CAROLINA... ESCRITORA DE XITO.
Publicado en Sep 16, 2013
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Había terminado la clase de Derecho Notarial, era para su fortuna, la última de ese día en la facultad de Ciencias Jurídicas. Carolina abandonó junto con algunos de sus compañeros el recinto estudiantil y caminó en medio de una charla intrascendente rumbo al estacionamiento donde tenía aparcado su automóvil. Después, conducía entre el escaso tráfico vehicular en medio de una noche lluviosa. Iba pensando en el próximo examen que presentaría en algunos días, pensaba en la solicitud de empleo que no le habían resuelto, en la abrupta ruptura con Fabián su ex novio, en el distanciamiento surgido entre sus padres y ella y pensaba también en cómo las gotas de lluvia al caer se fragmentaban y volvían a reunirse con muchas otras hasta formar esos charcos que al reflejar la luz de los faros de los  vehículos se convertían en espejos multicolores. Manejaba pensativa, en tantas cosas, que no podía identificarlas plenamente.

En un tramo de la avenida con escasa iluminación sintió la presencia de alguien en la parte trasera del automóvil, en un acto instintivo de conductor experto alzó la mirada al espejo retrovisor… ¡Entonces los vio! Eran grotescos, con fisonomía humanoide, de estaturas distintas. Algunos parecían ser niños, otros jóvenes y algunos más semejaban un anciano decrepito, sin pelo y desdentado. Volvió lentamente la cabeza para comprobar de frente aquella visión que le ofrecía el retrovisor… ¡Se encontró de cara con un ser de espanto!, de mueca horrorosa que trataba de decirle algo que nunca entendió. Frenó violentamente y el auto derrapó incontrolable deslizándose hasta golpear la banqueta para detenerse abruptamente mitad arriba de ella.

Un transeúnte solitario se apresuró para ayudarla, afortunadamente ella se encontraba ilesa, pero temblaba de miedo. Al poco rato llegaba a su departamento donde vivía sola, no tenía un gato al menos para que la acompañara, después de la partida de Fabián, eran la soledad y los pensamientos sus únicos compañeros. Antes de irse a dormir decidió tomar un poco de licor para atemperar los nervios, mientras saboreaba el contenido de la copa pensaba en lo sucedido, ¿Quiénes serían esos seres tan repulsivos?, ¿Por qué razón los veía? y el transeúnte solitario que le ayudó a poner el auto nuevamente sobre la avenida, ¿por qué no dijo ni una palabra y se retiró en silencio y tan sombrío como llegó junto a ella? Estaba en un marasmo de elucubraciones cuando creyó ver pasar de prisa frente de ella, algo como una sombra. De inmediato dirigió la mirada hacia la dirección que siguió la supuesta sombra. No vio nada anormal, sólo los mismos muebles de siempre. A punto de incorporarse para tirar el resto del contenido de la copa, pues consideró que de poco le había servido el licor ingerido para tranquilizarse, volvió a sentir la misma presencia que en el automóvil cuando manejaba de regreso a casa. Se puso febril, sudorosa y se apresuró en irse a la cama. Tal vez sólo era el cansancio acumulado de los últimos días, la consecuencia de las prolongadas discusiones con Fabián, la congoja por la relación con sus padres o quizás, el apremio económico que empezaba a torturarla ante la falta de los ingresos que aportaba su ex novio al gasto comunitario. Sea lo que fuere, un buen sueño la liberaría de esas visiones aterradoras —pensó.
 
Con dificultad logró conciliar el sueño, éste no fue apacible como ella deseaba al acostarse. Porque ahora se soñaba caminando en un desierto que calcinaba, sentía una sed atroz, buscaba con desesperación el vital líquido para saciarla, sólo encontraba a su paso titubeante uno que otro cacto que en su delirio onírico semejaban figuras humanas  llevabando sus extremidades superiores a los oídos como para escuchar sus lamentaciones. Carolina empezó a gritar aterrorizada, luchaba denodadamente para despertarse, en medio de esta agonía de pesadilla abrió los ojos para deslumbrarse con la intensa claridad que había en el lugar donde recobró la conciencia.

Ahora no se encontraba en la habitación de su departamento. Estaba en un lugar que no le parecía tan extraño porque creía haber estado ahí alguna otra vez. Tampoco vestía la misma indumentaria que al acostarse la noche anterior, ahora llevaba una bata blanca que amarraba a su espalda. Carolina empezó a recorrer con curiosidad la habitación donde estaba, no le fue difícil, porque en ella no había mueble alguno, excepto la cama donde antes dormía. Vio con sorpresa que las paredes estaban acolchonadas y empezó a cavilar sobre su situación. ¿Cómo llegué hasta aquí? ¿Me traería Fabián, mis padres, algún vecino? ¿Y mi examen? ¿Me llamarán de donde solicité empleo? En eso estaba, cuando de entre las paredes acolchonadas de la habitación empezaron a surgir los seres de espanto que aterrorizaban a la muchacha. Comenzó a gritar como enloquecida, arremetió contra aquellas apariciones y sólo lograba estrellarse contra las paredes que amortiguaban el golpe de su cuerpo. De entre ellas se abrió una puerta que estaba disimulada y entraron dos hombres de blanco que la sujetaron y le inyectaron de prisa una sustancia que la hizo dormir profundamente.

En otra habitación del mismo lugar, estaban reunidos los padres de Carolina, Fabián el ex novio y algunos especialistas en desórdenes mentales. Los últimos preguntaban a los seres más cercanos a la joven sobre su comportamiento de las últimas semanas. El muchacho contrito trataba de disculparse con los padres de Carolina, les decía que él la amaba, pero que se vio obligado a alejarse de ella porque a últimas fechas le había dado por inventar o escribir historias, luego se empecinaba en leérselas y esperaba ansiosa una opinión. Si esta opinión demoraba, se exacerbaba, acosaba a toda hora y lugar hasta lograrla, de no ser así, se tornaba resentida, se decía dolida, atacada, despreciada e incomprendida.

El padre de la muchacha refirió que constantemente les hablaba por teléfono, a cualquier hora del día o de la noche, que en ocasiones la notaban bajo los efectos de la embriaguez, que su hija se comunicaba sólo con el afán de paliar su soledad, se inventaba enfermedades que al principio lo preocupaban pero a base de ser repetitivas dejaron de interesarle, dijo también que a últimas fechas les hablaba para leerles historias interminables que escribía, luego les exigía su opinión y aunque ellos le decían que no se la podían dar por no tener los conocimientos literarios suficientes, ella insistía vehemente, incontrolable, iracunda. La madre de la muchacha sólo se limitó a llorar inconsolable, sufría mucho por la salud mental de su hija.
 
Los especialistas en reunión extraordinaria acordaron como primer paso para una viable solución al desorden mental de Carolina, entregarle material suficiente para que ella escribiera sus historias, concluyeron que al leer sus textos podrían analizar qué yacía en el subconsciente de la muchacha. Los doctores procedieron como lo acordado, la escritora tomó con febril ahínco su nueva tarea, así, cuando acumulaba muchos pensamientos en su mente y volvían a aparecer aquellos seres extraños, ella escribía una historia sobre cada uno de ellos. Ya no reprimía sus ansias de ser una escritora famosa. Estaba feliz, sobre todo, porque ahora tenía al menos, algunos lectores cautivos, uno de ellos era Fabián, que aunque estaba resuelto a no volver con ella y para evitarle una nueva crisis de demencia, al menos leía con interés y conmiseración sus textos. También sus padres leían sus historias, finalmente, para el amor de unos padres, cualquier sacrificio por una hija resulta menor. Desde luego que también los médicos del psiquiátrico leían con mucho detenimiento aquellos textos, que a los demás tal vez no les dijeran nada, pero que a ellos les esclarecían las penumbras de la mente de la desquiciada.

¡Al fin!, Carolina era leída por algunos, por ello ahora firmaba sus escritos como: Carolina, una escritora de éxito.
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Palabras Clave: carolina escritora de xito

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (12)add comment
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Romn Romani

Interpretaba el desarrollo de muchas formas pero nunca me imaginé el desenlace.
Es un texto muy interesante en lo referente a la psicología del personaje, una joven con el estrés a tope por la carrera profesional, el reciente rompimiento con su pareja y la lluvia de inspiraciones sin poder plasmarlas acechándole la cabeza, claro que acabaría perdiendo la cordura, alterándose y cambiando personalidad: agresiva- demente, con la necesidad de ser leída para curar su tormento.
Una vivencia que tal vez no sea muy común en todo este esplendor pero sin duda asemeja la sed y hambre de ser leído, escuchado, entendido, atendido y llegar a situaciones poco viables pero al fin de cuentas eficaces en cumplir el proposito.
Buena historia
saludos
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September 20, 2013
 

kalutavon

Gracias Román por leer y comentar. Sin duda, todos los comentario enriquecen la labor del que escribe. Saludos.
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September 20, 2013

MARCA.Luz Margarita Cadavid Rico

Bueno, creo que todos los que escribimos estamos un poco desquiciados y algunos otros ...COMPLETAMENTE DESQUICIADOS. Y es que la cordura es como una camisa de fuerza invisible que no permite ir más allá de los límites. Nosotros mismos nos enmarcamos como dentro de la pintura de un paisaje (a quien se le ocurre escaparse de una pintura) en que somos otro mamarracho más. Somos lo que esperan los demás que seamos y debemos convencernos de que es también lo que deseamos por no ir en contra de la corriente.. Cuando tu creas y expresas, tienes que quitarte esa "camisa" que te limita y amarra, e ir contra la corriente que siempre busca aniquilarte,amarrarte de nuevo, devolverte al cuadro quieto de cualquier pared.
Tanta cordura es aplastante.
Un abrazo.
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September 18, 2013
 

kalutavon

Llevas razón en lo que dices Margarita, mucha cordura puede ser enajenante, tanto, que nos dejamos llevar y nos privamos muchas veces de esos destellos de locura que son como luciérnagas que iluminan por un instante el espectro monótono de la vida. Agradezco tu presencia y te reitero mi respeto.
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September 18, 2013

Getzeman Gonzlez

Me ha gustado la historia. Me recordé a varias cosas, en primer lugar, recordé que a Roberto Bolaño le prohibieron seguir leyendo, también en un psiquiátrico, con el propósito de mantener su mente equilibrada. Leía siempre y a todas horas, pero también escribir puede traer consecuencias similares: la disociación con la "realidad" (esa mentira comunitaria.) También pensé en Leopoldo María Panero que, como todos sabemos, es un poeta encerrado en un manicomio. Pero alguno de los proyectos de Leopoldo fue recopilar textos de otros enfermos mentales, algunos son muy interesantes.
Dicho sea de paso yo quería ser psiquiatra, porque me encanta el mundo de los locos, pero me desalenté al saber que se tiene que estudiar medicina; sin embargo, me encanta la relación literatura-psiquiatría. Por eso es que me ha caído como anillo al dedo su texto.
Saludos.
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September 17, 2013
 

kalutavon

Me encantó eso de "realidad, esa mentira comunitaria" tiene la expresión mucha tela de donde cortar, como se dice coloquialmente. Agradezco tu comentario, además del gusto que me causa -no debo negarlo ni que se me convierta en obsesión- el que lean mis textos, el apreciar el tono y contenido del mismo. Destacar lo aleccionador que me resulta, pues desconocía lo de Panero. Decirte también que me has hecho meditar en que son varios los textos en que trato el tema del desequilibrio mental, creo que sin ser recurrente, está en mi subconsciente hablar del asunto. Entre otros que ya publiqué en este sitio y algunos en portales distintos, está El Escritor. Pronto traeré a este lugar algún otro tema relacionado con este asunto. Afectuoso saludo.
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September 17, 2013

GLORIA MONSALVE

un saludo kalutavon
vaya, si loggras sorprender con tus historias... carolina al fin mas que ser una desquiciada sera una escritora famosa, gracias a sus terapias, desde alli podran ayudarle bastante....
pero sabes una cosa.. yo creo que quienes escribimos de alguna maera manera tambien estamos en terapia... y que buena terapia son a veces esas letras en las que nos desahogamos..
me ha gustado
te dejo abrazos
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September 17, 2013
 

kalutavon

Así es amiga Gloria, cuando escribimos es una especie de catarsis, que nos libera de esos personajes que llevamos dentro de nuestra imaginativa. Gracias Gloria por leer y comentar.
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September 17, 2013

Silvana Pressacco

Por un momento me vi con los borradores acosando a mis amigas o a mis hijos...pronto me di cuenta que su desinterés era muy expresivo y bueno...ya no insistí pero encontré justo textale, serán mis terapeutas, seguramente...
Hermoso relato amigo, cariños.
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September 17, 2013
 

kalutavon

Cuando escribimos Silvana, todos somos un poco como Carolina la protagonista, en la medida que logremos la justa medida entre la necesidad de expresarnos y el gusto por hacerlo, evitaremos la obseción de notoriedad que siempre está latente en el ser humano. Gracias por leer y comentar.
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September 17, 2013

Stella Maris Sanhueza

Una historia que cautiva,la locura,alucinaciones,sueños ,uff todo lo que me gusta,un gusto leerte amigo,un abrazo.
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September 16, 2013
 

kalutavon

Estimada amiga, como siempre amable con tu comentario, te los agradezco todos, es grato encontrarte por acá. Afectuoso saludo.
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September 17, 2013

MARIA VALLEJO D.

Amigo kalutavon.
Saco de su historia una realidad que viaja conmigo siempre. Escribir lo que mi mente emana ha sido y será mi inspiración; que la lean, que guste o que no la comenten, pues no le pondré atención, se que a alguien le gustará y da su opinión ;entonces. . . agradeceré y entenderé que no hay que claudicar ante el primer problema .
Buena historia.
Abrazos
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September 16, 2013
 

kalutavon

Estimada María, coincido contigo, ese es el camino. Pues si nos preguntamos: "¿Para quién escribimos nosotros? Para todos y para nadie, sería la respuesta. Nuestras palabras van al viento: confiemos en que algunas de ellas no se pierdan", ha dicho Francisco Ayala, y me parece que dice verdad. Como siempre, grata tu presencia.
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September 16, 2013

LAPIZ ESCRIBE

Como se dice aca en Colombia; un buen rollo; es decir una buena historia. me gusto leerte amigo. un abrazo.
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September 16, 2013
 

kalutavon

Sólo imaginación desbordada estimado Libardo, nada más eso. Gracias por acudir a este sitio donde serás bien recibido siempre.
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September 16, 2013
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