Y se entregó,
se entregó a un hombre que no la deseaba
mientras buscaba en besos ajenos, alguien que la mirara.
Y se entregó, 
se entregó a un hombre que no la amaba
mientras su cuerpo despojado solo lloraba.
Y se entregó,
se entregó a un hombre que no la recordaba
mientras su corazón deshecho se desboronada. 
Y finalmente,
en la penumbra de la noche comprendió,
que horrenda en su belleza
nunca el alma de alguien llenaba.