El adis
Publicado en Sep 18, 2014
El adiós
Este amor, no fue una frustración, Sino un éxito mal usado. PMG Vos y yo somos bastante similares, pero con algunas diferencias. Diferencias sobreentendidas nunca aceptadas y ni aclaradas, fue este primer silencio fallido: un error. Ahora me doy cuenta la importancia de gastar en palabras, también me doy cuenta que los silencios traicionan, y que hay que aprender a desconfiar de los sobreentendido. Fue una desgracia que no pudiéramos ver esa felicidad asequible, por lo bueno y lo amable que hay entre los dos. No me reconozco y seguro no te reconoces en este final. ¡Qué pena! Con la última gota de decencia, nos arrogamos insultos y antes que la boca, se levantaron primero las manos, quedando atrás el afecto, lo que hoy, ya doy por perdido. ¡Qué pena! No saber ceder en ese clima de violencia, dejar que la bronca nos gane, para terminar derrotados. ¿Cuándo aprendimos a alargar los silencios, en qué momento aprendimos a huirnos, a no mirarnos de frente, hasta hacer insoportable los gestos más habituales? Es una lástima que nos hayamos comportado mezquinamente, con esa actitud individualista destinada a perder, sin tener en cuenta esas conexiones profundas que nos relacionaban a perpetuidad. Sé que fui irremediablemente torpe y peor aún, con mi boca atropellada, todo se complicaba más con mis llegadas tarde, mixturada con la inflexible impaciencia de tus celos. De que me servían esas incrédulas explicaciones, tan solo para verte llena de increíble extrañeza al escuchar mi relato. Es tan absurdo pensar que un día nos gustamos, ya no somos los mismos, somos copias borrosas de eso, lo que una vez fuimos. Me voy, no puedo más, tampoco quiero seguir arrastrando esta relación, a mí no me hace bien y a vos tampoco. ¿Por qué esa cara de asombro? Si siempre lo supiste, y si no lo sabías, tendrías que haberlo pensado como una posibilidad, si nuestras actitudes ya lo profetizaban. ¿Promesas? Las promesas aquí ya no sirven, ahora ya no interesan, no es que yo la desprecie, pero es ya un poco tarde. ¿Cómo que nunca es tarde? Es tarde si después de años de vivir de ese modo, un día, uno se despierta y decide que así no quiere vivir. No puedo seguir sosteniendo esta terrible complicidad. ¿Razón? No te pido que me des la razón, tampoco son razones, como vos decís pacientemente prefabricadas para ocultar otros secretos motivos. Hay que tener valor para aceptar nuestros errores, para poder crecer como persona, también para no cometer lo mismo, si tenemos suerte y comenzamos una nueva relación. En este tiempo, el de las franquezas, para que no quede un falso recuerdo de lo que hemos sido, es mejor tener bien en claro dónde están nuestros éxitos y nuestros fracasos. Terminamos como dos seres ajenos y desconocidos. Recapitulando, sólo me queda añorar lo que hemos sido al principio, cuando éramos increíblemente tontos, cuando hablábamos poco y reíamos mucho y nos perdonábamos todo.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|