El agujerito... (Diario)
Publicado en May 11, 2016
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16 de junio de 1981. Estoy terminando la carrera de Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Una vez superado definitivamente el recuerdo de la malagueña (las traiciones amorosas jamás dejaron huellas en mi forma de ser y mi buen carácter y jamás me hundieron ni en las dogras ni en el alcohol) me encuentro completamente solo en mi casa (solamente comprada con los dineros de mi padre y los míos) y me acompaña, únicamente, mi fiel e inseparable "Chester", el setter irlandés de color canela que yo haré inmortalmente famoso en el mundo de la Literatura Universal porque bien que se lo merece. Sentado tranquilamente en el sofá de mi casa (recalco lo de mi casa para que no haya equivocación alguna entre los interesados e interesadas que hacen como que no lo saben aunque ya todo el mundo conoce la verdad) de la madrileña calle Juan Duque 16, piso 4 puerta 3, he encendido el televisor (TVE1 para ser más exactos) preparado para ver la Final de la Copa del Generalísimo entre en Barcelona y el Sporting de Gijón; pero antes de ello están televisando la Final de Juveniles de la misma Copa del Generalísimo, entre el Real Madrid y el Athletic Club de Bilbao (que ahora lo hace con el nombre de Bilbao Athletic). Se juega en el cercano Estadio Vicente Calderón del Atlético de Madrid.
 
El Real Madrid se alza campeón venciendo por 2-1.El primer tiempo termína sin goles. Arbitra el colegiado catalán Miguel Pérez. Muy mal. Desastroso, Pésimo arbitraje. Su mayor error radicó en no atender a las indicaciones de los jueves de sus jueces de línea y seguir el juego (porque quizás le pesaba demasiado la panza o los dineros pagados por los madridistas o tal vez las dos cosas al mismo tiempo) desde muy lejos, tan lejos como para dar por válido el primer gol del Madrid que entró en la portería de Iru por un lateral de la red que estaba rota. Tampoco acertó en el orden disciplinario y estuvo a punto de escapársele el partido, sobre todo a raíz de la injusticia y el robo que cometió al dar por válido un gol que todo el mundo vio que no lo era. La moviola lo demostró multitud de veces. Iru le indicó a este arbitrucho por dónde había entrado el balón pero el agujerito no aparecía de momento y el "cucaracha", en lugar de averiguar si existía o no existía dicho agujerito, se creyó (porque le interesaba creérselo) que los bilbaínos le estaban mintiendo y concedió el gol a pesar de que quién mentía, y de manera descarada, fue Míchel (el autor del disparo) que bien sabía que no había sido gol pero que, como un zorro farsante, guardó silencio en vez de decir la verdad. Al principo, Míchel se queda quieto porque sabe que el balón ha salido fuera del campo pero luego, el muy zorro y farsante, levanta los brazos cuando ve que el esférico está dentro de la portería de Iru aun sabiendo que no ha sido gol. Y el "cucaracha" pica en el anzuelo y da por válido el gol sin consultar a sus jueces de línea que están dicendo que no ha sido.
 
Las alineaciones de la tarde son: Real Madrid.- Aguilera; Arroyo, Pombo, Francis, Martín, Martos (Mel), Pardeza, Míchel (el descarado sinvergüenza que se calló la verdad de lo sucedido), De las Heras, Gálvez y Serrano (Monllor). Bilbao Athletic.- Iriarrizaga (más conocido como Iru), Murúa, Pachi Salinas, Uriarte (Lamborena), Baquero, Rubén Bilbao (Sola), Eguileor, Azpiazu, Sergio, Jesús Salinas y Oscar.
 
Del AS: Final de copa juvenil disputada en 1981. Dispara Michel y el balón se cuela un metro por detras del palo. El trencilla no lo duda ni un instante y da validez al gol. Una generación de rojiblancos se quedó en puertas del éxito copero de la categoría juvenil una fatídica tarde de junio de 1981 en el Vicente Calderón. Los cachorros perdieron con el Real Madrid 2-1 la final de aquella edición. El trofeo se les escapó a Iru, Azpiazu y los hermanos Salinas porque el árbitro (Miguel Pérez) dio por bueno un gol fantasma de Míchel. El balón entró por el lateral externo de la red. No se encontró el agujero, así que el árbitro creyó que los rojiblancos le estaban engañando. Concedió el gol.
 
De los 11 Aldeanos: El gol fantasma de Míchel. En la final de la Copa del Rey juvenil de 1981 se enfrentaron el Real Madrid y el Athletic Club. En aquel partido se produjo uno los goles más vergonzosos del fútbol. El árbitro Miguel Pérez dio por válido un remate de Michel que entró por el lateral de la red casi un metro lejos del poste. Con este gol el Real Madrid ganó el título para indignacion general pero sobre todo en Bilbao. 
 
En cuanto a la final de los Profesionales el resultado definitivo fue de Barcelona 3 Real Sporting de Gijón 1. Y, después de verlo, salí a dar mi consabida vuelta con "Chester" por las calles del barrio. Ya estaba yo pensando en el cuento titulado "Chester color canela" que, efectivamente, lo escribí una vez que me inspiraron las Musas. El mismo cuento que, a través de mi Princesa, fue conocido en Francia.
 

Posdata (35 años después).- ¡Pues ahora a cobrar de lo lindo en Milán por eso de la Compensación. señorito González! Si en Juveniles ya hacían trampas... ni podemos imaginarnos lo que hacían en Profesionales... así que con razón os llamaban la quinta... del buitre... ¡Pero si lo sabía hasta Amador el del Atlético de Madrid!. ¡Hala a robar peras a otro huerto! El 28 de este mes de mayo de 2016 les toca el baile de San Vito, señorito González. ¡Pito pito gorgorito! ¿Dónde estaba el agujerito? ¡Así así así gana el Madrid! ¿Verdad que tiene ritmo de mambo? ¡Verá usted, señorito González, cómo cantan los del río el próximo día 28! Va a ser una verdadera gozada. Por cierto... ¿sigue usted comiendo gratis en los más lujosos restaurantes madrileños por eso de la fama y tal y tal y tal?  
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Foto del autor José Orero De Julián
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Palabras Clave: Diari Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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