El sol encendió el matorral, La carnicería humana terminó. Casiano y Natí atravesaron el campo repleto de moscas y escombros humanos. El llanto de su crío perdido les dobló la cara con una sonrisa, allá está gritaron. Ahora sí Casiano hemos ganado la revolución! Dijo Natí.  Aun no, sólo cuando la semilla crezca Natí. Y le dijo al oído en guaraní, coanga mba´eve nda ñandeapurái… avavé nda ñandejokói,1. [i]fueron las primeras palabras libres, el primer amanecer sin cadena, lejos del yerbatal, lejos del patrón.    
 
 
1 Ahora nada nos apura, nada nos ataja.