¿Por qué me voy de los Talleres? (Diario)
Publicado en Oct 22, 2016
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Muy buena pregunta que voy a intentar saber responder aunque no respondo de las consecuencias que, aunque siendo verdaderas, me parece que algunos van a creer que son de otro mundo. Pero antes de entrar en materia -y ya se sabe que la materia ni se crea ni se destruye pero nos deja hechos polvo- voy a fumetear un poco aunque, no sé si se habrán dado ya cuenta, fumar no fumo. En unos segundos vuelvo a ver si las neuronas me permiten, después de haberles pedido permiso, explicar por qué me voy de los Talleres de los Cuentacuentos, de la Lectura, de la Escritura, del Senderismo y de Petanca. Hasta ahora.
 
Pues bien. Acabo de obtener el permiso de mis neuronas por triplicado y con todos los sellos reglamentarios para legalizar el documento y que no me llamen forajido ni "fuera de la ley" porque no están los tiempos como para pagar multas ajenas. Así que comienzo por el final que es una muy buena manera de comenzar aunque parezca una paradoja. Me voy del Taller de Petanca porque jugar a las bolas me vuelve muy nostágico y me hacer recordar los tiempos de mi infancia en la calle madrileña de Alcalde Sáinz de Baranda y no tengo este año ganas de llorar por culpa de la nostalgia. A lo mejor el año que viene me toca llorar a gusto pero este año no. 
 
Respondida esta primera pregunta voy por la segunda que es mucho más interesante como dice eso de "la tiré por un barranco la tiré por un barranco la tiré por un barranco toda vestida de blanco fin de la primera parte fin de la primera parte y ahora viene la segunda que es mucho más interesante (y que no falta añadir lo de etcétera, por favor, que da mucha elegancia a los buenos escritos poner algún etcétera que otro). Me voy del Senderismo porque lo que es caminar lo que se dice caminar ya camino no sé hacia donde pero camino y como camino hacia no sé donde no me gusta que me dirijan hacia donde debo ir. Que conste que no estoy en contra de ningún guía más o menos senderista sino que por el camino oculto de las escondidas sendas es por donde van los pocos sabios que en este mundo han sido sin ninguna clase de guía y mira que me gusta a mí intentar ser sabio este año por ver si lo consigo porque quien la persigue la consigue y no estoy hablando de ninguna chavala porque ya estoy casado y no estoy dispuesto a formar parte del rebaño dirigido por un guía más o menos senderista de esos que se hacen 20 kilómetros al día y les quedan fuerzas para hacerse otros 20 kilómetros de noche.
 
 
Aclarado lo de las escondidas sendas que todavía no sé dónde están ni dónde se encuentran pero que espero encontrármerlas de sopetón pues voy por lo de la Lectura y la Escritura que esto sí que tiene miga y recuerdo ahora que yo, desde niño, como no tenía suficiente dinero para comprar una goma de borrar lo que tenía escrito y debía ser borrado pues usaba migas, de pan por supuesto, y como esto tiene miga pues voy a hacer otro descanso para que no me falte el aire no vaya a ser que se me corte la respiración ahora, que estoy un poco acatarrado, y sea peor el remedio que la enfermedad y ya se sabe que donde comen dos no pueden comer tres y donde comen tres no pueden comer cuatro, etcétera, y repito que lo de etcétera es muy elegante en los escritos modernos. Amén y en rápidamente vuelvo. Como nunca he sido un avaricioso ni tampoco lo soy hoy en día (aunque me gusta la "tela marinera" en efectivo tal como le ocurre a todo "hijo de vecino" y el que diga lo contrario es que miente más que los de Podemos por poner un claro ejemplo de mentirosos) voy a dejar un poco de texto para esta tarde si Dios quiere y los nubarrones no lo impiden. 
 
En primer lugar, y esto de en primer lugar ya sé que es lo que se llama, en Literatura, un lugar común o algo parecido, comienzo por el mismo nombre del Taller. En las discusiones (a veces hasta bizantinas o mucho más que bizantinas) que tuvimos antes de planificar dicho Taller de Lectura y Escritura, yo estuve defendiendo (como "El Príncipe Valiente" por lo menos) ante todas las chavalas que opinaban lo contrario y no me hicieron ni puñetero caso (lo cual ya no me importa porque estoy casado con la que quería casarme desde que tengo 7 años de edad) que no se trata de un Taller de Lectura y de Escritura sino de un taller de Literatura. La cuestión es tan fácil de entender que no sé por qué, habiendo maestras muy veteranas en en Taller (con las que no pienso discutir no vayan a ponerme de rodillas y con orejas de burro), no se dan cuenta de que todo lo creativo, en el Arte de Leer y Escribir, es Literatura Creativa. Que conste, y lo firmo donde sea necesario aunque tenga que ser en la chepa de un camello para que se enteren hasta los tuaregs y los beduinos que no sé por qué pero se me vienen ahora a la memoria quizás porque sí hacían Literatura en los Oasis de los desiertos y esto es también verdad, que yo no dije en ningún momento que se tratara de un Taller de Historia de la Literatura, que es cosa diferente a un Taller de Literatura; porque da la casualidad (aunque no haya sido de casualidad sino a mis conocimientos culturales y perdón pero no soy vanidoso sino solamente culto que ya es algo que me sirve para ir tirando hasta llegar al final de mes) yo también he sido pofesor de Colegios y mira por dónde sé distinguir entre lo que es Historia de la Literatura (por ejemplo cuando daba clases magistrales sobre la Generación del 27, sobre el Romanticismo o sobre la Literatura de los Quechuas que también tienen derecho a tener Literatura como Dios manda) de lo que es Literatura (por ejemplo cuando les pedía a mis alumnos y alumnas, porque eran Colegios mixtos gracias a Dios, y así eran menos aburridos que en los que yo tuve que estudiar -Lope de Rueda, Altamira y San Isidro de Madrid- que leyeran algo que se le ocurriera según sus mentes creativas o que escribieran lo que quisieran usando sus manos creativas. Y eso, según todos podemos entender si es que estamos viviendo en este mundo, se llama Literatura; o sea, que resulta que si a un Taller de Creatividades, como es este del cual me marcho como Juan Belmonte dando una vuelta al redondel del Hogar (entre pitos y aplausos que lo mismo me da que me da lo mismo porque respeto la división de opiniones), se le llama de Lectura y Escritura en lugar de Literatura se está dando a entender que es un Taller para analfabetos y analfabetas (y perdón pero no lo digo yo sino la razón humana y espero que esta vez la razón humana no se equivoque tanto como suele equivocarse de vez en cuando y de cuando en vez) porque da a entender que va dirigido a hombres y mujeres que no saben leer y no saben escribir. Ahora he podido comprender, menos mal que es comprensible del todo, que ningún hombre del Hogar (salvo yo que es que le hecho mas valor que "El Guerra" algunas veces y otro "suicida" que le ha dado por apuntarse este año y al cual no le arriendo la ganancia porque yo ya he dicho que me piro y me piro) no quiera participar de un Taller para analfabetos puesto que alegan, y en este caso les doy la razón porque a cada cual se le debe dar cada cual como bien dice el proverbio popular, que saben leer y que saben escribir. Luego el título del Taller queda demostrado (aunque las chavalas compañeras no me den la razón pero menos da una piedra como dice el dicho) no debe ser de Lectura y Escritura ni tampoco de Historia de la Literatura pero sí, como yo defendía y sigo defendiendo aunque sea contra los molinos de viento a la manera de Quijote pero sin comulgar con ruedas de molino, Taller de Literatura porque no hacemos otra cosa sino creatividades de cuentacuentos y creatividades literarias a través de lo que contamos y lo que escribimos. Si no llevo razón será porque a lo mejor yo (que tengo ya una Licenciatura en la Universidad Complutense de Madrid) resulta que ahora, vaya por Dios qué tormento me ha caído encima, soy analfabeto.  
 
Antes de dejar lo siguiente para esta tarde tengo que hacer constancia notarial (o por lo menos notoria que es lo más parecido a notarial que se me viene ahora a mi memoria) que la propuesta de una compañera de que fuese llamado Taller de Desarrollo Mental no tiene ningún sentido mental mire por donde se le mire porque es un eufemismo y digo que es un eufemismo porque no define exactamente a este Taller y, para más inri y mira que me gusta a mí esto de escribir inri en mis escritos creativos, resulta que el Desarrollo Mental lo hacemos todos los humanos y todas las humanas continuamente a lo largo de cada día y hasta cuando estamos soñando. Si caminamos hablando con alguien estamos haciendo Desarrollo Mental para no meter la pata con lo que decimos. Si caminamos hablando con nosotros mismos hacemos Desarrollo Mental para poder comprendernos a nosotros mismos aunque los demás nos comprendan o no nos comprendan. Si estamos jugando al fútbol (o cualquier otro deporte) estamos haciendo Desarrollo Mental para meter goles en la portería contraria y no en la nuestra, o para pasar la pelota a un compañero y no a un rival o para saltar el potro sin dejarnos la cabeza en el intento. Quien haga deporte sin hacer Desarrollo Mental es que debe ser muy burro (con perdón de todos los perdones). Y hacemos Desarrollo Mental cuando, por ejemplo, estamos cocinando y no queremos que se nos quemen las lentejas. Puedo poner millones de ejemplos para demostrar que continuamente estamos haciendo Desarrollo Mental luego es un eufemismo llamar a un Taller de Literatura con el nombre de Taller de Desarrollo Mental porque eso se llama "de perogrullo" ya que es "de perogrullo" hacer cualquier Taller (sea de lo que sea) con Desarrollo Mental. Aclarado esto y manteniendo que se debe llamar Taller de Literatura para diferenciarlo, por ejemplo, del Taller de Jotas y Sevillanas (que también los hay) o del Taller de Tai-Chí que está muy de moda, sigo esta tarde.
 
Llegó la tarde. Hablemos ya de las incoherencias y las contradicciones que me ponen los pelos de punta, y que conste que yo tengo pelos y lo puedo demostrar pero no lo hago porque es de muy mala educación y yo estoy muy bien educado desde 9 meses antes de nacer y no como el loro Jeremías (el de "La Familia Cebolleta") que era un sivergüenza (porque fumaba puros a destajo), que era un gamberro (porque le quitaba la pelota al niño) y que era un maleducado (porque le contestaba de mala gana y con chulerías al pobre abuelo) y que se escapó "por los pelos" de la censura franquista. Pues resulta, entrando ya de nuevo en el tema, que cuando llega la tarde del miércoles (cuatro y cuarto para ser más exactos del todo ya que todo hay que contarlo con sumo detalle para ser creíbles y yo soy un periodista creíble) a todas mis compañeras (si alguna no se considera mi compañera no me importa porque ya estoy casado como Dios manda con la que soñaba desde que tenía 7 añitos de edad y no le ha traicionado jamás ni jamás la voy a traicionar) les da por decir, erre que erre (y lo escribo con r doble porque se escribe con r doble tal como lo demostró Jerónimo Jiménez de Urrea -según algunos entendidos porque hay muchos entendidos que parece que lo saben todo- con "La Historia del Abencerraje y de la hermosa jarifa" y como lo demostró José Orero de Julián "Diesel" - que resulta que soy yo y el resultado del Real Madrid-Legia de Varsovia fue de 5-1 a favor de los merengues- con "La Carreta), en insistir todas a una como si fueran las de Fuenteovejuna enfrentadas al Gran Capitán (del Esparta de San Isidro por ejemplo) que todas ellas tienen "su" verdad y que "su" verdad es "su" verdad y nadie tiene que decir que "su" verdad no es "su" verdad y yo, que estoy callado y no les llevo la contraria mientras solamente sonrío, me pongo a pensar, a meditar y a analizar, y descubro que yo también tengo "mi" verdad con el mismo derecho que ellas tienen "sus" verdades pero cualquiera se pone a peder el tiempo de mala manera haciéndolas entender que eso sólo son relatividades y que muchas de "sus" verdades y de "mis verdades" son solamente verdades absolutas de Dios y no de ellas ni de mí. Y me pongo a pensar en las manzanas por poner un ejemplo. He aquí el ejemplo. Suponiendo que tres de mis compañeras estén comiéndose tres manzanas (porque a las cuatro y cuarto de la tarde suele apetecer comer alguna manzana que otra y eso es muy humano por cierto) de tres colores distintas: una come una manzana roja, otra come una manzana verde y otra come una manzana amarilla. "Sus" verdades relativas son "roja, verde y amarilla" pero todas ellas dependen de una verdad absoluta que es "manzanas" gracias a Dios y no "peras", ni "uvas", ni "granadillas" ni "alitas de pollo". Bueno, pues esto tan sencillo de comprender, entender y asimilar, no les entra en sus neuronas y cualquiera les lleva la contraria a pesar de yo llevar razón porque se ponen más nerviosas que "Blasa, portera de su casa" (que me viene a la memoria porque lo leía en mi adolescencia).
 
Partiendo de la base de que, una vez que no es cierto del todo, pero ellas se creen que es cierto del todo, todo ese rollo de "sus" verdades resulta que ahora han decidido hablar y escribir de "El Profeta" (Mustafá de nombre según he creído escuchar) del grandísimo y honorable Khalid Gibran y han empezado a hablar del tema sin tan siquera haber leído ni el primer párrafo de dicho libro. Pero como resulta que si ellas tienen "sus" verdades yo tengo mi "verdad" (pues los derechos no tienen ya género y todos somos igualitos igualitos que nuestros abuelitos) y como yo tengo "mi" verdad, a mí no me apetece nada hablar y escribir del profeta Mustafá porque del único profeta que quiero hablar y escribir es de Jesucristo. Así que "verdes las han segado" e ironizo sobre el asunto de Mustafá porque tengo el mismo derecho que tienen todas ellas de tomárselo en serio. Por cierto, ya es hora de saber que la ironía es un recurso que han usado siempre, y siguen usándolo, los grandes genios de la Literatura Universal y como yo quiero ser un genio de la Literatura Universal (si piensan que es vanidad, soberbia o prepotencia que lo piensen porque para eso estamos en este mundo; o sea, para pensar lo que quiera cada cual pensar y eso se llama libertad de pensamiento y lo respeto siempre que me lo respeten a mí) pues resulta que yo a esa hora de la tarde no me apetece escribir de ningún musulmán -y mucho menos si se trata de un profeta- sino de comerme una manzana sea roja, sea verde o sea amarilla, pero que sea una manzana y no una alita de pollo por ejemplo. 
 
Me he pasado ya las mil y una noches pensando (y no me refiero a Sharazade porque yo solo pienso en mi Princesa y mi Princesa es ecuatoriana y no hindú) por qué tazón (perdón quise decir razón pero se me fue la mente a la leche) ahora se prohíbe en ese taller hablar de política y de religión aunque sí se puede hablar del funcionamiento de los lavavajillas, del colesterol, del juego de la oca y tiro porque me toca (ya que cada una de ellas solo habla cuando le toca y en eso sí hay que decir que demuestran tener mucha educación) o de las canastillas de los bebés. La incoherencia consiste en que mientras se dice, por norma (no de Norma Duval sino vaya a saber Dios de qué norma se trata), que está prohibido en el Taller de Literatura hablar de politica y de religión cuando todas las personas cultas que hayan leído por lo menos un libro al año saben que muchísimos escritores y escritoras -por no decir todos y todas- y más se se trata de musulmanes ya que todo hay que decirlo- hablan y escriben continuamente de politica y de religión y los musulmanes, que son los que más hablan y escriben de esos temas lo hacen, por supuesto, de manera totalitaria y anticristiana ya que hay que decirlo todo; por otro lado se está diciendo continuamente, tarde tras tarde y para que quede constancia de ello, que es un taller donde no existe ninguna cortapisa, que cada cual puede escribir lo que pueda y, dentro de lo que pueda, lo que quiera, que precisamente es un taller donde no se le coarta la lbiertad a nadie y otras zarandajas del mismo estilo como, por ejemplo, que somos muy demócratas y respetamos la libertad de expresión de los demás. ¿Se puede saber ya en qué quedamos? ¿Hay cortapisas o no hay cortapisas? Un momento que ahora sigo. 
 
¿Y si sucediese conmigo lo mismo que sucede con mi mejor y gran amigo Carlos de Madrid (no De la Madrid porque eso es un asunto privado de Shakira y sólo le importa a Piqué y yo no pico donde otros pican porque soy así de noble) que sólo se siente importante cuando habla de política y de religión y se siente un don nadie cuando no puede hablar de política y de religión? ¿Qué pasaría conmigo si yo fuese igual que mi mejor y gran amigo Carlos de Madrid? ¿Dónde quedaría mi autoestima? Porque esa es otra. Resulta que en este Taller (supongo que mejor sería haber hecho un Taller de Alta Costura para no entrar en tantas contradicciones) se habla constantemente y continuamente de que lo que estamos desarrollando es la autoestima de todas y de todos. ¿Cómo se puede hablar de desarrollar la autoestima si no te dejan desarrollar tu autoestima hablando de los temas que desarrollan tu autoestima? Supongo que mi mejor y gran amigo Carlos de Madrid jamás se apuntaría a un Taller como este ni aunque estuviese borracho y supongo bien; porque para que no te dejen decir que eres quien eres pues resulta que estamos tocando el fondo estamos tocando el fondo.
 
Todas estas razones de peso y mira que alguna que otra se me pone pesada con lo de la autoestima mientras yo tengo que disimular y decir a todo que sí por no ponerme a discutir con nadie (y si estoy sordo es porque no discuto con nadie) hacen que haya meditado y decidido algo muy importante para que mi futuro como escritor no se frustre. Mi decisión ha sido cambiar de Taller y marcharme con los ciclistas; porque, mira por donde tengo un sucedáneo (dejando a un lado los sucedáneos de los cafés) ya que me he apuntado a un Taller de Ciclismo (no me refiero a cambiar ruedas pinchadas sino a un Taller intelectual de carácter mágico gracias a los dados del parchís) que me va a ocupar muchísimo de mi tiempo libre. Y como paso del profeta Mustafá, Mostafá o Mostaza o como se llame, pues me voy a dedicar de lleno a mi Taller de Ciclismo que me parece que le va a ir mucho mejor a mis condiciones creativas que no esa chorrada de decirle "piropos" a un "maromo" llamado Gibran.  
 
Por último, y para ser ya breve (puesto que lo breve si es con alguna que otra breva es mucho mejor) pues tengo que decir que abandono el Taller del Cuentacuentos porque no tengo ni idea de los que es un "gramofante" (o algo parecido que ahora no recuerdo) y no tengo ni idea de cómo puede hablar un "gramofante" (o algo parecido que ahora no recuerdo) ni cómo se puede hacer el gruñido de un "gramofante" (o algo parecido que ahora no recuerdo. Y como soy un ser humano y no un "gramofante" (o algo parecido que ahora no recuerdo) pues hago "mutis por el foro", me saco el sombrero y me despido de todas deseándoles que sigan con todas "sus" verdades aunque sean mentiras porque de ilusiones también se puede vivir. Gracias por leer y adiós. Me voy con mis brevas, esto, quiero decir con mis verdades de Dios que, aunque yo no soy Dios, conozco las verdades de Dios y eso sí que me parece importante, interesante y hasta emocionante. Adiós con el corazón que con el alma ya no puedo porque me están entrando ganas de dormir.
 
Nota.- No puedo comprender, por más que lo intento, que un cuento escrito en Times New Roman 12 sí valga pero no valga un cuento escrito en Times New Roman 11 cuando, a decir verdades, hay cuentos publicados y editados hasta en Times New Roman 24 por poner un ejemplo. Absurdo. Me parece totalmente absurdo.


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Descripción

Páginas de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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José Orero De Julián

Buscando muchas respuestas me he encontrado con muchísimas preguntas.
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October 23, 2016
 

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busy