No tenia nada que perder, con tan solo 17 años ya no podia ver un mañana, mi vida, habia acabado
Con temor obervaba sobre la mesa de luz, pastillas que incesantemente clamaban mi nombre, incitandome a ingerirlas
Pero que podia hacer yo?
No era lo suficientemente valiente para acabar con mi vida. Ni era suficientemente capaz de enfrentar las consecuencias de mis actos prematuros 
Al tiempo me puse a pensar en como pude acabar con una parte de mi que llevaba dentro, con un ser sin oportunidad de defenderse
Entonces en un arranque de adrenalina fusionada con culpa y desgarrante remordimiento, mientras me secaba las lagrimas que corrian por mis mejillas, me acerque a lo que seria mi fin e introduje lentamente a mi boca incontables pastillas, que darian un punto final a mi sufrimiento
Entonces abraze a la muerte cual si fuere mi mejor amiga.