Aquel día era felicidad, por fin había llegado el momento de realizar sus sueños, aquel viaje anhelado, salieron muy temprano ilusionados, los niños alegres todo era perfecto.
Estaban tan lleno de alegría de poder realizar aquel sueño, llegaron al lugar era un lago hermoso, rodeados de la naturaleza grabaron algunos videos, se tomaron muchas fotos todos eran felices en aquel momento, parecían la familia perfecta disfrutando uno del otro.
De regreso a casa un poco cansados pero muy alegres, ven en la carretera un aviso de curvas peligrosa, fueron solo cuestiones de segundos, cuando apareció un coche a alta velocidad y ya estaba encima de ellos, no recordaban mucho de ese momento, los ruidos de las sirena de la ambulancia aun resuena en sus oídos, había mucho ruido y lamento.
Ella despertó y vio a sus hijos muy cerca de ella, sus niños agonizaban, ya casi no podían mantener sus ojitos abiertos, ella solo gritaba ¡no dios! ¡No! ¡No! ¿Por qué mi dios no te los lleves?
Su esposo al otro lado, ya no abría los ojos, ya había muerto, había muertos los tres. Ella no hacía nada más que gritar, estaba desconsolada, no sabe por cuánto tiempo ha llorado, pero se pregunta qué error habrá cometido para quedarse tan sola, su vida es un lamento, no tiene consuelo, tiene la mirada triste y vacía, ya no sonríe, no tiene ni ganas de vivir de ese día tan anhelado solo le quedan las fotos y videos, su única salida es el suicidio, solo piensa en morir.
Este pequeño relato va dedicado aquellas personas que ha perdido a sus seres queridos en las carreteras y para tomar conciencia de que tenga un poco mas de prudencia al conducir, muchas vidas inocentes han muerto por no tomar en cuenta que debemos manejar con precaución.
Angelita  18-09-2009.