Buscaba el significado del silencio en la estridencia,
fue en la algarabía donde pude  esclarecer mi duda:
El silencio, me dijo, es la coraza que al alma escuda
ante los reclamos enardecidos  de la conciencia.
 
Es el pasivo, lastre de nuestra condición humana,
cobardía con alforjas llenas de valor medroso.
Dolor ahogado, acallado, es un remedo del gozo,
negación del ser, la necia impotencia de quien lo ufana.
 
El silencio es aquel laberinto de donde escapamos
para inventarnos utopías en vigilias dormidas.
Es también el eco de nuestras pasiones reprimidas
desilusión de la vida para cuando despertamos.
 
Es, el silencio, la ausencia y presencia que comunica
contexto recurrente para callar lo que ignoramos
signo y símbolo, se detesta y luego glorificamos,
antítesis del ruido, que le da valor y lo explica.
 
Muchas veces, el silencio es la única alternativa
para no mentir en esta cultura del simulacro
donde engañar conduce de lo prosaico hasta lo sacro,
anagrama, que la verdad y la mentira cultiva.
 
Será cuestión de entenderlo sin pretender ser un genio
¡El silencio nace hermanado del caos primigenio!