Ecos de Juventud (Diario)
Publicado en Aug 26, 2016
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Cuando yo tenía 19 años de edad (1968) ya estaba completamente adaptado a mi trabajo en la Cámara de Compensación (que se dividía en Centro Compensador y Compensación Interior) de la Oficina Principal del Banco Hispano Americano de Madrid (en la Plaza de Canalejas, 1) y era un chaval tan lleno de juventud que rebosaba de entusiasmo y de felicidad. En cuestiones de chivas guapas y sexys me iba de maravilla (aunque ya he dicho muchas veces que yo tenía una novia ecuatoriana desde mis 7 años de edad). Pero eso no me impedía ligar (ligar es para mí hablar y conocer y nada más) con las que más me gustaban. Había un pequeño grupo de chavalas, compañeras del Banco, que me gustaban "más que a un tonto una tiza" que quiere decir que me gustaban muchísimo. Sería muy largo y muy prolijo hablar de todas ellas porque estaban buenas de verdad (en el amplio sentido de la palabra "buenas") pero hubo una que me llamó poderosamente la atención porque era la que tenía el rostro más sexy. Así que cuando los compañeros que no eran más que tontos cotillas (como José Luis Caja Hernán) querían adivinar cuál era la chica de toda la Oficina Principal que me parecía con el rostro más sexy se equivocaban porque no tenían ni idea, en primer lugar, de qué era una chavala con rostro sexy y, en segundo, lugar porque citaban a otras menos a la que yo estaba pensando.
 
Voy a desvelar el misterio porque entra dentro de mi capítulo del Diario personal de "Ecos de Juventud" cuando abundaban las jipis, las feministas y las ácratas de las cuales yo huía como de la peste porque jamás me han interesado para ligar con ellas por muy modernas que se lo creyeran. Aquella compañera de la Cámara de Compensación con la cual llegué yo a entablar alguna corta conversación y que un día se atrevió a ponerme su mano derecha sobre mi corazón para saber si era verdad que a mí me gustaba tanto, se llamaba Mercedes y nunca he sabido cuáles eran sus dos apellidos. Pero jamás la he olvidado aunque el único y verdadero amor de mi vida, mi única novia a lo largo de toda mi vida, era y es y seguirá siendo Liliana. Pero justo es de reconocer que me hubiera gustado y apetecido mucho hablar más tiempo con Mercedes del Centro de Compensación. Si no lo hice es porque cuando quise hablar más veces con ella, el "jefezucho" Follente, aquel que siempre intentaba ligar (con cama incluída) con las azafatas del Centro de Vacaciones que tenía el BHA en la Sierra de Madrid (Residencia de El Ventorrillo), la apartó de mi lado y la trasladó a la Sección de Compensación Interior mientras yo quedé trabajando en la Sección del Centro Compensador. Y para mayor dificultad en poder hablar con la sexy Mercedes que también era muy linda de cuerpo y, por lo tanto, estaba completísima, no acudió nunca a las comidas y fiestas que celebrábamos todos los compañeros y compañeras con ocasión de las Navidades.
 
Es también cierto que si yo me hubiese llegado a enamorar de Mercedes X X y después hubiese conocido a Liliana (mi indiscutible Princesa y cuyo lugar ninguna otra ocupó, ni ocupa, ni ocupará) hubiese sido un verdadero conflicto sentimental para mi persona. Así que cuando la fetén y sexy Mercedes X X pasó por Cuentas Corrientes estando ya previsto que me iba del Banco por un año y dos meses para cumplir con el Servicio Militar Obligatorio, estaba preciosa con jersey ajustado a su talle y pantalón vaquero; pero preferí no decirle nada de todo lo guapa que me parecía o de intentar invitarla a un café en la máquina o a comer después de salir del Banco. ¿Saben por qué no lo hice ni con ella ni con otras de las que formaban parte de aquel amplio grupo de chavalas compañeras del BHA que me gustaban "más que a un tonto una tiza"? Porque era mejor esperar a que apareciese en mi vida mi Princesa. Esa fue la razón principal que explica el misterio de que durante mi plena Juventud (Ecos que nunca he olvidado) hubiera habido tantas chicas de muy buen ver, además de interesantes e inteligentes, en mi vida con las que nunca llegué a formalizar un noviazgo tanto dentro del BHa como en cualquier otro lugar. Y no me arrepiento de ello ni me he arrepentido jamás; porque Liliana Del Castillo Rojas es única y ninguna como ella para saber entender cuál es mi verdadera personalidad y todos los misterios que rodean a mi verdadera personalidad. Y esta es toda la verdad de mis relaciones con las chavalas que más me impresionaron o que siguen impresionándome más cada día que paso viviendo en la Tierra sin haber engañado nunca a M¡ Princesa que es la chica de mis sueños desde que yo tenía solamente 7 años de edad.
 
Me gustaban y me siguen gustando solamente las sanas y no las "podridas" (y todos mis lectores y lectores saben a lo que me refiero) porque las "varillas" sólo están y sólo sirven para desahogo de tíos desesperados que no saben ligar con las de mejor ver y las de mejor estar y que se gastan todos sus dineros con las "varillas" como le pasa al Tío Benito, el de la boina con pitorro y no lo digo de pitorreo sino totalmente en serio. A las "varillas" siempre las he respetado pero que sean para otros y no para mí. A ver si ya se entera el Tío Benito (con boina con pitorro o a cabeza descubierta) lo que era ligar con las "guay" y no con las que nadie quiere para, por desgracia, no amarlas de verdad salvo algunas raras excepciones a quienes les aplaudo de corazón si es que verdaderamente las aman. Ecos de Juventud. Eterna Juventud. Recuerdos que nunca olvidaré.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Páginas de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Recuerdos Memoria.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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