Casandra-Parte 1
Publicado en Jun 29, 2015
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Ya hacía tiempo en que los días se mantenían sin sorpresas ni novedades, se empezaba a sentir con monotonía la tranquilidad en el Centro de Salud Mental Bolívar, se podía decir que las cosas que pasaban con los enfermos del hospital eran ya recurrentes y se estaba tratando con cuidado, se respiraba un ambiente pacífico, lo pudo confirmar en su llegada el Doctor Hansel, era el nuevo médico que había sido trasladado desde hacía una semana en la que conoció el establecimiento y a los enfermeros que le ayudarían de ahora en adelante hasta que volviese a ser trasladado pero ahora al extranjero. Hansel tenía la fama de ser tan bueno en su oficio en tan temprana edad, apenas estaba llegando a los 30. Terminada la primera semana, era hora de empezar a trabajar seriamente en el hospital. Llegó temprano a su oficina el día lunes con su tradicional taza roja de café en la mano y la otra con algunos datos de pacientes que habían quedado ahora a su cargo, sentado sobre su enorme silla roja también, leía los nombres y algunos de sus síntomas.
            -Fobias, autismos, alguna que otra demencia, nada fuera de lo normal, creo que podré trabajar bien acá, no hay mucha diferencia entre uno y otro hospital, empecemos con los dementes, me gustan este tipo de casos.
Hiso llamar a la enfermera que se la había asignado para que lo guiara hacia su nuevo paciente. Vio llegar a una joven, talvez 24 o 25 años, bien parecida, cabello negro y poco alta que se acercó sonriente.
            - Doctor Hansel Paz, es un honor trabajar con usted -dijo la enfermera-, había escuchado su nombre anteriormente, he oído muchas cosas sobre usted.
            -Y espero cosas buenas.
            -Oh si, muy buenas, se ha preparado muy bien en su profesión.
            -Bueno, siempre me ha  gustado esto, debe ser por mi padre quien me exigió ser lo que soy ahora hasta que me empezó a gustar cuando me adentré y conocí gente que me inspiró. ¿Le gusta a usted lo que hace, señorita...?
No había terminado de hablar cuando, una grave vos que se escuchó a distancia, pronunció en alto tono el nombre de Hansel;
- ¡Hansel! ¡Bienvenido seas, amigo!- Se trataba de Abraham Miller, amigo de años desde la universidad, era mayor que Hansel pero juntos trabajando, recibían varias felicitaciones. Se acercaba por el pasillo general con una sonrisa de oreja a oreja y con los brazos extendidos preparándose para un abrazo de bienvenida.
            -¡Miller! Por fin te veo.
            -Déjame verificar que estás vivo, Señor Mal Amigo. –Abrazando y apretando el puño de Hansel.-
            -¿Y a qué viene eso de comprobar mi existencia o de llamarme Mal amigo?
            -Lo primero es porque ya van meses en que no haces una llamada ni para preguntar por tu ex-profesor,  y lo segundo es porque me enteré que llevas en el hospital una semana y no te has tomado la molestia de preguntar nuevamente por mí, tu ex-profesor.
            -Oh no, si lo hice, fue lo primero que hice el día que vine pero me dijeron que estabas en un viaje por un paciente.
            -Así fue, me retiré un par de semanas por esa razón pero, no sin antes dejarte bien recomendado.
            -Y te agradezco por eso Miller.
            -No hay problema, pero ¿qué va con eso de Miller, llámame por mi nombre, ya no somos maestro y alumno o sí?
            -Me costará acostumbrarme Miller, tenme paciencia.
            -En unos días llegará Reyes, él también estaba en el viaje con migo, a quien por cierto, tampoco volviste a llamar.
            -Perdóname por eso, me he ocupado bastante anteriormente y siempre me decía que debía llamarlos al menos, pero lo pasaba por alto. Y, Qué bueno es saber que Andrés estará aquí, es un gran amigo.
            -déjame decirte que Reyes dice lo mismo de ti, ustedes dos se habían vuelto inseparables desde la secundaria. Bien, debo dejar la conversación para la hora del almuerzo, se me ha acumulado el trabajo, ahora soy el supervisor y este puesto me trae más trabajo que el de un doctor normal. Nos vemos luego Hansel.
            -¡Hasta el almuerzo Miller! – Al terminar de despedirse del Dr. Miller, se dirigió a Lesly, quien había estado con un sonriente gesto mientras la conversación de los doctores se llevaba a cabo.
-Lamento la interrupción señorita, me dejé llevar por los ánimos.
-Lesly, dígame Lesly, y no se preocupe por eso, entiendo la emoción. Y respondiendo a su pregunta, pues, la verdad es que me gusta mi trabajo aunque no le niego que algunos pacientes me han dejado con los nervios alterados, por eso no paso de los niños autistas, me acomodo mejor con ellos.
            -Pues bien, hay que ser de carne dura en algunos casos.
-Sí, me dio trabajo acostumbrarme a ello. Bien, ahora lo llevaré con su paciente.
Mientras conversaba camino a la habitación del nuevo paciente de Hansel y soltaban alguna que otra risa conversando, una fría sensación recorrió su espalda dejándolo con la piel de gallina, y volteó a ver que pudo haber sido, no encontró nada más que una puerta, la habitación 115. No pudo quitarle la mirada, detuvo su caminar, podía sentir algo que no era normal, había algo ahí, algo que lo detuvo.
 
            -¿Pasa algo doctor?
            -...
            -¿Doctor?
            -¿Qué?, ¿qué  pasa?
            -¿Se encuentra bien?
            -Sí, todo bien, ¿que hay en esta habitación?
            -¿Ahí?, solo otro paciente
Pero Hansel seguía con la mirada en la puerta.
            -¿Doctor?
            -Disculpe, me he distraído un poco.
            -Continuemos, su paciente está por aquí, ¿la habitación 130 verdad?, está por aquí.
Llegaron al fin a la habitación 130.
            -Efraín Prado, 50 años, Pronóstico: Demencia...-Se agachó frente al hombre y le habló suavemente- Hola Efraín, un gusto, seré tu nuevo doctor a cargo.
El hombre lo miró y solo soltó una carcajada y mencionó - ¡Miren nada más!, otro diablo que ha venido nada más que por la paga.
Hansel miró a Lesly y se volvió a Efraín: -Créame que no vengo por eso, estoy aquí por ustedes.- Efraín soltó una carcajada y con una peculiar mira de burla le dijo:
            -Cada uno de ustedes, creen que pueden ayudarnos, pero, se equivocan, ustedes no nos conocen, no saben quienes somos, no saben lo que pasa por nuestras cabezas, si no saben, si no comprenden, como piensan que pueden ayudarnos, no tienen idea de por lo que pasamos. ¿Como un ciego, ayudar al que todo lo ha visto?
Hansel solo se limitó a callar, no supo que decir, tal vez no había entendido del todo la pregunta.
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Foto del autor Nathalie
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Descripción

Hansel es un psiquiatra trasladado a al Centro de salud mental Bolívar. Aunque sus primeros días parecen muy normales, encuentra a una paciente quien desatará intriga y curiosidad en Hansel, se dará cuenta que los misterios que rodean a Casandra son más irreales de lo que muchos pensaban.

Palabras Clave: Casandra

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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