Es la nostalgia la que nos lleva a los recuerdos, la nostalgia de creer que extrañamos algo que jamás sucedió. Es este sentimiento capaz de revivir nuestro pasado como si lo viviéramos en el hoy. La nostalgia de un ser, de un lugar, de una situación, de un pensamiento. Cuando vivimos con ella nada parece real, todos los sentimientos se cruzan en un punto donde nuestra conciencia ya no piensa solo siente, siente que podríamos haberlo hecho diferente que podríamos haber pensando o disfrutado más de aquél o de aquello. La nostalgia nos retrotrae a lo que fuimos y no volveremos a ser jamás. Que curioso es pensar que si no reconociéramos los que fuimos, no pensaríamos que todo es la consecuencia de un acto pasado; solo seríamos, solo viviríamos por que el sol se oculta y las estrellas brillan, porque el amor nos despierta las pasiones y nos quita todas las tensiones. Sin recuerdos, solo podríamos conservar lo que somos, lo que pensamos en el tiempo llamado hoy. La edad no importaría, el reloj no existiría y los recuerdos molestos, turbios y tristes que cargamos en nuestra espalda se desvanecerían solo para dejar una franja de luz en el camino recorrido.