Situaciones del vivir obligan a personas a tener que aceptar "oportunidades", que parecen brindar soluciones disfrazadas de desgracias. Los gastos diarios, los momentos en que el dinero se convierte en nada, las responsabilidades se vuelven  cada vez más grandes y las preocupaciones  de saber si mañana habrá algo para saciar el hambre. Esta realidad que acompaña a muchas familias, las obliga a tomar decisiones precipitadas y a confiar en otras personas, sabiendo que pueden ser peligrosas, sólo por tratar de sobrevivir.
      Los problemas económicos, la falta de empleo, la mala educación y las diferencias humanas han generado la delincuencia en un mundo que se ha convertido en una amenaza para la misma humanidad y que cada día que pasa, las acciones irracionales de muchas personas sin valores, se ven reflejadas en el acontecer diario.
      La vida no es fácil, pero está en cada quién, pintar su presente color rosa o imaginarlo de esa forma, porque no es posible que familias se peleen por la bendita política y que entre ellas exista una brecha llena de rencor y desilusión que, al final de cuentas, no da resultados positivos.
      Hoy es hora de cambiar y reflexionar acerca de lo que sucede en cada momento, porque mañana puede ser muy tarde.