Una mujer con tacones es sensual, perversa, elegante
Con lentes es interesante, reservada e inteligente
Con cabellos dorados delicada, sutil, femenina
Pero ninguna es más libre que la mujer que sabe callar, sabe llorar, sabe reír, con tan sólo escribir.
 
Existe un universo bajo la luna llena,
Vinos servidos y pasiones saciadas, tacones que deambulan de habitación en habitación buscando un verdadero dueño.
Lentes que caen y se destellan en pedazos, y en trozos buscan el verdadero sentido, lágrimas bajo el cielo gris y soleado penetran cada pudor.
Cabellos que al transcurrir el tiempo se desgastan y pierden el brillo y la juventud con la que se admiraban, banalidades que el tiempo con su desgracia dejan atrás;
Pero ésta libertad, el libre gozo de quién escribe,  ni la lluvia ni la tempestad la pueden destrozar.
 
Y sin redundancia, esas mujeres que sin necesidad de lucir tacones para atraer miradas, lentes para ser admiradas y cabellos para ser hermosas, utilizan un arma letal, un arma de doble filo, son esas mujeres que si les entregas tu amor lo pintan bajo el cielo y lo admiran cada noche, escriben para el, danzan y danzan y no agotan su amor, esas mujeres que hacen de una estrella un paraíso eterno, las que sin miedo se lanzan al precipicio para escribir de el, las que no le temen al fuego y deciden quemarse para luego escribir las heridas que causo, esas eternas mujeres que son poesía en carne, son diosas de vida, eternas mujeres ante un mundo mortal que creen en la fe de una utopía que no se ve, las que juegan con los fantasmas y asustan a los humanos; benditas e insaciables mujeres que nunca paran, nunca lloran, nunca callan. Tan sólo paran con una letra, lloran con una letra, callan con una letra.
 
Son esas mujeres que plasman vida en un papel, y hoy me considero una de ellas, pero así como yo existen miles, e infinitas gracias a ustedes… Mujeres que hacen de una estrella un paraíso.
 
Ustedes, nunca mueran.