Esta historia inclemente y desatinada.
 
Como si atravesaran los ojos al otro lado del espejo
entre tristezas azules de un circo en diciembre…
bajo esa luz patrullada de libélulas,
nos desnudamos  siempre con la mirada.
 
 Tumbándonos en la avenida de la desesperanza
como arpegios que destruyen los anchos muros,
de ruinas apesadumbradas
en noches de color violeta.
 
Esos ásperos mundos en los que tendemos
 esta historia  inclemente y desatinada,
 inacabada como la obra  final de Puccini
en tanto vuelan muy alto las gaviotas con sus sueños.