Sexo dialógico.
Publicado en Sep 12, 2013
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 —Tu alma es una orquídea quemándose bajo la lupa del tiempo. Dijo él simulando vergüenza o éxtasis, miedo o arrojo, muerte o arte. Tomó las caderas de ella, le acarició las nalgas, le mordió una mejilla. Por un instante se le quedó viendo fijamente a los ojos, le sonrió con malicia pero, sin saberlo, también con inocencia.
 —Escucho a los perros aullar, a los diablos danzar, la Nada me abre la piel para habitar mis huesos, para calcinar mis ilusiones. Dijo ella mientras arrojaba su sexo al contacto de los dedos tibios; abrió su boca, mordió con fuerza el hombro masculino, terció sus dedos con los cabellos recios de aquel hombre desnudo frente a ella que la hacía querer ir cantando por las calles. 
 —El mundo es el reflejo de un universo paralelo, ¿qué es un reflejo? la galaxia es un espejo, somos puro simulacro en las cimas de la pesadilla. Sombra sobre sombra, lunares que cuelgan en el árbol de lo efímero… Dijo él, excitado, casi murmurando. Ella enmudeció. Tomó el grueso pene entre sus manos, aquel miembro tenía los nervios exaltados y se veían como correas atadas a una correa mayor; el glande estaba desnudo y erguido, tenía la arrogancia y el porte; ella lo metió en su boca, recorriendo del glande hacia los testículos en suaves movimientos circulares con su lengua. Después lo metió entero en su boca, bautizándolo con un vaho perfumado del erotismo. Era la primera vez que el pene entraba ahí, pero se sintió bien, como si una tradición milenaria atravesara de repente los nervios y dejara cada cosa en su lugar.
 —El lenguaje es el más vulgar de los vértigos; nos crucificamos en significados que carecen de sentido, vocablos de ceniza que se difuminan a la luz del sol… Dijo él, pensativo, mientras la sujetaba de los cabellos y clavada la verga más hondo en la garganta. Así estuvo bombeando por un tiempo hasta que soltó un espeso chorro de semen en la boca de la chica; aunque ella se trago casi todo, unas pequeñas gotas se le desparramaron por los labios. Se limpió las comisuras y dijo:
 —El Hades también sirve café cremoso. 
 —El laberinto, la cueva, la muerte, el poema. 
 —Escucho a los caballos agitarse, mi amor, son espectros de caballos cabalgando con nuestro deseo hasta el infinito… ¿sientes cómo se alarga la música? Dijo ella, bailando suavemente, descendiendo sobre las piernas temblorosas de él; él la sujeto de la cintura, le abrió los muslos y la masturbo, estimuló con rapidez, casi con rabia, el clítoris, moviendo sus dedos con furia. Clavó dos y después tres dedos en la estrecha vagina, los movimientos eran esquizofrénicos, lo suficiente para provocar lagunas de excitación en la chica y una dislocada de muñeca para la mano. Le mordió los labios, la agarro de los cabellos y la miró directo a los ojos, como diciendo eres mi puta, como diciendo soy la muerte, como diciendo Sade es un puto, como diciendo la noche es un animal rabioso, como diciendo tu alma es una orquídea, como diciendo quiero más cocaína, como diciendo soy tu lobo y aullaré bajo tus vestidos todas las noches.
 —El espíritu es una monja que se disfraza de puta. Dijo ella, tomó el grueso pene entre sus manos y lo insertó en su vagina. Húmeda. Humedísima. Cabalgó arrojada, airada, emputecida, recelosa, herida, jodida, entregada. Cabalgó sintiendo una navaja que la atravesaba, un puñal que ensuciaba el aire con su valentía descosida. El apretaba sus nalgas e insertaba la lengua en la boca; las lenguas se entrelazaban en la ausencia de voz que más significa. Él le susurró al oído almademivida, orquídea, música. 
 —La pasión trata sobre apostarse la vida en un ajedrez cósmico de reglas aleatorias. Otro chorro de semen, esta vez más discreto, zigzagueante como un recién nacido, resbalaba por los muslos de ella. Él la puso de espalda, de inmediato, le soltó unas cinco sonoras nalgadas para luego poner una almohada bajo su pelvis. Sumergió, como un niño en la piscina, su cara en las nalgas de ella. Chupó, lamió, mordió. Escupió el ano hasta dejarlo completamente lleno de saliva. Luego metió su pene flácido, todavía con residuos de semen, en aquel frondoso culo. A medida que la fricción aumentaba, el miembro se iba poniendo de nuevo duro. Ella dejó escapar de su ser esencial un alarido, él le apretó los pezones y se abrazo fuerte a su cintura para eyacular dentro de aquél cálido culo. 
 —El sueño es la metáfora de los desahuciados. Dijo ella y sonrío. 
 —La luna es un pentagrama para el músico solitario. Dijo él, ya exhausto y tumbado a su  lado. 
 —Las máscaras se multiplican en el ocaso del silencio. Dijo ella, acariciando su propio vientre.
 —Lo eterno es una calavera en la punta de unas lanzas, mientras danzan los apaches esperando el rito que ha de sacrificar vidas humanas en el incienso de unos caducos dioses. Dijo él lamiendo con suavidad los pechos de ella, sensibles, pequeñísimos, como los de una niña pequeña y asustada, perdida en mitad del desierto. El cactus. Los coyotes, el aullido. Todo pasó por la conciencia mientras él, sereno, hacía diminutos espirales de guerra en la punta de aquellos exquisitos pezones.
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Foto del autor Getzemaní González
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Ignacia Carrera

Que Sobrio, una lectura sensual y agradable.
Saludos, me gustó mucho leer aquel fragmento lleno de inspiración.
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September 12, 2013
 

Getzeman Gonzlez

Muchas gracias por el amable comentario.
Saludos.
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September 17, 2013

kalutavon

¡Ah que buen texto!, me ha traído hasta aquí el título, por lo de "dialógico", y me encuentro esta aportación sui géreris, en donde el sexo explícito -no me asusta, sólo hago la acotación- que describe el dialogo corporal, se mezcla contundentemente aleccionador con el dialogo verbal de los amantes, cargado de expresiones que por sí solas, la mayoría darían lugar a un ensayo. Si lo dialógico, en lo conceptual es aprendizaje, sería delicioso aprender lo sexual de la manera como lo describes. Aunque estoy de acuerdo con la parte de tu texto que dice: "Las palabras son vocablos de ceniza que se difuminan a la luz del sol…", decirte que tu texto ha dejado impronta en mi ánimo y que me ha sido grato, muy grato leerlo. Afectuoso saludo.
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September 12, 2013
 

Getzeman Gonzlez

Muchas gracias por el amable comentario. Si, hasta cierto punto vivo en la contradicción interna de pensar que las palabras no sirven para nada y, a su vez, responder mi llamado a escribirlas y hacerlas servir. Sólo lamento no haberle puesto en el título que no era apto para menores de edad. No hay clasificación en téxtale para textos como éste.
Saludos.
Responder
September 17, 2013

GLORIA MONSALVE

un saludo getzemani...
sexo narrado que pasa del sentir hay pensar... a lo que en el momento esta pasando por la cabeza de los amados en un acto sexual...
a mi me ha gustado
te dejo abrazos
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September 12, 2013
 

Getzeman Gonzlez

Muchas gracias por tu amable comentario.
Abrazos :)
Responder
September 12, 2013

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