesoro. Tener tres amigos verdaderos es un milagro. Pero desde que me casé y me bauticé como cristiano verdadero tengo miles y miles de amigos y amigas de verdad. Fue gracias a ella.
-¿Tienes claro quién es Dios?
- Dios es Jesucristo y nadie más que Jesucristo.
- ¿No te quejas de tu vida actual?
- No sólo no me quejo sino que agradezco a Dios todos los días porque no me falta de nada para ser feliz.
-¿Puedes ganar algún premio literario?
- No me interesan los premios literarios en los que hay que bajarse los pantalones según el capricho de los editores. Además, ya he ganado dos. Así que ganar cualquier otro premio literario me es indiferente tanto si lo gano como si no lo gano. Si lo consigo no será ya ninguna sorpresa para mí. Es Dios quien lo decide y no las personas. Ya he cumplido con las tres cosas que hacen feliz a un hombre: tener un hijo, editar un libro y plantar un árbol. Así que si algo más consigo es sólo porque Dios, y solo Dios, quiera que lo consiga regalándomelo en abundancia.
- ¿Qué puede pasar en el futuro?
- Prefiero escribirlo para dejar más constancia de ello. En cuanto a mi familia, que es lo que más me importa, sé que Felicidad empieza siempre por Fe.
- ¿Futuro azul o futuro rojo?
-  Futuro blanco de la paz y no futuro de guerra.
-¿No hablas nunca del futuro de manera concreta?
- Me basta y me sobra con vivir y hablar del presente.
- ¿Cómo eres capaz de gestionar tus vivencias?
- Para algo sirve la realidad pero para mucho más sirven los sueños y cuantos más grandes sean los sueños mejor será la realidad. Así gestiono yo mi vida.
- ¿Por qué pasas de la gente que grita?
- Porque la comunicación interpersonal no consiste en gritar más que nadie sino permanecer siempre al lado de quien amamos y no se puede amar gritando sino solamente sintiendo.
- ¿Por qué naciste en la frontera?
- Porque así estaba escrito en el Libro de Dios. En él se lee que sería un conquistador.
- ¿Estás hablando de chavalas?
- ¡Jajajajaja! Estoy hablando de mujeres.
- ¿De dónde sacas tanta Fe?
- De haber soportado hasta lo insoportable. La verdad es que tengo el Espíritu Santo dentro de mí.
-¿Por qué eres tan diferente dentro del mundo de la poesía que fuera del mundo de la poesía?
- Eso es totalmente falso. Soy exactamente igual dentro de la poesía como dentro de cualquier otro mundo. En ningún mundo cambio mi personalidad.
- ¿Cuál es el secreto para conseguirlo?
- Ser siempre fiel a ti mismo para no cambiar jamás si esa fidelidad te llena de felicidad.
- ¿Cuándo se acabará la crisis de valores que vivimos ahora?
- Que respondan los culpables.
- ¿Cómo valoras tu vida en Nueva Orleans?
- De manera muy positiva.
- Caundo lelgaste desde la frontera, ¿sentiste algo especial?
- Con en todos los lugares donde he vivido y en todos los lugares que tenga que vivir siempre he sentido necesidad de trabajar en equipo. Soy de la Comunidad Cristiana y nunca dejaré de serlo porque no vuelvo atrás, no vuelvo atrás.
- ¿Qué es lo que más pena te da en esta vida?
- La gran cantidad de gentes que se mueren por culpa de ellos mismos. Ya sabes a lo que me refiero.
- ¡Jajajajaja! ¡Cuánta razón llevas!
- Gracias.
-En menos de unos pocos años has conseguido escribir multitud de temas. ¿Cómo consigues hacerlo?
- Cosa del Destino de Dios.
- ¿Vienes del Mundo Nuevo o regresas al Mundo Nuevo?
- Para mí todo el mundo entero es nuevo. Ni vengo ni voy sino que viajo porque pertenezco a la raza  humana.
- Dime una frase sobre la verdadera amistad pero de manera espontánea.
- El amigo verdadero es aquel que te admira pero no te elogia.
- ¿Eso quiere decir que muchos de los que te elogian lo hacen para ocultar sus envidias?
- Tú lo has dicho. Prefiero una mirada amistosa antes que un elogio traicionero.
- ¿Estás haciendo crítica social?
- Todo el mundo sabe que sí. No lo oculto para nada ni tengo por qué ocultarlo; pero no desde el punto de vista de ninguna ideología porque todas las idealogías te esclavizan; sino desde el mundo de las ideas porque todas las ideas te liberan.
- ¿Eres mejor poeta que mejor persona?
- No sé lo que opinen de mí los demás porque supongo que lo harán según sus puntos de vista; pero yo soy siempre como yo soy siempre. Quiero decir que soy igual como poeta que como persona. Que los demás lo crean o no lo crean no es problema mío ni me incumbe saberlo porque no me preocupa en absoluto.
- Hablemos de la vida. ¿Esperabas más de ella hasta el momento actual?
- Continuamente sigo esperando más de ella desde antes del momento actual y hasta después del momento actual.
- ¿Qué les dices a los que te aprecian?
- Si son hombres les digo "buenas chavales" y si son mujeres les digo "estáis muy buenas". Jejeje.
- ¡Jajajajaja!
- La sonrisa es la mejor manera de expresión corporal que existe y por eso paso olímpicamente de todas las técnicas de meditación transcendental de los rollos tibetanos y otros rollos parecidos a los rollos tibetanos.
- ¿Te ves preparado para el éxito final?
- Partiendo de la base de que el éxito no tiene final te puedo decir, con total sinceridad, que me da lo mismo llegar al éxito final o no llegar al éxito final. El éxito final no existe.
- De pequeño querías ser...
-Escritor sin barrera alguna...
- De no haberlo conseguido...
- Eterno jugador de chapas...
-¡Jajajajaja! Eres un negado...
- Para conducir un coche...
- Nunca falta en tu nevera...
- Algo que ella me deja con amor para que vaya tirando...
- ¡Jajajajaja! ¿Cuál fue la última vez que lloraste?
- ¡Mañana!
- ¿Eres un friki?
- Para escribir historias hasta me sirve serlo... pero la verdad es que sólo soy cristiano nada más... y si alguien desea llamarme friki o pasota la verdad es que paso...
- Sueñas con...
- Lo que sueño ya lo he conseguido porue estoy casado como Dios manda.
-¿Qué es la felicidad?
- El mensaje de que vale la pena estar presente.
- ¿Una frase espontánea?
- A Dios rogando y con la Biblia dando.
- Adiós, "Jot Jot".
- A Dios si Dios quiere.
 
La entrevista se terminó dando pasa al vals "El Danubio Azul"El Danubio azul compuesto por el austriaco Johann Strauss hijo en 1867 por encargo del director Johann von Herbeck. El más famoso y popular de sus 400 valses. Cuando terminó de sonar el vals, Joseph Liroe decidió que ya era hora de actuar. Salió del automóvil, echó en una papelera el "marlboro" que se le había apagado antes de consumirse por completo y entró en el edificio. Cuando, minutos después, Max Emilington le recibió pensando que llegaría Diana acompañando a Joseph, su cara de disgusto eres cien por cien evidente y mil por mil expresiva.
 
- Veo que hay algo que le ha decepcionado del todo, señor Emilington.
- Esto... no... no pasa nada... es que yo pensé...
- Piensa usted demasiado cuando le da por pensar demasiado.
- Está bien... pensé que vendría Diana de Still contigo...
- ¿Por qué tendría que hacerlo?
- ¿No es tu amante?
- Supongamos que es mi amante. ¿Qué dicen los Diez Mantamientos de la Ley de Dios sobre las mujeres que no nos pertenecen?
- Esto... ya... ya sé por qué lo dices...
- ¿Puede ser más concreto?
- No codiciarás las mujeres de otros.
- Pues usted, cuando ella estuvo el pasado viernes 13 en este mismo despacho, no hizo otra cosa nada más que codiciarla.
- Esto... creo que se me notó demasiado...
- Sí. Menos mal que las miradas no pueden follar.
- Esto... yo... es que, la verdad sea dicha, la echo de menos...
- ¿Porque la quiere para usted mismo o es de los que dicen que o me llevo a esa mujer o entre los tres nos las apañamos para pasarlo bien?
- No... yo... no... lo que pasa...
- ¿Puedo sentarme o no puedo sentarme?
 
Max Emilington se levantó rápidamente de su sillón y le brindó otro a Joseph Liore. Éste se sentó cómodamente frente a Emilington sólo con la mesa escritorio entre ellos.

- ¿Quieres un buen oporto?
-¿Qué marca de oporto?
- Un Vintage 1985 Port Martínez.
- ¡Excelente oporto! De acuerdo, Bebamos porque tenemos que hablar de algo más importante que devorar con los ojos a Diana de Still.
 
Max Emilington sacó una botella y dos vasos del cajón de su mesa de despacho y sirvió.
 
- Curioso...
- ¿Qué es lo curioso?
- Curioso que usted tenga tan a mano una verdadera joya de vino oporto y precisamente dos vasos, solamente dos vasos,
- ¡Es para que brindemos los dos como buenos amigos dispuestos a entenderse de una vez por todas!
- Pero resulta que no estaba previsto en su agenda de brindis que yo viniera esta tarde a hacerle una visita... luego no era conmigo con quien pensaba brindar...
- ¿Tengo que responder a esa cuestión?
- No me haga caso del todo. A veces sólo son intuiciones nada más. ¿Cómo se llama ella?
- ¿Es que no se llama Diana de Still?
- Me refiero a la otra...
- De momento ya estamos separados así que supongo que tu pregunta es necia.
- Es que no me refiero a la rubia sino a la morena.
- ¿Pero se puede saber de quién me estás hablando?
- De la árabe de la fotografía.
- ¿Otra vez con ese tema? ¡Creí que no le habías dado ninguna importancia y ahora resulta que te atreves a preguntarme cómo se llama!
- ¿Es que los demás no tenemos el mismo derecho que tienen los abogados para intentar ligar con chavalas tan guapas como algunas árabes?
- ¿Eso de que sea árabe tiene alguna importancia?
- En condiciones normales no pero cuando entramos en señal de alerta es otra cuestión. En mi anterior visita usted le dio muy poca importancia diciendo que solamente es su secretaria personal pero no la veo por ninguna parte.
- ¿Si te digo cómo se llama la vas a dejar en paz?
- Hace ya bastantes años que dejé olvidadas las conquistas pero me interesa cultivar amistades con otras culturas diferentes a las nuestras, Es super divertido y se aprende mucho de otras formas de vivir.
- ¿Si te digo quién es tú harás que Diana de Still venga a estar conmigo una tarde de estas?
- ¿Sigue usted deseando follarla?
- ¿Y qué hombre se pude contener ante una chavala tan impresionante?
- Hagamos un trato. Usted me dice como se llama su secretaria árabe y yo, a cambio, le hago saber a Diana de Still la cantidad de millones de dólares que ha conseguido usted reunir a costa, supongo aunque sea mucho suponer, que de su propios esfuerzos y sudores, o sea de mucho trabajo. Quizás cuando sepa a cuánto se eleva su fortuna ella misma vendrá a pedirle que la lleve urgentemente a su cama.
- ¿De verdad harás eso por mí? 
- Favor con favor se paga; pero lo mismo que yo puedo fracasar con la árabe usted no se queje si fracasa con Diana. ¿De acuerdo?
-De acuerdo. Me parece justo. Se llama Fátima al-Fanje ibn Cimi-Tarra y es muy peligrosa entrar en contacto con ella.
- ¿Es que usted todavía no se la ha tirado?
- Lo intento... lo intento... pero hasta ahora ha sido en vano...
- Vanidad de vanidades es este mundo vano, señor Emilington... vanidad de vanidades que al final demuestra que hay romances tan vanos que son absurdos...
- ¿Estás insinuando que tengo algo que ver con ella?
- Mire, señor Emilington... esto no es otra partida de póker entre usted y yo sino algo completamente distinto entre usted y usted mismo...
- ¿Entre yo y yo mismo? ¡Eso no tiene sentido!
- Tiene mucho sentido y lo voy a demostrar.
- Empieza a demostrarlo si de verdad estás tan capacitado para demostrar algo que no sean simples conjeturas nada más.
- ¿Por dónde quiere que empiece?
 
Max Emilington se dio cuenta de que Joseph Liore no se estaba tirando un "farol" en esta ocasión; así que decidió salirse por la tangente.
 
- Ya que estás aquí... ¿te hace darme la revancha?...
- Escuche, Max Emilington, no he venido a seguir perdiendo el tiempo demostrando que soy mejor que usted jugando al póker. Sería mejor que dejara ya de pensar tanto en eso de poder follar a Diana de Still en contra de la voluntad de ella. ¿Sabe ya por dónde voy?
 
Max Emilington no podía escapar pero siguió intentado salirse por la tangente.
 
- Lo que no llego a comprender bien del todo es cómo es posible que seas tan prodigioso titándote "faroles".
- Es muy sencillo de explicar. Me he pasado gran parte de mi primera juventud en las calles de Nueva York, quizás mucho más tiempor del que yo hubiera querido, pero es por eso por lo que he aprendido a pasar noches enteras al lado de las farolas. ¿Le cuento algo sobre las farolas y así olvidamos ya los "faroles"?
- Si es esa tu voluntad...
- No disimule. No es mi voluntad sino la suya. Está deseando saberlo.
- No sé cómo lo haces pero sí deseo saberlo. Cuenta.
- Enciende su luz la farola mientras aligeran sus pasos los viandantes hacia un destino signado por el espíritu de la cotidianeidad, el fumador consume su último cigarrillo antes de despedirse de sus angustias y un sinfín de ojos le observan. No puede salir del círculo donde queda aprisionada su conciencia. Lucha para no mover sus huesos calcinados y cuando se marcha con aire de igrávida languidez, el agente le sigue los pasos de cerca. Tambaleante, el borracho se aferra al tronco férreo de la farola. Su cabeza está inclinada sobre un pecho que ha dejado de latir sueños. Toda la luz se hunde en la demacrada piel de su rostro cetrino. El equilibrio corporal baila una especie de tormenta. Cae y se levanta. Vuelve a aferrarse al férreo tronco de la farola y después da unas estrambóticas zancadas hacia el vacío. Va quedando solitaria la acera. Un perro gris se acerca, huele, olfatea y huye despavorido cuando se acerca el poeta que mira hacia arriba, hacia la cristalina luz, lanza un hondo suspiro y se pierde entre la bruma. Al fin los dos enamorados encuentran su refugio. Él la recuesta sobre la farola porque quiere contemplar sus ojos luminosos. Se dicen frases de reconciliación mientras sus bocas encuentran el punto de unión de unos besos largos. Se funden en un solo fulgor nocturno. La farola gime de ansiedad y luego un baño lunar los acaricia, los orla de reflejos, los suaviza... hasta que él la enlaza por la cintura y se marchan despacio, despacio... más lo que nadie sabe es que cuando avanza la noche, en plena madrugada, un ancianita de níveo cabello llega siempre hasta allí y comienza a regar lentamente los pies de la farola. Ella espera el milagro de que nazca un rosal mientras la acompaña el fantasma del farolero que le musita qudamente una estrofa becqueriana: volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar pero igual a como yo te que querido, desengáñate, nunca te querrán. Queda dormida la ancianita del pelo blanco esperando su último sueño mientras pasa a su lado un emigrante solitario, vagabundo de la noche, con un equipaje lleno de silencios y un cantautor del barrio se ha acercado para dedicarle a ella, a la nívea ancianita, una canción de despedida. La luna brilla sobre la silueta de la soñadora, la que se está aromando de poemas becquerianos que le cita al oído su farolero. Un coro de ángeles invisibles, que sólo ella ve, la cobijan mientras, como un milagroso despertar, una azucena está creciendo en la base de la farola. Desfila un carrusel de automóviles y de uno de ellos, a todo volumen, suena música reggeaton.
- Pienso que es cierto que has vivido demasiado en las calles de Nueva York a pesar de tu mucha juventud,
- ¿Sabe a qué se debe eso?
- Si me lo quieres explicar podré saberlo.
- Es porque yo no me hundo en un cómodo sillón mietras una zorra me acaricia dulcemente.
 
Max Emilington tuvo un ataque de ira.
 
- ¿Estás insinuando que estoy involucrado en algo ilegal?
- Calma, poderoso abogado de Nueva Orleans. Estoy diciendo, no insinuando sino diciendo, que el comercio de las mujeres, llamado prostitución ya que estamos hablando entre hombres, tiene que estar dirigido por algunos poderosos mientras que los clientes sólo son marionetas cuyos hilos los mueven dichos poderosos. ¿Es usted uno de ellos o solamente me lo estoy imaginando?
- ¡No consiento que vengas a insultarme a mi propio despacho privado!
- Olvidemos por un momento a las prostitutas y olvidemos por un momento a su despacho privado para hablar con total liberación. Escuche bien porque lo voy a recitar de memoria y no pienso repetirlo ni una sola vez porque creo que usted lo va a coger a la primera.
- ¡Como sea otro insulto a mi persona ordeno que te saquen a patadas de aquí!
 
Joseph Liore hizo como que no había escuchado la amenaza y no lo dudó ni un instante.
 
- Cosas de conciencia referentes a espíritus del mal. Son maravillas del mundo invisible y, en medio de todo ello, la décima musa, la llamada Energeia, aparece siempre en el día del juicio. Todo tiene un sentido común y hasta el pudin de maíz puede servir para escribir sobre Historia de Nueva York. ¡Voces de libertad! ¡Todos pronunciamos voces de libertad como el principio poético de la letra escarlata! ¿Penitencia? ¿Tendremos que hacer penitencia en medio de las hojas de hierba fresca? Quizás hasta los golpes de tambor son fragmentos de batalla y aspectos de la guerra. ¿A quién se le impone la insignia roja del valor? ¡Las almas del pueblo negro flotan sobre la tierra yerma! El ruido y la furia son ahora una fiesta.
- ¡Joder! ¿De dónde has sacado tantas informaciones?
- La verdad que he sido solamente yo mismo observando todo lo que está ocurriendo en la sociedad norteamericana y en la sociedad del resto del mundo. Siempre he tenido una mente muy abierta. ¿Hablamos ya en serio o seguimos bacilando el uno con el otro?
- ¡Hablemos en serio!
- ¿Qué prefiere usted: "Nunca Morir" o "Morir por ti Siempre"?.
- ¿No me queda ninguna otra alternativa?
- Eso depende de usted.
- ¿Cuánto quieres por cerrar la boca y largarte para siempre de Nueva Orleans?
- ¿Se puede comprar todo con el dinero?
- ¡Por supuesto que se puede comprar todo con el dinero!
- Salvo las voces de libertad.
- ¿Has dicho las voces de libertad?
- Sí. He dicho las voces de libertad. Y es que esas voces no se pueden callar con ningún montón de billetes verdes por muy grande que sea dicho montón. ¿Sabe usted que los negros tienen alma?
- A veces lo dudo.
- ¿Y qué sucede con los blancos? ¿Usted nunca duda de que los blancos tengan alma?
- Somos dos razas distintas.
- ¿No se llama usted, exactamente, Max Emilington Imonitie?
 
A Max Emilington le temblaron los labios por culpa de la ira pero se contuvo al darse cuenta de que Joseph Liore era capaz de partírselos con un solo puñetazo.

- ¿Quién te ha contado a ti que tengo el apellido Imonitie?
- Antes de conocer a alguien procuro investigar a quién voy a conocer.
- ¿Has investigado en los padrones del Ayuntamiento de Nueva Orleans?
- Fue lo primero que hice al llegar a esta ciudad y antes de venir a jugar al póker contra usted.
- Y yo sin saberlo...
- No lo sabía nadie nada más que Dios y yo.
- Bien. Un apellido mío es Imonitie. ¿Qué pasa de raro con eso?
- No pasa nada raro a no ser que usted considere que es raro.
- ¿Qué me quieres decir?
- Algo que suted sabe muy bien pero que procura ocultarlo.
- Hazmelo saber para que me lo crea.
- Que el apellido Imonitie es de origen nigeriano, 
- ¿Cómo puedes afirmar tal cosa que es, por supuesto, una mentira?
- ¿Me está usted llamando mentiroso cuando todos los grandes aficionados al tenis sabemos que en la década de los 80 del pasado Siglo XX, David Imonitie era el número 1 de Nigeria?
 
Max Emilington se quedó con la boca abierta y dio un largo trago a su oporto.
 
- ¿Tienes algo más concreto para poder admitir que llevas razón?
- En 1987 el nigeriano David Imonitie llegó a ser el número 550 de la ATP de tenistas profesionales y, entre los tenistas más renombrados de aquella década, David Imonitie jugó contra el argentino Guillermo Vilas, el checo Ivan Lendl, el sueco Matts Wilander, el australiando Rod Laver, el estadounidense John Mc Enroe, el australiano John Newcombe, el estadounidense Jimmy Connors y el australiano Ken Rosewall. ¿Quiere usted más datos o son suficientes?
 
Max Emilington dio un puñetazo sobre la mesa.
 
- ¡Está bien! ¡Sí! ¡Tengo parentesco lejano con los negros de Nigeria!
- Y usted odia tenerlos...
 
Max Emilington volvió a propinar un puñetazo sobre la mesa. 
 
- ¡Yo no soy un racista!
- Un poco de calma, señor Emilington, porque la calma demuestra en primer lugar tener educación, cosa que al parecer usted no tiene y, en segunda lugar, podemos hablar sin nervios. Así que es la última vez que da usted un puñetazo sobre la mesa mientras está hablando conmigo. Si usted está enfadado no es culpa mía.
- ¡Pero yo no soy un racista!
- Si usted no es un racista... ¿se puede saber por qué mantiene usted relaciones íntimas con Ben Arck Basin, con Savio Mills Depaper y con Chuchi Lean Black sabiendo que no sólo son racistas sino que están intentando hacer que se reavive el Ku Klux Klan en los Estados Unidos de Norteamérica?
 
Max Emilington volvió a palidecer y comenzó a sudar por la frente pero intentó resistir el ataque directo de Joseph Liore.
 
- Yo no tengo la culpa de que ellos sí lo sean.
- ¿Y de verdad no está usted apoyando sus actividades?
- No sé a qué te refieres.
- Usted es el más famoso abogado de Nueva Orleans y tiene el mejor servicio de información de todo el Estado de Luisiana así que conoce perfectamente lo que está sucediendo en las plantaciones de arroz de la granja "Millsrack" de Houma.
 
Max Emilington quedó completamente mudo por unos instantes.
 
- Escucha, Joseph. Ya sé que no se puede comprar tu silencio con dinero pero supongo que tendrás algunos sueños para tu futuro... 
- Los tengo.
- ¿Y si te doy mi palabra de que yo puedo hacer que se cumplan todos tus sueños gracias a mi poder?
- No creo en su palabra y, además, no me interesa esa clase de poder. Debe usted ya saber que la voz de los negros no se va a callar hasta que consigan lo que buscan que no es nada más que su dignidad y yo no voy a ir en contra de esa lucha.
- ¡Los negros pueden ser callados!
- Pues no sé cómo lo van a conseguir sabiendo que los golpes de tambor son fragmentos de batallas y que está a punto de declararse la guerra.
 
Fue cuando Max Emilington terminó por derrumbarse del todo y, presa del pánico, comenzó a implorar.
 
- ¡Tengo miedo, Joseph, tengo miedo! ¡Ayúdame, por favor! ¡No quiero morir todavía!
- ¿Se puede saber a qué cosa o a quién tiene usted miedo?
- ¡Tengo miedo a Carlos Marcello!
- Todo el mundo sabe que Carlos Marcello murió el 3 de marzo de 1993 en la ciudad de Túnez.
- ¡Lo que te estoy queriendo decir es que tengo miedo al espíritu de Carlos Marcello!
- ¿Es usted todo un abogado de carrera y tiene miedo a los fantasmas?
- ¡El espíritu de Marcello no es un fantasma sino una realidad!
 
Joseph Liore se dio cuenta de que el asunto era mucho más grave de lo que suponía.
 
- ¿Tiene usted alguna clase de refrescos para hablar con más serenidad?
- Puedo servirte otra de oporto.
- No. Me refiero a resfrescos sin alcohol.
- Pues resulta que tengo Pony Malta colombiana.
- Eso sí se puede admitir.
 
Max Emilington tocó el timbre de su mesa y, a los pocos segundos, apareció en el despacho la señorita Fátima al-Fanje ibn Cimi-Tarra.
 
- ¡Vaya! ¡Es usted todavía más guapa en persona que en fotografía!
- ¿Quién es usted y por qué me dirige la palabra sin mi permiso?
- Tampoco tiene usted permiso para presentarse a mi vista sin que yo quiera verla a usted; así que en ese sentido estamos empatados.
 
Max Emilington guiñó disimuladamente con su ojo derecho a la musulmana. Joseph se dio cuenta pero hizo como que no lo había percatado. 
 
- Tranquila, Fátima... puede ser un amigo si le tratamos con cariño... 
- ¿Cómo se llama usted?
- Joseph Liore... y no olvide nunca que me llamo Joseph Liore lo mismo que yo no olvidaré nunca que usted se llama Fátima al-Fanje ibn Cimi-Tarra.
 
Fátima comenzó a ponerse nerviosa.
 
- No te precupes "Faty". Joseph Liore sólo quiere que tomemos los dos unas maltas colombianas para seguir con nuestra amistosa charla, cariño. 
- Yo diría que como son amistosas... o parecen más bien amistosas... sería muy interesante que usted... linda señorita árabe... se tome otra malta colombiana para hacernos compañía y así la conversación se hace más amena teniendo a una mujer tan guapa en la tertulia...
- ¡Le advierto, señor Liore que no se pase de listo conmigo! ¡Precisamente soy una refugiada en los Estados Unidos porque huí del machismo musulmán y ahora soy toda una luchadora activista en favor de los derechos de las mujeres para ser equitativamente tratadas como los hombres y las feministas rechazamos los piropos!
- Salvo si se los dicen gentes tan importantes como el abogado aquí presente...
- ¿Está insinuando que las mujeres activistas del feminismo tenemos preferencias por las altas clases sociales mientras despreciamos a los de baja condición social?
- La sonrisa que usted ha mostrado cuando el gran Emilington le ha llamado "Faty" y cariño y lo dura que se ha puesto conmigo al decir que es guapa lo demuestra.
 
Fátima al-Fanje ibn Cimi-Tarra se dio cuenta de que aquel joven personaje podía ser cualquier cosa menos tonto y decidió callarse para no seguir cometiendo errores. Así que fue en busca de las tres Pony Malta colombianas. El silencio lo cortó Max Emilington. 
 
- Perdónala, Joseph. Es demasiado joven y comete errores sin darse cuenta. Pero es una persona angelical.
- Si usted cree que es angelical digamos que es divina...
- ¡Jajajajaja! No se te ocurra decirle eso si no quieres que te saque los ojos.
- Luego no es tan angelical como usted dice...
 
Joseph Liore no estaba haciendo más que anotarse punto tras punto y, al llegar Fátima con las tres maltas colombianas, ella le ofreció una pero sin sonreír para nada, le ofreció la otra a Max con una alegre sonrisa y se sentó enn el único sillón que quedaba libre a la izquierda de Emilington.
 
- Bien servidos bien mantenidos.
- ¡Jajajajaja!
- Sólo lo digo para que no se me ponga nervioso ante lo que estoy a punto de deducir.
- Deduce pues.
- Todo el mundo sabe que usted tiene intereses políticos; en otras palabras, que quiere hacer carrera en la política para tener mucho más poder del que ahora tiene.
- ¿Y es malo ambicionar eso?
- Señor Emilington, lo bueno o lo malo no es la ambición sino lo que se es capaz de hacer por culpa de la ambición.
- Necesito una pequeña explicación para saber si estoy de acuerdo contigo o no estoy de acuerdo contigo.
- Don Max, bajo mi punto de vista propio y subjetivo toda existencia humana no es una alternativa de fuga ni de huída como muchos existencialistas proponen en sus escritos filosóficos y literarios sino el resultado de conjugar sensibilidad, responsabilidad, reflexión y emoción. En toda la óptica de los llamados escritores existencialistas siempre veo yo que se centran únicamente en la parte oscura de lo que no se ve, en las maravillas de lo invisible para ser más literarios, pero esa no debe ser la verdadera alternativa para vivir una vida real.
- Interesante, Joseph, interesante.
- A lo mejor le parece mucho más interesante lo que viene ahora.
- ¿Qué viene ahora?
- Un pequeño discurso moral pero no moralista. Escuche. La vida se ha convertido en una vorágine de inaplazables premuras. Un transitar de aspiraciones individuales y colectivas que nos llenan de afanes permanentes, a veces hasta esperpénticos, donde proyectar nuestros anhelos y la ineludible necesidad, muchas veces creada de manera artificiosa y no precisamente natural, de apresar oportunidades. Y muchos corren como locos por culpa de la voluntad de superar obstáculos. En este maratón en que se ha convertido la vida, que casi siempre es infernal, es muy importante y necesario para nuestra salud mental darnos pausas para vivir y valorar adecuadamente el mundo de nuestras relaciones interpersonales. Es ese entorno de los amigos y las amigas. Un vino añejo que nació en una caverna de la prehistoria, a la luz de un fuego ardiente, y que sigue su existencia a través de miles y miles de años. Me emociona recordar a los amigos y las amigas de la infancia y la juventud y me emociona vivir la amistad en mi vida presente… porque la amistad es tan importante para nuestra felicidad personal que hasta leo un pensamiento de Antonio Gala,  donde el escritor dice: “el amor es una relación de amistad con algunos momentos de erotismo”. Es también sabio mi propio pensamiento que dice: “el compañerismo se busca, la amistad se encuentra y el amor nos sorprende pero ninguno de estos tres sentimientos se deben mendigar”. Acertado pensamiento de donde entresaco que, en lo referente a la amistad, que no se mendiga sino que se encuentra y se enlaza en nuestro sentimiento de forma natural, es importantísimo que nunca, bajo ningún concepto, la rompamos. Es como el vino. Cuánto más añejo mejor sabor deja en nuestro ánimo. Sin la amistad nos volveríamos locos de tristeza y sería imposible sentir el compañerismo y el amor. La amistad verdadera es esa palabra que se da y se mantiene a pesar de los pesares… pero existen muchos humanos, o mejor dicho humanoides, que se comportan con la amistad lo mismo que se comportan con las suciedades del cuarto de baño. Hacen su necesidad utilizando al amigo o a la amiga y, una vez ya sin dicha necesidad, toman a la amistad, se limpian sus ambiciones con ella y la tiran por la cañería del desagüe de las emociones. Sucia manera de entender la amistad. Sucia manera impropia de quienes van por la vida alardeando de don de gentes, de gentes de importancia porque han pateado el trasero del amigo y de la amiga después de haberlo o haberla utilizado o utilizada para el menester de cumplir una necesidad tan sucia como sus propias conciencias. En las tuberías de los desagües de muchos “lugares secretos” de bastantes seres humanos, tanto hombres como mujeres por igual, están atascadas aquellas amistades que un día les sirvieron para limpiarse con ellas el trasero de sus necesidades. Pero la verdadera amistad perdura… y perdurará siempre mientras existan dos corazones limpios enlazados por esa cinta de colores que es el arco iris de nuestras verdades. Los amigos sinceros y las amigas sinceras jamás tiran por el caño de las tuberías a sus amistades como si de papel higiénico se tratase; porque para los amigos y las amigas de verdad, la amistad, como el vino añejo, es algo tan agradable de saborear, que les dejan ocupar un lugar privilegiado dentro de los sentimientos de su puro corazón. 
- ¿Y qué me quieres decir con todo eso?
- Piense todo el tiempo que crea oportuno para responder a una pregunta.
- Lo haré con mucho gusto.
- ¿Usted era un amigo verdadero del ex alcalde de Nueva Orlens, llamado Bonaventura Facio, que fue asesinado hace ya casi un año y medio?
- ¡Yo era su mejor amigo! ¡Él era para mí como mi mejor hermano! ¿Contesta esto a tu pregunta?
- Si lo contesta pero estoy pensando algo...
- ¿Qué es?
- Que volviendo a lo de las ambiciones políticas usted tiene muchos deseos de ser alcalde de Nueva Orleans...
- Pues sí. Y una vez que asesinaron a mi mejor amigo todavía lo deseo con mayor ambición.
- Espere que todavía no he terminado de pensar...
- Le estoy contestando con total sinceridad.
- ¿Puede decirme entonces quién es la persona a la que más le ha favorecido el crimen cometido contras Bonaventura Facio sabiendo que era un alcalde para muchísimos años porque le querían todos los blancos, le querían todos los negros y le querían todos los que no eran ni blancos ni negros?
- ¿Estás diciendo que el más favorecido con la muerte de Bonaventura Facio soy yo?
- Usted ha hablado antes de que la ambición no es un pecado y yo le he respondido que lo que es pecado no es la ambición sino lo que se hace por culpa de la ambición. ¿Estuvo o no estuvo usted detrás del crimen cometido contra el que era el mejor alcalde de toda la Historia de Nueva Orleans según confirman todos los habitantes?
- No deseo contestar a esa pregunta porque es dudar de mi sinceridad.
-  Poco a poco señor Emilington. Es necesario saber matizar muy bien lo que está usrted diciendo, y perdone que se lo diga con total sinceridad. Una cosa es criticar a los ambiciosos sin escrúpulos y otra cosa es entender que se puede, y además es muy sano, tener ambiciones cuando eres honesto. En el mismo saco no puedes meter a todos los que aspiran a ser algo más de lo que son; y eso se lo tengo que decir, con total sinceridad, para que sepamos distinguir bien lo que es válido y valioso de lo que es vano e inútil. Vanidad de vanidades es algo que todos sabemos entender pero también debemos entender que aspirar a ser mejores, a ser más grandes y a ser más importantes no tiene nada que ver con vivir dentro de la vanidad. Es que es muy importante saber distinguir cosas que son hasta opuestas. Así que, respetando su opinión y dándole toda la validez que usted quiera, no puedo descartar que su ambición fuese superior a su sentido de la amistad. Creo que es muy importante matizar lo que se critica; saber si se critica de manera general, que es un error bajo mi punto de vista, que de manera particular que a veces, aunque no lo crea así, es también otro error. Por ejemplo, buscar cosas profundas no sólo es bueno sino excelente. ¿Qué motivo hay para decir que quien profundiza, quien desea ser algo más de lo que es y quien quiere llegar a lo más alto del mundo que sueña sea un vanidoso o un ambicioso sin escrúpulos? La Fe, la verdadera Fe, la Fe que yo conozco es aquella que te motiva para ser uno de los mejores entre los mejores y eso lo dice hasta la Biblia Cristiana. Pero cuando hay mucha ambición de por medio se cae rápidamente en el hecho concreto de conseguir lo que se desea caiga quien caiga en el camino. 
 
El famosísimo abogado Max Emilington volvió a verse de nuevo como desnudo...
 
- Por favor... ¿qué tengo que hacer para que no cuentes esto a nadie?... confesar que yo soy el más beneficiado es lo que todos saben ya... pero confesar que yo fui quien asesinó a Bonaventura Facio es una acusación atroz...
- Bien dicho si se mira desde el ángulo oscuro de las sombras. ¿Sabes cuántas sombras he conocido yo? Alguna que otra y siempre sin quererlo. Así que le comprendo que se oculte usted en dichas sombras.
 
Max Emilington estaba otra vez contra las cuerdas.
 
- ¡De acuerdo! ¡A mí me interesaba que alguien le asesinara pero no fui yo el asesino!
- ¿Cuánto le pagó por hacerlo?
- ¿A quién cree usted que yo le pagué por hacerlo?
- A un racista que odia a los negros y a quienes son amigos de los negros. Un tipo que, además, es muy alto porque mide 2 metros de estatura y es muy fuerte porque juega al baloncesto, acude a los gimnasios y practica la esgrima; por lo cual, cogiendo por la espalda a una persona débil por ser mayor de edad, de sólo 1'78 metros de estatura y siendo el agresor rápido por lo de la esgrima y directo por lo de baloncesto no tuvo ningún problema en hundir el cuchillo en el corazón de Bonaventura con mucha fuerza por lo de acudir a los gimnasios.
 
El abogado Emilington tragó saliva...
 
- Eso sólo son conjeturas...
- Pero dejarán de serlo cuando confiese Basilia Casa Larios.
 
Max Emilington se vino a bajo totalmente...
 
- ¿Basilia Casa Larios se ha liberado?
- No solo se ha liberado sino que está totalmente protegida y hablará todo lo que tenga que hablar porque ahora nadie le pondrá la mordaza. ¿Conoce usted la mordaza de sastre?
- ¡Qué desastre! ¡Qué desastre! ¡Qué desastre!
- Leo Literatura española para perfeccionar mi aprendizaje de ese idioma universal y la verdad es que sí, que el final de la obra teatral de La Mordaza de Sastre es un verdadero desastre. 
- ¡Ayúdame a salir de todo esto, Joseph, por favor!
- Estamos en que si usted me ayuda a mí yo le ayudo a usted. 
 
 
Max Emilington volvió a crisparse de nuevo.
 
- ¡No quiero morir todavía!
- Porque tiene miedo al espíritu de Carlos Marcello que no es un fantasma sino una realidad. Y eso quiere decir algo que al final vamos a descubrir. Así que como tenemos todavía bastante tiempo, y ya que la señorita "Faty" se encuentra feliz a su lado, cuénteme algo de ese tal Carlos Marcello.
- ¿No me queda más remedio?
- Si quiere que le ayude no le queda más remedio.
- Su verdadero nombre era Calogero Minacore, nacido en Túnez pero que llegó siendo solo un niño, con toda su familia, a vivir a una plantación de Luisiana.
- Y fue cuando usted lo conoció...
- Más o menos sí. Pero me alejé de su influencia porque desde la adolescencia él se hizo pandillero, en una banda de gángsters que no sólo cometían robos y atracos sino que estaban envueltos en algunos casos de asesinatos. Por eso fue idealizado por todos los pandilleros de Luisiana y se le comparaba con el "Oliver Twist" de Charles Dickens. Estuvo encarcelado varias veces pero siempre salía reforzado en su fama de mafioso. Por eso en 1947 comenzó a tomar el control de las redes de apuestas ilegales en Nueva Orleans después de haber controlado redes de prostitutas, redes de juegos recreativos, redes de tráfico de armas y redes de marihuana y otras drogas. 
- ¡Menuda ficha!
- Si. Comenzó a tener en la Mafia poderes tan elevados como los de Frank Sinatra.
- Ya sé que Frank Sinatra era intocable debido a que la Mafia le protegía.
- También pasó lo mismo con Carlos Marcello.
- ¿Tantos poderes ocultos como para haber participado, de alguna manera directa, en la muerte de John Fitgerald Kennedy?
 
Max Emilington tembló visiblemente.
 
- ¡Tengo miedo, Joseph! ¡Tengo miedo al espíritu de Marcello!
 
Joseph Liroe hizo como que no había escuchado...
 
- Y al final se demostró que sí había participado en el asesinato de aquel Presidente de los Estados Unidos. 
- ¡No puedo hablar más! ¡Por favor, compréndeme!
- ¿Comprende usted a los negros de Luisiana?
- Intento comprenderles pero ellos no se dejan.
- ¿Porque ustedes les piden que se bajen los pantalones?
- Con el espíritu de Marcello no existe otro camino. 
- ¡Terminemos ya con este juego rocambolesco! ¡Si tiene usted miedo al espíritu de Marcello es que existe alguien que es su continuador de la familia mafiosa y que está en el mundo de lo invisible para ser parte, algún día, de la Historia de Nueva York! ¿Verdadero o falso?
- ¡Protéjeme, Joseph, por favor! ¡No quiero morir todavía!
- ¿El más famoso abogado de Nueva Orleans implorando y gimiendo ante un don nadie? ¡Me decepcionas, querido Max!
- ¡Caramba! Y yo que pensaba que usted, bella señorita para los de la alta clase social blanca, se había vuelto muda del todo...
- ¡Cada vez te desprecio más, charlatán!
- Menos mal que el desprecio es mucho mejor que la indiferencia, señorita feminista. ¿Es usted una de esas líderes que cuando se manifiestan por las calles no hacen más que amenazarnos a todos los hombres con cortarnos los cataplines? ¿No proclaman ustedes que buscan la igualdad y la equidad en base al diálogo pacifista para llegar a un consenso y no a través de la violencia de género? ¿Es violencia o no es violencia ir castrando a los hombres que nada tienen que ver con sus histéricas manifestaciones de machorras?
- ¡Cállate, Fátima! ¡Es mucho más inteligente que tú! 
 
A Joseph Liroe le importaba menos que un carajo ser más inteligente que ella o que ella fuese más inteligente que él. No le importaba para nada ese asunto porque no estaba peleando con ella ni quería demostrar nada a una mujer que no le interesaba absolutamente para nada. Así que fue directo y contundente.
 
- ¿Es usted o no es usted el abogado de los intereses económicos y sociales de la señora doña Luciana Monti, viuda del que fue el alcalde de Nueva Orleans, llamado Bonaventura Facio, hasta hace ya un año y medio?
- ¡Lo soy de toda la vida, tanto de Bonaventura como de Luciana!
- ¿Porque eran como hermanos para usted?
- Exacto.
- ¿Y por qué no ha hecho usted nada de nada durante un año y medio para poder aclarar el crimen cometido contra su, más que amigo, hermano Bonaventura?
- No ha habido tiempo.
- ¿Se puede saber a qué se refiere con lo de no ha habido tiempo cuando se puede demostrar que era tan fácil encontrar pistas en tan sólo una semana de investigaciones?
- ¡Tengo miedo, Joseph, tengo miedo! 
- ¡Digame quién es y dónde puedo encontrarlo!
- ¿A quién buscas con tanto anhelo?
- Le busco sin anhelo alguno sino solamente para hacer justicia nada más. Y me refiero al espíritu viviente de Carlos Marcello.
- ¡No puedo! ¡No puedo decirlo! ¡Quiero vivir!
- Le repito que si usted me ayuda a mí yo le ayudo a usted. 
 
Max Emilington se alivió un poco.
 
- ¿Cómo puedes ayudarme?
- Le doy mi palabra de honor que evitaré que vaya a la cárcel con cadena perpetua, pero no podré evitar que usted pierda la licencia para seguir trabajando de abogado en los Estados Unidos; ahora bien, si se porta como un niño bueno en todos los años que le caigan de cárcel además de devolver todos los millones de dólares que ha robado al pueblo estadounidense también le doy mi palabra de honor que pediré para usted que le regalen un carrito de venta de chucherías en la puerta de un colegio de negros para que tenga su propio negocio y no se muera de hambre si es que sale a tiempo de la cárcel como para que le queden algunos años de libertad que, vistas las cosas como están, lo pongo muy en duda. A los niños y niñas de etnia negra les encantan los chuches; sobre todo si se los vende un hombre blanco con una sonrisa.
- ¿Estás jugando conmigo?
- Estoy hablando de su futuro y estoy hablando muy en serio. 
- ¡Protéjeme por favor, protéjeme!
- Sólo puedo protejerle si me dice cómo se llama y dónde puedo encontrarlo.
- ¡No necesitas ser chantajeado de esta manera tan vil, cariño!
- ¿Otra vez hablando usted, señorita corta cataplines?
- ¡Basta! ¡Ya no lo puedo soportar más! ¡Y tú haz el favor de callarte niña estúpida!
- Adelante. Diga quién es y cómo encontrarle y vivirá usted todos los años que Dios quiera que viva.
- ¡Se llama Ferdinando Morone Espínola y se le conoce como "Espiñete" porque de pequeño, en una pelea, le rompieron todos los piños y cuando digo los piños me refiero a los dientes. Tiene dentadura postiza desde que era un niño y lo puedes encontrar en el suburbio de Avondale. O bien lo encuentras en el restaurante "Mosca's" o en la bolera Fulton Alley, en la Fulton 600.
- Gracias, Max Emilington. Si vive muchos años, cosa que lo dudo, ya tendrá su propio comercio de chuches. Ya no le molesto más y le dejo con su bombón musulmana que, en nombre de su Alá, a lo mejor le convierte en Aladino y su lámpara maravillosa y se escapan gracias a la alfombra voladora. Maravillas del mundo invisible, señor Emilington, maravillas del mundo invisible. Espero que no se pierda usted demasiado con Fátima y sus milagros milagrosos. ¿Algo que decirme señorita del Islam?
- ¡Que te pudras en los infiernos!
- Bueno. Si algún día me pudro en los infiernos espero encontrarme contigo para tener gratas tertulias mientras nos asamos poco a poco. Excepto del amor, que ya lo tengo comprometido con una mil veces mejor que tú sea dicho amor verdadero o no sea verdadero, podremos hablar de infinitos temas de la vida. Espérame si tú te vas antes que yo. Espera un poco, un poquito más. 
 
Y Joseph Liore se marchó canturreando en un idioma español que cada vez lo iba mejorando de manera sorprendente.
 
- Espera. Aún la nave del olvido no ha partido no condenemos al naufragio lo vivido por nuestro ayer, por nuestro amor, yo te lo pido. Espera. Aún me quedan en mis manos primaveras para colmarte de caricias todas nuevas que morirían en mis manos si te fueras. Espera un poco, un poquito más para llevarte mi felicidad. Espera un poco, un poquito más me moriría si te vas. Espera un poco, un poquito más para llevarte mi felicidad. Espera un poco, un poquito más. Me moriría si te vas. Espera. Aún me quedan alegrías para darte tengo mil noches de amor que regalarte te doy mi vida a cambio de quedarte. Espera. No entendería mi mañana si te fueras y hasta te admito que tu amor me lo mintieras te adoraría aunque tu no me quisieras. Espera un poco, un poquito más para llevarte mi felicidad Espera un poco, un poquito más. Me moriría si te vas. Espera un poco, un poquito más para llevarte mi felicidad. Espera un poco, un poquito más. Me moriría si te vas. 
 
 
 
 

  
 
 
 
  
 

  

    
 
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Novela

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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