El Seor de la Palabra
Publicado en Nov 02, 2014
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El Señor de la Palabra
De la necesidad nació mi atrevimiento.  Resistiendo al ímpetu  furtivo de la idea que huye como enemigo, con pensamientos mal pertrechados, buscaba una mejor pluma que me defienda.  No eran otros mis anhelos y quería tanto mi remedio y mi total cura, que en muchas noches sin descanso rogué y supliqué al pié de mi cama por la fuerza de mis intentos y la publicación de mi libro, entre llantos suspiros y pena presentaba mi queja al Señor de la palabra,  al Guardián de los textos, y así quizás pudiera yo, alcanzar los favores del Altísimo. 
 El Señor de la casa de la Palabra escuchó mi clamor y Yo que poca cosa he sido, estando en mi cama dormido, recibí la visita de una de mis musas,
En sueños vi,  como en un lugar sagrado un gran libro  escrito de mi puño y letra y al lado del libro, una hermosa dama vestida de blanco y  ella me dijo así: Mira lo que es y lo que será. Yo, soy Memosin, diosa de la inspiración, y la escribana en la cámara del Gran Rey, guardo en mi memoria todos los relatos habidos y por haber y doy fe que habiendo se visto el vuestro por los dioses del gran consejo  y corregido por el Gran Rey de la palabra, Señor del mundo de los léxicos, se te concede libertad y licencia para dar Ser a lo que de suyo no lo tiene,  será tu palabra arraigada en la buena tinta, y la letra pura. Esta merced que a vos a hacemos, es en virtud de tus muy prolongados ruegos y muchos pedimentos.
Veía en sueños mi libro que era tasado y corregido. Mandó el Señor cuya vida guarda el don de la palabra  que se ponga en cada hoja del pliego el sello de su mandato, para que se sepa y conste la base  de su inspiración.
Y así es como veía firmado y rubricado la aprobación de mi texto, entonces escuché al Juez que lo sentencia: A Vos digo que si no te apartares, siguiendo las leyes de nuestro reino y señorío, y si por parte de vos siguieres  los principios de nuestro consejo, atento siempre en la composición, entonces tus ideas las que ahora son y las que serán de aquí en adelante estarán libre  para sembrarse como original autor bajo las alas de la verdad, y ninguna de las tres muertes verá tu pluma con la garantía del  que ampara tus obras.
Por tres noches consecutivas se repitió el mismo sueño sin que se modificara en una coma o en una tilde, la cuarta noche en sueños me visitó un crítico literario para que me enfrentara a mis remordimientos, a la enfermiza demora de mis ideas, como una suerte de fantasmas aparecieron todos mis rencores como sirvientes del tiempo y del olvido, (EI olvido es la primer muerte de la palabra, cuando ya nadie recuerda lo que se dijo) justo aquí a mi lado con esa presión nerviosa de las trivialidades que eran  muy frecuentes en mis textos, (La segunda muerte de la palabra en los texto es lo no interesante, lo que nadie lo lee)  como una sombra de vulgaridad bañaban mi texto y desprestigiaban el azul de mi tinta. (La tercera y última muerte de lo que se dijo es la vulgaridad, el texto carece de todo valor estético)
Con versos groseros, que ni siquiera eran originales me presionaban para que reconozca toda mi torpeza en esa letra lavada y tímida que era mía.
Entonces el crítico con voz quebrada una vez más habló y me dijo: ¿Cuál es la verdad que amparan tus versos?
¿Cuál es la virtud de tu tinta? ¿Qué letra no tiene defecto que no merezca un borrón y un olvido? ¿En qué autor no corren ríos de tintas de banalidades? ¿Qué relato está libre de los errores de la ignorancia?
En mi sueño Yo, los enfrentaba sonriendo sin caer en la tontería de discutirlo, seguro de haber quedado al margen de esas críticas.
En líneas marginales,  le dije mansamente sin otorgarle demasiada importancia a los dichos: Esas cosa se las pedimos a los que están dando los primeros pasos en las letras, a los niños, mi letra es corregida y justifica la existencia de mis versos. 
Por otro lado, si algún error me queda sé muy bien que me voy a corregir bajo la protección que traigo, a esta confianza me entrego dejándome seguro y tranquilo.
Entonces el crítico me dijo: Suelen algunos que sueñan soñar sueños de fantasías movidos fuertemente por la imaginación, sin darse cuenta que son solo sueños, que no suplen la falta de ingenio ni se alcanza con la fuerza de la oración, ni los prolongados ruegos.
Yo le dije algo molesto: Puede ser que los sueños sean solo eso, sueños; pero los sueños dejan el alma a descubierto, revelan al ser desnudo, manifiestan nuestro más íntimo deseo, si este fuera el caso, si solo fuera un sueño ¿Qué diría este sueño, qué dejaría al descubierto? Que mi ser de tinta y de papel tienen voluntad de permanecer, de vencer el tiempo, quieren quedar en la historia y vivir en la memoria.   
Este sueño duró otras tres noches sin modificarse  (como el otro) mientras que yo después por otras tres noches y tres días  consecutivos no pude dormir, hablar o escribir.  En la protección de la soledad de mi lecho  pensando en esos largos silencios, en esas pausas buscaba comprender,
¿Será verdad que a partir de ahora mis versos han adquirido la vigencia y están por fuera de la muerte y el olvido?
¿Será verdad que mi pluma con su forma estilizada por el espíritu de la palabra derramará una tinta de versos pregonadamente originales?
¿Quedará mi letra por fuera de toda mi torpeza? ¿Fue solo un sueño de mí ser de tinta y de papel?
Creo poder aspirar a que me crean si leyendo mí texto descubren lo que les digo.   
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Foto del autor gonza pedro miguel
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Descripción

relato

Palabras Clave: El seor de la palabra

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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