Estamos viviendo tiempos de constantes cambios. Es cierto que los cambios son necesarios  y que los mismos traen con ellos soluciones y una nueva perspectiva de las cosas, pero sinceramente no todo es para bien. “Donde hay un bien también existirá un mal.”  Esto que he dicho es una opinión propia; es lo que mi avidez ve. Con esto no estoy diciendo que las cosas no deberían cambiar, más bien digo que debe haber un cambio ya que los mismos son necesarios, pero sin olvidar traer a su presente las cosas buenas de ese antes. (…)
Últimamente  la malicia y beneficio propio se han convertido en los protagonistas de los cambios,  nos hemos estado transformando en una humanidad en la que el amor en toda su diversidad  (entre otros aspectos) va en una apresurada decadencia, si les hablo de amor es porque en estos tiempos es lo más necesario. Y le estamos destruyendo con la misma ferocidad con la que vamos acabando con el planeta. “Una cosa lleva a la otra”… con el transitar del tiempo y sus muchos cambios, ha ido desapareciendo esa conciencia amorosa, la cual estoy seguro que nunca ha dominado, pero se ha mantenido existente al menos, por ello y por la variabilidad de factores que también afectan con una magnitud tal vez igualitaria o peor, es que somos y seremos nuestros propios destructores.