LA ESPERANZA
Publicado en Nov 28, 2015
Prev
Next
Image
LA  ESPERANZA
VESTA
 
 
Salió por la puerta principal, y comenzó mi desesperanza
Había contado ochocientas veces las paredes, más de cuarenta en cada planta
Y mi bonita cárcel, como él en broma la llamaba, pasaba a ser una mugrienta  cueva
De donde quería escapar, sin ver luz por ninguna  ventana
Hoy registraría a nuestro dormitorio, esperando descubrir la puerta de las acacias
Rápidamente, casi de la nada, asomó el rayo de la nueva era, de la que yo no disfrutaba
Un móvil antiguo surgió del armario, con un brillo que me advertía que el cautiverio ya terminaba
Conseguí ponerlo  a funcionar, horas tardé en que el sonido vibrase en mi oído, pero la paciencia era mi única bala
No recordaba ningún número, ni planeaba mi marcha, pensaba que esa era mi vida, que todos vivimos una, la que nos da un Dios, quien dice que a todos nos ama
Solo quería conversar, que me contaran historias, poder soñar como cuando era niña y la noche llegaba para imaginar cosas bonitas y dormir con los ángeles que nos guardan
Quería una señal de que en  mi pequeño palacio no se acababa la belleza que la naturaleza regalaba
Mi amo, porque como animal de compañía me trataba, no me dejaba salir, ni bailar, que también me gustaba, no me dejaba ser feliz por temor a que otra felicidad distinta de la que él me daba, me hiciera partir hacia un futuro con otra voz apasionada
Y mientras todo eso pensaba, mi ESPERANZA vibraba, cerré los ojos, como si nada de lo que soñaba se estropeara, y con esa oscuridad, con ese silencio y vacío que da la calma, cogí el teléfono y realicé mi primera llamada
No hablé, solo escuchaba la voz viril de otro hombre, que después de las palizas dadas, también me asustaba
Lo extraño que no colgaba, siguió con mi silencio, acompañando mi sufrimiento, esperando la lágrima, que no salió porque vivía dormida sin ser consolada
Y yo no colgaba, pasaron segundos,  no contaba, se me había olvidado como transcurría el tiempo, como la vida pasaba
Él seguía ahí, incluso llegué a creer que podría confiar porque demostraba mi misma paciencia ante lo que no te da nada
Y saludé con la batería baja, me preguntó si me conocía, y colgué, solo tenía unas horas para que todo volviera a estar en el mismo estado, incluso mi rabia
Memoricé el número,  no tracé un plan, todo seguía en penumbras en mi cueva, mi mundo, mi vacía casa
Bajé los escalones a tientas y con una leve sonrisa cociné lo que a él le gustaba
Quería que estuviera contento, que sintiera que su presa era su fiel sierva que después de tantos años solo a él esperaba
Y me puse a leer, mi única distracción, según él porque así no se me inundarían de extravagancias la cabeza, que a pesar de no llegar a los treinta, estaba llena de canas
Dormimos juntos, con el armario abierto, sintiendo el teléfono y esa nueva voz escondida entre las cajas
Dude si sería una trampa, porque no era propio de él cometer errores, y más si de mi fuga se trataba
Quise pensar que en el fondo de esa bestia existía lo que todo el mundo llama torpeza humana, e intenté descansar hasta que el hueco de la ventana me dijera levanta
Hicimos la rutina de las mañanas, incluso con un beso nos despedimos, con el  que él exigía porque decía que se lo merecía por su dedicación hacia su ama
Yo ya ni lloraba ni reía solo quería volver a llamar y escuchar algo de aquella ESPERANZA
Me arreglé como si de una gran cita se tratara y besé el espejo, algo de contenta estaba
Llamé utilizando mi memoria, no podía presionar la última llamada
Me senté en la cama, me puse cómoda, incluso con la otra mano abracé la almohada
Y mientras recordaba los números con temor, sentí la voz de mi salvación inesperada
Cogió el teléfono sonriendo, y con seguridad mencionó que esta chiquillada solo podía ser de Almudena
A lo que contesté:” si soy esa”, quizás una antigua joven novia despechada
Colgó el teléfono  advirtiendo que lo volvería hacer si no conversaba
Y mientras daba vueltas como una niña con su vestido de vuelo, un plan mi mente tramaba
Hice la comida, la cena, incluso un postre para que el humor de mi hombre no menguara
Y volví a sentarme en la cama, llamé a quien no me regañaba, y le dije con voz dulce: “soy Laura”
Contestó que no me conocía y le exigí que buscara en su jardín del cerebro, que a alguien encontraría con ese bonito nombre que a nadie desagrada
Me preguntó que donde estaba, le contesté que encerrada, se asustó y con unas bonitas palabras le dejé que pensara
Mantuvimos nuestra primera conversación, un vínculo se creaba, no buscaba nada pero si quería a otra persona en mi vida que me diera una flor en vez de una zarza
Cogí esa rutina, la de arreglarme y hablar con un desconocido, que ni su nombre mencionaba, pero me daba posibilidad en mi vida de no ser nada
Estaba contenta pero disimulaba mi alegría para que no me maltratara, porque la felicidad no era un privilegio que pudiera tener a quien  consideraba su chacha
Y un Viernes, al comienzo del fin de semana, mi amigo, no amante, porque no quería enturbiar lo que el sexo daba, dejó claro que quería conocerme, que le gustaba esa misteriosa dama
Me entró la timidez, y más cuando a pesar de mis moratones, creía hablar con respeto a quien el desprecio la avasallaba
Colgué para hacerme la interesante, volvía a la juventud junto a la gamberrada que la acompaña
Y sonó la puerta, una improvisación a la rutina que  cada día  llevaba
Escondí el teléfono en la dulce  almohada: la mejor amiga y  arma
Me dijo guapa, yo me asusté porque a veces así empezaba la batalla
Fui a poner la comida y le dejé prepararse para tener su conversación insensata
Todo el tiempo estuve asustada, me  quise morir cuando sonó el teléfono y me miró preguntándose qué era lo que pasaba
Se incorporó de la mesa, respondió y el silencio avisaba de lo que ocurriría cuando se acercase a pedir una explicación que no llegaba
Me mantuve distante como si no supiera lo que se esperaba
Y cuando le miré a los ojos para pedir perdón por la desobediencia tomada
Cogió el atizador de la chimenea, y ya no puedo contar lo que ese maravilloso futuro nos depara
Ahí acabó todo, pero también para él porque mi ESPERANZA, como mi subconsciente le llamaba, pudo oír  y una nueva reja a mi marido le esperaba
Se acabó el porvenir, quizás la familia deseada, terminó una de tantas vidas del que el Mundo está lleno sin prestarle importancia
Pero empezó  la lucha por las mujeres que no llevan una buena vida por culpa de quienes las maltratan, por una educación antigua obligada, por una costumbre instalada por el hambre que la guerra daba a cualquier pareja mal sana
Mi llamada a la ESPERANZA comenzó con un nuevo futuro para quienes temen hablar por miedo a la ya mencionada represalia, por quienes quieren un sencillo futuro donde sean ellas las que mandan, donde nadie les diga basta, donde ellas se pondrán sus límites con la ilusión de volver a ver el sol cada mañana…
 
Página 1 / 1
Foto del autor Sandra María Pérez Blázquez
Textos Publicados: 60
Miembro desde: Nov 23, 2012
0 Comentarios 543 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Historia en verso sobre una mujer maltratada.

Palabras Clave: ESPERANZA

Categoría: Poesía

Subcategoría: Romántica



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy