Conciencia de cuerpo amado (Poesía)
Publicado en Mar 25, 2017
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¿Quién eres tú,
cuerpo del amor nacido,
anclado en el  eje de mir ser
y sintiéndote posesión de mis palabras?
 
Entra en el ritmo de mi sueño
y conviérte en constelación de mis sentidos
para fluir como espuma entre las ondas
de esta mi boca sintiendo sed.
 
En la madrugada el mundo de la noche
se ha convertido ya en viento
y ha quedado para siempre latiendo
el remanso de la luz de tu mirada
en la limpia sensación de haberte amado.
 
¡Diagnostica tú, cielo abierto,
qué clase de locura puede ser
la que hace que un cuerpo me enamore
para seguir siendo... para seguir sintiendo...
para seguir sabiendo que persisto
en este latir de espacio ya sin límites
en lo más profundo de tu luz!  
 
Ahora ya he dejado los estudios
de las dudas que dicen razonables.
¿Qué razones son esas tan creíbles
para alguien que de verdad es un amante?
No. No existe ni duda ni silencio
sino palabra convertida en producto
de un cuerpo que late junto al mío.
Y si el juez de todos los humanos
se erige en verdugo de mi idea
sigo siendo yo el que te ama
y no sólo el que te desea.
 
Amantes nuevos. Sentires plenos.
No escucho a los que acosan mi alegría
pues teniendo tu luz y tu conciencia
cuerpo amado eres fantasía.
 
Es como si de repente se hayan roto
todas las injurias y los insultos
de ellos, que se creen adultos,
cuando no entienden ni qué es el significado
del noble amarte y poseerte.
 
Tú, nuevo corazon, has desterrado
de mi ser toda razón absurda.
Ahora sólo entiendo de sonrisa
grabada en el centro de tu piel.
 
Ya nunca me quedo interrogando
qué será eso del futuro
pues con tu cuerpo siempre a mi lado
la noche se hace luz y la luz es ya mi nido.
 
Es ahora cuando ya la sangre
deja de servir al sacrificio
y se ha convertido,
cual milagro,
en fiesta de amor y buen oficio.
Y es que trabajo escribiendo versos
para el poema eterno de tu cuerpo
sin medir distancias ni descansos
a la hora de serte como siempre he sido.
 
Ya no duerme la soledad en tu mirada.
Ya no duele el olvido en tus caricias.
Ya camino alegre y con conciencia
de saber que tu cuerpo es el final.
 
Y termino mi viaje por tu sueño 
convertido ya en realidad eterna.
 
¡Vida de sombras ya olvidadas 
y letras de sangres del pasado!
Hoy soy solo pregunta de mi franco
admirar por completo tu compañía.
Ya comienza esta nueva era
desde el margen de tus labios y susurros.
 
Tu piel trigueña es el deseo
de este singular jugar contigo
que el contorno nos permite
rozar los misterios de la corpórea
soledad hecha ya fiesta
de amor... y el pasado
se me cierra de colores y de lluvia...
 
¡Dulce nombre de origen corpuscular
rezumando versos desnudos!
Eres silencio y eres palabra
y eres, también, mi existencia.
 
Ya no hay más destino que el pensarte
en esta esencia de locura...
manso corazón significando
ráfaga de luz en mi conciencia.
 
Tu piel es ya esta llanura
que abre sus vírgenes caminos
hasta hacer del tiempo un solo sentido.
 
Se ocultan mis manos en la sima
de tu pelo alborotado en la penumbra
y son, entonces, las honduras de tus ojos
un hallazgo de goce placentero.
Soy caminante de un sendero,
me miro a mí y te descubro.
 
Si plantean que eso es pecado
rechazo la envidia y el murmullo
pues comprendo que sólo y con tu cuerpo
no puedo pecar ni ser sacrílego.
 
Ahra que tu piel ya es la mía
renuevo el paisaje de mis besos
y estoy arriba... muy arriba...
en la cima del sueño perpetuado.
 
Y si se anuncia que me he perdido
en este caminar ya sin retorno
te sentiré tan dentro y tan mía
que al no saber no le respondo.
 
Nárrame cuál es el delirio
de haberte sentido entre mis brazos
y tú, conciencia de cuerpo amado,
toca para mí la armoniosa
madrugada del dolor ya superado;
porque yo me quedo suspendido
en este alegre estar en tus caderas
asomado al fondo del delirio.
 
Capricho que jamás se cansa
de vivir en la calma del consuelo
y sentir el canal de tu presencia
en medio del mundo en donde vivo.
 
Contemplo el fuego de tus labios
sin que se ahogue jamás mi fantasía
y soy, ya lo ves, sólo el arte
de estar abierto a lo que es tuyo
superando el vacío de la nada.
 
Besos. Labios. Cuerpo del todo poseído
en el sentir de cada latido
de este corazón que ya no sufre.
¿Y no es llorar también esta manera
de serte para siempre compañía?
 
Tu cuerpo me hiere dando vida
al mar donde navego en la marea
de este sentirte en lo profundo
más allá... más allá del horizonte
donde vamos a ver brillar las alboradas.
 
No debemos jamás a nadie,
salvo a Dios siempre presente,
este amarnos sin ausencias
ni recuerdos que borren nuestras mentes.
¿Recuerdos?
¿Qué son los recuerdos del presente?
 
Cuando mi mano te toca es que te siento,
colmado de amor sincero y noble,
para eternizar este momento
en que no soy polvo sino existencia.
 
No es caída hacia ningún abismo
sino haber salvado ya la vida
adentrándome en la gloria de tu sonrisa
mientras la luna va diluyendo
esta especie de sonido cierto
en donde nos escuchamos los dos en armonía.
Cuerpo a cuerpo y melodía.  
 
En medio de este plenilunio abierto
vuelvo a penetrar sin los temores
y el viento esparce en mi memoria
fulgores que ahora han renacido
para saber que tú eres camino
y yo caminante hacia el Destino.
 
Miro la luz de esta madrugada
en tu cuerpo luciendo su presencia
y, pasando ya de toda ciencia,
soy sólo poeta de la fe.  
 
 
 
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Foto del autor José Orero De Julián
Textos Publicados: 7132
Miembro desde: Jun 29, 2009
1 Comentarios 208 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Poema

Palabras Clave: Literatura Poesía Ritmo Liberaciçon Conocimiento Realidad Verdad Fe Cristianismo.

Categoría: Poesía

Subcategoría: Romántica



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José Orero De Julián

Muchas gracias, Cecilia. Un saludo amistoso y que seas feliz siempre.
Responder
March 26, 2017
 

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