DESPUS DE LA PATERA continuacin 11
Publicado en Jun 23, 2015
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María también ha vuelto la cabeza, pero como si fuese un imán sus ojos se han clavado en los de Fernando, este aguanta gustoso la mirada, pero María la desvía inmediatamente.
La pequeña capilla se llena de súplicas. todas son una sola, nadie piensa en otra cosa.
Carmen, en los primeros bancos tiene a su lado a su suegra, las dos tienen los ojos cerrados. Ella no pide está hablando en silencio con la virgen: Tú también eres madre, ¡Por favor cúramelo por favor! De sus ojos brotan unas lágrimas que ella no intenta controlar. Alicia a su lado está sumida en sus rezos, casi ni respira. Todos rezan cada uno a su manera. No una oración determinada. Más bien hablan con Dios.
Alfonso detrás de las mujeres con Javi y su padre. Más atrás en los últimos bancos Fernando con las dos muchachas.
María con las manos entrelazada y la cabeza alta, Lucía está de rodillas, a su lado su tío serio y firme.
El conjunto es digno de un marco. La unión es perfecta.
Sus mentes están enhebradas en el mismo ovillo.
Hay una paz impresionante, incluso Javi está relajado.
Alicia se levanta y todos la siguen.
El regreso a la casa es más alegre, es como si estuviesen seguros de que todo se va a arreglar.
Lucia echa a correr, mientras dice. ¿A que no me coges María?
La muchacha corre como un gamo, pero María corre a la velocidad de un rayo. Un momento después, las dos ruedan por la hierba muertas de risa. El batacazo es tremendo, pero ha servido para que Javi suelte una gran carcajada que a todos les suena a música celestial.
¡Vaya golpe dice Fernando, echando las manos a la cabeza.!
 Las muchachas todavía se ríen. Se levantan sacudiéndose la ropa. Los vaqueros de María tienen las rodilleras llenas del verdín de la hierba. A Lucía se la ha quedado subida la falda, y está enseñando el trasero. Ahora todos ríen. entonces se da cuenta de las pintas que tiene. ¡Muy gracioso! Luego mirando a su hermano le dice. ¡Tú no te rías. ¿A qué tú no me coges?
Javi acepta el reto y echa a correr tras ella. Tarda, pero al final la atrapa por los pelos y todos vuelven a reír 
El ambiente es maravilloso. Alicia mira al cielo y da gracias a Dios.
María ahora camina al lado de José. Fernando está junto a ellos.
El anciano está de buen humor y pregunta a María ¿Oye, y a ti quien te ha enseñado a correr así?
En mí aldea robaba comida, y nadie pudo quitármela jamás. Luego ríe ella sola a la vez que dice. Además de rápida soy muy terca  y lo que yo cogía ya no me lo quitaba nadie. todos vuelven a reír de buena gana. Javi está ahora junto a ella y Maria le dice. También sé tirar flechas como nadie, eso me servia para cazar en el monte y para robar gallinas. No se me escapaba ni una. Luego le dice ¡Te enseñare!
¡Ay Dios mío mis queridas gallinas ¡ dice Alicia. Javi rueda de risa por el suelo y Lucía se sujeta la barriga en un ataque de risa.
¡Bien esto funciona! Piensa Fernando, este es el ambiente que necesita mi sobrino.
Javi debe  descansar un poco. Carmen mira a su marido y este entiende lo que su mujer le pide.
¡Bueno! dice Alfonso. Yo voy a dormir un poco ¿vienes conmigo Javi? Tu también debes descansar . No espera la contestación del muchacho. Lo abraza por los hombros y entran en la casa.
José también ha ido a descansar. Carmen, Alicia y Fernando, forman un grupo. Las dos muchachas un poco más allá están hablando.
Es Lucía la que empieza la conversación. Su mirada se ha vuelto triste. ¿Qué te parece María, tú crees que mi hermano tendrá arreglo?  ¡Por supuesto, ni lo dudes! ¿Sabes? Yo he tenido miles de problemas. casi todos graves, pero de todos se sale. Hay que tener mucha voluntad y confianza en Dios. Él  no puede negarse después de ver que todos estamos seguros de que se curará.
¿Cuánto tiempo lleva metido en esto?
Un año más o menos. Pero nosotros nos hemos enterado hace tres semanas.
Javi devolvía la comida y estaba muy nervioso. Mamá lo llevó al médico. Pero Javi no tenía mal el estómago. Al final nos enteramos de la horrible verdad.
¡Bueno tú ten fe. Todo se va a arreglar. Lo pasará mal, pero saldrá de esto, ¡Estoy segura!
Gracias María, no sé cómo te vamos a pagar todo esto.
Ya está pagado, le dice e inmediatamente cambia de tema.
Te voy a contar algo. Se supone que es un secreto, así que no digas nada de esto a nadie. De momento.
Está bien. Te lo prometo. Dice Lucía
Verás es tu abuelo ve muy mal. Bueno casi no ve, yo creo que son cataratas, pero él no quiere deciros nada. Yo le he animado, pero no se acaba de decidir. No quiere que nadie se entere.
¡Pero si eso ahora es muy fácil! Lo hacen con láser, es un momento.
Sí, ya se lo he dicho , pero como si nada.
Lucía se ha quedado pensativa. Luego dice. Bueno habrá que convencerle poco a poco. El abuelo es muy terco.
Han pasado la tarde charlando como dos buenas amigas.
Lucía le ha contado que está estudiando, pero que piensa buscar un trabajo. Sus padres temen que al final tengan que internar a Javi,  van a necesitar mucho dinero, esas clínicas son caras. Yo  puedo ganar algún dinero. Me han ofrecido un trabajo en un restaurante. Creo que voy a aceptarlo.
Muy bien Lucía, me parece muy bien. Pero no deberías dejar de estudiar.
No, no te preocupes. Puedo hacer las dos cosas.
Entonces muy bien ¡Adelante!  dice María.
Alfonso y Javi ya se han levantado. Javi ha dormido. Su padre ha estado observándole todo el tiempo. Él no podía dormir.
Las mujeres preparan una merienda compuesta  de  tortilla de patatas  embutidos y queso, y todos meriendan en el jardín.
Javi no tiene apetito. La abuela le pide que pruebe el jamón.  Está riquísimo. le dice. Javi duda, pero al final coge una loncha de jamón y un trozo de tortilla con un buen trozo de pan.
Después vuelve a coger más pan. Lo come con ganas. ¡El pan de la abuela está riquísimo! dice.
Gracias Javi, le dice su abuela.
Nadie hace mención  pero no lo es. Para Javier será una nueva etapa de su vida. Si logra salir del atolladero en el que se ha metido. Es muy posible que no vuelva a entrar en él.
Llega la hora. Sus padres y su hermana deben regresar a la ciudad. Alfonso sale de viaje de madrugada y debe descansar un poco.
La despedida es breve. Nadie demuestra lo que siente. Pero Javi llora como un niño. Le prometen que volverán el domingo. Pero Javi sigue llorando. Aunque lo acepta.
María tiene una idea. ¡Hay que distraerlo como sea!
Ven Javi ayúdame a coger un pollo.
Javi deja de llorar y la mira. Secándose las lágrimas la dice.
¡Pues dispárale  una flecha.
Maria contenta le dice: No puedo no la tengo, pero no te preocupes nos arreglaremos con la escoba. Le coge de la mano y al tiempo que tira de él le grita. ¡Nos vamos de caza chico, adiós a todos! Javi la sigue y todos se quedan boquiabiertos.
Fernando dice mirando a su madre , me parece  mamá que la despedida te va a costar un pollo.
No importa comeremos pollo mañana. Marchaos antes de que vuelva.
José abraza a su nieta y mira su cara con atención . Lucía le dice. ¿Qué pasa abuelo me ha salido una verruga?
No, estaba mirando lo bonita que eres.
¡Gracias abuelo!
Lucía ya sabe por qué su abuelo se fija tanto. No me ve, piensa.
Por fin se alejan hasta el coche aparcado en la entrada.
Cuando María y Javi regresan, ya hace tiempo que el coche ha desaparecido.
Los demás los esperan en el porche.
María trae al pobre pollo boca abajo que parece una mojama. Javi dice
Esta bruta le ha retorcido el pescuezo.
Lo siento Alicia no teníamos nada para comer mañana. Javi es un buen cazador lo ha cogido enseguida.
El muchacho ríe ¡Pero si me ha cazado él a mí!
Maria le guiña un ojo. Bueno el caso es que mañana comemos pollo dice Javi.
¡Sí señor! Dice María al tiempo que le da una buena palmada en la espalda y desaparece con el difunto animal.
Es increíble. Piensa Fernando. Esta mujer es capaz de resucitar a un muerto. Luego piensa, tiene que tener algún punto débil.
¿Pero que puede ser? La verdad es que parece una roca.
José también está pensado tiene salida para todo.
Alicia sin embargo habla en voz alta.
Qué muchacha tan extraordinaria es una cría y se diría que tiene cien años.
No tan cría piensa Fernando.
La noche transcurre tranquila.
Son las diez de la mañana y Javi no se ha levantado.
Alicia pregunta a María si lo ha visto, pero ella no sabe nada.
Estará en su habitación. Piensa. Así es que va hacía allá.
Toca la puerta con los nudillos. Nadie contesta. Alicia siente miedo. Abre la puerta y respira tranquila al ver a su nieto. ¡Buenos días! ¿No tienes hambre?
No abuela, prefiero no desayunar tengo el estómago revuelto.
Eso es debilidad. Con un buen cuenco de chocolate se te pasará.
Le da un beso y sin más baja a la cocina a prepararle el desayuno.
Lo pone todo en una bandeja. Luego llama a María.
Esta aparece rápidamente. Lleva vaqueros y una camisa de grandes cuadros atada a la cintura que la da un aire muy juvenil y despreocupado.
Alicia le dice, mirando hacia la bandeja. Si no te importa. Esas escaleras me matan.
No se preocupe, yo subo.
Coge la bandeja con soltura y sube. La puerta está entreabierta.
¿Se puede pasar?
Sí pasa María. ¿Cómo está el pollo?
En una cazuela.  Creo que va a estar buenísimo.
¡Ale a desayunar!
No tengo hambre.
¿Tú no has oído eso de que el comer y el rascar, no tiene más que empezar?
Pues no, dice Javi.
Pues prueba, verás cómo es verdad. Y sin más contemplaciones
le pone la bandeja sobre las rodillas.
El muchacho coge una galleta con desgana, pero al fin desayuna.
Ahora dice que no se quiere levantar, que tiene sueño.
¡Ni hablar! Luego dormirás la siesta. Sin más tira de la ropa y le deja al descubierto.
Al muchacho en vista del éxito no le queda más que levantarse.
Luego se disculpa con María. Perdona María, quiero obedecer y ayudar, pero es que me siento tan mal...
Es que estás mal. Pero para ponerte bien tienes que intentarlo.
No te preocupes todos te vamos a ayudar.
María le habla con la ternura que se le habla a un niño de cuatro años. Javi tiene dieciséis, pero está más desvalido que nadie.
Al fin María le dice que le espera abajo y cogiendo la ropa sucia se aleja.
Javi tarda en bajar. Las dos mujeres están preocupadas, pero por fin aparece en la escalera. Alicia le da un beso en la frente. Así está mejor.
Su abuelo está desayunando y le invita. No gracias abuelo ya he desayunado.
¿De verdad?
María responde por él. Sí de verdad pero poquito.
Bueno dice José. Algo es algo ¿eh Javi?
El muchacho está sentado en el sofá. No tiene ánimos para nada.
Alicia ocupa un lugar a su lado.
He pensado que sería bueno hacer algo.
Sí abuela pero hoy no por favor.
Vale, será mañana. Pero será, una abuela profesora no puede consentir que su nieto no esté preparado.
Javi sonríe. Por lo menos se librará hoy.
Bueno dice María me voy a trabajar algo.
Abuela ¿María siempre es así?
¿Así como?
Le ha quitado la ropa de la cama de un tirón y se ha quedado tan fresca.
Su abuela sonríe complacida.
Si Javi siempre es así. Ella hace las cosas según las siente. Pero es un cielo de criatura. Desde que tu padre la trajo a esta casa, hasta ha mejorado el carácter de tu abuelo y además yo no trabajo casi nada. No sé como le da tanto de sí el tiempo.
Bueno jovencito. Tú y yo tenemos que programar tu estancia aquí. Creo que va a ser larga. Tenemos que organizar un poco tu tiempo.
Está bien abuela voy hacer todo lo que me digas, y si no obedezco, oblígame por favor. Sé en el problema que estoy metido, y quiero salir aunque solo sea por vosotros.
Alicia levanta la mano y le interrumpe.
Por nosotros no. Lo harás por ti, nosotros te vamos a ayudar, pero tú decides.
Sí abuela, pero cuando me siento tan mal sin la droga,  pierdo la voluntad y no soy más que una escoria.
Un momento amiguito. Tú no eres una escoria eres una persona maravillosa a la que todos queremos muchísimo. Solo estás enfermo, pero te vas a curar. No te preocupes, cuando tú pierdas la voluntad, la encontraremos nosotros.
Gracias abuela. Oblígame como sea aunque me tengas que atar.
¡Muy bien así será!
Luego le da una palmadita en la mejilla y le pregunta. ¿Qué te gustaría hacer?
Dormir,  dice el muchacho. Es que me siento mal.
Dormirás luego, ahora ve a ver a tu abuelo. El pobre está muy triste, ya sabes lo blando que es.
Javi se anima y va hacia el porche.
¿Qué haces abuelo?
Nada aburrirme, ya  ves. ¿Qué haces tú?
No le da tiempo a contestar. María acaba de llegar y dice.
¡Hui cuanto lamento, vaya dos!
Javi la mira con recelo.
Cuando María se va, Javi le dice a su abuelo. Un poco mandona ¿No? No,  es maravillosa ya lo verás.
El abuelo le cuenta que le lee libros  y le cuenta historias de su país.
Han pasado  ya varios días. Javi tiene unas depresiones tremendas. Todos se unen para hacérselo mas llevadero. El tiempo que pasa es su aliado,  pero también su verdugo. Javi lo pasa realmente mal, lleva días sin droga y eso es duro.
María como todos está pendiente todo tiempo del muchacho.
Javi le dice que quiere volver con sus padres. Que les echa mucho de manos.
Marí sabe lo que el muchacho echa de menos y trata de distraerlo.
Se ha puesto a hacer un arco y unas flechas para enseñarlo a dispar.
Ella busca unas varas que sean flexibles. Fernando la informa que
las varas de avellano son las ideales. Él se las traerá.
María pone sus condiciones. Para hacer las cosas bien hay que empezarlas por el principio. Javi te ayudará,
¿Es una orden mi capitán? Dice Fernando guiñando un ojo a su  sobrino. Este sonríe y le hace una graciosa reverencia.
María responde en el mismo tono. ¡Es una orden si señor, y no se hable más.
Luego se dirige a Fernando. Si tú quieres un arco, corta más, porque nosotros no te dejaremos el nuestro. ¿Eh Javi? ¡Eh! Maria contesta Javi muerto de risa.
Su tío murmura ¡Solo la falta el bigote! La risa se hace más fuerte y se alejan. Están contentos.
María se siente feliz.
José envidia no poder ir con ellos, sería divertido.
Javier ha pasado un tarde feliz con su tío y vuelve con un montón de varas.
María está leyendo un libro a José escucha pero esta distraído.
Javi entra orgulloso con un montón de varas bajo el brazo ¿Estas valen María?
Son perfectas Javi.
Luego  el muchacho se queda un  poco pensativo. ¿Con qué haremos las flechas?
Con las varas más finas dice María mostrándole una de ellas,
veras que fácil.
José interviene. ¿Por qué no empiezas ahora? Debe de ser muy divertido.
Fernando le dice a María. Recuerda que yo quiero uno.
Vale. Necesito cuerdas. Yo voy a buscar un cuchillo a la cocina.
Con el cuchillo en la mano, se sienta en el suelo. Con una destreza increíble maneja las varas. Después de darles mil vueltas encuentra las apropiadas para los dos arcos. Luego hace unas muescas en los extremos. Tiene una habilidad tal con el cuchillo que en un momento la mitad de las varas están desnudas de cortezas y han quedado completamente blancas.
Llega Fernando con una cuerdas. Son de atar fardos.
¿Estas valdrán?
¡Ya lo creo, son ideales!
Marí ha cogido las cuerdas y en unos minutos tiene dos rústicos arcos en espera de las flechas. Luego afila con el cuchillo unas cuantas varas y dice triunfal. ¡Ya está! ¿Con que las probamos?
En ese momento entraba Alicia. ¡Con mis gallinas no!
Todos están pensando pero el más rápido esta vez ha sido José.
 Se le ve feliz. Yo tengo una idea. Pero eso también se paga ¿No?
¡Hombre si es buena Si! ha  dicho Javi. ¿Cuál es el precio?
Una partida de ajedrez.
¡Vale, suéltala!
Las calabazas. Dice Jesé eufórico con la idea que ha tenido.
Muy buena idea, por lo menos se salvan mis gallinas. Dice Alicia
que también está feliz.
Fernando  ha ido a por la calabaza y la coloca encima de unas piedras.
María coge las improvisadas armas. Se coloca y sin pensarlo mucho dispara. La flecha queda clavada en el mismo centro de la calabaza.
¡Pero bueno! Dice Fernando asombrado.
Ya te dije que era muy buena. Dice María riendo.
Ahora tú Javi. Ven aquí. Coloca al muchacho en la postura justa y  le dice como tiene que hacerlo. Cuando ya está todo a punto Maria grita ¡Ahora! Javi suelta la flecha que sale como tal. La calabaza ni se entera. La flecha ha pasado a dos metros de ella.
Javi da una patada en el suelo ¡Mecachis!  Parecía tan fácil...
déjame a mí dice Fernando, que puesto en su papel de arquero inicia la maniobra. Lo tengo dominado. Piensa mirando a  la sufrida calabaza.
¡Ahora! Vuelve a gritar María.
Fernando dispara y la flecha se clava en el suelo tres pasos antes de llegar a la calabaza.
La risa es unánime.
Alicia se esta divirtiendo mucho. Creo que mis gallinas están a salvo.
A José le hubiese gustado disparar una, pero casi ni ve la calabaza.
Todo es cuestión de entrenamiento. Dice María.
Tío y sobrino siguen intentándolo. Javi ha llegado dos veces a la calabaza, su tío ninguna.
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2 Comentarios 825 Lecturas Favorito 1 veces
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NOVELA POR ENTREGAS 11 PARTE

Palabras Clave: COMPAERISMO AMOR INTRIGA

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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Elvia Gonzalez

seguimos en carrera, es amena la historia, me gusta
Responder
July 03, 2015
 

Mara Vallejo D.-

SIGUE INTERESANTE LA HISTORIA Y YO, ENCANTADÍSIMAAA !
MARÍA
Responder
July 02, 2015
 

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