Si fuese Mama serío Mamagaya; pero es Papa y resulta ser Papagayo. Al señor Bertoglio, que no sé yo cuánto de "ilustrado" será ni cuántas cartas "paulinas" se ha metido entre pecho y espalda, además de unos cuantos chuletones diarios, no se le ha ocurrido otra felicísima "ideota" que ir a la América Española para pedir perdón por los crímenes cometidos durante la Conquista. Y sin permiso alguno de los españoles que, para conocimiento mundial, sabemos muy bien cuáles fueron nuestros pecados y también nuestras virtudes. No necesitamos a nadie para confesar tanto lo malo como lo bueno. 
 
Como bien ha escrito Juan Manuel de Prada, "yo vería muy justo y adecuado que la Reina de Inglaterra o el Rey de Holanda pidieran perdón por los crímenes institucionalizados que se realizaron en las colonias sojuzgadas por sus antepasados donde los nativos (por ejemplo) tenían vedado el acceso a la enseñanza mientras que España fundaba infinidad de escuelas, colegios y universidades precisamente para que se cultivaran los nativos de nuestra América". ¿Cuándo España institucionalizó el crimen como sí los hicieron los ingleses, holandeses, franceses, potugueses y hasta los italianos, belgas y alemanes en los territorios africanos, asiáticos, oceánicos y americanos que tuvieron la desgracia de caer en sus garras?
 
¿Quién le ha visto y quién le ve, señor Bertoglio? Si en vez de ir repartiando tantas hostias contra la Historia de España leyese un poco más de la Historia Social de los Pueblos quizás podría ir contando por ahí cuántos Bartolomé de Las Casas (por poner uno solo de los muchos españoles que hubo defendiendo los derechos de los nativos americanos) han generado los demás países europeos durante sus épocas colonizadoras. Quizás también sabría mucho mejor de lo que parece saber qué fueron las "Leyes de Indias" y otras leyes que los monarcas españoles legislaron para defender dichos derechos de los nativos de la América Española. Quizás resulte ser verdad el chiste ese que dice que el Papa de los animales es el Papagayo. 
 
Señor Bertoglio, en lugar de ir encendiendo hogueras contra los españoles (que bastante infierno estamos sufriendo este año como para que vengan desde fuera de nuerstras fronteras a echar más "leña al fuego") podría tomar un buen ejemplo del sencillo y humilde Francisco de Asís que amaba la paz por encima de todo. Pero gallito se nos ha vuelto El Papagayo que hasta es verdad que se ha olvidado que para repartir "leña" hay que ser muy buen leñador. Un buen consejo le doy, don Francisco, gratuitamente (con total sencillez y completa humildad) cuando le hago saber lo siguiente: no vaya usted creando discordias acaloradas por nuestra América Española no vaya a ser que el cuento se le vuelva del revés y el lobo de Caperucita Roja se lo meriende de un solo bocado.
 
Tendría que haber leído lo suficiente, señor Bertoglio, para haber sabido (antes de papagayear demasiado) que lo que edificó España en nuestra América no fue una Conquista sino una Civilización (dicho, admitido y afirmado por muchos y muy inteligentes pensadores que Hispanoamérica ha dado al mundo entero) mientras ya ve usted como se encuentra África, Asia, los aborígenes de Oceanía y otras partes del planeta Tierra donde pusieron sus pies antepasados de otros países europeos que pisotearon territorios y civilizaciones enteras como si fueran "caballos de Atila". Puede que en América Española haya algún bajo índice de analfabetismo hoy en día (bajo y no por culpa de España) pero, ¿cuáles son los índices de analfabetismos que asolan a los países africanos, asiáticos, oceánicos y de otros lugares del planeta hay hoy en día donde el resto de los europeos pisotearon sus tierras a lo bárbaros y, por ejemplo, bajo la furia del racismo y de la esclavitud? Sería bueno que usted, señor Bertoglio, leyeran un poco "El Decamerón" de su ilustre antepasado Boccaccio para saber que los españoles no fuimos como el resto de los europeos y, si no se lo quiere creer, observe usted (ya que está de viaje por aquellas tierrras) la enorme cantidad de mujeres guapas, sexys y atractivas que viven con apellidos españoles.
 
Por cierto, don Francisco, ¿olvida usted también que es gracias a España el hecho de que su querida Argentina sea hoy una potencia cultural a nivel mundial y quizás la primera de toda América? ¿Olvida usted que es gracias a España por lo que han existido, existen y existirán escritores argentinos tan ilustres como Luis Pardo, Matheo Rojas de Oquendo, Luis José de Tejeda y Guzmán, Ricardo Rojas, Pablo Cabrera, Mariano Moreno, Esteban Echevarría, Bartolomé Hidalgo, José Hernández, Estanislao del Campo, Domingo Sarmiento, Leopoldo Lugones, Roberto Arlt, Jorge Luis Borges, Raúl González Tuñón, Ernesto Sábato, Oliverio Girondo, Julio Cortázar, Jaime Rest, Beatriz Sarlo, Nicolás Rosa, David Viñas, Nicolá Olivari, Raúl Gustavo Aguirre, Juan Gelman, Juana Bignozzi, Horacio Salas, Fernando Demaría, Rafael Squirru, Manuel Mujica Láinez, Sara Gallardo, Fernando Guibert, Joaquín Giannuzzi, Leónidas Lamborghini, Emeterio Cerro, Juan-Jacobo Bajarlía, Alejandra Pizarnik, Abelardo Castillo, Liliana Heker, Vicente Battista, Beatriz Guido, Bernardo Kordon, Juan José Manauta, Rodolfo Walsh, Adolfo Bioy Casares, Juan Bautista Zalazar, Daniel Moyano, Ricardo Piglia, Manuel Puig, Antonio Di Benedetto, Juan Martini, César Aira, Juan José Saer, Julio Carreras, Antonio Dal Masetto, Alan Pauls, Ana María Shua, Rodolfo Fogwill, Alicia Steimberg, Luisa Valenzuela, Alberto Laiseca, Osvaldo Soriano, Luisa Futoransky, Jorge Asís, Héctor Tizón, Rodrigo Fresán, Mempo Giardinelli, Alicia Kozameh, Reina Roffé, Cristina Feijóo, Rodolfo Rabanal, Susana Szwarc, Jorge Torres Zavaleta, Juan Carlos Boveri, Leopoldo Brizuela, Guillermo Martínez, Celia Gourinski, Arturo Carrera, Néstor Perlongher, Ricardo Zelarrayán, Susana Thénon, Irene Gruss, Cristina Peña, Diana Bellessi, Jorge Aulicino, Ruth Mehl, Fabián Casas, Santiago Sylvester, Horacio Castillo, María del Carmen Colombo, Rafael Roldán Auzqui, Juan Desiderio, Washington Cucurto, Daniel Durand, José Villa, Alejandro Rubio, Damián Río, Martín Gambarotta, Sergio Raimondi, Martín Prieto, Daniel García Helder, Darío Rojo, Ezequiel Alemian, Manuel Alemian, Rodolfo Edwards, Martín Rodríguez, Eduardo Ainbinder, Verónica Viola Fisher, Fernanda Laguna, Orlando Van Bredam, Pola Oloixarac, Olga Orozco, Velmiro Ayala Gauna, Julia Morilla de Campbell, Carlos Dávalos, Manuel José Castilla, Federico Gauffin Castilla, Juana Manuela Gorriti, Mamerto Esquiú, Luis Franco, Ramón Alberto Pérez, Tomás Eloy Martínez, Julio Ardiles Gray, Juan Gray, Juan Draghi Lucero, Antonio Di Benedetto, Armando Tejada Gómez, Abelardo Arias, Jorge Leonidas Escudero, Antonio Esteban Agüero, Fray Mocho, Martiniano Leguizamón, Mariano E. López, Emma Barrandeguy, Carlos Mastronardi, Juan L. Ortiz, Francisco Madariaga, Manuel Florencio Mantilla, Gerardo Pisarello. Juan Ramón Lestani, Guido Arnoldo Miranda, Alfredo Veiravé, Aledo Meloni, Hugo Mitoire, Mempo Giardinelli, Gustavo Roldán, Óscar Hermes Villordo, Sandro Centurión, Mariano Quirós, etcétera, etcétera y muchos etcéteras más?.
 
Esto solamente citando a lo sucedido culturalmente en nuestra querida y amada Argentina, señor Bertoglio, porque si citásemos también al resto de América Española no tendríamos espacio suficiente para escribir tanto nombre ilustre e ilustrado en este sencillo y humilde texto. Compare. Compare usted con lo sucedido en los países donde estuvieron los demás europeos... porque a lo mejor va a ser cierto lo que cantaba Rafael Amor con aquello de "La risa del loco" en "El Rincón del Arte Nuevo" (pongamos que hablo de Madrid y ya se sabe que de Madrid al cielo)... pero lo que hay que saber bien es quién es el verdadero loco y en qué vías de qué tren se está muriendo de risa. En fin, que la próxima vez que lea en público ciertas epístolas pidiendo perdón sin que ningún español o española se lo haya pedido, procure usted elegir bien a quiénes se las escriben porque en España ya estamos hasta las mismísimas "partes nobles" (y que conste que somos más nobles de lo que muchos creen) de tanto "cacatúa" hablando mal de nuestras costumbres. A no ser, claro está señor Bertoglio, que esté usted buscando un Premio Nobel de la Paz que, por supuesto, lo tiene usted mucho más fácil apellidándose Bertoglio que si se apellidara García o Fernández. Por ejemplo.  
 
Y te vas Alfonsina con tu soledad, ¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?. En fin. También me acuerdo de Storni pero prefiero un canto a la vida antes que seguir escuchando a tantos loros y demás pájaros habladores fomentando que España no tiene cultura. Un saludo, señor Bertoglio, y siga con sus vuelos "papagayales". Se lo digo de corazón y simplemente andando por los caminos en lugar de volar en jets privados, a todo lujo y bien comido y mejor servido, para luego pasear montado en el "papamóvil" (que fue un regalo español para más señas) en olor de multitudes de gentes. A mí no. A mí sólo me aplauden unos pocos y unas pocas. Pero no son gentes, señor Bertoglio, no son gentes sino personas. He ahí la gran diferencia como podría haber escrito Cervantes.