• Jaime Acuña Jorge
cinicus
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De la vendimia dios, Baco, Aquí tienes un discípulo. Entre en mí el licor a saco, Salga al fin de este versículo. Puesto que rima en testículo Y mi gran picha está enhiesta: ¡Que dé comienzo la fiesta!   Dime amiga en dónde escondes Esa agraciada botella; Es de Albarei de los Condes, Procura no hacerle mella. Mi polla en tus labios sella La eternidad del instante: ¡Dirás que no tengo aguante!   Sustituto de la sangre, Vino viaja por mis venas; Si dejas que lo derrame, Aliviaré en ti mis penas. Porque corta tus cadenas Y deja suelta mi verga: ¡Que nunca a cabe la juerga!   Bebamos con vinolencia. Que no halle copa vacía. Es la madre de la ciencia La culta dipsomanía. En el fragor de la orgía, Diplopía de alto grado: ¿Quién acabará doblado?   ¿Qué quereis viles gusanos? ¿Qué la vid que sed apaga Cortemos con nuestras manos Porque Europa es la que paga? Mientras te quito la braga, Grito rasgando mis ropas: ¡Que se jodan las europas!  El Martín Códax me inspira, Me hace decir cosas tales, Que Wojtyla ya conspira “para curarme mis males”. No estás, cura, en tus cabales: ¡Sería alegría extrema Que dictases mi anatema!   De Dionisos en memoria Compuse este panegírico. Que se quede él con la gloria; Quedes tú con un mal vírico. A punto del coma etílico, Que son horas bien comprendo De poner fin a este engendro.
Ditirambo
Autor: Jaime Acuña Jorge  417 Lecturas
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Cuando se acaba el baile a dónde van las mariposas muertas? dónde se instala el hambre? qué misterio sucede en la cuneta de un corazón inane? Cuando termina el juego quién reparte las culpas inherentes a su fracción de tiempo? por qué te das la vuelta indiferente y huyes en silencio? Preguntas sin respuesta quién recoge el cadáver del amor y a dónde se lo lleva? por qué resuena el eco de tu voz aún en mi cabeza?
Canción I
Autor: Jaime Acuña Jorge  521 Lecturas
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En tu cuerpo desnudo he olvidado mis miedos, infantiles horrores que en las noches sin luna corrompían mis sueños con terribles argucias, obligando a aquel niño, a aquel ángel sin vuelo,   a vivir temeroso, ojeroso, discreto. Las pasiones humanas, las ardientes e impuras, las guardaba aquí dentro en mi edad inmadura, como dicen que oculta el avaro el dinero.   Crecí a golpes de vida, deshojando mis sesos, modelando mi carne hasta hacerla armadura con la cual yo pudiera, sin la mínima duda, trastocar mi apariencia convirtiéndola en hielo.   Pero un tímido día (delicioso recuerdo), caminando sin rumbo por una senda oscura, una luz solitaria despertó la ternura que hibernaba silente en mi gélido pecho.    Esa luz eras tú, provocando el deshielo de mi vieja coraza, hasta entonces robusta.  Esa luz eras tú, derogando la injusta, la tiránica ley, que me impuse hace tiempo.    En tu cuerpo desnudo he enterrado mi cuerpo. ¡Y he sentido mi piel tan pegada a la tuya, que el temor de no ser una piedra futura, arrumbada, indolora, se ha tornado en desprecio!   Y tu cuerpo ha venido a salvarme del tedio. Y tu cuerpo desnudo: breve canto de espuma.
Tus muslos son laderas encumbradas en las que quisiera trasnochar siempre y ser un caminante entre las brasas camino de tu sexo y de tu vientre Tus muslos son la patria que deseo la tierra que horadar con la mirada la puerta que me abres en silencio el surco de mi vida en tus entrañas Tus muslos son el muro que separa mi mundo de tu mundo y de ese mundo del futuro feroz que nos depara esta ansia insufrible de estar juntos Tus muslos servirán como alimento como fruta prohibida que repara a esta alma sólo cuerpo que poseo el día que nos veamos cara a cara Tus muslos me envenenan Anadía en las noches de sueños enredados morir entre tus muslos no sería menos dulce que hacerlo entre tus labios
 Contemplo hoy el mundo donde vivo, contemplomurallas erigidas sobre la Libertad como piélagos crípticos. Y el hombre sumergido bajo su propio odio. Y el miedo como medio...   Sin embargo qué fácil, qué sencillo sería, atraer madrugadas con un cielo imposible; repoblar las ideas con astillas candentes; o matar al tirano con un corte de manga...   Bastaría con uno, o con dos o tres hombres, que olvidasen el tedio de la vida inconsciente. Bastaría un berrido que aturdiese a la muerte. Bastaría el deseo...   Contemplo, en fin, el mundo donde habito.Contemplo la vida quieta; el tiempo como una foto fija. Sin embargo qué bello, qué valioso sería, dentro de lo probable, perseguir lo imposible...
Consideraciones
Autor: Jaime Acuña Jorge  345 Lecturas
(Demostración empírica)                          Aléjame del mundo. Llévame deprisa a la envolvente brasa augusta, cegadora, de la Nada.   No mires hacia atrás. No tengas esperanza: que todo resulte cotidiano, sin alhajas, sentimientos, ademanes, añagazas, ni cánticos, ni vértigos, groseras vocales alargadas  o arrebatos de muerte simulada.   Y sobre todo- y esto es un aviso- no pronuncies la irremediable, estúpida PALABRA... Consulta con Lucrecio: de la Nada no puede salir nada.
Te ofrezco todo cuanto tengo:                                                (todo Y poco más que nada) Un fragmento de vida no vivida, Un reloj sin pila, una almorrana, un puñado de hojas malescritas - y muy malintencionadas – Y poco más que nada.   Y te concedo el fruto De las testas que englobo en el escroto.
Se ha ido la luz: se me pudrió en las manos la flor azul.
Haiku II
Autor: Jaime Acuña Jorge  482 Lecturas
Yo me llevé la vida por delante, inscrita en el rumor azul de un cuento. Galopé a rienda suelta contra el viento. Fui el hacedor de mi destino errante. No serviré jamás de ejemplo andante al corazón que escapa del lamento. Mi fuero interno es terco y arrogante y el más fiero dolor es mi alimento. Del mundo he aprendido cuatro cosas, a saber: que el amor es sempiterno; sin espinas, las rosas no son rosas; que no hay felicidad sin desgobierno y en todo vientre danzan mariposas. Esto os puedo enseñar. Este es mi infierno.
Soneto IV
Autor: Jaime Acuña Jorge  776 Lecturas
Desertar de esta vida sin conciencia Desconocer el llanto y la amargura Ahogar en su sangre a la violencia Convertir el desierto en agua pura Hacer un dios de la concupiscencia Reinventar el amor y la impostura Regalarle mis dudas a la ciencia Aniquilar la fe de cualquier cura Trastocarle los versos a la aurora Anular de una vez a la tristeza Perseguirte feliz hasta la luna Arrancar tu pasión de donde mora Arrojar tu sostén a la maleza Poder ser tu veneno y tu vacuna
Soneto V
Autor: Jaime Acuña Jorge  546 Lecturas
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Horas apoltronadas bajo un sol de justicia en la vereda azul de tu sonrisa si no en la negritud de tu mirada Y el deseo de ser lágrima viva descendiendo despacio por tu espalda y esta sed de beber que es infinita de esos labios de carne desbordada Horas inmateriales bajo una luna austera por el sendero triste de tu ausencia ese camino gris pesado y grave Y esta ansiedad de alzar al fin las velas sin trazar ruta alguna en este viaje y que el vaivén salvaje de tus piernas no me impida lanzarme al abordaje Horas desagradables bajo una nube etérea en el rellano añil de tu conciencia exhalando suspiros irritantes Y estas ganas de asir tu cabellera reconocer tu pulpa ingobernable la impúdica raíz de tu corteza la suavidad serena de tus carnes
La mierda es arte y el arte es una mierda pinchada en un palo Esa tonalidad marrón caca en la cima del insulto al que contempla toda la basura post y posterior envasada al vacío Todo lo post por detrás ese gran ojete apurado hasta las heces Hay quien cuelga grandes cagadas en las paredes de su casa como un gran monumento al culo y a su zumo y qué es la belleza al fin y al cabo? una forma de esconder lo descompuesto lo podrido que está todo apenas arañado lo superfluo Y así concatenando zurullos nauseabundos asistimos al parto de lo feo de cojones para mayor gloria de los dadores de premios enlatados No existe peor mierda que la que se perfuma huele este poema y que te jodan
Mierda
Autor: Jaime Acuña Jorge  544 Lecturas
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Llegó desbaratando los asuntos, aquellos cotidianos asuntos tan banales como la vida misma. Llegó y la cristalera del patio del hastío se hizo añicos sin rastro del adoquín o piedra. Llegó -¡maleducada!- sin avisar siquiera, como arriba una carta inesperada al descreído muelle de la irritante espera. Y fue primero luz: una aurora insolente; fuego fiero, fulgor que enceguece los ojos de algún pequeño dios. Y después se fue sobre sus pasos, serena y descarada, como si nunca hubiese, ¡joder!, pasado nada...
Vosotros, ciudadanos, los que hurtáis a la Vida lo que dais al Trabajo, los que os habéis perdido tantos amaneceres que sólo sabéis de la luz eléctrica, vosotros, continúo, heredaréis el cielo y la tierra y los mares: Os usarán de abono. Vosotros, Oh, personas, después de tantos siglos escondiendo lo que sois, os miráis al espejo y sólo veis la máscara. Incapaces de asumir la derrota que significa vuestras vidas huecas, fingís sin dignidad que sois lo que no sois. Vosotros, coetáneos, discípulos correctos de toda teología, escupís alegres el paternóster del mono; vomitáis excusas para amasar papeles de colores e hipotecáis presentes a medio o largo plazo. ¿Qué sabréis del futuro?
Vosotros
Autor: Jaime Acuña Jorge  692 Lecturas
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“Nada es verdad, todo está permitido”(El Viejo de la Montaña) Cuando descubres que nada es verdad que nada             nada                     nada resulta invïolable aciertas a entender el orden invariable de las cosas ese Totum total totalitario que cerca al individuo reduciéndolo a lo ínfimo ...Son sin sentido
Son sin sentido
Autor: Jaime Acuña Jorge  322 Lecturas
Inscrito en mi memoria está tu nombre: Nada lo borrará a pesar del tiempo... ...Que lo grabó un cincel enamorado, que tú no comprendiste que el amor   se inspira con frecuencia en el deseo y el destino de dos cuerpos que se aman es fundirse y fundarse en otro nuevo, exento de prejuicios, de pretextos...
            No el olor de la tierra mojada, sino el olor propio de una noche de sábado bañada por la amargura del vodka; o el vodka bañado por la amargura propia de una noche de sábado y aderezado por el olor intenso de la tierra húmeda; o, lo peor de todo, ninguno de estos olores. Ningún olor. Quizás el perfume dulzón de la madrugada, con el cual te vas a la cama, con sus sábanas húmedas, amargadas, propias de una noche de sábado, e intentas dormir en vano, barruntando si tal vez, a lo mejor, el próximo sábado conseguirás que el domingo amanezca con el dulce sabor amargo de una entrepierna húmeda susurrándote a los labios que las noches de sábado ya no son para ti, machote... que estás acabado.
Proto-agonista
Autor: Jaime Acuña Jorge  353 Lecturas
FLOR AZUL que vienes de la oscura noche a desatar de nuevo mi alma cada sábado. Eres pura imagen viva de mi anhelo extremo. Vasta inquietud, te busco en el silencio críptico de esta tumba inhumana. Sólo existes tú: la muchedumbre no es sino el recuerdo de un fantasma.   FLOR AZUL, de tu cuerpo de ninfa voluptuosa emana mi presencia física de amante libertino. Lírica, curva, carnal dehesa.. dehesa de esas de seda rosa que en noches lunares se me enreda. Fantasea... dime que de noche, en tu cama impaciente, me esperas.
DIE BLAUE BLUME
Autor: Jaime Acuña Jorge  360 Lecturas
Sin embargo el espejo devuelve una figura de obsidiana y el puto tren fantasma arriba a la estación de la inocencia   Y tú de tan pura, tan etérea y tan soñada me resucitas con un   B E S O
Oh, el agón! Dos cuerpos se pelean. ¡La batalla! Tus labios espadañas Pezones retráctiles que arañan Oh, Eros y Oh, Thanatos!   Pero antes de darme la patada Comprueba que el deseo no respira Y mira hacia el mañana desnudo corazón.... arrepentida.
Arrepentida
Autor: Jaime Acuña Jorge  478 Lecturas
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( Habla el Lobo Feroz)   El amor? El      amor?   Olí las rosas de septiembre, lo recuerdo. Pero era tarde, tarde.          Y la luna no aulló al lobo. Saboreé el veneno astuto de la incipiente e insidiosa diosa.           Y la nada besó al lobo. Palpé, en la oscuridad nocturna, la trampa que intuía vaga mente.            Y la vida zahirió al lobo.  Oí el cantar zumbón, grosero, del pájaro profundo, del de dentro.            Y el sonido aturdió al lobo. Miré a mi alrededor, exhausto, medio loco y transido por el ansia.          Y de poco sirvió al lobo...   Maldigo los sentidos que forjaron mi lamentable condición de amante. Maldigo mi ebriedad superlativa,  maldigo a los demás                                    y me maldigo   por confundir la luna con un queso, por ser un lobo solitario entre una gran manada caníbal de corderos.
Sumido en los trasiegos de un ego irrenunciable No habitado por nada ajeno a sus enjundias, Discuto con mis huesos sobre el valor del aire Y escupo un conjugado de sangre por sus grutas.   Escucho los latidos de un corazón amable - apócrifo doctor ... pero perito en dudas- Y saco todo en claro sobre lo inevitable Y llego a conclusiones que arañan a la angustia.   Con la muerte disputo mis asuntos vitales Ungido por amor anárquico a la turba, Y desprecio a los cerdos que derraman la sangre De algunos hombres buenos que aúllan a la luna.   Me divierte pensar que cuando acabe el baile Y el compás de las horas se detenga en mi grupa, Habré dado que hablar. Y las autoridades Temerán que los niños imiten mi conducta.
Prometeo
Autor: Jaime Acuña Jorge  496 Lecturas
La lluvia acecha. Puedo seguir viviendo sin primavera?
Haiku I
Autor: Jaime Acuña Jorge  456 Lecturas
Qué decir de la vida? que pasa sobre mí inexorable sin pedirme permiso Gasto mis energías resolviendo presentes falsos o equivocados con la solemnidad de la oratoria fúnebre y mi cuerpo se arquea señalando hacia el suelo exhausto No fundaré una moral del hastío ni una filosofía para cerrar la boca del espanto La soledad es más fea que la muerte
Canción III
Autor: Jaime Acuña Jorge  516 Lecturas
Como la lluvia empapas y luego marchas tranquila elemental Como la lluvia sonora sin estridencia ligera y lateral Como la lluvia que baja y limpia todo discreta después se va Como la lluvia sujeta por una nube selecta volando vas
Como la lluvia
Autor: Jaime Acuña Jorge  474 Lecturas
No hay alrededor sino vacíoy el aliento helado de un aire espúreoPero dentro es peor El desalinetoamenaza las ruinas desoladasLa isla es un desierto seco y ajadoajado por el tiempo y el espacioy toda plenitud es negativacuando no decididamente vanaAsí los hombres huyen al nombrarlacon el miedo dibujado en sus rostrosNo saben que la isla se les pareceporque piensan que son privilegiadosPero la terca verdad siempre asomalas narices y enfrenta las falaciasTodo hombre es la isla y ella es todossingularmente la isla es cada hombre
La isla
Autor: Jaime Acuña Jorge  461 Lecturas
Si el amor no fuese una mentira, vana expresión de sentimientos vanos, quizás mi corazón tendría vida, vida que yo pondría entre tus manos.   Si el amor no fuese una falacia, un no sé qué de tirios y troyanos, tal vez este rincón sería Arcadia en lugar de un horrísono pantano.   Si el amor no fuese un puro invento, un juego que jugaban los enanos, un vomitivo en flor, un triste cuento que nos gusta contar a los humanos...   -Y si fuese verdad, sencillamente?   Sencillamente yo, creyente ufano, prosternado en silencio ante tu vientre, volvería a vivir aquel verano.
Aquel verano
Autor: Jaime Acuña Jorge  477 Lecturas
Ya no te busco con incertidumbre en la espesura de este bosque humano ya no es mi voluntad ir a buscarte siguiendo el eco de mis propios pasos Sí te busqué con rabia en el pasado escudriñando ansioso entre el follaje con la tonta esperanza adolescente de dejarme la vida en encontrarte Quizás te tuve entre mis torpes manos en alguna ocasión afortunada y te dejé marchar sin darme cuenta de que se iban contigo mis entrañas Pero a día de hoy pienso y declaro cansado de este esfuerzo improductivo que es inútil buscar lo que no existe aunque el corazón diga lo contrario Ya no te busco y me parece triste que tu luz no ilumine mi camino aunque también es cierto que no abjuro de haber perdido tanto tiempo en vano
Ya no te busco
Autor: Jaime Acuña Jorge  454 Lecturas
Corazón desnutrido la silueta del terco funcionario amador regurgitará un día floreciente carroña del sobaco de dios en el zaguán soleado del día de mañana brotará sin remedio sin esperanzadora fe de peluquería esa vana ilusión que me obliga a temblar en el zaguán soleado del día de mañana toda filosofía se caerá por su peso cual manzana podrida con toda gravedad y la legión infame devorará a sus vástagos mientras los enculados por los amaneceres esos analfabetos de las dicotomías ebrios de sus quehaceres producirán sus mierdas en proporciones bíblicas consumidos por su ego y vencidos por su ira entre el todo y la nada el gran ojete núbil que algunos llaman orbe se morirá de envidia mirándote a los ojos y sabiéndote mía porque cuando reviente esta puta mentira tú estarás para verlo sentada en un sillón en la primera fila con las piernas cruzadas y con las mariposas revoloteando ecuánimes dentro de tu cintura hasta que llegue yo corazón desnutrido desnudo devaluado metódico asesino de momentos pasados a la sombra del tiempo y tú bajo mi abrazo de matador de osos entre el polvo infinito corregirás la mueca de tus hambrientos labios iluminando el mundo con tu feroz sonrisa y ese será el principio del resto de tu vida
A la deriva cuando el mar se agota en tu piel incrédula sin rumbo fijo navego por tu costado con mi barco ebrio yo venciendo soledadades concretas yo amparado en tu contorno cálido Morirán las penurias asombradas bajo tus pies descalzos Extirparás cien dudas inquietantes entreabriendo y cerrando tus pestañas ese será el suicidio de la tormenta negra No permitas que acabe la resaca que ondee tu saliva sobre mi calavera y haz que el viento no pueda avivar la tristeza
A la deriva
Autor: Jaime Acuña Jorge  514 Lecturas
Imagino tu vientre torturado por las mariposas ciegas que torturan mi vientre y tu estómago destrozado por una duda feroz que lleva mi nombre escrito en un costado. Imagino tus pechos desbordados de besos aún no dados, de caricias suaves que las yemas de mis dedos te darán sólo si quieres sentir tus pezones erizados por un deseo en flor. Te imagino así... Imagino tus manos renunciando a la nada; tus dedos afilados acuchillando fieramente mi espalda mientras te ríes del mundo con tu sonrisa amable. Imagino tu boca sentenciando mi vida entera entre tus labios perfumados de sexo; la humedad profunda de esas alas sangrantes desvistiendo mi alma airadamente, con la certeza de las balas. Te imagino así... Imagino tu desnudez interrogante destrozando mi mirada, despojándome de mí mismo con la misma sencillez con que te quitas las bragas. Imagino tus ojos descarados encontrando la respuesta que ya conoces en mis pupilas: Mi desnudez colgando de tus pestañas. Te imagino así... Imagino tus dientes dándose la bienvenida al festín de la piel, devorando mi carne con el ansia violenta de la necesidad y la fiebre impúdica de la pulsión sexual. Imagino tus muslos incitándome al baile de sombras entre sábanas, atrayendo mis caderas a tu infierno apenas entreabierto. Y yo hundido entre tus llamas. Te imagino así... Imagino tu voz a viva voz cambiando mi mundo desde tu garganta; el eco sonoro de tus palabras acariciando mis tímpanos como cantos de sirena. Imagino cómo sería perderse en ti y no encontrar jamás el camino de vuelta. Vivir perdido entre tus brazos y no salir jamás al mundo...
I Las estrellas del cielo se han podrido de envidia de tus brillantes ojos y yo busco la luz que ilumine mi vida en tus brillantes ojos y camino sin prisa buscando entre las sombras la luz de tu mirada y tú te abres de ojos mostrándome entre bromas la luz en tu mirada II Tu mirada exquisita en tus ojos castaños limpios claros profundos como el agua de un río yo me baño en tus ojos con mis ojos cansados cansados de haber visto lo terrible y lo críptico Tu pupila redonda libertina y perfecta es reflejo seguro de tu esencia más íntima y tus párpados finos guardan una secreta comunión con las aves y las rutas marítimas Tus pestañas danzantes aletean con gracia dando al viento el poder de esparcir la semilla de un amor decidido que se mira a la cara y se enfrenta en voz alta a la melancolía
El ansia de sentir el roce de tu mano tu mano voladora fina y suave contra una mano mía diosa que me estremece y me devuelve terca el mismo sueño El ansia de sentir el roce de tu mano Quiero cantar sin voz a tus manos desnudas hacer la apología de tus dedos de tus dedos pequeños tus dedos como imanes quiero decirte que amo esas dos manos como se ama a un amor largo tiempo añorado Sólo aspiro a morir bajo tu mano amable en una noche azul como las flores que crecen en mi pecho y de mi pecho salen camino de tus uñas como dagas para morir al fin al término del viaje Y renacer recreado por tus dedos expertos mi silueta febril perfeccionada por la memoria táctil de tus dígitos sabios pariéndome de nuevo cada tarde dibujado en el aire con un gesto elegante Quiero que me recorra el eco de tus manos quiero sentir tus huellas dactilares emborronar mi piel sedienta de ese instante y besarte las manos en silencio para darte Anadía las gracias por tocarme
I ( Prefacio) Yo pronuncio tu nombre lentamente, lo susurro en mis sueños noche y día, me asalta a cualquier hora de repente, se escapa de mis labios: ¡Anadía! Me ocurre estando solo o entre la gente, sin freno, sin control o alevosía, y aunque quiera apartarlo de mi mente, mi mente escupe terca: ¡Anadía! ... II Tu nombre no es de flor pero parece azul como la flor que nunca se marchita y se mantiene intacta mientras todo revienta Tu nombre sabe a cielo y sabe a infierno el cielo de tu boca el infierno de un beso y tus dientes perlados mi propio purgatorio Tu nombre se parece al amor que te tengo en que ambos son regiones del ignoto universo inabarcables e imperecederas Tu nombre es el lamento de un poeta en sus primeros versos tus ojos y tu boca son la estrofa y tu cuerpo encendido es el poema III (Epílogo) Anadía lo escrito escrito queda negro sobre blanco ni el viento más feroz ni el tiempo en su vertiente de letal asesino podrán borrar jamás las palabras que he escrito y que te nombran palabras que acaricio para tenerte cerca para evitar el hastío del abrazo imposible para ganarle la guerra a la tibia espera que me mata parsimoniosamente por eso nunca dejo de pronunciar tu nombre
Acostumbro a dormir donde el sueño me atrape bajo un puente romano vencido por los siglos quizás entre la hierba o la ceniza bajo un árbol tal vez con su coro de pájaros y sueño con la vida y nada temo del unicornio negro del orco maloliente ni de la ira terrible de un dios absolutista que clama venganza contra el descreído quiero decir que duermo tranquilo e impasible sin esperar siquiera que vengan a buscarme fantasmas del pasado armados de silencio o demacrados zombies con sotana Pero hoy me retuerzo intranquilo entre las sábanas y no puedo dormir me asalta tu recuerdo las horas impagables de charlas y de risas la imposiblidad de darte un beso un delirio febril me atenaza por dentro congelando mis órganos con su temida nieve pátina de terror y de desasosiego paralizante blancura encrespada y maldigo mil veces tu inevitable ausencia y detesto la vida y la muerte y la espera la horrible sensación de ser menos que nada ese miedo mortal de no tenerte porque quiero poder mirarnos frente a frente dormir entre tus piernas el sueño de los justos buscando en tu cintura el calor de tu boca y sólo despertar cuando tú me despiertes
En una noche incierta dibujada la cúpula con esos puntos blancos que tú llamaste estrellas yo me vi sonriente bajo tu abrazo cálido Señalando la luna con una mano erguida me dijiste entre dientes que el deseo se cura y tomando mi mano la acercaste a tu vientre Y en esa noche incierta desgastamos los labios vaciando la saliva con las bocas abiertas y mi lengua arrastrando a tu lengua encendida Hacia el último averno Luego se hizo el silencio y mientras yo jugaba a peinar tu cabello una sombra de duda se instaló en tu mirada Y ya no hubo más noches te llevaste el deseo guardado en un bolsillo y ni un solo reproche sólo pude quedarme tu sabor y tu olvido
Canción II
Autor: Jaime Acuña Jorge  463 Lecturas
Abrazador de vasos acechando ebriedades huérfanas y siempre el mismo anhelo helado Por mis venas se arrastra la muerte prematura de un sueño de un instante inmortal sellado Como sólo otro cuerpo puede asir mi contorno te llamo para que nunca vengas aléjate Que mi falta de ti no vomite las sobras inútiles de mi ser desechado y seco Cuando llegue mañana no tendré tu recuerdo ni a ti tan sólo melancólica tristeza Ni un futuro pasado ni un presente infinito ni nada de la nada a la nada un paso
Nada
Autor: Jaime Acuña Jorge  459 Lecturas
A fin de cuentas ni los amaneceres ni la luz de la luna son asombrosos siempre Por qué iba a esperar que tú lo fueras Si en realidad no existes? No eres más que un deseo o lo que es mucho peor una idea sólo ese no sé qué de platonismo que no puedo despreciar todavía A fin de cuentas ni las ninfas que amé apasionadamente fueron mucho mejores que las que me follaron de rodillas en la cama como perras en celo unas se desentendieron por listas otras por puro hastío incluso puede que por asco alguna A fin de cuentas tampoco es que me importe como un gato me lamo las heridas y me río de cuantos Paraísos he echado a perder por culpa de mi falta de egoísmo por querer ser el único en la vida de todas las mujeres de mi vida
No sólo tu silencio me hace daño esta tarde anuda mi garganta una melancolía de muerte de descenso al abismo asombrado No hay luz porque te has ido y no hay sangre en mis venas sólo me quedan lágrimas lágrimas ensartadas ensartadas y yertas sobre sombras ridículas Acaso las estatuas vierten lágrimas negras? a ras del suelo pasas a ras del suelo dejas negritud y silencio y distancia y olvido Florecerá el hastío sobre mi cráneo extinto Brotarán las raíces sobre tu calavera por culpa de otro dios degenerado y vacuo Y lo que más me duele lo que a mí me envenena no es el no tenerte es que ya no me tengas
Malicia Casanova: todo es nada... Nada te ofreceré. Te daré todo. La espina de mi vida en tu mirada. La palpitante luz que extingue el lodo. Bajo tus pies descalzos pondré el cielo de mi universo azul. Y en tu barbilla, bendita redondez que emprende el vuelo, la sustancia, el fulgor, la maravilla. Seré un gusano por tu piel desnuda, viajero que se arrastra infatigable buscando entre la seda alguna duda, algún rumor secreto, impenetrable. Olvídate de la vereda muerta, de preguntarte dónde, cómo y cuándo; levántate y camina hacia la puerta: Es el amor, amor, que está llamando.
Malicia
Autor: Jaime Acuña Jorge  505 Lecturas
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