Una voz
Publicado en Mar 28, 2014
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Julián era un ejecutivo de una empresa editorial, que de unos meses a la fecha buscaba la oportunidad para hablar a una de las empresas proveedoras de papel, la razón, se había enamorado una voz.
Resulta, que en una ocasión la entrega del papel no se realizaba, por más llamadas que hacía Margarita, su secretaría, a dicha empresa. Desesperado, él mismo marco, después de unos momentos fue atendido por la voz más dulce y sensual que jamás había escuchado, -según la apreciación de Julián- tan impactado le resulto que no atinaba a explicar el motivo de su llamada y con quién quería comunicarse.
La voz del otro lado del auricular, trataba de obtener una respuesta coherente, abochornado ofreció disculpas, con toda intención, comento la situación en la que se encontraba –era un pretexto para seguir disfrutando de la melodiosa voz- La otra diligentemente, le indicó quién lo atendería.
Antes que le dijera el nombre, Julián aprovecho para pedirle su nombre –había sido tan atenta y eficiente- Algo consternada, ésta se lo dio.
-          Susana Valdés, a sus órdenes.
-          Gracias Susana, me fue de gran ayuda.
A partir de ese momento, se hizo cargo de las llamadas a esa empresa, con el beneplácito de Margarita, era una tarea menos a realizar.
Entre consulta y consulta, había hecho amistad con Susana, se daba tiempo para platicar con ella. Llegó incluso a llamar sólo para desearle un buen día.
En la editorial se tenía mucha prisa, había que publicar un documental y Julián era el encargado de revisarlo.
Su voz, tiene el efecto del canto de las sirenas –esos eran los pensamientos de Julián cuando fue interrumpido-
-          ¿Hombre, ya revisaste el material?
-          ¡En eso estoy!
-          ¡En eso estás! Pues no veo que revises nada, ¿Qué pasa? ¿Hay algún problema?
Julián, no estaba en este mundo, con ojos de ensoñación tenía los papeles en la mano pero no leía.
Hermán, al darse cuenta de la actitud de su compañero y amigo, se le acerco.
-          ¿Qué te pasa?
-          ¿Hay algún problema en casa?
Confundido, Julián trato de comportarse normalmente pero a Hermán no podía engañar.
-          En casa no pasa nada –respondió Julián- agregando.
-          Si te cuento, te vas a burlar.           
Hermán, fue aguijoneado por la curiosidad
      -          ¡No, como crees! ¡Cuenta!
-          ¿Qué esta pasando?
Con una sensación de ridículo y de emoción, Julián le comento de Susana y su hermosa voz, Hermán, atento al relato, no sabía que pensar, no obstante el ver la emotividad de su amigo, sólo le quedo preguntar.
-          ¿Ya la conoces?
-          ¿Qué piensas hace?
-          ¡No puedes seguir así!
-          ¿Has pensado, si cuando la conozcas no es bonita?
Hasta ese momento, Julián no se le habían ocurrido esas cosas que comentaba Hermán.
-          No, no la conozco. No tengo idea de cómo es.
-          ¡Qué te digo, no entiendo que me pasa!
-          ¡Bueno, bueno en la comida platicamos!
-          En este momento urge que revises esos papeles.
-          ¡Va! –fue lo que se le ocurrió a Hermán, al ver la confusión de su amigo-
Hermán, dejo a Julián con más dudas pero con una sensación de deshago. No obstante se puso a trabajar con ahínco.
Como a las dos de la tarde, llamaba a Margarita para entregarle el documento para hacer las correcciones y posteriormente lo llevara a la imprenta.
A eso de las tres y media, tocaron a su puerta, era Hermán que pasaba por él para ir a comer.
En el restaurante, lo primero que pidieron fue un par de cervezas frías y la carta –lo propio para refrescar las ideas- En tanto Hermán empezó con el interrogatorio. ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿A dónde? 
 Julián, trataba de responder a todas las interrogantes de Hermán. No muy convencido éste, hizo la pregunta fatal.
-          ¿Ahora, qué?
Muy buena pregunta… pero Julián no tenía la menor idea de ¡Ahora que!
Hermán insistía que la invitara a salir, qué más podría pasar, que una vez que la conociera continuara saliendo con ella, o bien, debut y despedida.
En ambos casos, Julián ya conocería a la dueña de la voz que tanto le fascina.
Julián, tenía sus reservas, si se enteraba Mariana, su esposa.
Situación que le comento a Hermán, éste presto le dijo.
-          ¡No, como crees! Mariana no se imagina que tú andes de enamorado por ahí.
-          ¡No ando de enamorado! - protesto Julián- Sólo me gusta su voz.
-          ¡Aja! Así se empieza
-          ¡Jajajaja!
Este último comentario de Hermán, inquieto a Julián pero no dijo nada.
Julián llegó a su casa, lo invadía una sensación incomoda. Oyó una voz que le decía.
-          ¡Ya llegaste! –era Mariana, su esposa-
-          ¿Cómo te fue?
-          ¡Bien, gracias! –la misma respuesta de todos los días-
-          ¿Te preparo algo de cenas?
-          No, gracias, dime tú, ¿Cómo te fue en tu día?
Mariana, saco la lista de actividades que hizo, las cosas que se tenían que pagar, los reportes de los hijos, etc.
Después del reporte, se retiraron a la recamara. Julián, no podía conciliar el sueño.
¿Una voz, podía ponerlo en ese estado? No, había algo más. Mentalmente hizo un recuento de su vida. Tenía un buen empleo, una buena familia, Mariana era una magnifica esposa y madre.
¿Entonces que le faltaba?
Bajo esa incertidumbre, recordó las palabras de Hermán. Invítala a salir… Mariana no se imagina que tu…
Si, que tiene de malo, sólo será una invitación a comer… El sueño lo venció.
Al día siguiente, ya en su oficina, tomo el teléfono y le marco a Susana, decidido de invitarla a comer.
La voz, le dijo.
-          ¡Buenos días, en que puedo servirle!
-          ¡Buenos días, Susana, soy Julián!
-          Ah, buenos días, ¿Cómo estas?
-          Bien, sólo te hable para invitarte a comer, ¿Qué te parece?
-          ¿Cuándo?
-          Hoy, si puedes.
-          ¡Hoy!… ¿A qué hora?
-          A las tres, yo paso por ti.
-          Es que…
-          ¿Es, qué?
-          Mi salida es a las dos.
-          Bueno a las dos paso por ti.
-          Okay, nos vemos en la entrada.
-          Una pregunta, ¿Cómo te reconozco?
-          Ah, vengo vestida con un traje sastre color rosa.
-          Okay, nos vemos al rato, te un buen día.
-          Gracias, igual tú.
Regocijado empezó a trabajar,  le informo a Margarita que saldría a comer antes de las dos.
Momentos más tarde lo fue a ver Hermán, le comento que había invitado a comer a Susana. Hermán lo animo,  y socarronamente le dijo.
-          ¿Qué es una pequeña travesura?
-          Julián, se sintió incomodo pero no dijo nada.
A la una con treinta, tomo su saco, le informo a Margarita que se iba a comer, si se requería algo que le hablara al móvil.
Bajo al estacionamiento y abordo su vehículo, el corazón le palpitaba rápido, sentía una exaltación que ya tenía mucho tiempo que no la experimentaba.
Finalmente estaba en la entrada del edificio en donde Susana trabaja, había llegado cinco minutos antes, se estación enfrente.
Exactamente a las dos, una chica con traje sastre rosa, salía del edificio. El corazón estaba por salírsele del pecho, las sienes también le palpitaba, parecía una jovenzuelo. La observo a lo lejos.
Era una chica joven, delgada, simpática de facciones, sencilla  en su indumentaria. Volteaba a un lado y al otro de la calle, estaba esperándolo.
Él se bajo del vehículo y cruzo la calle, se aproximo a ella y la saludo.
-          ¡Hola, buena tarde, soy Julián!
-          ¡Hola, soy Susana, mucho gusto! –la chica tenía la mejillas encendidas, eso le daba un toque de candidez que no paso desapercibido para Julián-
-          ¿Dime a dónde vamos a comer?
-          ¡No sé! Yo como en un restaurancito aquí cercano, no sé si quieras ir.
-          ¡Pues vamos! –le recordó sus tiempo menos afortunados-
Ella se adelanto unos pasos, él se percato que no necesitaba el carro y la siguió hasta emparejarse con ella.
Platicaron de trivialidades, hasta llegar al restaurante. Una vez ahí pidieron la carta e hicieron su pedido.
Él se entero que tenía veinticuatro años, estudiaba y trabajaba, que era de provincia y vivía con unos tíos. Que después de comer tenía que ir a la Universidad.
Él se limito a decía que tenía muchos años, que trabajaba desde más de veinte años en la empresa editorial, que era licenciado en comunicación y que era de la ciudad.
Después de la comida, Julián le solicito que le permitiera acompañarla a la Universidad. Ella, le respondió.
-          Pero tienes que regresar a la oficina, vas a llegar tarde.
-          No te preocupes, yo hablo con mi jefe –esa fue su respuesta-
-          ¡Esta bien! Espero que no te traiga problemas.
Julián detuvo un taxi, años luz que no lo hacía. La llevo a la escuela, ella le agradeció y se despidieron con un simple ¡Bye!
En la oficina, lo esperaba Hermán, por supuesto, -luego dicen que los hombres no son chismosos- quería saber cómo era ella, si tenía la voz como se le oía al teléfono, si era guapa, todo, todo…
Julián le comento sus impresiones y le confirmo que su voz, en verdad era hermosa… tan dulce… sensual… melodiosa. Pero sobre todo, que en su compañía había revivido una parte de su vida que había olvidado.
Hermán, como viejo lobo de mar, se dio cuenta por donde podría terminar esto y le pregunto.
-          ¿La volverás a ver?
-          Creo que sí, es una chica muy simpática –esa fue la respuesta de Julián-
-          Sólo ten cuidado, no te vayas a enredar. ¡Okay!
-          Cómo crees, sólo la veo como una amiga, es muy joven.
-          Bueno, sólo te prevengo.
A esa salida a comer, le siguieron otras tantas. En Julián había ocurrido una metamorfosis, esta rejuvenecido, más alegre y dinámico. Cambio que fue percibido por todos, incluyendo Mariana.
Una noche en cuanto llego a casa, Mariana lo confronto.
-          ¡Tienes una amante, Julián!
-          ¿Cómo, qué dices mujer? –su asombro y susto fue mayúsculo-
-          ¡No, mientas!
-          ¿Qué te pasa, porqué lo dices?
-          Estas diferente
-          ¿Diferente, en qué?
-          No sé, te siento como muy feliz
-          ¡Ah! Estar feliz, implica que tengo una amante.
-          Dime la verdad… sino yo la averiguare
-          ¡Haz lo que quieras!
Esa noche, cada quien durmió atrincherado en su lado de la cama.
A la mañana siguiente, lo primero que hizo Julián, fue llamar a Hermán, lo invito a desayunar. En el desayuno, le comento sobre la escena de celos de Mariana, lo injusto que esta acusación era. Susana, era su amiga, sólo eso.
Hermán, lo dejó desahogarse y comento.
-          Julián, nunca una mujer aceptara que un hombre se sienta feliz con otra mujer que no sea ella.
-          Pero sólo es una amiga, con la que puedo platicar sin que me este diciendo que hace falta, que hay que pagar y todas esas cosas.
-          Incluso, me motiva para que siga estudiando.
-          ¡Que hay de malo!
-          -Hernán, le dice- ¡Nada! Pero las esposas no entienden de eso.
-          Amigo, llego el momento de volver a la realidad- sentencia Hermán-
Compungido Julián, se dirige a la oficina en compañía de su amigo.
No es justo que tenga que separarse de Susana, no han hecho nada indebido. Hablara con Mariana, le explicara las cosas.
Esa noche, en cuanto llega a su hogar, le dice a Mariana que tienen que hablar, ésta teme lo peor.
Julián, le cuenta la historia, Mariana esta más pálida que la cera, no dice nada. Finalmente él señala que Susana y él son sólo amigos. Mariana, en un arranque de celos, le pide el divorcio.
Julián, azorado le pregunta.
-          ¿Por qué?
-          ¿Por qué? Es inminente que ya no eres feliz conmigo, y antes de que las cosas se pongan peor entre nosotros, es mejor terminar.
-          ¡Oye, pero los chicos, nuestro matrimonio, nuestra familia, lo que hemos vivido!
-          Al parecer, eso ya no te es suficiente.
-          ¿Cómo dices eso?
-          Sabes que son mi mundo
-          Me parece una exageración de tu parte.
-          -ella responde- Nada de exageración, es la realidad.
-          ¿Qué quieres que haga? – pregunta Julián-
-          ¡No sé, esa es tu decisión!
Mariana, se retira dejándolo sólo con sus pensamientos y sus sentimientos. Esa noche se queda a dormir en la sala.
Muy temprano, se levanto y salio de la casa, en el trayecto le marca a Susana, quiere hablar con ella urgentemente.
Ella, alarmada acepta y se ven en el restaurante de costumbre. Cuando llegó Susana, Julián ya estaba, su semblante estaba desencajado. Alarmada le pregunta.
-          ¿Qué paso?
-          -A boca de jarro, él le dice- Ya no puedo seguir siendo tu amigo.
-          ¿Por qué, que hice? – Susana con la sorpresa dibujada en el rostro-
-          Nada, sólo que si sigo con nuestra amistad pierdo a mi familia.
Susana, no responde entiende lo que esta pasando, se levanta de la mesa y sin decir palabra, se aleja.
Julián, sólo la ve marcharse, no la detiene, después de un rato el también sale del establecimiento y se dirige a su trabajo.
No tiene ánimos de hablar del tema con Hermán, durante algunos días lo evade. Finalmente, se reúnen le comenta lo acontecido, su amigo, guarda silencio.
Julián después de hablar con Mariana y “arreglar” las cosas, todo volvió a la normalidad… cuentas que pagar, desperfecto a arreglar, informes de los hijos, etc.
 
Lunaoscura
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Foto del autor Edith Zepeda Hermenegildo
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Descripción

Una voz, historia, relato

Palabras Clave: ilusin monotona decisiones.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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