Caminaba todos los días por el mismo surco del recuerdo,
Mientras dormía iba cubriendo el pensamiento vagabundo,
Remotamente descifre que la vida me había puesto de pie un día
 y tenía que mantenerme erguida,
Pero mientras caía iba soñando con el legítimo pasado,
Con la estrellas tan bonitas que me cuidaron,
Yo solita y vagabunda de un espíritu cristalizado
Y de lino mariposas que enfriaron mis dolencias,
Hoy cubro mis mantas de pensamiento infinito, con un poco de amor,
Con amor del seno de mi madre,
 Con sus lágrimas de cautela absoluta,
Hoy me sumerjo en el ayer sin querer buscar culpables,
Hoy después de todo no me quedo mirando el reflejo de mi en el pasado sino tomo mi rumbo en esta luz que cubre el día de tantos reflejos monumentales,
Casi me cubro de cristales que en sus bordes reflejan brillantes finales y en ellos tomo un sorbo de mi querer y de tu querer pasajero,
 Para poder bordear mis solemnes muertes serenas,
 Hoy yo despierto y cuándo me miro en el espejo de lo social, pienso ¡cuán poco me parezco a mi padre!
Y creo entender que la madre mía hizo un buen trabajo.