No Ignores
Publicado en Apr 12, 2017
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Se me había acabado el café. Creí tener un frasco de malta, pero después de revolver toda la lacena recordé que lo tire porque 'no sabe mejor que el café'. Hacia un poco de calor, y mientras todos disfrutaban de un helado, quizás, yo quería mi taza de café humeante y con espuma.
No tuve otra opción más que ponerme mis descoloridas zapatillas negras, y mi remera agujereada de los Ramones para ir hasta un quiosco a cinco cuadras de mi casa. La verdad es que, ODIABA ESE QUIOSCO. Pero no había nada mas abierto a las tres de la tarde.
Según contaban las lenguas que antes creía venenosas, quien atendía ese quiosco era un 'baboso'. Aprovechaba decirle asquerosidades a las chicas que salían del colegio religioso en frente de su local. Escuche esos comentarios en varias personas, lo cual me hizo tomarle cierta repulsión a aquel viejo pelado de lentes que atendía el quiosco. Siempre me atendió de manera cordial, pero al verlo imaginaba las situaciones que comentaba la 'society' e inmediatamente le ponía mi peor cara. Claro, como si eso cambiara los hechos.
En fin, esa tarde llegue con mi cara de culo de siempre y le pedí un frasco de café. Al salir, me coloque los auriculares sin música, y cuando intentaba guardar el café en mi bolso, dos chicas de no mas de quince años pasaban caminando cerca de la ventana del quisco comiendo un helado. Un grotesco comentario se escucho. Ahí confirme que las lenguas no eran venenosas, que la society no siempre exagera pero que tampoco hace nada ante tal persona. Me enfureció mucho escuchar ese '¡Ay bebes! ¡Como chupan el heladito! porque no vienen a chuparme...' y mas aun ver a esas chicas apresurar el paso por MIEDO.
Saque el frasco de café de la cartera y se lo tire contra el vidrio gritándole '¡Viejo Verde, podrían ser tus nietas! ¡Forro!'. Luego de eso sentí un golpe seco por detrás de la cabeza.
Me desperté en el patio de una casa que desconocía. Estaba atada de pies y manos, amordazada y en posición fetal sobre el pasto. Comencé a mirar a mi alrededor y había cuatro personas mas puestas bocabajo sobre el pasto, amordazadas y atadas. Trataban de llorar en silencio, ni siquiera elevaban su mirada. Sentí una botas negras caminando cerca de mi, eso retuvo mi atención de nuevo. Una voz de hombre dijo: 'Han sido seleccionados para jugar un maravilloso juego de verano que se llama ¡No me ignores! ¡Espero que todos ustedes estén en buen estado físico porque lo necesitaran!'.
Una mujer rubia de cabello corto se acerco con una navaja y corto las sogas que nos mantenían de pies y manos atados. Nos ordenaron ponernos de pie y caminar hacia la casa. Una vez dentro, este hombre con cara de periodista mediático grito '¡ES HORA DEL SHOW!' y se fue cerrando la única salida visible que teníamos. Comenzamos a mirarnos entre todos cuando la luz se apago y los sollozos empezaron. Escuchamos que alguien afilaba un cuchillo muy cerca nuestro. Nos asustamos golpeándonos entre nosotros. El sonido no cesaba. Tanteando la pared me encontré con una puerta corrediza que abrí. La luz volvió. Era la puerta de un ascensor que se caía a pedazos, mire hacia mis compañeros y uno ya no estaba. Al igual que el sonido del cuchillo.
Vimos otra puerta, fuimos todos hacia ella. Daba a un pasillo con dos habitaciones más hacia los costados. La luz volvió a desaparecer. Una puerta se oyó abrirse y el suspiro de uno de nosotros irse. La luz volvió. Éramos dos. Nos miramos asustados y seguimos por el largo pasillo hasta encontrar una escalera. A mitad de camino la luz se fue. Bajamos el tramo restante rápidamente. Al llegar al final, la luz volvió, pero estaba sola. Asustada y por instinto me lance a la primer puerta que vi. Me quede paralizada al ver a un tipo de casi dos metros, de cabello largo, sonriéndome, vistiendo un traje negro impecable y con un bate de baseball lleno de clavos en la mano. Comencé a correr por otro pasillo que tenia una puerta al final. Este tipo me seguía. Lo sentía cada vez mas cerca y sentía la salida cada vez más lejos. Cerré los ojos y moví mis piernas lo más rápido que pude hasta que choque con la puerta y caí. Desesperadamente la abrí y Salí a la calle. Seguí corriendo, no podía detenerme. Paré el primer colectivo que cruce, el numero cinco. Me subí asustada y me escondí en la parte de atrás del mismo.
Todos siguieron en lo suyo. Nadie me pregunto nada. Porque como siempre, es mejor mirar para otro lado.
Mire mi pierna para descubrir un sello que decía 'Felicitaciones, vos no ignoras'.
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Foto del autor Mayhem
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Descripción

La importancia de no hacer la vista a un lado.

Palabras Clave: terror sociedad ignorar casa juegos asesinos

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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