Conversación Límite (poema)
Publicado en Jan 13, 2017
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Entre luces del amanecer,
cuando podemos entender
que los álamos del río
pueden también crecer
lo mismo que crece el lirio,
podemos el verbo extender. 
 
En este sentir de mañana
tú puedes ser la cabaña
donde recojo mis sueños
y, junto al fuego de los leños,
también la paz me acompaña. 
 
Perseguiremos quimeras
pero serán las primeras
que conozcan nuestro amor.
¡Adiós, adios al dolor,
en estas horas enteras!
 
Llegarán los nuevos días
en que, completos de vida,
seremos lo que me envías
con destino que convida. 
 
Y en el tren de nuestra historia
podremos, al fin gozar,
como niños en la noria
del continuo retozar. 
 
Amaneceremos calmada
ya la sed con nuevo vino 
y, soñando junto a la almohada,
tú serás como mi hada
brindándome tu destino.
 
Quedaron atrás las cruces
donde se dieron de bruces
todos nuestros enemigos
y alumbrarán ya las luces
que traerán miles de amigos.
 
Bajo la perspectiva clara
el mundo ya nos encumbra
y saldremos de la umbra
para dar al sol la cara. 
 
Serás reina en mi aposento
con todo tu dulce acento
nombrando las nuevas cosas
mientras te brindo dos rosas
por el nuevo movimiento. 
 
¡Oda a las eternidades
del tiempo que no tiene edades!
 
Canción de fuego seremos
mientras seguimos viviendo
nuestra nobleza sintiendo
en los sueños que hacemos.
 
Canción para nueva vida.
Música de sentimientos.
Una musa nos convida 
a vivir sus pensamientos.
 
Dos bocas siempre unidas
en un beso sin final.
Un destino virginal
cual señales sostenidas. 
 
¡Jamás será vanidad
esto de ser la verdad!
 
Sueños grandes, suaves,
largos para el momento.
Yo construiré un monumento
para el vuelo de las aves. 
 
Marcharemos definidos
siempre los dos unidos
como mujer y su esposo
que nunca tiene reposo
para dar vida a los nidos
de los pájaros uncidos
al tiempo tan deseoso. 
 
¡Luna de luz amarilla!
¡Eres tú esa bombilla
que brilla en tus lindos ojos!
Focos azules y rojos
nos sirven como sombrilla. 
 
Canción nueva y aprendida
en las luces del albor
pues habrá siempre un amor
en esta fragua encendida.
 
Te escribiré unas cien mil cartas
para contarte que admiro,
cuando a tus labios yo miro,
el cobijo de tus mantas. 
 
Y abrigado el soliloquio
de este cantar con mis versos
te daré esos cien mil besos
que te ofrezco cual coloquio.
 
¡Diálogo de las pasiones
que ya no tienen prisiones
pues liberación alcanzaron!
¡Por más que nos amenazaron
ganaron nuestros corazones!
 
Boca roja encarminada
nuca jamás acabada 
en triste desilusión...
fuiste tú esa pasión
que despertó la alborada. 
 
Por eso es la alegría
la que a mí siempre me guía
olvidando la razón.
Y eres tú la melodía
que entra en mi corazón.
 
Disponemos mil momentos
para sentirnos contentos
en este diapasón
acabados los tormentos
de aquellos tan malos vientos
que para mí nunca son. 
 
Refractado entre las ondas
de las aguas que circundan
estas horas tan redondas
que de amor ya nos inundan. 
 
¡Corona para el cabello
de toda tu fantasía!
Todo este mundo es bello
gracias a tu alegría
y ya se calla quien se creía
que no te daría mi sello.
 
Ahora sellamos canciones
cantadas a nuestro Dios
y le decimos adiós
a los falsos diapasones. 
 
Que no fueron sus traiciones
derrotas para mi esfuerzo
y se quedaron en cierzo
sus furiosas maldiciones. 
 
¡Corona nupcial eres toda
y toda mi eternidad 
se hace en tu cuerpo una oda
para cantar la verdad!
 
¡Fuego, flor y ambrosía
hora tras hora y día tras día!
 
Es la fiesta de tus brazos
en donde yo doy los abrazos
a tu corazón ardiente
y no me importa la gente
ni sus mezquinos retazos.
 
Dorada está la llegada
de este nuevo bien vivir.
Y en mi cuerpo ha de hervir
tu beso cual llamarada. 
 
Es esta sincera canción
la que sirve de oración
para tu cuerpo sagrado.
Dios a mí me lo ha dado
en mi humilde habitación. 
 
¡Una cósmica dimensión
que enardece mi tensión!
 
Y al retoñar la semilla
eres esa especie de encanto
a quien le brindo mi canto
porque eres maravilla
para mi gesto de santo. 
 
Que en lo altares divinos
más allá del horizonte, 
una vez pasado el monte,
siguo escuchando los trinos
de las aves, y el trote
de un caballo galopando
me van a mí consagrando
cuando el geranio ya brote.
 
Esa flor ya ha salido
y yo estoy convertido
en tu amor indisoluble;
pues yo no soy un voluble
que cambia, cual pervertido,
muchas veces de vestido
sino que soy ese noble
que, firme como el roble,
nunca te ha mentido.
 
¡Que lloren los que no supieron
nunca lo que hicieron
en cuestión de lo amores!
Yo lanzo cien mil loores
a quienes amando crecieron.
 
Es resolución rotunda
amarte sin que confunda
el amor con la traición. 
Yo sigo la tradición
de esta mi España profunda.
 
La perspectiva moderna
ni es noble ni es tierna
así que yo, con respeto,
busco siempre el parapeto
de tu cama siempre eterna. 
 
Jadeante esta existencia
que huye de toda ciencia
que al pecado va y perdona.
Ella nunca me adorna
la frente con ciertos signos
que son cosas de malignos
y yo no tengo paciencia
de santo en apariencia
sino que todos mis sinos
están siempre en tu presencia. 
 
¡Vibrante mi vida llama
a cada cosa con nombre
y a cada hombre por hombre
lo que cada cual se proclama!
 
Soy de tu vida ese todo
entero y sin rendija.
¡Así que nadie corrija
este poema y su modo!
 
Y acabo ya mi canción
dando una firme lección
de nobleza y castidad.
No me importa ninguna edad
pues es esta la concidión
de amarte sin necedad;
algo que ocurre a veces
a quien dedica sus preces
a perder su mocedad.
Yo he nacido para amante
de una princesa amada
y tú eres la enamorada
siguiendo siempre adelante
ni sola ni abandonada 
porque te guía mi cante.
 
(!956 después de Jesucristo)  
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Poema.

Palabras Clave: Literatura Poesía Poema Ritmo Rima Liberación.

Categoría: Poesía

Subcategoría: Romántica



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