Insurrecto
Publicado en Mar 08, 2015
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Insurrecto suspiro de demonio,
gemido de bruja,
alas desplegadas en la sangre del ritual.
Trae tu cuerpo para quemarlo
en la hoguera de mi nombre.
Te sentarás al borde de la cama
y me sentaré frente a ti, a unos metros...
Onirismo salvaje, vientre de estrella nueva.
Te pediré que te quites tu blusa negra,
desabotonas despacio, sonríes;
veo tus pechos hermosos, tus pezones rosáceos y duros.
Tu vientre dulcísimo, milagro cósmico,
diosa fértil y abierta, ensueño de belleza multiplicada.
Amo cada poro de tu piel, cada estría, cada cicatriz;
toda tú me excita por lo que eres,
por lo que sientes y por lo que piensas.
Ves el bulto en mi pantalón, erección sublime y poderosa,
te excita excitarme, te moja sentirte deseada.
Te ordenaré que te quites los calzones,
te los sacas por debajo de la falda, resbala por tus rodillas,
por tus tobillos,
y finalmente sale por tus zapatos abiertos, cómodos, de tiritas.
 Lo haces con gracia.
Abres tus piernas, pequeña perversa, holograma de deseo encarnado.
Me muestras tu coño húmedo, tu olor a mar matutino,
tu clítoris excitado como una lanza que atraviesa las entrañas del universo.
Quitas tus medias
y comienzas a acariciar tus muslos
que no pierden ese aire infantil de ternura, tus piernas bellas y fuertes.
Amo tus tobillos, tus pies desnudos.
Eres el rito de mi sangre,
el aquelarre de mi espíritu donde sacrificamos a la moral
y a las buenas costumbres.
Te pediré que te des la vuelta;
levantas tu falda para dejarme ver tu culo.
Amo tu espalda y los mapas de tu deseo,
amo tus piernas.
Te inclinas para dejarme ver tu ano.
Tus uñas son largas y me gusta cómo se ven apretando tus nalgas.
Redención proscrita.
El rojo sobre el blanco, sabes calentarme.
Te ordenaré que te masturbes, así, boca abajo...
Metes tus dedos con ternura y con furia, sobas tu clítoris.
Gimes, tus gemidos rompen toda la realidad, despedazan el mundo.
No lo has visto, pero ya saqué mi verga del pantalón
y me estoy masturbando viéndote gemir y retorcerte en la cama.
Mi verga está durísima gracias a ti
y me lanzo a clavártela como un loco...
Así nos sorprende el amanecer, el sol en la ventana,
cogiendo como animales en un hotel.
Te doy durísimo.
Te beso apasionadamente, metiendo mi lengua en tu garganta.
Te gusta mi verga, te agitas, sudas,
pones tu cara de puta, de perra excitada...
Simplemente sonrío y me dejo llevar.
Página 1 / 1
Foto del autor Getzemaní González
Textos Publicados: 157
Miembro desde: Dec 18, 2009
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Descripción

Insurrecto suspiro de demonio, gemido de bruja, alas desplegadas en la sangre del ritual. Trae tu cuerpo para quemarlo en la hoguera de mi nombre. Te sentarás al borde de la cama y me sentaré frente a ti, a unos metros... Onirismo salvaje, vientre de estrella nueva. Te pediré que te quites tu blusa negra, desabotonas despacio, sonríes; veo tus pechos hermosos, tus pezones rosáceos y duros. Tu vientre dulcísimo, milagro cósmico, diosa fértil y abierta, ensueño de belleza multiplicada. Amo cada poro de tu piel, cada estría, cada cicatriz; toda tú me excita por lo que eres, por lo que sientes y por lo que piensas. Ves el bulto en mi pantalón, erección sublime y poderosa, te excita excitarme, te moja sentirte deseada. Te ordenaré que te quites los calzones, te los sacas por debajo de la falda, resbala por tus rodillas, por tus tobillos, y finalmente sale por tus zapatos abiertos, cómodos, de tiritas. Lo haces con gracia. Abres tus piernas, pequeña perversa, holograma de deseo encarnado. Me muestras tu coño húmedo, tu olor a mar matutino, tu clítoris excitado como una lanza que atraviesa las entrañas del universo. Quitas tus medias y comienzas a acariciar tus muslos que no pierden ese aire infantil de ternura, tus piernas bellas y fuertes. Amo tus tobillos, tus pies desnudos. Eres el rito de mi sangre, el aquelarre de mi espíritu donde sacrificamos a la moral y a las buenas costumbres. Te pediré que te des la vuelta; levantas tu falda para dejarme ver tu culo. Amo tu espalda y los mapas de tu deseo, amo tus piernas. Te inclinas para dejarme ver tu ano. Tus uñas son largas y me gusta cómo se ven apretando tus nalgas. Redención proscrita. El rojo sobre el blanco, sabes calentarme. Te ordenaré que te masturbes, así, boca abajo... Metes tus dedos con ternura y con furia, sobas tu clítoris. Gimes, tus gemidos rompen toda la realidad, despedazan el mundo. No lo has visto, pero ya saqué mi verga del pantalón y me estoy masturbando viéndote gemir y retorcerte en la cama. Mi verga está durísima gracias a ti y me lanzo a clavártela como un loco...

Palabras Clave: Poema Erotismo Amor Sexo

Categoría: Poesía

Subcategoría: Romántica


Derechos de Autor: Getzemaní González Castro


Comentarios (2)add comment
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Alberto

El deseo que ya no se puede apagar mas que con gasolina.

Sube la temperatura de mi portatil.

Un saludo.
Responder
March 08, 2015
 

Getzeman Gonzlez

Saludos, amigo. Gracias por leerme.
Responder
March 14, 2015

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