Ella y yo
Publicado en Oct 29, 2014
Ella y yo
Ella, aquí a mi lado, quizás por la poesía, y contra toda apariencia, y a pesar de la diferencia, juntos en el interés por estas cosa, pero aun así enfrentaba mi inquietud o temor convencido de su belleza. Jugando en la alfombra. En ella todo parecía fresco, espontaneo. En su rostro había una alegría y una emoción indestructible. En la relación llegamos a un punto donde las posibilidades se bifurcan y yo dudaba ¿Y si mis versos fallan en su efecto? ¿Y si toda esta ternura no alcanza? Me conformó su mirada y yo lo saboreé tiernamente, entonces fueron a la caza mis versos y en la letra el alma y el cuerpo con ese íntimo deseo de vencer ese cuerpo tangible, en ese recorrido palmo a palmo para poner al día el retrato del otro sin habernos perdido ningún detalle del cambio, donde cada uno toma nota dejando afuera el mundo, los otros. Primero tendemos a mirarnos sin saber qué hacer con el silencio del otro y ella, con esa forma académica de decir las cosas y ese toque intelectual abre el camino, y yo, preparándome para entrar en esa zona inédita de su cuerpo, y mis brazos que saben hacer su mandato, sobre ese cuerpo que al principio se brinda con una confianza cautelosa, en cada beso, en cada abrazo se hacía ella literalmente más vulnerable en esa transición hacia la dicha segura, donde se agudizan nuestros sentidos. Con los ojos cerrados entraba en esa convicción de su figura espigada, le decía yo: una vez más quiero mirarte, con estos ojos que vuelven a desearte y otra vez cerrar los ojos y tenerte, mientras ella reía de mi locura. Mi pluma con toda su potencia en el acecho, sonríe y no puede callarse todo el rítmico balanceo, mientras mis manos vuelcan sus sentimientos en ese juego de las afinidades y las conexiones profundas, a pesar del pudor y la vergüenza quiero decirlo todo, no quiero callarme nada hasta descubrir la instantánea revelación, esa que en el amor es la única religión posible: Esta adoración. Rodeado de su olor de su deseo vigente sólo para mí, y ahora juntos en esta espontanea coincidencia donde sólo nos conmueve lo inmediato y dejamos fuera el mundo.
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