At. Mi
Publicado en Oct 21, 2013
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Salimos del hospital, era ya muy tarde, casi media noche, y subimos al taxi. Audrey me miraba alegre y tan solo pregunté:
-¿A dónde vamos?
-a casa. Quiero mostrarte algo... - de su bolsillo sacó una fotografía - ¿recuerdas a esa chica?
-Esa es...- mi mente trataba de recordar... era yo... pero ¿dónde? ¿Cuándo? - ¿En que estábamos pensando?- le dije tratando de acabar con la plática.
-La única razón por la que tomé esa clase fuiste tú...- le miré con miedo- Es verdad... ¿la recuerdas?
-no...- comencé a llorar, ¿por qué no recordaba nada? Recordaba que era la clase de fotografía pero lo demás no, seguramente si él no fuera mi único amigo también lo habría olvidado ¿cómo salir de allí?- en realidad me cuesta demasiado recordar las cosas, últimamente tengo ese problema...
-¿crees que te ha afectado tanto?...
-sí, si tu no hubieras venido por mí, creo que ni siquiera sabría donde esta mi apartamento...
- y… ¿cómo sabes que soy yo entonces?
-eres mi mejor amigo, eso sería imposible de olvidar, no me he olvidado de todas las personas si no de los momentos, hay tantas cosas que hubiera querido olvidar y que aún siguen presentes, y otras que quizá tuvieron gran importancia, como ésta, y no sé si las he olvidado...
-¿por qué no vamos con Enith?
-¿ella es...?
-psicóloga... ¿la recuerdas?
-sí, recuerdo que había una psicóloga Enith, pero no recuerdo su cara...
-me preocupas... en verdad me preocupas.
-espero que después de esta sobredosis, las drogas no vuelvan a mi vida...
-así será Minty, yo no te voy a dejar, ¿recuerdas nuestra promesa...?
-¿la que hicimos antes de marcharme?
-sí, ¿aun la recuerdas, verdad?
-claro...
Llegamos al apartamento, probablemente el chofer tendría problemas psicológicos después de escucharnos, estaba cansada y lo único que deseaba era dormir, después de todas esas noches en el hospital extrañaba tanto mi cama:
-¿te quedarás conmigo?
-claro, siempre, así como antes...
-antes no pasabas las noches conmigo, solamente paseábamos y tratábamos de solucionar problemas y cambiar al mundo...
-pero estábamos juntos, eso es lo que realmente importa, ¿no lo crees?
-claro- dije, mientras le daba la llave.
 Abrió, entramos, encendí la luz, al menos recordaba donde encenderla, había un desorden horrible, con el cual tendría que lidiar al día siguiente. Subí y fui directo a mi habitación, mientras Audrey me seguía, me arrojé a la cama y me cubrí con la sabana, aun tenía que ponerme la ropa de dormir, pero estaba tan cansada que el solo tocar la cama fue fantástico, él se sentó a mi costado, me miraba con ternura como se ve a un niño, quizá Audrey solo sentía un poco de lastima por mí, y por eso ahora estaba conmigo, ¿por qué era tan estúpida? me había enamorado de la última persona que se fijaría en mi de esa manera, quizá fue culpa mía, jamás se lo dije, jamás se lo diría, ahora menos que nunca, el no querría a una drogadicta como yo...
Afuera comenzó a llover, la gotas golpeaban la ventana, Audrey se levantó y se acercó a ver, me levanté también para poder observar la ciudad, se veía tan llena de luz, a pesar de los torrenciales que caían, tantos recuerdos volvían a mi mente, sobretodo que era un día así cuando Bidiane (una ex novia de Audrey) le rompió el corazón, o al menos eso parecía, jamás me dijo, jamás se lo pregunté, no porque no importara sino porque no quería que el siguiera recordándolo.
***
 Él lloraba y él nunca había llorado, no delante de mí, esa imagen penetraba mi mente, él estaba allí sentado, observando hacia un lugar perdido en la nada, yo salía de mi clase de pintura y lo miré, me acerqué a él, me senté a su lado, lo tomé del brazo y dije:
-Audrey... ¿estás bien?- me miró, y me abrazó con tanta fuerza que por un momento sentí que mi cuerpo y el suyo se volvían uno, lloró, lloró y lloró hasta cansarse, mientras yo trataba de adivinar que había pasado, pasamos casi dos horas sin decir nada, y seguía lloviendo, estábamos empapados totalmente y yo sentía mucho frio, pero no podía dejarlo solo ahí, ni siquiera saqué mi paraguas para no dejar de abrazarlo, cuando se calmó un poco, encontré sus manos con las mías, las acerqué a su cara y le limpié las lagrimas y el agua, sus ojos estaban rojos, sus mejillas un poco hinchadas, sus labios temblaban al no encontrar la manera de decirme lo que había pasado -te quiero- le dije, lo abracé, nos levantamos y fuimos a un café.
***
Regresé a la realidad cuando Audrey me tomó el brazo y señaló el cielo con él:
-ahí se ve la luna ¿ves el resplandor?
-claro- la luna siempre estaba hermosa, entre las nubes parecía que se esforzaba por asomarse y encontrarnos espiándola, me recordaba tanto aquella noche en que lo había conocido, lo recuerdo perfectamente, es probable que ese fuera el único recuerdo lindo que mantenía vivo en mi.
***
 Esos  árboles rojos, esas tardes soleadas, todos esos días de otoño del colegio, Audrey era un año mayor que yo, la chica que era mi mejor amiga en ese entonces nos presentó en su fiesta de cumpleaños, ella estaba loca por él y como no estarlo si era el chico más dulce que había visto, pero en ese momento no me di cuenta, mi amiga estaba primero, y yo estaba con alguien más, al  menos ese alguien decía amarme, y yo soñaba con que sería mi esposo algún día.
Audrey y yo nos hicimos amigos, inseparables, y mi amiga comenzó a odiarme al grado de decirle mil cosas malas sobre mí para que él dejara de serlo, pero jamás creyó nada de lo que ella inventó,  creo que eso solo nos hiso mas unidos. Un tiempo después cuando salíamos del colegio, el día en que Audrey y Bidiane terminaron él me llevaba del brazo, Ted (mi novio en ese tiempo) me miró a lo lejos con él, yo solté a Audrey, me despedí y corrí hacia él, cuando llegué me tomó del brazo muy fuerte y me llevó cerca de un árbol, comenzó a gritarme, en verdad estaba muy enojado, me asusté muchísimo, me dijo cosas demasiado crueles, me empujó y caí de rodillas, me amenazó con matarme si lo dejaba, y aunque yo lo amaba jamás se lo perdonaría, lo dejaría, pero era evidente que tenía que hacer algo para librarme de él, al día siguiente tuve que fingir con Audrey diciéndole que me había caído camino a casa, pero él había visto lo que sucedió, y bueno jamás volví a saber de Ted hasta hace tres años, murió en una pelea de pandillas, supongo que ellos tuvieron una plática, pero no era momento para pensar lo ocurrido.
***
La lluvia poco a poco comenzó a desvanecerse, el cielo se veía de un tono rojizo, Audrey me abrazó:
-te extrañé mucho, creí que jamás volvería a saber de ti cuando nos separaron.
-yo pensé lo mismo, pero jamás dejé de pensar en ti, en el momento en que volveríamos a encontrarnos…
***
El día que mis padres decidieron mandarme a Orbitch a estudiar canto, Audrey fue a mi fiesta de despedida, me llevó flores, yo había empezado a amarlo, y me dolía mucho que mis padres me separaran de él, estuvimos bailando con la música que comenzaba a escucharse en aquellos años, ninguno de los dos sabia bailar y era muy tonto porque estábamos en una escuela de arte, él en fotografía y yo en pintura y literatura,  después de media noche salimos al patio de mi casa, en él había un gran árbol, estaba ya sin hojas, el invierno ya había llegado y el aire estaba un poco helado:
- te compré algo.
-no era necesario.
Me dio una caja, tenía una envoltura amarilla y un listón rojo.
-gracias Audrey- lo abracé, y él a mí, no sé cuánto tiempo pasó, pero yo no quería separarme de él, por un momento, creí que podía ser posible que se enamorara de mí, pero después me dijo:
-hay una chica, es hermosa, me encanta verla, a veces es mejor verla de lejos para que no lo note, ella llenó mi vida de alegría, desde que la conocí guardo los mejores momentos para ella… y no sé cómo decirle, que la amo.
Me sentí traicionada, me sentía egoísta también, porque yo era tan cobarde y él tenía derecho de ser feliz, mas ahora que yo me iba, quizá  yo encontraría a alguien más, aunque no sería posible,  yo lo amaba, y no quería a nadie más solo a él:
-deberías decirle, tú mereces ser feliz.
-pero si ella no siente lo mismo, ¿qué haré?
-debes arriesgarte, solo un poco mas…
-¡Minty! – Gritó mamá desde la puerta – ven a despedir a los invitados…
-ya voy…
-prometamos que un día volveremos a estar juntos y que nada, absolutamente nada nos separara.
-así será Audrey, lo prometo.
Entramos, Audrey se despidió junto con los demás, lo extrañaría tanto, pero él ya tenía alguien ocupando sus pensamientos, me había regalado una caja de pintura acrílica y varios pinceles.
***
Audrey levanto la cortina, había un poster de mi grupo, lo miró por un instante y sonrió conmigo:
-la extraño demasiado…
-algún día volverás a encontrarla.
***
 Cuando llegué a Orbitch, la escuela de canto era aburrida, solo había chicas, pasé casi tres años aprendiendo a cantar,  yo era buena, pero mi estado de depresión no me ayudaba a tener buenas notas, un día hubo una audición para un grupo, solo aceptarían a dos chicas, ellas tendrían la oportunidad de grabar un disco y si éste respondía a los requerimientos de la disquera y vendía por lo menos mil copias, las chicas dejarían la escuela para cantar como profesionales, todas las chicas audicionaron, yo lo hice para salir de allí, aun me quedaban dos años más y ya estaba harta de seguir ahí sola.
La audición fue muy larga, cantaríamos en parejas, pero yo no tenía amigas, solo conocía a Athena, mi vecina de alcoba, a veces cuando salía a la terraza la escuchaba cantar, aunque habíamos hablado muy poco sabía que era agradable, a pesar de que todas las chicas decían que era lesbiana, me pidió que fuera su compañera y acepté, ella era una gran artista, así que debía esforzarme demasiado para que ganáramos, compusimos una canción, estábamos nerviosísimas, pero fue una gran participación, todos aplaudían y gritaban, incluso las personas que estaban haciendo la audición, ella me tomó de la mano y dijo:
-¡lo logramos!
Yo solo sonreí.
Comenzamos a grabar y dejamos la escuela, nos llevaron a vivir a un hotel, en el que apenas había alimentos naturales, siempre teníamos que comer cosas instantáneas, las odiaba, pero debía aguantar hasta que termináramos de grabar y se vendieran las copias, solo faltaba un poco más.
 Quien pagaba los gastos del grupo y de grabación era un hombre que tenia algunos treinta años, su nombre era Dan, siempre nos miraba de una manera extraña, no confiaba en él, incluso intente desistir de todo, pero para ese entonces Athena y yo éramos amigas, era mi único apoyo, estaba segura de que era como mi alma gemela, y además era su gran sueño, no podía hacerle eso por mis estúpidas sensaciones.
Terminamos las grabaciones de ‘‘At.Mi. ’’ (Era el nombre del grupo), cerca de una semana de ponerse a la venta el disco vendió más de cien mil copias, como Athena dijo, lo habíamos logrado, nuestra música, con canciones que nosotras habíamos compuesto, y que a las chicas y chicos les fascinaban. Pudimos mudarnos de aquel hotel, comer lo que queríamos, aunque no podíamos comer demasiado, porque teníamos que cuidar nuestro cuerpo, tuvimos muchísimas sesiones de fotografías, algunas de ellas fueron demasiado incomodas, teníamos que usar lencería, yo siempre trataba de posar detrás de Athena, las giras fueron demasiado hermosas, saber que toda esa gente sentía lo mismo que tú en ese instante, que esas sensaciones que dejaba cada canción, las personas también las experimentaban, pero, todas las sonrisas, todos los regalos, se opacaron dos años después, teníamos diecinueve las dos.
***
Apague la luz, me dolía mucho la cabeza y no la soportaba más:
-todo lo que ha pasado pronto se borrará, te lo aseguro, no necesitas de drogas para eso…
-lo sé Audrey, pero la manera en la que entraron a mi vida, toda la depresión, la tristeza, el rencor, todo junto me hizo caer, todo…
-supongo que era demasiada tristeza para la cabeza de una niña…
-yo pensé lo mismo cuando lo supe…
***
 Cuando terminamos de grabar nuestro segundo disco, Dan llegó a nuestro apartamento, nos dijo que si queríamos seguir cantando debíamos tener relaciones con él, de inmediato me negué, Athena tampoco quería, él la sujeto del cuello y la golpeó con el puño, yo tomé una botella de vino que tenía cerca, lo golpeé y cayó al suelo, la tomé de la mano y salimos corriendo, las personas que Dan tenia, que eran de seguridad, nos siguieron por varias calles, estábamos cansadísimas, buscamos un lugar donde escondernos pero no había nada cerca, los guardias llegaron, nos rodearon y nos llevaron a una casa enorme, ahí estaba Dan esperándonos, era un tipo de traficante y tenía muchas armas allí, teníamos mucho miedo, pero seguíamos tomadas de la mano, como si fuera la única manera de sentirnos a salvo, nos encerraron en un lugar oscuro, después de un rato, entraron y se llevaron a Athena, ella gritaba y pataleaba, yo traté de ayudarla, pero uno de los guardias me detuvo y me apuntó con una pistola,  no pude hacer nada mas, solo mirar sus ojos llenos de terror pidiendo auxilio, ahí adentro no se escuchaba nada, me quede dormida, hacía mucho frio.
Después de mucho tiempo, desperté, no sabía que había pasado, la puerta estaba abierta, tenía miedo de salir, no había ningún ruido, salí de allí, recorrí un largo túnel, después vi a los guardias muertos, había muchas personas muertas, como si alguien hubiera ido a matarlos, había un gran desastre, como si una guerra hubiera terminado, recorrí casi toda la casa tratando de encontrar a Athena, temiendo que estuviera muerta también.
 Llegué al tercer piso, y en un rincón la encontré llorando, estaba desnuda, corrí y quité una cortina, la tapé, y la abracé, busqué ropa para poder llevarla a un hospital.
-me violó… y lo mataron mientras estaba sobre mi…
Ella no dejó de llorar ni un momento,  mas tarde en el hospital me enteré de que la mansión de Dan había sido balaceada porque tenía problemas con la policía y con algunos contrarios. No quedaba nadie vivo, nadie había logrado escapar, solo Athena y yo.
El doctor me dijo que tenía que ir a darme un baño si quería verla, regresé al apartamento, todo estaba normal, eran las ocho de la noche, terminé de bañarme, tomé un poco de café y fui al hospital, cuando llegué, el doctor estaba esperándome, me dijo que Athena se había suicidado, se inyecto potasio y había muerto en minutos, no quería créelo, no podía hasta no verla, fuimos a la sala de las cámaras, y miramos cuando entro al almacén del hospital, y como hizo todo.
 Me llevó a la habitación donde estaban su cuerpo, miré con tanta tristeza sus ojos cerrados, su cabello rubio, su piel tan pálida, sus labios rotos por los golpes, uno de sus pómulos estaba hinchado y morado, su clavícula también estaba roja, su estado era tan tétrico que no quise seguir viéndola, salí de la habitación, comencé a llorar, no tenía fuerza para seguir, me recargué en la pared y sentí como, lentamente, mi cuerpo descendía al suelo, después de un rato llegó un enfermero, me ayudó a levantarme, salí del hospital y tomé un taxi de regreso, todo lo del grupo, las propiedades y el dinero, quedaron a mi nombre.
 Pronto, me vi rodeada de gente que jamás había visto, todos decían ser mis amigos, estuve de fiesta en fiesta durante casi ocho meses hasta que llegaron las drogas,  poco a poco comencé a necesitar más de ellas, creí que me ayudaban a olvidar las cosas, pero todo era cada vez peor, un día mientras estaba drogada, caminé en el segundo piso del apartamento, recorrí el balcón y me paré en el barandal, me sujeté del techo, pero no tuve el valor de saltar, regresé a adentro, ese día estaba sola, Audrey me llamó, al fin me había localizado después de tantos años, una revista lo había contratado, querían entrevistarme y una sesión de fotos, todo se volvió gris, ¿cómo lo vería nuevamente? me deprimí a tal grado que esa noche me drogué hasta que no supe mas de mi.
 El día siguiente Audrey llegó a mi casa, me encontró en el suelo y me hospitalizaron durante casi dos semanas para desintoxicarme, y ahora estábamos juntos por fin después de un largo tiempo de vivir separados.
***
Él estaba perdido mirando la luna mientras yo seguía perdida en mis únicos recuerdos.
-¿recuerdas el día que nos despedimos?- me dijo de pronto.
-sí, fue el día más triste de mi vida…
-el mío también, intenté hacerme la idea que pronto volvería a verte, el día que nos encontramos, cuando me reconociste en el hospital fui la persona más feliz del mundo…
-yo lo soy ahora…- comencé a llorar.
-no debes llorar, yo te protegeré siempre, nunca más te dejaré sola…
Me tomó de la mano:
-sabes… el día que te dije que había una chica a la que amaba… estaba hablando de ti… el día que estaba llorando por terminar con Bidiane era porque la había dejado por ti, pero no quería lastimarte, creí que si te decía algo se acabaría todo… en realidad estuve esperando, necesitaba decírtelo, decirte que me gustaría quedarme en tu vida para siempre, y si pudieras darme esa oportunidad para hacerte feliz, haría lo posible para que olvides todo…
No sabía qué hacer, supongo que había estado esperando tanto tiempo ese momento que no creí que en verdad había pasado, lo único que hice fue abrazarlo, y no podía hablar, solo quería que ese momento jamás terminara, el solo acariciaba mi cabello corto, corto por la depresión, por las drogas, por tantos recuerdos que no se iban, levanté la cara y grité:
-¡te amaba! En verdad te amaba, pero no puedo hacerte eso, tú mereces algo mejor, yo no soy buena para ti…
-¿No lo sientes más?
-¿qué?
-te pregunté si ¿ya no sientes mas eso por mi?
-sí, aun te amo, aun sigues siendo solo tú…
-no serás tú quien decida lo que es bueno para mí entonces, si ese sentimiento aun está vivo en ti no lo dejaremos ir tan rápido… Minty te amo, y ya no quiero separarme más de ti.
-también te amo Audrey, y quiero estar siempre contigo…pero…
Me dio un beso, y fue aun más hermoso de lo que pude haber imaginado, aun más profundo que los que tantas noches había soñado, nos abrazamos y por primera vez pude sentir que era importante, que había alguien en verdad que podía amarme y que jamás me dejaría sola.
Aunque al principio tenía miedo, sabía que Audrey no me dejaría jamás, pronto fuimos a ver a Enith, después de casi tres meses por fin pude darle la entrevista a la revista y en menos de dos semanas estábamos preparando un nuevo disco, era un álbum en memoria de Athena, tenía diez canciones nuevas y diez de nuestros sencillos anteriores, al menos yo podría cumplir su sueño y seguir los míos a partir de ello.
Hoy comenzó mi gira, ya no puedo esperar por ver a toda esa gente que comparte mis sueños, ahora sé que Athena jamás se ira de mí, puedo sentirlo, cada que cierro los ojos y recuerdo su sonrisa esta allí repitiendo cada vez más fuerte: ¡lo logramos!
Libia Esther Quintanilla Wences.
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Foto del autor LIBIA ESTHER QUINTANILLA WENCES
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Palabras Clave: amor amistad canciones grupo hermanas alma silencio lluvia muerte drogas.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Libia Esther Quintanilla Wences

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