Sobre Khalid Gibran (Comentario)
Publicado en Oct 19, 2016
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Cuando hablamos de Khalid Gibran, libanés de corazón universalista, nos encontramos, sin duda alguna, ante una personalidad muy interesante. No puede ser menos tratándose de alguien que dijo sobre Dios lo siguiente: ""Dios no escucha vuestras palabras, salvo cuando él mismo las profiere a través de vuestros labios". Lo primero que me pregunto, cuando leo este párrafo tan perfeccionista, es que me gustaría saber qué dicen los labios del 41 por ciento de la población cristiana libanesa cuando son callados despóticamente por el 59 por ciento de la población musulmana libanesa. Pero no construyamos ahora pensamientos de conciencia social porque, al parecer, no son deseables para la salud espiritual de quienes nos leen o nos oyen. ¿Dijo algo verdaderamente transcendental Khalid Gibran sobre la conciencia social a través de sus bellos cuentos? Dijo mucho sobre el amor, sobre la amistad, sobre el matrimonio, sobre la belleza... pero yo no he encontrado nada concreto sobre la justicia social... a no ser que, como tal, entendamos la frase de "Puedes olvidar a aquel con el que has reído por mucho tiempo pero no puedes olvidar a aquel que te ha hecho llorar en algún momento de tu vida". No fue esto exactamente lo que dijo, palabra por palabra, pero sí algo muy similar. Mi pregunta, mi inquietud, mi interés por conocer a este sabio pensador, es que si no olvidamos a quienes nos han hecho llorar en algún momento de nuestras vidas, ¿puede existir en verdad el amor del que tanto nos habla este finísimo escritor lírico? ¿Será verdad que todas las verdades son subjetivas y relativas y que todos tenemos nuestras propias verdades y no existen verdades absolutas? Pero dejemos de disgregar sobre los terrenos de las verdades no vaya a ser que terminemos por contar muchas mentiras. No entremos en terrenos de conciencia y hablemos del bello arte de lo poético del cual Khalid Gibran es todo un supremo artista, un ser superior, un semidios de las metáforas y un hacedor de parábolas tan hermosas que hasta Jesucristo las hubiese deseado contar Él.
 
Para comenzar, escuchen su sorprendente, maravillosa y desbordante biografía personal. Gibran Khalid Gibran nació el 6 de enero (Día de los Reyes Mágicos perdón quise decir Magos) de 1883 en la localidad de Besharre (Líbano). Era hijo de un humilde dependiente de una botica (propiedad de su tío) llamado Khalid, y de Kamila Rahme, la hija de un sacerdote maronita que estaba predicando en Brasil. Kamila se casó en el país sudamericano y tuvo a un hijo al que llamó Butros. Su esposo murió a los pocos años de la boda y Kamila regresó al Líbano, en donde conoció y contrajo matrimonio con el padre de Gibran, quien se convirtió en su tercer marido. Como estudiante Khalid se interesó desde niño por el mundo de las artes, las lenguas y la religión. De naturaleza solitaria no era nada raro que, por lo tanto, se quedase maravillado contemplando las bellezas naturales que le rodeaban (supongo que las mujeres entraban en el lote). En el año 1894 la familia Gibran, menos su padre que había sido detenido por evasión de impuestos, se trasladó a Boston (Estados Unidos), en donde comenzó a leer ávidamente, siendo influenciado por gente, o más bien gentuza según piensan muchos, como Friedrich Nietzsche o Walt Whitman. Conoció también en esa época al fotógrafo Fred Holland Day, quien se convirtió en su mentor en sus actividades artísticas en la ciudad estadounidense. En el año 1898 regresó a su país natal. Estudió lengua árabe en la Escuela de la Sabiduría (que supongo que es donde se deben de dar lecciones completas sobre verdades subjetivas eliminando por completo a la verdades objetivas y sobre verdades relativas eliminando también por completo las verdades absolutas). Allí destacó por su habilidad en el dibujo. Sus primeros textos aparecieron en la revista libanesa "Al-Manarah", una publicación fundada por el propio Gibran junto a Joseph Hawaiik para que todos los beneficios se quedaran en casa. Inició también en esta época una serie de viajes por Europa que enriquecieron su bagaje cultural y ensancharon su mente. En su regreso a Boston, Khalid comenzó una relación con la poetisa Josephine Peabody. Cuando Gibran le propuso matrimonio, Josephine rechazó la oferta. Se casó con otro en el año 1902. ¿Es a esta clase de relaciones amorosas casi clandestinas lo que Gibran llama amor? Es otra de mis primeras preguntas a la hora de entrar a analizar a tan interesante personaje.
 
Sigamos. Establecido en el Líbano, la tuberculosis hizo mella en su familia. A causa de esta terrible enfermedad fallecieron su madre, su hermana Sultana y su hermanastro Butros, quedándose sola en Boston su otra hermana, Mariana. Khalid dejó el Líbano para trasladarse de nuevo a los Estados Unidos para hacerle compañía a Mariana. En 1908 comenzó a ser protegido por Mary Haskell, con la que también mantuvo encuentros amorosos. Más tarde conoció a la escritora libanesa May Ziadhe, quien se convirtió en su amor platónico ya que su relación sólo se mantuvo a través de cartas. Todo esto me confirma que sí, que era un auténtico as en esto del amor libre tan de moda en el siglo XX. Así que continúo señalando que en 1917 fijó su residencia en Nueva York, ciudad en la que falleció a la edad de 48 años el 10 de abril de 1931. Lástima que no pudiese vivir otras cincuenta años más para poder seguir explotando y desarrollando sus amores libres y dejar constancia de todos ellos en la memoria de nosotros, sus generaciones posteriores, para saber cómo conseguía conquistar a tantas mujeres al mismo tiempo. ¿Era por causa de su poesía o era por causa de su dinero? Porque dinero, lo que se dice dinero contante y sonante, le sobraba lo suficiente como para vivir a todo lujo en la ciudad neoyorquina mientras en su propia patria, Líbano, comenzaba ya la época de la hambruna y la persecución a mansalva de cristianos. ¿Estaría Khalid Gibran realizando meditaciones transcendentales en honor de algún profeta musulmán y en espera de la llegada de sus musas mientras la miseria comenzaba a expandirse por todo Líbano? ¿A qué clase de profeta se refería Gibran en sus hermosa prosa lírica? ¿Tal vez a alguno que, entre letanía y letanía, predicaba lo del amor entre los hombres mientras fomentaba lo de apedrear a las mujeres hasta matarlas sin ninguna clase de consideración? ¿Cómo es posible entonces que Gibran tuviese tanto éxito con las damas de todas las clases sociales? ¿Hacía Gibran meditaciones en su diván para seguir perfeccionando sus bellas letras? Son preguntas que se me quedan en el aire pero que son imposibles de dejar de pensar en ellas cuando leo la historia del Líbano en el siglo XX.
 
De este maravilloso y encantador escritor de prosas líricas y poemas escritos tranquilamente en su diván, se han dicho tan grandes elogios, sin apenas conocer nada de lo que ha escrito, como que era políglota (¡con lo que mola hoy en día ser políglota!) y además, y lean ustedes toda esta serie de elogios para asombro mundial, era muy filosófico, muy profundo, muy estudioso del ser humano, muy espiritual, muy humanista, muy moralista, muy expresivo, muy perfeccionista, muy educador, muy sentidor de la vida humana, muy cotidiano, muy universalista, muy buscador de sus verdades, muy reflexivo, muy visionario, muy sabio, muy analítico de su entorno vital, muy divulgador de su verdad y solamente de su verdad, muy anunciador, muy honesto, muy compañero, muy bello y, además, para mayor inri, muy antiguo y esto de muy antiguo sí que me ha llegado hasta el alma. ¿Queda algún piropo más en el diccionario español que no se haya dicho de esta lumbrera de la literatura de todos los países habidos y por haber? En resumen; el "sumun" del "sumun" de todas las perfecciones humanas. O sea, un verdadero mirlo para las mujeres casaderas que lo llegaron a conocer y que se le ofrecieron, con desmayos incluidos, a la manera de fanáticas seguidoras de Los Beatles solo que en Poesía; aunque de música celestial también debería saber y conocer muchísismo este genial místico. Porque, además, también era muy místico. Es por eso por lo que los críticos más sabios de la crítica literaria universal (contando a todos los planetas de nuestro Sistema Solar por lo menos) definen a la literatrura de Khalid Gibran como una búsqueda continua, y por lo tanto supongo yo que infinita, de la mística de las materias más clásicas del comportamiento y sentir existencial desde una impresión de bonhomía (que casi nadie sabe lo que quiere decir) y conexión natural (que tampoco casi nadie sabe lo que quiere decir aunque muchos imaginan que debe estar relacionado con el amor entre los hombres digo yo).
 
Es curioso que un tipo tan genial estuviese fuertemente influenciado por un loco y demente como el tal Friedrich Nietzsche y por un borracho y drogadicto como el tal Walt Whitman y yo me pregunto, cuando aprendo esto, que en qué quedamos: ¿era un genio Gibran o estaba marajá del todo? No se me ofenda nadie porque no he dicho maruja sino marajá del todo. Si alguien entiende lo contrario no es de mi responsabilidad y me considero inocente y un don nadie al lado de tan genial escritor. Es por eso por lo que todos los marajás del Medio Oriente tienen "El Profeta" de Gibran como libro de cabecera; quizás para reposar bien la cabeza mientras hacen la digestión tras haber cenado opíparamente aunque sus pueblos pasen hambre y sed incluída la justicia. Y ya que de manjares literarios estamos hablando yo voy a intentar leer "El Profeta" por ver si alimento un poco mis neuronas ya que cenar, la verdad sea dicha, ceno muy poco; porque no hay que olvidar que las neuronas se ejercitan dando al cerebro informaciones nuevas para mantener su plasticidad (ya que son más flexibles que el celofán con el que se envuelven libros tan elegantes como este), porque además Gibran era muy elegante y no hay que tener envidia por reconocerlo porque quien comienza por tener una pequeña envidia termina por poseer un gran odio. Así que yo recomiendo que para comprender a Gibran tenemos que hacer muchos ejercicios espirituales, tenemos que tener muchos hábitos de vidas saludables (aunque bien es sabido que el hábito no hace al monje ya que estamos hablando de nuestras verdades relativas y subjetivas como buenos fumadores que somos) y relacionarnos con otras personas para poder adorar a Gibran porque además, aumentando los piropos que se merece antes de leer su obra, era muy adorable.
 
Y para terminar, antes de leer "El Profeta" tal como se nos ha pedido, cuando pienso en Gibran y su famoso libro, se me viene a la memoria (ya que mis neuronas tienen un mogollón de flexibilidad gracias a Jesucristo) una canción de infancia que comenzaba diciendo: "Ahora que vamos despacio, ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras tralará, vamos a contar mentiras tralará, vamos a contar mentiras"
 
Autor: José Orero de Julián "Diesel"
Molina de Segura, 21 de octubre de 2016 después de Jesucristo.
 

 
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José Orero De Julián

Y que Dios lo vea... a ver qué dice Dios...
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October 21, 2016
 

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