El capital
Publicado en Jan 30, 2015
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El capital
 
El capitalismo tiene el trabajo de multiplicar el hombre y el mundo en su red. 
En apariencia este objetivo es inofensivo pero nos tira inexorablemente hacia el fondo de un individualismo a ultranza, sobre la base de una felicidad con raíces en el consumo. 
El capitalismo trajo la enfermedad y ella misma cree que trae los botiquines llenos de remedios, el juego viene de siglos pasados, primero dejan vacíos para que las cosas nos llenen, sin temor al exceso por culpa de quedarse corto te enseñan a ir por el camino del consumo dejándonos obligados a querer comprarlo todo; siempre el desafío es quien tiene más.
Si decir se puede en el campo del consumo está todo el mundo a la mira, te estudian para sacarte el mango fácil, te esperan detrás de las marquesinas para darte el zarpazo, te vencen por el gusto,  te compran por el anhelo hasta dejarnos con un mismo deseo, con un mismo fin: comprar todo.
Quién podrá abortar ese embrión que nació desde la cuna con aquel propósito dejándonos, así de necesitados y obligados a comprarlo todo, aun a cuesta de trabajos padecidos.
Después que ese curso intensivo publicitario termine con nosotros, liberan el deseo   inclinándose en cada uno hacia donde lo lleve su pasión y antojo ¿Qué se puede hacer si el capital, desde la cuna nos tiene ganado de mano los oídos y los ojos?
Las publicidades te venden un personaje que sale a triunfar en la vida haciéndose deudo de un banco, aunque desconocido en el nombre lo verás en la marquesina cubierto por el sol de la victoria, calentando la sangre helada, alentado el espíritu, dando confianza en el crédito, deslumbrando a los que de abajo miran, patrocinado por el banco, con “las ventajas que lleva” dicen: serás un príncipe como este, hijo de la excelencia, señor de la victoria, sólo con una firma serás el dueño de esta tarjeta que cumplirá tu sueño.
Como si fuera más que el genio de la lámpara, a esta tarjeta se le pude pedir más de tres deseos. Todo esto ¿para qué? sólo para convertir la vida en accesoria de las cosas.
No existe una pedagogía de lo solidario sobre fundamentos reales y posibles, conocemos el término, conocemos sus beneficios, pero el capital te enseña que hay otros valores que aseguran el éxito.
  El capital nos tiene  ganado de mano los oídos…De lo que vi, oí o supe, como siempre, el interés está primero. Desde la cuna este principio se reafirma.  Desde entonces, Ellos ya nos dieron  un amor primero, los otros serán de parche.
Todo se vende y se compra: Una moral, La cruz, el esmalte que los recubre. Si prestas atención de entrada se ve la contradicción. Se dicen Hijos de la iglesia son y hermanos  de las armas y las letras. Si son tan buenos porqué te gobiernan con la espada.  Como si fuera santo el orador profano con su discurso divino  nos dice: Para que lo busque y lo lean, ellos dicen que puede servir de freno a los malos y de escuela a los buenos. Yo me rio, aunque lo hacen en nombre de la patria celestial,  abortaron  esta idea; ya que no les resultó posible encubrir su malicia. El lobo mostró la cola por debajo de la lana.
No hay que fiarse mucho de los oradores por el estilo sacro, nos piden con esfuerzo religioso que marchemos en orden a devoción, con paso ordinario por el valle del consumo hacia el reino de la felicidad donde se comprará la asistencia a precio estimado.
El llamado es para todos y todos acudiendo a lo dicho donde serán gobernados en rectitud, armonía y justicia.
¿De qué justicia me hablan? si todo se mercantiliza, incluso la justicia; esto lo abran visto todos: Entre jueces, fiscales y justicia es más justo premiar al que más tiene, y es más justo premiarlo porque es el que puede  pagar más.
El sistema es corrupto e individualista porque premia a uno; el que más tiene.
El individualismo es la enfermedad de la sociedad. El capital rompió las fronteras geográficas creando un mundo global, pero levantó murallas individuales.   Los que aun no se han dejado corroer, algunos pocos, muy pocos todavía viven pensando en el bien común sin olvidarse de los que vendrán, pero hoy casi todos prefieren vivir solos.
Cuando digo que el capital crea un ser individualista, me refiero que da esencia a ese ser que sólo contempla su presente inmediato, quiero decir  que el hombre capitalista en general en sus actos no mira lejos, no tiene en cuenta las generaciones futuras, es un hombre individualista porque piensa única y exclusivamente en él; piensa en uno.
Es cierto que hay una tendencia desde el capital a revertir ese producto que emerge como una consecuencia lógica de la mecánica de producción del capital, pero es de difícil resolución, dado que como antes dije: es una consecuencia lógica del sistema.
Vemos frases de cliché que rezan: “Cuidemos el agua” pero quién la cuida, para muestra un botón, se siguen contaminando  los ríos, los mares, etc, etc.
El capital parece ser un sistema auto-destructivo, porque el fin destruye el medio, es decir, el hombre por ser feliz en su presente inmediato se olvida de los otros hombres y sin consideración destruye el medio ambiente, soporte de las generaciones futuras.
Es difícil, casi imposible vivir por fuera del sistema, ¿lo único que nos queda es tratar de minimizar los efectos negativos del sistema?
Otra alternativa sería pensar un nuevo sistema, lo difícil es crearlo desde el capital, el problema es modificar las herramientas poderosas que tiene el sistema por las cuales el sistema se sostiene y se reproduce; la escuela, la policía, el ejército, la moneda, los bancos, “la democracia”, los partidos políticos, “la justicia” o mejor dicho el sistema judicial, el monopolio en los medios de comunicación.
El sistema tiene unos pocos puntos débiles por donde puede estallar, la escuela puede ser uno de ellos, puede ser un proceso lento, otro puede ser la “democracia” que de inicio a un partido político capaz de crear un nuevo orden social. Difícil pero es una alternativa posible, otro podría ser la caída de la moneda, una crisis económica a escala global puede ser la oportunidad para el cambio.
Nosotros por lo pronto vamos a pensar la necesidad del cambio. Pensar la idea es el primer escalón, el más bajo, una vez sembrada la idea hay que esperar que germine.
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Foto del autor gonza pedro miguel
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Descripción

Ensayo

Palabras Clave: capital

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Filosofa



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