Olvid las palabras (Novela) -Captulo 9-
Publicado en May 07, 2017
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Se acercaban las once de la mañana y se estaba encendiendo el día. Él sentía el intenso calor del cuerpo de ella estrechada en su pecho. Un perro vagabundo pasó por entre la fila de todos los jóvenes y todas las jovencitas y después se perdió al ritmo pausado de su caminar doblando la esquina del tiempo. Diana y Joseph lo habían visto con total nitidez.
 
- Joseph... yo sí tengo un poco de miedo a las esquinas... 
- Doblando esquinas Diana… siempre doblando esquinas para no tener que tener miedo alguno. A la vida se la debe vivir sin miedo a doblar ciertas esquinas donde los maleantes están ya asustados. Nada de miedo a las esquinas. Pasátelas por encima y serás feliz. 
- ¡Jajajajaja! ¡Ya sé a lo que te refieres! ¡Gracias por el consejo!
- No se lo digas a nadie. 
 
Todos y todas fueron levantándose porque acababan de abrirse las taquillas de la venta de boletos. La fila fue avanzando y cuando le llegó el turno a Joseph, él compró dos de la última fila de la cancha. Tan altas que se encontraban al pie de la torreta del marcador. Entraron en el pabellón y subieron todas las escaleras. 
 
- ¿Por qué las has comprado de la última fila siendo uno de los primeros en poder elegir?
- Porque son todos muy altos pero desde aquí se les ve muy pequeños. 
- ¡Jajajajaja! Eso me suena a sociología popular. 
- Puede que sea sociología popular pero estarás de acuerdo conmigo en que ha sido todo un acierto. Si los vemos pequeños a lo mejor es que, en verdad, son tan pequeños como los vemos. 
- ¡Jajajajaja! ¡A Chuchi le va a costar venir a saludarme!
- Eso espero... 
- ¿Venganza tal vez?
- No. Justicia tal vez. 
- Todavía no tenemos nada contra él salvo que es un mezquino racista.
- Si es un mezquino racista es mejor que le cueste más esfuerzo poder ser un dios. ¿O no estás de acuerdo conmigo?
- En esta ocasión estoy de acuerdo contigo. 
- Menos mal que he acertado. Ya tengo un punto a mi favor. 
- ¿Y si luego terminas perdiendo por goleada?
- Si eso sucede me entierro. 
- ¿De verdad serías capaz de hacerlo por mí?
- ¿Enterrarme o luchar para no perder?
- Luchar para no perder. 
- Eso es precisamente a lo que he venido. 
- ¡Aquí llega el fenómeno!
 
Efectivamente, Diana llevaba razón porque Chuchi Lean Black la había descubierto con total rapidez y ahora estaba ante ella con una sonrisa de profidén que le hacía relumbrar todos sus dientes.
 
- ¡Sabía que no me ibas a fallar, pequeña!
- ¿Por qué te llama pequeña si mides 1,75 metros de estatura y sin tacones?
 
Chuchi comprobó, de mala gana, que ella estaba acompañada.
 
- ¿Y este tipejo quién es?
 
Joseph pensó que el segundo punto estaba también a punto de caer a su favor y lo dijo...
 
- Yo soy su angelito de la guardia.
 
Diana estalló en una carcajada.
 
- ¡Jajajajaja!
 
Chuchi se cabreó demasiado.
 
- ¿Siempre eres tan gracioso?
- No. Muchas veces lo soy mucho más pero tú eres tan alto que es dificil que lo puedas escuchar porque estás acostumbrado a delirar entre las nubes. ¿O me estoy equivocando?
 
Chuchi se dio cuenta de que podía complicarse la existencia si hablaban del mundo de las drogas. 
 
- Mira, Diana. Sólo me interesa hablar contigo. ¿Quedamos al final del partido para hablar de mi victoria? ¡Vamos a machacar a todos esos cristianos de Abilene!
- Estoy de acuerdo. Pero no puedo perder a mi ángel de la guardia por si acaso paso el peligro de caer en el infierno. Como eres tan guapo que te sales podría suceder. Te prometo que no dirá nada. 
- Ahora no puedo perder el tiempo hablando de ángeles. 
- Pues mira por dónde tú tienes un ramalazo de ángel que para sí lo quisiera Elton John.
- ¡Jajajajaja! Cállate ahora, Joseph, y déjanos hablar. 
- ¿Es que este tipejo se llama Joseph?
- Así es cómo le conocemos todos los que le conocemos.
- ¿Y de qué le conoces tú?
- De hacer horas extras por la noche. 
 
Joseph no pudo resistir la carcajada.
 
- ¡Jajajajaja! 
 
Chuchi, cabreado del todo, decidió iniciar una prudente retirada. 
 
- Sólo te pido un favor, Dianita. ¿Puedes guardarme esta pequeña bolsa de plástico? Llevo en ella objetos personales muy importantes y en los vestuarios siempre hay chorizos negros que roban todo lo que encuentran a su paso. 
- ¿Chorizos negros?
- Sí, pequeña. En Nueva Orleans todos los chorizos son negros.
 
Intervino Joseph aguantando la risa. 
 
- ¿No será que en lugar de chorizos son morcillas? Tratándose de negros según dices tú es mucho más lógico que fuesen morcillas en lugar de ser chorizos. Que conste que es lo que dices tú y no lo que pienso yo.
 
Chuchi Lean Black volvió a oler el peligro...
 
- ¡Me voy a los vestuarios porque ya me están esperando y mi equipo no puede estar tranquilo cuando falto tan solo una décima de segundo con ellos! ¡Después hablamos, Dianita!
- Después hablamos, Chuchi. 
 
Joseph Liroe esperó a que Chuchi Lean Black se perdiera por el túnel que conducía a los vestuarios.
 
- ¡Rápido, Diana! ¡Abre esa bolsa antes de que nos vea alguien!
- Pero si me ha dicho que se la guardara porque contiene objetos personales de gran importancia.
- No voy a robarle nada de nada pero es muy importante buscar algo que estoy buscando.
- ¿Me das tu palabra de hombre verdadero que no le vas a robar nada?
- Ni loco le robo yo algo a un tipo como ese. 
 
Diana de Still supuso que si Joseph Liroe quería mirar lo que había en la pequeña bolsita de plástico es que debería tener razones suficientes como para hacerlo. Y, efectivamente, cuando ella se la entregó a él rápidamente apareció la pulsera de plata. 
 
- ¡Mira, Diana!
- ¡Es una simple pulsera de plata!
- ¿No ves lo que tiene grabado?
- ¡Ostras! ¡KKK!
- Pues ahora guárdala de nuevo y que no sepa nunca ese tal Chuchi lo que hemos descubierto. Ni Chuchi ni nadie más que Dios, tú y yo. Y que Dios me perdone por haberlo hecho de esta manera. 
- Pero si Dios está de acuerdo... 
- ¡Jajajajaja! Se me olvidaba que Dios es de los buenos.
- ¡Jajajajaja! Otro punto más a tu favor. 
- Por ti no me importa perder pero también me importa ganar.
- De esto no se va a enterar nadie excepto Dios, tú y yo. 
- Pues no tengas miedo porque soy tu angelito de la guardia. 
 
Y mientras Diana no paraba de reír, en el vestuario de los "Corsarios" de Nueva Orleans se estaba produciendo una tragedia. El entrenador Timo Milking Bank estaba dando las primeras instrucciones. 
 
- ¡Tenemos que destruir por completo, desde el principio hasta el final y para que sirva de escarmiento a todos los cristianos de la NCAA, a los "Gatos Monteses" de Abilene! ¡Se van a enterar bien enterados del todo los tejanos cuando sepan quiénes somos los más machos del baloncesto universitario en esta nación de naciones! ¡Tenemos que aplastarlos hasta que no puedan jamás reponerse de su fracaso y desaparezcan de la NCAA! ¡Nos jugamos el liderato de la Conferencia así que todo el tiempo que dure el partido, o sea los 40 minutos completos, los vamos a jugar con nuestro invencible quinteto formado por el Gran Chuchi, la verdadera esperanza blanca de la NBA profesional, y Jones, Emerson, Musampa y Fortune. ¡No quiero que os carguéis de faltas personales porque os necesito a los cinco durante los primeros 20 minutos y durante los segundos 20 minutos! ¡Va a ser un paseo triunfal!
 
En medio de la alegría general sonó la voz ronca de Jones.
 
- ¡Un momento, míster Milking! ¡Usted viene de ser un jefazo de la Banca y, aunque no le discuto sus conocimientos sobre el baloncesto, esto no es ningún Banco sino solamente un equipo universitario y es posible que lo de universitario le suene a usted a idioma chino! ¡Los negros del equipo de los "Corsarios" hemos tenido una reunión a puerta cerrada y los cuatro hemos decidido que hoy no vamos a jugar ni tan sólo un solo segundo contra los "Gatos Monteses" cristianos de Abilene!
- ¡Eso es una majadería! ¡Chuchi os necesita a los cuatro para poder triunfar definitivamente!
- ¡A los negros no nos importa que Chuchi triunfe o no triunfe pero nosotros los negros no vamos a servirle de catapulta para que alcance el estrellato o se estrelle al querer alcanzarlo! ¡Además, le pongo en conocimiento a usted, Míster Milking, que a la hora de ordeñar la vaca los blancos siempre están dispuestos a llevarse la mejor leche; pero sea usted un ordoñés completo o un ordoñés incompleto esta vez no va a ser así y también nos hemos puesto de acuerdo con los negros cristianos de los "Gatos Monteses" para que no jueguen ni un solo segundo en este partido tan trascendental para los blancos! ¡Esta vez que sean los blancos los que luchen contra los blancos mientras los negros descansamos en las gradas viendo cómo luchan los blancos contra los blancos sin que se ayuden de los esfuerzos de los negros para que luego nos vayan denigrando diciendo que somos los esclavos del baloncesto de Estado Unidos!
- ¡Espero que esto sea una broma, Jones! 
- ¡Como me llamo con mucho orgullo Michael Jones Freeman, y no como pasó con ese payaso de Cassius Clay que vendió su alma a los musulmanes rechazando a su propia familia y que fue una vergüenza para todos los negros de los Estados Unidos que estamos orgullosos de nuestros verdaderos apellidos, aunque me hayan apodado "El Hammer" los periodistas blancos por la forma que tengo de jugar como un martillo, le aviso ya por última vez que no cuente con ninguno de nosotros los negros de Nueva Orleans para que Chuchi Lean Black suba a los altares mientras a nosotros se nos olvida y se nos abandona en medio de las miserias humanas! ¡Como estoy seguro de que Dios existe y no me importa si es usted un verdadero creyente, o solamente un pobre diablo ateo, no vamos a jugar este partido ni tan siquiera un segundo! ¡Arreglénselas los blancos luchando contra los blancos porque esto es una rebeldía con causa y no una película del guaperas y amadísimo blanco llamado Jean Dean del cual todos los negros pasamos a tope y que se quede en el recuerdo amoroso de todas sus fanáticas seguidoras! ¡Nosotros somos rebeldes con causa y no un niñato de familia millonaria haciéndose pasar por rebelde sin causa! ¡Mas claro agua!
 
El soberbio Chuchi Lean Black no pudo resistirlo más. 
 
- ¡Todos los negros de esta nación sois la escoria y la mierda más grande de los Estados Unidos, incluyendoos a vosotros cuatro que además sois traidores atacando por la espalda!
- ¿Atacando por la espalda los negros? ¡Que yo sepa lo único que se supo, hasta ahora, sobre el asesinato de Bonaventura Facio, es que se cometió atacándole por la espalda y se sospecha, porque se han filtrado ciertas noticias entre las gentes de las barriadas más humildes de Nueva Orleans, que fue obra de un tiparraco de los Ku Klux Klan! ¡Y todos los negros, blancos y de cualquier otro color, sabemos que los del KKK son solamente cacacá blanca! ¿O no es cierto, ¡oh gran dios rubio de ojos azules!, que los del "cacacá" son blancos? 
- ¡No tienes ni idea ni cultura suficiente para afirmar tales cosas!
- ¡Pues que yo sepa tú sólo estás estudiando Filología Romana con una beca ganada solamente por méritos deportivos pero no por curriculum intelectual! ¡Estoy seguro que de Filología no sabes ni tan siquiera quien fue uno de los padres de esa rama del saber humano! ¡Demuestra que lo sabes o cállate cuando hables con alguien como yo que tengo ya el doctorado en Ciencias de la Información!
 
Chuchi Lean Black quiso ocultar que no tenía ni la menor idea de quién hubiera podido ser el más antiguo descubridor de la Filología.
 
- No me acuerdo ahora mismo porque es un apellido dífícil de recordar... ¡pero fue, por supuesto, un alemán de los que saben que la inteligencia superior es de los blancos!... 
- ¡No tienes ni idea y tú crees que existen los elefantes lilas porque eres más simple que el mecanismo de un chupete! ¡Con razón te llamas Chuchi! Para que sepas que muchísimos negros te superamos en conocimientos culturales e intelectuales te hago saber que uno de los más antiguos filólogos fue Aristófanes de Bizancio, que no es un alemán del siglo XIX, ni del siglo XX, ni del siglo XXI, sino que vivió en el siglo III antes de Jesucristo! ¡No me hables nunca más en tu jodida vida de astro de las pelotas! 
 
Los componentes del equipo cristiano de Abilene, llamados "Gatos Monteses", todos blancos porque los negros cristianos también se habían negado a jugar, llevaban ya diez minutos esperando a que aparecieran los ateos de Nueva Orleans, llamados "Corsarios". Por la megafonía se escuchaba a Lenin Alliance Country intentando que no cundiera el pánico. 
 
- ¡Amigos y amigas del Lakefront Arena! ¡No sabemos exactamente que estará sucediendo en el vestuario de nuestros fantásticos "corsarios" pero estamos seguros de que en muy breves segundos aparecerán encabezados, como siempre, por la gran gloria de Nueva Orleans, el guapísimo rubiales Chuchi Lean Blake que, por supuesto, nos va a volver a deleitar a todos y a todas, y sobre todo a todas, con su espectacular, asombrosa, maravillosa y mágica forma y manera de manejar este juego de las pelotas! ¡Estamos seguros de que las va a meter siempre! ¡Nunca ha defraudado a nadie y hoy se juega su futuro como profesional en la NBA, así que será su Gran Día y el Gran Día para todos y todas, y sobre todo de todas! ¡Y mientras aparece nuestro gran astro solar y lunático del todo, os pongo la canción "Ciudad de Nueva Orleans" para que todos y todas lo cantemos en honor de él y que el Sol y la Luna le rindan homenaje! ¡Aquí está "Ciudad de Nueva Orleans" en español para darle una cordial bienvenida a nuestros colegas deportivos de Radio Televisión Española que han tenido el enorme detalle de estar presentes para emitir el choque para toda España, la Madre Patria de muchos americanos desde Alaska hasta la Patagonia!
 
Y sonó con fuerza...
 
- ¡A bordo del Ciudad de Nueva Orleans, lunes por la mañana, surcando la Vía Central de Illinois, quince vagones y quince jinetes que no han pegado ojo, tres maquinistas y veinticinco sacas de correos, en ruta hacia el sur… El tren abandona Kankakee dejando atrás las casas, las granjas, los campos, atravesando pueblos sin nombre, muelles de carga llenos de negros viejos y cementerios de automóviles ya oxidados. Buenos días, América ¿qué tal estás? ¿No me conoces? Soy tu hijo, nacido de ti, soy el tren que llaman Ciudad de Nueva Orleans, y cuando el día termine estaré a 500 millas de aquí. Jugando a las cartas con los viejos en el coche club, a un céntimo la apuesta nadie se preocupa de llevar el tanteo, pasa ya la bolsa de papel con la botella, siente las ruedas golpeteando bajo el suelo. Y los hijos de los maleteros, y los hijos de los ingenieros viajan en las alfombras mágicas de sus padres, hechas de vapor, y las madres mecen a sus bebés dormidos en el suave traqueteo, y el paso rítmico de las vías es lo único con lo que sueñan. Buenos días, América ¿qué tal estás? ¿No me conoces? Soy tu hijo, nacido de ti, soy el tren que llaman Ciudad de Nueva Orleans, y cuando el día termine estaré a 500 millas de aquí. Es de noche en el Ciudad de Nueva Orleans, cambio de vagones en Memphis, Tennessee, estamos a medio camino, llegaremos a casa por la mañana atravesando la oscuridad de Mississippi, descendiendo hacia el mar- Los pueblos y la gente parecen desvanecerse en el interior de una pesadilla y los raíles de acero aún no están al tanto de las noticias. El maquinista vuelve a cantar su canción, a los pasajeros les gustará el estribillo. Este tren lleva consigo el blues de la vía que se pierde. Buenos días, América ¿qué tal estás? ¿No me conoces? Soy tu hijo, nacido de ti, soy el tren que llaman Ciudad de Nueva Orleans, y cuando el día termine estaré a 500 millas de aquí.
 
Todo el público de pie, excepto Diana y Joseph, un poco como ausentes de todo aquel jaleo de gentes rugiendo proclamas deportivas a favor o en contra de los dos equipos, aplaudieron sin cesar durante dos minutos. Diana hizo una observación a Joseph.
 
- Me parece que han dicho algo de un tren... 
- Sí, Diana, es verdad que han dicho tren... pero esta vez no he sido yo...
- ¡Jajajajaja!  
 
De nuevo intervino Lenin Alliance Country con la megafonía cuando aparecieron los chicos del equipo de los "Corsarios" de Nueva Orleans, en medio del delirio general. 
 
- ¡Atención espectadores, y sobre todo espectadoras de buen ver, acaba de salir a la cancha el Gran Astro Solar y Lunático del Todo, Chuchi Lean Black encabezando, como el Gran Capitán que siempre lo ha sido, a nuestro amado equipo de los "Corsarios" pero... perdonen ustedes mi perplejidad... no comprendo por qué no están en el equipo Jones, Emerson, Musapa y Fortune que siempre han sido titulares indiscutibles... y también es extraño que ningún jugador negro esté en el equipo de los cristianos "Gatos Monteses" tejanos! ¡Así que la emoción y el honor victorioso del encuentro será única y exclusivamente para Chuchi! ¡Si los jugadores negros no han querido ayudar a este astro solar y lunático del todo ellos pierden la oportunidad de ocupar un lugar en las mejores páginas deportivas de la prensa luisiana, en las mejores ondas de las emisoras radiofónicas luisianas y en los mejores canales televisivos luisianos! ¡Pero atención que en el equipo de los cristianos sí está preparado para el choque su mejor jugador; el por muchos olvidado Richard Gallant Billiards, "El Feíto", que se ha dicho por los corrillos y los cenáculos del baloncesto que llega con ganas de venganza. 
 
Todo el público, menos el escaso número de 50 seguidores de los "Gatos Monteses" comenzó a abuchear al capitán de los cristianos tejanos. 
 
- Es una injusticia, Joseph, porque el hecho de que sea feo no quiere decir que sea culpable. 
- Por supuesto que no, Diana, y además yo sé que es incluso mucho mejor, jugando al baloncesto, que tu ex amiguito Chuchi. 
- Lo que sucede es que ningún descubridor de talentos se quiere fijar en él.
- ¿Por que es feo?
- Porque es feo, Joseph. 
- Si yo pudiese ayudarle...
- Espera a que alcancemos nuestra propia gloria, Joseph, para que podamos ayudar a personas como él.
 
Después guardaron silencio mientras el árbitro Timothy Hack Hinson llamaba a los dos capitanes al círculo central de la cancha. 
 
- ¿No te acuerdas de mí, Chuchi?
- ¿Quién eres tú mierda cristiano?
- ¿No te acuerdas de Chicago?
- ¿Tú has estado en el jodido Chicago?
- ¡No he tenido más remedio que viajar continuamente de Estado en Estado para poder ganarme la vida desde niño! ¿Te acuerdas ya de mí, cabrón?
- ¡No tengo ni idea de quién eres, marica!
- ¡Dijiste que fue solamente un accidente! 
- ¿Pero de qué mierda me estás hablando?
- ¿No te acuerdas de la Chicago Blue Dolphins cuando, siendo solamente dos adolescentes de trece años nada más, me hiciste lo que llevo marcado en el rostro por defender yo a los negros?
- ¡Ostias! ¿Tú eres Richard Gallant Billiards?
- Sí. Yo soy "El Feo" gracias a tu ácido fluoroantimónic que me arrojaste al rostro sin ninguna clase de piedad. Menos mal que pude esquivar la mayor parte pero algunas gotas me han marcado para toda mi vida.
- Eso hace ya muchos años... y la vida continua... hay que olvidar Richard... hay que olvidar...
- Pues me parece que tú no has olvidado todavía...
- ¿A qué te estás refiriendo, chiflado?
- A perseguir a los negros. Lo mío lo llevo muy bien; pero estoy en el último Curso de Derecho y te espero ver en el banquillo muy pronto... mucho más pronto de lo que crees...
- ¡Os ruego a los dos que os centréis únicamente en el partido o si se ponen las cosas muy feas... perdona... quise dedir muy malas... suspendo inmediatamente el encuentro!
- No se preocupe Tim... estos cristianos no van a durar demasiado... sólo 40 minutos y se acabó su gloria... 
- ¡Tú solo vales para ser violento y los violentos siempre son cobardes!
- ¡Te voy a reventar, patito feo! 
- ¡Dedícate a jugar y no hables tanto, bocazas! ¡Yo soy patito feo pero tú no eres un hombre!
- ¡Te juro que no sales vivo de la cancha, Richard!
- ¡Os advierto por última vez que en cuanto vea un simple conato de violencia suspendo el partido y no me va a doler suspenderlo! 
 
El pitido inicial dio lugar a que Chuchi Lean Black diese un manotazo a la pelota y en un ataque velocísimo del equipo "corsario" hizo que los dos primeros puntos fuesen para los ateos de Nueva Orleans. El público rugió de entusiasmo. Todos ya estaban gozando al pensar en la tremenda paliza que les iban a dar a los cristianos de Abilene. 
 
- ¡Corsarios! ¡Corsarios! ¡Corsarios al poder!
- ¡Corsarios! ¡Corsarios! ¡Corsarios al poder!
- ¡Corsarios! ¡Corsarios! ¡Corsarios al poder!
- Ese cántico me recuerda a algo familiar, Diana.
- A los corsarios del Caribe de 1961, Joseph. Alan Braves, capitán de una nave pirata, se halla, por la traición de un compañero, acusado de un delito del cual es inocente. Decide partir hacia América, pero durante su viaje, encuentra un galeón español al que salva del ataque de los piratas, y escolta al galeón a Maracaibo. Braves, acogido primeramente con todos los honores por haber salvado a una nave española, es denunciado luego al Gobernador, por Braseeur, el pirata traidor. Se ve, por tanto, detenido y condenado a muerte después de ser torturado.
- Traiciones, inocentes pagando la culpa aunque son inocentes, muerte y tortura. ¿Sabes algo, Diana? Resulta que hay mucha ocultación en el realismo de la vida.
 
De repente algo asomobroso estaba sucediendo en la cancha de baloncesto. Los "Gatos Monteses" tejanos estaban dominando por total aplastamiento deportivo a los "Corsarios" luisianos. Al griterío inicial de los seguidores de Chuchi Lean Black le fue siguiendo pequeñas decepciones tras pequeñas decepciones. Sin la ayuda de los cuatro compañeros negros, especialmente de "Martillo" Jones, se empezaba a descubrir que Chuchi no sabía cómo jugar, no sabía cómo dirigir a su equipo e incluso no sabía tan siquiera encestar tiros libres. Según avanzaba la primera parte del choque que, gracias a la autoridad que demostraba Timothy Hack Hinson, no estaba produciendo ningún altercado violento, los tantos fueron cayendo de manera imparable a favor de los cristianos. Al final de aquella intensa primera parte el resultado en el marcador estaba ya situado en un 8-40 en contra de los "corsarios". Lo más sorprendente de todo es cómo Richard Gallant Billiards había anulado por completo a Chuchi Lean Black y lo más increíble, para el público en general y para todos los periodistas deportivos que estaban contemplando aquella especie de tragedia en particular, mientras que Richard había anotado 25 puntos, Chuchi no había conseguido ni tan siquera uno solo. Mientras el resultado general estaba siendo de 8-40 a favor de los "Gatos Monteses", en el duelo personal que estaban sosteniendo los dos capitanes el resultado estaba siendo una imponente paliza deportiva del cristiano Richard sobre el ateo Chuchi al cual le derrotaba por 0-25. Lenin Alliance Country, conocido por todos como "Míster Sensation" ya que era propietario de una emisora de radio llamada Sensitive, se desgañitaba hasta quedarse afónico para volver a levantar el ánimo de los ya decepcionados seguidores de Chuchi y sus ya decepcionadas fans que veían, con estupefacción, cómo su ídolo era incapaz hasta de botar bien la pelota porque cometía numerasa faltas llamadas "pasos" y, sobre todo, en ningún momento se impuso a Richard sino todo lo contrario.
 
- ¡Amigos y amigas, no tireis la toalla! ¡Todavía queda la segunda parte y podemos dar un vuelco al marcador! ¡Los cristianos tienen que perder porque los ateos poseemos mucha mayor fuerza que ellos! ¡Escuchad la siguiente canción que vuelvo a dedicar a Radio Televisión Española para que fuera de los Estados Unidos también sean capaces de saber que la voluntad humana no necesita a Dios para triunfar machacando a los rivales! ¡Es nada más y nada menos que de "La Maldita Máquina del Alcohol"! ¡Así que bebed sin parar, camaradas de las gradas, bebed sin parar hasta reconquistar el tiempo perdido! ¡Bebed mientras podáis estar vivos para contarlo! ¡Hoy vamos a ganar! ¡Hoy vamos a ganar! ¡Con el alcohol hoy vamos a ganar!
 
Sonó la canción pero ya la mitad del público asistente había abandonado y se habían ido totalmente desolados y abatidos a gozar de la vida sin preocuparse para nada del ocaso y la caída definitiva de aquella falsa esperanza blanca.
 
- ¡Cada ultima vez juro que se acabó desde aquí puedo ver cómo todo se cae. De verdad sigues buscando un corazón de oro. Nos habremos echo viejos cuando salga el sol. Te llamé sin querer, sin hablar, sin saber. Tengo que encontrar alguien a quien culpar. Tienes que seguir buscando un corazón de oro. Tiene que haber un camino, tiene que estar!
 
"Míster Sensation" se frustraba minuto tras minuto viendo cómo todos los seguidores y las fans de Chuchi Lean Black iban desapareciendo. La cancha ya estaba semivacía mientras la tragedia daba sus últimos estertores de vida en el vestuario de los "Corsarios" donde el entrenador Timo Bilking Bank se sentía cansado, viejo, acabado y terminado del todo.
 
- ¡Esto es el fin, inútiles! ¡Me marcho ahora mismo y de forma definitiva para mi Durango natal! ¡Jugad, malditos, jugad como os dé la gana la segunda parte porque mayor ridículo no he sufrido en mi vida! ¡Cierto es que de Banca puedo entender mucho pero el baloncesto prefiero olvidarlo para siempre! ¡Adiós y que el Diablo os acompañe hasta la victoria final aunque para mí el final ya ha llegado y el Diablo ha huído con el rabo entre sus patas!
 
Mientras el entrenador Timo Bilking Bank abandonaba definitivamene el Lakerfront Arena y todo lo relacionado con el baloncesto para terminar su vida disfrutando, ya sin remordimiento alguno proque abandonaba los caminos del mal, en su natal Durango del Estado de Colorado, el periodista Louis Durango Incarnate tomaba notas de todo lo que estaba sucediendo en la cancha de juego para redactar su crónica para "The Times-Pikayune" de Nueva Orleans. Louis Durango Incarnate quedó satisfecho con su pensamiento y lo escribió en su cuaderno como inicio de la citada crónica.
 
- Batalla diaria esta de afrontar el miedo y darle un directo al mentón. Ese conjuro diario que procuramos olvidar al amanecer. De payaso y de boxeador tenemos un poco todos como ocurre con lo de locos y poetas. En fin. Este partido me gusta porque me sabe a vida misma y a espectáculo de vida misma; aunque esa vida se llame derrota, o se llame fracaso o se llame desesperación por ver como hay ídolos de pies de barro que se vienen abajo con el primer golpe de viento que les destruye. Posiblemente lo necesitábamos conocer para no ser ignorantes.
 
Si la primera parte había sido un dominio total y aplastante de los cristianos tejanos sobre los ateos luisianos, la segunda parte ya resultó ser un verdadero paseo militar. El ateo Chuchi Lean Black, desaparecido por completo del partido porque el cristiano Richard Gallant Billiards lo había anulado por completo, no conseguía entrar en juego ni tan siquiera encestar una sola canasta mientra que aquel al que él despreciaba llamándole "patito feo" no hacía más anotar y anotar sin dejar de dirigir a los "Gatos Monteses" a una victoria que ya estaba siendo memorable y que nunca jamás se borraría de la memoria de los pocos espectadores y espectadoras que estaban quedando en el pabellón deportivo, entre ellos los 50 de Abilene, y los muchos periodistas que no hacían más que anotar lo que estaba sucediendo. Pero había algo que todos descubrieron de manera inaudita: Chuchi Lean Balck apenas sabía jugar al baloncesto y era fácil deducir que toda su fama, toda su gloria y toda su deidad durante dos temporadas, en las que se le designó como el mejor baloncestistas universitario de los Estados Unidos, eran completamente falsas y sólo se debían a la labor de aquellos negros apellidados Jones, Emerson, Musampa y Fortune; los mismos que eran odiados a muerte por Chuchi y que, al no jugar aquel partido crucial para el futuro del racista blanco, habían descubiero la Gran Mentira de la esperanza blanca con futuro en la NBA. Ese futuro se había terminado para él porque el buscador de talentos de Los Ángeles Lakers, Wilt Scott Worthy, no sólo había decidido dejar de contar con aquel falso genio para su club sino que se había ido ya siguiendo los pasos de Timo Bilking Bank pero para acudir a la entrevista que tenía concertada con la periodista Marie Key New del canal televisivo Nola 38. Mientras esto sucedía con Wilt Scott Worthy, las canastas de los "Gatos Monteses" seguían anotándose ante la total impotencia de todo el equipo de los "Corsarios" que, ya sin dirección alguna por la huída de Timo Bilking Bank, deambulaban como zombis en una cancha que para ellos se había convertido en un verdadero infierno. Los pocos espectadores que se encontraban viendo aquella tragedia guardaban un respetuoso silencio; los ateos porque no comprendían nada de lo que había sucedido con Chuchi y los cristianos porque sentían piedad de los ateos. El resultado final del choque fue el de Corsarios de Nueva Orleans 12 - Gatos Monteses de Abilene 120. En cuanto al duelo entre los dos líderes acabó de la siguiente manera: Chuchi Lean Black 0 - Richard Gallant Billiards 60. Y el periodista Louis Durango Incarnate ya estaba completando su lúgubre crónica. 
 
-  Yo opino que cuando hay un momento para escribir no hay un momento para el fin. Al fin y al cabo, cuando dejamos de escribir siempre se inicia una nueva sensación en nuestro interior. Hoy, como siempre, es uno de esos días en que te sientas ante la computadora y el aliento se apodera de ti. Siempre hay velas por soplar mientras tenemos ese aliento eterno de las palabras. Conjugar palabras para componer una reflexión sirve para sentirnos más y mejor. Y, sin embargo, me siento destrozado por dentro. Ver cómo los mitos se incineran a sí mismos es una visión de pesadillas. Me impactó este caer en el mismo precipicio donde caen todos los orgullosos, los vanidosos y los soberbios. Me impactó este naufragio de un ego desequilibrado. Me impactó la impotencia de quienes no encuentran más explicaciones a sus errores que darse por vencidos faltos del coraje que se necesita para amar lo que de verdad amamos. 
 
Se detuvo un momento antes de terminarla; y luego, ya más relajado, continuó.
 
- ¿Quiénes somos en realidad? En este contexto del caminar anhelante que supone la andadura hacia un destino humano lleno de éxitos y de glorias, siempre nos preguntamos quiénes somos. Y la respuesta siempre está en vencer el cansancio y el miedo de pertenecerse a uno mismo sin tener que depender de los demás. La hecatombe ha sido tan horrorosa y el desastre ha sido tan espantoso que no lo he podido resistir. Ahora sólo deseo olvidar.
 
Louis Durango Incarnate se dirigió rápidamente a la redacción del "The Times-Pikayune" con su Chevrolet España, entregó la crónica a su jefe haciendo saber que le pusiera el título que mejor le viniese en gana, y se dirigió al bar. 
 
- Por favor, una de Ron Negrita Bardinet.
 
Y se quedó pensando en los negros y las negras mientras Chuchi Lean Black había ya ido en busca de Diana de Still.
 
- ¡Sabía que tú no me ibas a olvidar jamás! ¡Sé que eres la única que me ama de verdad!
- ¿Estás loco del todo? Toma tu bolsita de plástico y procura no acercarte demasiado a mi. Si todavía tienes un poco de vergüenza haz el favor de caer como caen los hombres de verdad. 
 
Chuchi recogió su bolsita de plástico y la introdujo en su bolsa de deportes. Fue cuando se dio cuenta de que Joseph Liore seguía estando allí.
 
- ¿Todavía está a tu lado este imbécil?
 
Joseph Liore se puso en pie y agarró por el cuello al chulo muy rubio y de ojos muy azules. 
 
- ¡Escucha bien, gilipollas! ¡Yo no me llamo imbécil sino Joseph y quiero que sepas que jamás me he cruzado con nadie a la hora de ligar con chavalas interesantes! ¡Siempre me he apartado del camino de quienes creen que ligan a todas las que conocen porque nunca he molestado en las relaciones personales de ninguna pareja de compañeros, o de amigos, o de amantes, o de cómo te dé la gana llamar aunque fuesen mis peores enemigos porque respeto lo que decidan hacer las mujeres! ¿Te enteras, payaso? ¡Me voy de tu lado porque apestas! En cuanto a Diana, es lo suficientemente mujer para saber qué es lo que hace, qué busca en la vida y qué es lo que quiere de cara a su futuro sin que nadie se lo tenga que decir. Así que te dejo al lado de ella pero recuerda que si tengo que intervenir te corto el cuello, cabrón. 
 
Diana sonrió cuando Joseph dejó de agarrar por el cuello a Chuchi y comenzó a bajar las gradas. 
 
- ¡Joseph! ¡Recuerda lo de la monja y el monje!
- ¡Jajajajaja! ¡Por supuesto que no lo voy a olvidar!
 
Y mientras Joseph se dirigía hacia la puerta de salida de la cancha, Chuchi quiso saber...
 
- ¿Qué es lo de la monja y el monje?
- Un tema personal que sólo es un tema personal.
- Está bien. Yo no discuto jamás con mi futura esposa. ¿Te apetece acompañarme a la piscina del Monteleone?
- ¿Te refieres a la del Hotel de la Royal 314? 
- Exacto. Tengo entrada libre a todos los hoteles de esta ciudad.
- ¿Para qué quieres que te acompañe?
- ¡Para demostrarte que sigo siendo el mejor!
- Pues en la cancha has demostrado ser el peor.
- ¡Mundo de miserables! ¡El mundo de los negros es un mundo de miserables! ¡Me han abandonado cuando más los necesitaba! 
- ¿No dices tú que son de una raza inferior?
- ¡Lo acaban de demostrar! ¡Han sido incapaces de salir a luchar como luchamos los de la raza superior! 
- ¿Porque han dejado que los blancos luchen contra los blancos y no los usen a ellos en luchas en las que ellos ya no quieren participar?
- ¡Exacto! ¿Cómo le llamas tú a eso?
- Te vas a sorprender si te digo que se llama liberación. 
 
Chuchi montó en cólera. 
 
- ¿Quién te ha metido esa porquería de pensamiento en la cabeza?
- Si quieres ir a por él todavía estás a tiempo de partirle la cara por mi culpa.
- ¿Te refieres a ese indeseable llamado Joseph Liore?
- Me refiero a ese Joseph Liore del cual todavía no sé si es un miserable o si es un verdadero héroe. Pero... ¿no deseas tanto darle una ostia, Chuchi?... ¿por qué no te atreves a dársela tal como lo estás diciendo ante los demás?... él no suele correr cuando da la espalda a nadie... puedes atacarle por la espalda para que te resulte más fácil... 
- ¡No voy a buscarle porque prefiero estar contigo y no perderte de vista para que te asalte algún oportunista de esos que mendigan amores!
- ¿Y tú crees que Joseph Liore mendiga amores cuando te acaba de decir, muy bien dicho por cierto, que no se interpone jamás cuando un chaval intenta ligar a una chavala aunque sea su peor enemigo? ¡Te lo ha hecho saber con total claridad y te lo acaba de demostrar! Así que perdona pero tengo prisa para seguri leyendo un libro que he dejado a medias y no puedo ver enorme capacidad atlética de super nadador a lo Mark Spitz. Lo tendremos que dejar para otro siglo venidero, machón. ¿O no eres machón? ¿Te rompes o no te rompes cada vez que juegas a alguna cosa de hombres?
- ¡No me compares con ese judío! ¡Los judíos son incluso peores que los negros y es una verdadera lástima que el holocausto no haya podido acabar con todos ellos!
- Adiós, Chuchi. Cómprate un perrito y le pones de nombre "Bigmale para que tengas un fiel compañero con el que formar una grande e inolvidable pareja de "machones unidos jamás serán vencidos". ¿Te gusta el eslogan publicitario que me acabo de inventar?
- ¿Me estás diciendo que no?
- Te estoy diciendo que como te sobran tantas fans elige a alguna de ellas que estén macizas del todo. 
- Pero si como tú no hay ninguna...
- Si esa es tu opinión la respeto... pero como tú si hay muchos... así que voy en busca de alguno que me comprenda de verdad...
 
Diana ya no dijo nada y salió de la cancha de baloncesto de los "Corsarios" de Nueva Orleans. Al llegar a su casa, gracias a un taxi, sacó algunos alimentos de la cocina, se preparó un buen y apetitoso bocadillo de chorizo, encendió el telvisor, buscó el Canal Nola 38 y no perdió ningún detalle de la entevista.
 
- Señor Scott... empezemos por saber a qué había venido usted desde Los Ángeles hasta Nueva Orleans...
- A veces nos movemos por intuiciones... 
- ¿Y qué se ha encontrado?
- Que muchas de nuestras intuiciones humanas resultan ser solamente espejismos nada más.
- ¿Puede aclarar eso de manera comprensible para todos los televidentes?
- El paso del tiempo nos convierte en figuras históricas cuando nos dedicamos a existir fundidos en la mítica condición de sobrevivientes de eso que algunos llaman imaginario colectivo. ¿Imaginamos que somos personas relevantes o es la sociedad la que nos convierte en relevancias unívocas? No equivoquemos el ser inspiraciones de la mayoría del pueblo con existir dentro de la masa. Podemos obtener un grado de eternidad cuando rememoramos nuestra aventura de ser protagonistas de aquellos sucesos que cada día nos sirven para el desarrollo de nuestras historias. 
- ¿Cuáles son nuestras verdaderas historias personales? 
- ¿Cuáles son las leyes que gobiernan la existencia humana? Digamos que son de dos formas distintas para entendernos: desde dentro de nosotros mismos o desde fuera de nosotros mismos. Es un par de percepciones distintas para un mismo viaje pero en sentidos opuestos. No es lo mismo salir desde un punto del inicio de nosotros mismos que salir desde un punto del intermedio de otros ajenos a nosotros mismos. Desde nosotros mismos llegamos siempre a saber de nuestras metas para nuestras existencias. Desde fuera de nosotros terminamos por no comprenderlas. Lo que ha variado fundamentalmente no ha sido el viaje que hemos realizado sino las perspectivas que hemos observado por nosotros mismos o las perspectivas que nos han obligado a observar otros ajenos a nosotros mismos. Llegamos todos a un mismo punto de encuentro pero tenemos distintas experiencias aunque hayamos realizado el mismo viaje. Mantenerse a flote entre estos dos axiomas no es tener dudas sobre lo que somos sino dudar de lo que otros quieren que seamos.
- Eso suena a decepción... 
- ¡Exacto, señorita Key! Lo que acabo de descubrir en el partido que han enfrentado a los ateos "corsarios" y los cristianos "gatos monteses" es que la decepción que nos producen personas a las que creíamos héroes nos provocan un dolor muy grande. Es cierto que los seres humanos somos limitados y que los héroes y las heroínas también tropiezan de vez en cuando. Superar esas decepciones cuestan mucho pero se consiguen cuando vemos que los héroes y las heroínas no son ni dioses ni diosas. Así que mi viaje desde Los Ángeles visto y analizado desde este punto de vista, aun siendo una enorme decepción, me ha servido de mucho bien y ha sido todo un acierto. 
- ¿Puede explicar esa extraña paradoja, señor Wilt Scott Worthy?
- Escuche bien, señorita Marie Key New. Muchísimos seres humanos de este mundo en que estamos viviendo buscamos, lamentablemente, y yo me incluyo entre ellos hasta el día de hoy en que he descubierto cierta verdad, una paradoja final usando mentiras que muestren toda la síntesis de la composición de un sentirse feliz aunque sea totalmente falso lo que aparentamos ser ante los demás. Parece un contrasentido el sentirlo pero a veces somos así. Buscamos el triunfo sin darnos cuenta de que en verdad somos unos fracasados completos porque no somos como somos sino como nos esforzamos en querer ser lo que los demás quieren que seamos a costa, por ejemplo, de mucho dinero por medio. ¿Me estás comprendiendo, Marie?
- Te estoy comprendiendo bien pero no del todo, Wilt.
- Voy a ser concreto. Hoy, por fin, nos hemos encontrado en La Hora de La Verdad y hemos ajustado las cuentas. El resultado final ha sido aplastante. Esto de vencer a Chuchi por un 0-60 ha hecho grande al que era pequeño y ha convertido en enano al que era gigante; y Richard lo ha logrado sin darse ni un solo segundo de respiro. Ha ido acumulando puntos mientras Chuchi Lean Black palidecía más que el mínimo común divisor y Richard Gallant Billliards se engrandecía como el máximo común múltiple. Ha sido toda una verdadera lección para quienes vivimos de espejismos en lugar de vivir de sueños. ¿Sabes cuál es la diferencia entre ser y no ser?
- Me gustaría saberlo.
- Que saber ser es una buenísima receta para ser feliz durante toda la vida en esta Tierra pasajera donde somos viajeros del Destino mientras que no ser es la mentira de quienes vivimos de cara a la galería de los espejos de la fama. Son las claúsulas de los sabios que actúan como niños en donde reside la verdadera felicidad humana. Hoy me he dado cuenta, por fin, que lo importante no es ser o no ser sino saber estar o no saber estar.  
- ¿Cómo podemos saber estar si nos fallan las expectativas depositadas en una ilusión?
- Entiendo que en este caso la ilusión era Chuchi Lean Black y que todas las expectativas que se habían creado sobre él eran falsas. Y me doy cuenta, habiendo visto toda la mentira que se escondía tras el fenómeno mediático de la gran esperanza blanca de la NBA, que se puede vivir con verdadera sensación pasional todos los días de nuestas existencias hasta hacernos eternos de verdad siendo verdaderos. Estoy creyendo que es con la Verdad cómo se consigue siempre tener ganas de vivir. He aprendido que más vale la pena sufrir para conseguir se felices que intentar ser felices sin apenas sufrir por ello.
 
Aquí terminó la entrevista de Marie Key New con Wilt Scott Worthy; así que Diana de Still se leantó del sofá, apagó el televisor, fue a la cocina donde partió una rodaja de melón dulce, se la comió y regresó a la sala para buscar, en el anaquel de los libros, aquel que estaba últimamente leyendo y que se trastaba de "Tentaciones diversas" de William Samson. Abrió el libro por la página señalada, se volvió a tumbar en el sofá y siguió con su lectura en voz alta.
 
- "En la tranquila atmósfera del cuarto, el ruido de una página al volverse pareció tener vida propia".
 
Dejó de leer y pensó en la vida. El día en que había conocido a Joseph Liroe, hacía tan sólo un mes y medio, le había comentado algo. Lo recordó.
 
- Vivir es una experiencia que no tiene reemplazo. Vivimos la vida tal como sentimos la vida. Por eso no existen las edades sino las presencias o las ausencias.
 
¡Cuánto deseaba que Joseph no fuese en aquellos minutos una ausencia voluntaria sino una presencia sin prejuicios! Y pensando en él se quedó dormida musitando una sola palabra...
 
Joseph...
 
Deuda pendiente. Era como si entre los dos hubiese todavía alguna deuda pendiente.  
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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