Rafa y las chapas (Diario)
Publicado en Apr 10, 2014
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No me refiero a Rafa el de la Luz ni tampoco a Rafa Nadal. Hablo de Rafael Ángel Souto Castro, nacido el 24 de octubre de 1930 en Montevideo (Uruguay), un ex futbolista uruguayo que jugaba de delantero. Comenzó su carrera en 1952 jungando para el Nacional de Montevideo hasta 1954. En ese año se vino a España para un irse a las filas del Atlético de Madrid, Jugó para los colchoneros hasta 1956, cuando se retiró del fútbol a los 26 añosde edad y, según leí yo una vez en el diario deportivo "Marca", se afincó en Venezuela. No sé si sigue en Venezuela o reside de nuevo en su querido Uruguay. Lo cito porque es uno de esos futbolistas que me hubiese gustado tener en las chapas pero al retirarse tan joven de la práctica del balompié no fue posible; porque nuestos juegos de chapas comenzaron precisamente entre1956 y 1957. Sí tuve un cromo de Rafa pero entonces no eran de cuerpo entero sino de primer plano y no eran válidos para recortarlos y ponerlos en las chapas. pero hago un poco de memoria gracias a mis recuerdos.
 
El Campeonato de Liga 1953-1954, supone para el Atlético de Madrid una sucesión de funestos resultados que lo abocan a los últimos lugares de la tabla de clasificación. Incomprensible situación cuando el entrenador Jacinto Quincoces (chapas) dispone de un plantel de jugadores compuesto por Riquelme, Menéndez (chapas), Verde, Tinte, Cobo (chpas), Heriberto Herrera, José María Martín, Silva, Mujica (chapas), Hernández (chapas), Galbis, Miguel (chapas), Gerardo, Coque (chapas), Adrián Escudero, Ben Barek, Callejo (chapas), Molina (chapas), Collar (chapas) Atilio, Agustín (chapas) y Rafa. En las gradas del Metropolitano, al final de los partidos, flamean los pañuelos blancos pidiendo la dimisión de la directiva. Al ser humano, mas si es hincha del fútbol, le gusta cargar el fracaso, la derrota, sobre la cabeza de alguien. Aunque es cierto que el fútbol perdió mucho de su esencia cuando empezaron a desplazar a la gente del deporte, personas con buena cuenta corriente, que permanecieron en el anonimato y buscaban un trampolín de popularidad. Entres estas gentes, en el Atlético de Madrid, se encontraba Muñoz Calero que no le interesaba tanto el fútbol sino su carrera política. 
 
En la idea de dotar al Estadio Metropolitano de una mejor estructura y mayor aforo, se realizan obras pertinentes. Al finalizar la primera fase de la mejora, el 19 de septiembre de 1954, se celebra una Misa de Campaña, en el terreno de juego, en acción de gracias, oficiada por el capellán del Club, Pater Pablo Serrano. Desde esta fecha, el Estadio cuenta con 4.520 metros cuadrados más de asientos y 6.720 metros más de gradas, que supone un esfuerzo economico que ha sido posible gracias a un crédito bancario de 15 millones de pesetas. Es obligado atender, lo mejor posible, a los aficionados que acuden asiduamente a ver al Atlético en elevado número. En busca de conciliar los ánimos, el Marqués de la Florida incorpora a la Junta Directiva, que preside, a destacados atletistas de los que no están muy de acuerdo con su gestión, Jesús Suevos, Miguel Ángel García Lomas y el Doctor Alfonso de la Fuente Chaos. Es cuando llega Rafa al Atlético de Madrid procedente del Nacional de Montevideo. Para la temporadade 1954-1955, el Atlético de Madrid cuenta con Menéndez (chapas), Riquelme, Zamora hijo (chapas), Cayetano (todos ellosguardametas) más los jugadores de campo José María Martín, Tinte, Ramón Cobo (chapas), Mújica (chapas), Barragán, Heriberto Herrera, Pantaleón (chapas), Pérez Andreu, Ansola (chapas), Blanco, Serrano, Mencía, Hernández (chapas), Silva, Galbis, Enrique Collar (chapas), Antonio Collar (chapas), Cáceres, Cortés, José Antonio Tercero (chapas), Jiménez, Juncosa, Atilio, Rafa, Tacoronte, Lorenzo y Valiente. Diego Lozano, defensa internacional, una institución en el Club, mantiene unas diferencias con el Marqués de la Florida y, disconforme con la postura del Presidente hacia él, marcha a su región extremeña para jugar en el Badajoz. El desarrollo de la Liga 1954-1955 representa, para el Atlético de Madrid, un vacío en los logros supuesots. Con la afición en desacuerdo con el Presidente, a éste le rodea un ambiente hosco y realista por lo que no le queda más remedio que rendirse a la evidencia del destino y dimitir. 
 
Muchas veces, los jugadores son criticados injustamente por la grada. A veces, desde el graderío no se permite un mal día, un error humano o incluso la superioridad del rival. Los futbolistas otras veces, no admiten las críticas y se encierran en una burbuja, ajenos a los malos resultados. No siempre es así, ya que hubo un caso en el Atlético de Madrid en el que un jugador reconoció su escasa calidad (quizás fuese Rafa o tal vez Lorenzo). En el año 1954, el club estaba presidido por Luis Benítez de Lugo, marqués de la Florida, y los resultados deportivos no acompañaban. Jacinto Quincoces era el entrenador y la temporada estaba siendo más llamativa por los escándalos extra deportivos que por los goles marcados. El argentino Juan Carlos Lorenzo, al que el marqués catalogó como la ‘Bomba H’, fracasa como jugador (luego triunfaría como técnico), no hay un portero fijo (Menéndez(chapas) y Riquelme alternan el puesto), Tacoronte, Paulino y Pantaleón (chapas) tampoco responden a las expectativas, y los actos de indisciplina de jugadores como Mújica (chapas), Silva o Coque (chapas) que se fugó a México con Lola Flores, marcan los primeros meses de la temporada. La gran aportación del joven Enrique Collar (chapas) salva la campaña, finalizando el equipo octavo y alejando el fantasma del descenso. En vista de los pésimos resultados, el marqués de la Florida pretende nuevos fichajes que sirvan como revulsivo. Así, ante la lesión de Miguel (chapas) llega el uruguayo Rafael Souto "Rafa" (bajito, sin velocidad ni desborde y sin gol, es un absoluto fracaso, jugando 5 partidos de Liga en 2 años). El otro fichaje ‘estrella’ es el delantero centro de San Lorenzo de Almagro, Juan Armando Benavídez (chapas). El marqués le presenta como “el nuevo Di Stéfano” y es presentado en un amistoso contra el Botafogo brasileño con jugadores como Didí (chapas), Juvenal, Danilo, Nilton Santos (chapas) o un jovencito que hace diabluras llamado Garrincha(chapas). Aquel 19 de mayo de 1955, se da un gran espectáculo y los refuerzos responden. Todos menos el ‘nuevo Di Stéfano', que gordo, sin forma física y con una indignante apatía, enciende a los aficionados, que protestan airadamente en la gradona. Es tal la indignación que Benavídez (chapas) es sustituido por Escudero en el descanso. Ante el clamor popular, Juan Armando Benavidez (chapas), que años más tarde jugaría en el Español de Barcelona y en el Granada, en un gesto que le honra, devuelve al día siguiente lo pagado por su fichaje y retorna a Buenos Aires. El Atlético de Madrid alcanzó la Final de Copa de 1955 tras haber dejado en la cuneta a Las Palmas, Jaén y Español de Barcelona. En las semifinales ante el equipo catalán, un penalti fallado por Escudero en el último minuto, con el brazo roto, obligó a jugar un partido de desempate.Se ganó en el Santiago Bernabéu cuatro días antes de la final ante el Athletic de Bilbao. Pero el esfuerzo y la decisión de Antonio Barrios impidió una victoria que pasados los años, el propio Agustín (chapas) achaca a las innovaciones del entrenador. Aquel día de San Juan, el equipo rojiblanco madrileño jugó ‘además’ con camisetas blancas. Formaron Pazos (chapas), Verde, Herrera, Martín, Cobo (chapas), Hernández (chapas), Miguel (chapas), Molina (chapas), Peiró (chapas), Agustín (chapas) y Collar (chapas). El precedente era bueno ya que antes del partido se jugó la final del Campeonato de España de Juveniles donde los San Román Chapas), Mendiondo (chapas), Peñalva o Chuzo (chapas) derrotaron al Real Zaragoza conquistando el título. En la final de los mayores, Antonio Barrios decide intercambiar las posiciones de Peiró (chapas) y Agustín (chapas) y el experimento no salió bien, la intención era taponar a Maguregui (chapas) y aunque el Atlético se adelantó en el marcador con gol de Molina(chapas) e incluso tras el empate de Arteche (chapas) se estrelló un balón en el palo, un remate de cabeza del propio Maguregui (chapas) dio el título a los bilbaínos que se adjudicaron aquella Copa, entonces del Generalísimo.
 
No sé por qué razón psicológica siempre me quedó la imagen de aquel cromo de Rafa (el cual no se podía aprovechar para recortarlo y poder de esa manera jugar en las chapas) pero me hubiese gustado, de verdad, haberlo podido utilizar para aquel fútbol de chapas que tanto me sacó de caer en vicios ajenos a los que un joven sano y deportista como yo vivía y sigo viviendo. Rafa y las chapas. Alternativas a los vicios y la corrupción del cuerpo, del alma y del espíritu. Y si alguien me llama tradicionalista por ser de esta manera me es indiferente. Soy el más modernista de los chavales de 18 años de edad. Lo demás ni me interesa conocer o, una vez conocido, practicarlo. Y mi Princesa sabe a lo que me refiero. Mente sana en cuerpo sano. Las brujas están bien para los brujos pero no para mí. Yo me quedo con las chapas y el recuerdo de las chapas como catapulta para saltar siempre al ruedo y conocer chicas de las fetén en todos los 8 sentidos de los seres humanos. Las otras no me interesan.
 
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