Hoy he recibido la confirmación de lo que ya se venía previendo. Tu desaparición brusca, tu ausencia en el autobús, en el Centro Comercial, en la plazoleta.
Una noche escribí un cuento dedicado a ti, Espigas Negras de Amor, Espigas Azules de Muerte. Me enamoré de ti. No me preguntes desde tu morada qué vi en ti. Recuerda el florero verde que te regalé con esas espigas negras a modo de petición de tu vida. Las azules, la buena muerte e indolora separación, era lo que reflejaban las espigas azules.
Te fuiste y no nos despedimos , acaso en el ocaso de tu infancia no supiste comprenderme, no importa. Ahora soy feliz porque tú ya eres feliz allí donde estés.
(A la Memoria de María José Martín Gerena).