El tigre de la leyenda
Publicado en Jan 25, 2015
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El tigre de la leyenda
El tigre Benítez
Persuadido por la abundancia,
de aquella divina estampa,
salpicando luz y brillo,
con esa percha, que se tiró encima:
Es un derroche de facha…
De los últimos guapos, el tan mentado tigre Benítez, por su mucha notoriedad  no lo dejaré pasar en silencio,  el más nombrado y buscado, y yo digo, no le faltaron dotes a esa facha.
Notorio es y ninguno ignora, temidos de los varones, respetado  de las mujeres, quien no se rendirá así con las ventajas que lleva.
Flamea el humo en la penumbra. Labios sueltos en llama que se encuentran en la noche fácil, la borrachera alegraba la noche sobre una vieja milonga, al ritmo de un bandoneón, pasos sueltos que se reconcilian en una baldosa.  Él entró y estaba todo el mundo a la mira,  desde el humo de su cigarro se quedó mirando, buscó esa mirada que le diera calce, el tigre marcó la presa, en un rincón, una jardín  florido, entre ellas; una sorpresa arquitectónica,  entre el humo de un cigarro y el aroma de un alcohol merodeó la presa. No fue ajena su presencia, ni su fama.  
Todas las que allí pasaron esa noche,  hicieron cola las que de amor se conmovieron, tampoco la Laura, le quitaba un ojo de encima,   llevada de su pasión y antojo, ofreciéndose a la guerra, no le tembló el pulso para llegar a las manos,  cuando él la llamó, ella  salió con ligeras alas en los pies, que para nada se quedaron tiesos o quietos; con esto, que no es pequeña ventaja tiene ganado de mano los oídos y la atención del tigre Benítez.    
 Él mirando las baldosas midió la pista que tenía, la tomó por la cintura a la fresca rosa  y la mano bajó más de lo que recomienda la censura y no  fue necesario pedirle perdón para ganarse la boca y más de lo que hasta aquí se pretendía, ella cumplía su mandato siguiendo el ritmo de sus pasos, en cada nota de tango. Toda la noche,  paso a paso en cada golpe de un dos por cuatro,  ella seguía al llamado y al gobierno de aquellos brazos.
El tigre entra a tienta en la noche de la milonga  derrochando afecto al vagabundeo  y sale con otro sol a la madrugada con las primicias del amor. Príncipe de la elocuencia,  así se cobra los frutos que macen de sus honras. El tigre y la rosa de la manito, él silbando la cumparsita, ella   contando baldosas, como dos amigos, por el mismo camino buscando un final feliz.
Hasta aquí voy a tomar mi pluma para que no se cansen sus ojos, al cuento lo dejo corto,  imaginen lo que después pasó, para ir llegando al asunto entre el cazador y la presa. 
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Foto del autor gonza pedro miguel
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Descripción

relato

Palabras Clave: tigre

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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