La Carta ¡Que llamen rápido a la ambulancia, pobre hombre va a morir desangrado!… Eran los gritos de la multitud al ver aquella camioneta Nissan D-21 estrellada contra un árbol, mientras el vapor que escapaba del radiador de la misma hacía que una nube de vapor cubriera el cuerpo de su conductor, quien a pesar del gran accidente que acababa de protagonizar había tenido las fuerzas para bajarse de la misma y caminar un par de pasos entes de quedar tendido junto a la vereda con un corte en la cabeza que llegaba desde un lado a otro de la frente, cubriendo con sangre la cicatriz que tenía, casi del mismo tamaño… Rigoberto, un hombre de unos treinta y cinco años, de cabeza rapada para disimular su falta de pelo, al verlo a simple vista era un hombre de estatura mediana y en cuanto a su inteligencia, dejaba bastante que desear, pues también era conocido como el loco, ya que había ocasiones en las cuales empezaba a murmurar palabras que nadie mas que el podía entender, o traía al presente cosas que hacia muchos años habían ocurrido, desde hacía un tiempo se había sentido enfermo, tenía dolores de cabeza que lo atormentaban durante el día, muchos doctores le habían dicho que era efecto de la luz, sin embargo una vez que visitó a un neurólogo, este le pidió un scanner, haber si podía descubrir que andaba mal con el. Sin embargo la sorpresa que se llevó el doctor fue enorme, junto a su cerebro, había una pequeña masa, de no más de cinco centímetros, la que afortunadamente estaba en un lugar muy fácil de extraer. El doctor llamó incluso a unos colegas de Norteamérica para comentarles lo que había encontrado en la cabeza de su paciente, llegando a la conclusión que cuando Heriberto estaba en el vientre había absorbido a su hermano. Desde aquella operación, Heriberto no volvió a ser el mismo, ya no hablaba incoherencias, se había vuelto una persona distinta, no sentía cansancio y cada noche se mandaba a cambiar de la casa, es mas había arrendado una casa bien lejos de sus padres, sin embargo, cada mañana llegaba a la casa de estos a buscar la camioneta para salir a repartir el pan como siempre lo había hecho. Su madre le reprochaba mucho que se hubiera ido de la casa, y nunca los hubiera llevado a conocer donde vivía, si tenía una novia, no sabían nada, absolutamente nada de él, salvo que estaba bien y si le preguntaban algo daba media vuelta y se iba, regresando solamente al día siguiente en busca del vehiculo para salir a repartir lo acostumbrado. Un día su madre decidió seguirlo, vaya sorpresa con la que se encontró ahora su hijo se había vuelto homosexual, estaba viviendo con un viejo por lo menos cuarenta años mayor, la pobre vieja, casi se desmayó de la impresión, sin embargo sacó fuerzas de flaqueza y se decidió volver a casa jurándose que nunca le contaría a nadie lo que había visto, guardando solamente para ella la belleza y enormidad de la casa, tenía un jardín inmenso, un patio de al menos cien metros de fondo, era como si la casa estuviera en medio de un parque. Una tarde, Heriberto llegó a la casa, y no había quien le recibiera con los brazos abiertos como era la costumbre, entró a la biblioteca y allí estaba la caja de fondos con las llaves puestas, y sobre el escritorio una carta aun sin sobre, y la pluma sobre esta; Querido Heriberto, Debo viajar a Suiza. Las razones del porque no te pedí que me acompañes no te las puedo explicar, sin embargo te pido me tengas paciencia porque pretendo regresar pronto. Como sabes últimamente no he estado muy bien de salud, motivo por el cual debí adelantar mi viaje, eres y serás el amor de mi vida, es por ello que dejo las llaves de la caja de seguridad puestas, para que puedas tener acceso a todo lo que necesites, las llaves del auto tu sabes donde las guardo, y ten en cuenta que puede haber envidiosos que pensarán mal de ti es por ello que te pido que guardes bajo llave la carta. Un beso. Siempre tuyo. Osvaldo Utorriegorriaga Aquella tarde Heriberto se sintió muy cansado, como si hubiera estado trabajando un día completo como lo hacían sus tíos en el campo, era como si le hubieran dado una paliza, le dolía la espalda, las brazos inclusive los dedos, apenas puso la cabeza en la almohada cerró los ojos. Aquella noche tuvo sueños bien desagradables, casi como si hubieran sido una pesadilla, soñó que estaba en un bar y había conocido a una rubia estupenda, que vestía un corto vestido, rojo y que sin demora la había llevado a su casa, ya que ahora no estaba el dueño del hogar, podía dar rienda suelta a sus deseos carnales con el sexo opuesto, ya empezaba a tener sexo por segunda vez cuando al mirar bajo la almohada estaban las llaves de la caja fuerte, y de pronto se abría la puerta y allí estaba Osvaldo, apuntándolos con una pistola, y al momento de disparar un trueno se confundió con el sonido del arma sacándolo de aquella pesadilla. Pasaron dos meses desde que Osvaldo se había marchado y ni siquiera le había llamado, una vez para saber como estaba la casa o como estaba el perro regalón, para Heriberto la partida de Osvaldo había sido la completa liberación, ya que ahora tenía dinero, auto de lujo al cual cualquier mujer se subía con la predisposición a tener sexo con el él. La noche estaba bastante avanzada cuando a la distancia divisó la silueta de una mujer, esta en primera instancia se negó a subir al auto, pero ante las palabras de Heriberto decidió a acompañarlo a tomar un trago a su casa, para quedarse por un tiempo indeterminado en el lugar. Bueno no podemos olvidar taal como había dicho que Heriberto cumplía sagradamente con su trabajo, a pesar que ahora tenía dinero, y todos los días hacia la ruta del reparto, cuando de pronto al mirar por el espejo retrovisor vio el parpadeo de unas luces azules, las que pronto desaparecieron, deben ir siguiendo a algún malandrín, cuando al mirar nuevamente vio que estaban muy cerca de él. En un acto de locura pisó el freno de su camioneta haciendo que los detectives se estrellasen contra s vehiculo, para salir huyendo a toda velocidad, sin tener la suerte, el vehiculo policial pudo seguirle, por cierto a una velocidad un poco menor ya que los policías habían quedado algo atontados con el golpe. Las calles se habían convertido en una autopista para Heriberto, cuando de pronto, le ocurrió lo que hacia mucho tiempo no le ocurría, su mente quedó en blanco y continuó con su loca carrera hacia la casa de Heriberto, de pronto recuperaba la consciencia y de pronto la volvía a perder, cuando muy cerca de la gran casona su mente se volvió un pañuelo en blanco, logrando reaccionar cuanto su cabeza golpeó contra el parabrisas de su camioneta Nissan D-21, la cual se había estrellado contra un grueso árbol. ¡Que llamen rápido a la ambulancia, pobre hombre va a morir desangrado!… Gritaba la gente que había llegado al lugar, Heriberto a pesar del gran golpe había logrado salir de la camioneta y posarse en el suelo, justo el en lugar donde el viento llevaba el vapor del radiador de la camioneta que se había echo añicos, tenía un corte que cruzaba de un lado a otro la frente, un poco mas arriba de la cicatriz de la operación que le practicaran tiempo atrás, intentaba sentarse pero se caía de espaldas, mientras que entre nubes miraba como se acercaban rápidamente las luces azules y blancas parpadeantes, de improviso se puso en pie, caminando afirmado de la reja los veinte pasos que lo separaban de la puerta de la casona, no sin dificultad abrió la puerta dejándola abierta, afirmándose en los muros logró llegar a la biblioteca, fue allí donde escucho unos golpes, al abrir la puerta que comunicaba a una sala secreta de libros encontró a Isabel, la joven que se había quedado a vivir en la casa, estaba atada de pies y manos mientras una mordaza cubría su boca. Heriberto dejó la puerta de aquel lugar abierta para abrir la caja y sentarse luego en el escritorio, sosteniendo con ambas manos la carta que le dejara Osvaldo. Mientras se escuchaba como los policías entraban en la casa y gritaban que se quedara quieto porque iban a disparar; Heriberto Chandía se le busca por la desaparición de Osvaldo Utorriegorriaga, Camila Llorente, Francisca Flores, Carolina Bilbao, Jean Veliz, e Isabel… Señor poli-po-po-policia-dijo Heriberto a punto de desfallecer-Osvaldo viajó a suiza, lea esta ca, ca, carta. El policía dirigió su mirada a una hoja en blanco, manchada con sangre, que Heriberto sostenía entre sus manos, mientras se desplomaba sobre el escritorio, quedando allí con la vista fija en el jardín, para siempre. Fin. Caranndor
"por la razon o la fuerza"es lo que reza el escudo de este mi pais llamado Chile,es en estos momentos en que me pongo a pensar si no debiera cambiarse "por la fuerza de la razon".aunque parecen frases muy parecidas son muy distintas entre si,y es en estos momentos donde toma mas fuerza, ya que la violencia utilizada por Israel está haciendo un daño enorme y como siempre y en toda guerra, ya sea declarada o no, quienes sufren son los inocentes, en este caso niños y personas que en muchas ocasiones no tienen nada que ver, siendo sus armas el esfuerzo y la esperanza de poder vivir y ver crecer a los suyos en paz.Me pregunto y los llamo a preguntarse si un niño que crece mutilado a causa de una guerra sin sentido podra crecer y vivir en paz, o seran las cicatrices quienes alimenten el odio y nuevamente cobre validez la "razon o la fuerza"
Textale Se dice que las langostas son una plaga, ya que todo consumen a su derredor, en fin ellas lo hacen por la supervivencia de su especie, en cambio nosotros quienes nos consideramos una raza “inteligente” estamos destruyendo todo lo que nos rodea, es nuestra culpa la extinción de muchas especies y la contaminación de nuestro entorno, nuestro ego nos lleva a cometer muchas locuras, atacamos sin pensar el daño que podemos hacer, o lo que considero realmente repugnante es hacerse pasar por muerto para obtener un poco mas de lecturas como hubo un caso hace un tiempo, yo tengo el defecto para algunos sin embargo yo no lo considero así y es el creer en las personas, debo confesar que caí como un vil necio en esa jugarreta, a la cual no había sido invitado, es mas sentí un gran dolor ya que vino a mi memoria los duros momentos por la perdida de mi madre. Inclusive me di un tiempo para escribir y dedicar un poema, acto que consideré correcto, también les confieso que recibí un mensaje por privado, del perfil llamado Cemento, no venía ninguna frase de agresión, solamente me decía que no fuera ingenuo. Hace un tiempo miraba téxtale y me sentía orgulloso de la cantidad de actividad que había a diario, ahora sin embargo miro con pena la poca actividad que hay. Hay textos que son de una calidad extraordinaria y sin embargo tienen una décima parte de las lecturas que tiene un texto dedicado para atacar a otra persona o uno que se escribe para pasar por victima. No soy quien para decir lo que deben o no deben hacer, si es un acto moral o inmoral atacar o hacerse la victima, solo se que ambos actos son realmente patéticos pues ambos tienen como fin ser los mas leídos de la semana o de el mes. Un cordial saludo y reitero mi llamado a no destruir este espacio. Caranndor
LA FOCA JACINTACuando viene Jacintacon un globo de solyo me río contento y le doy una flor. Es Jacinta la foca que se hace querer con un salto brillanteen la vuelta al cordel. En las aguas sonríecon su canto de mar de contenta me dice¿y tú quieres jugar? Es Jacinta mi amiga que me hace reír voy corriendo en un globo a decirle que sí.
PREGUNTAS SOBRE EL TABLÓN¿Qué hace el tablón abandonado al barro? y los marcos de ventana con sus vidrios sobre el pasto? ¿A qué paisajes los llevó el tiempo?¿en qué rincon de los recuerdos deambularon los fantasmas? Cae lenta la lluvia y el frío recorre mis mejillasHundo mis zapatos en el barro y mi bufanda vuela. Muros que gastados se quiebran en suspiros. tejas sobre el suelo donde aguardan las arañas ¿Qué delirios guardan esas vigas desgastadas? Alguna ráfaga de balas voraces en busca de unos ojoso el vino abandonado que se volvió vinagre? ¡Ay, casa que vas entre las ruinas y el olvido!Puente que en un día las rocas te invadieron Tierra que agitada recorrias mis ciudades Muerte que al galope sorprendías mis temores. ¿Qué hacen tus recuerdos en esta congoja mía? Aquí me vienen en cada respiro, y aquí te llamo ¡Hogar de mis jardines, abrazo de los míos!
Tu imagen disoluta sin acento se manifiesta, para luego despeinarme el alma quien desinquieta se asombra. Y te pregunto entonces, ¿Qué rumbo llevas?, te invito entre mis sueños a ser una cobertura de mi vida en este ahora Y tú, cobarde, sin fin … como siempre en tu mutismo, abonando a ese silencio sin decir esta boca es mía, como caída de aguas que sofocan este ambiente fragmentado entre coloquios de silencio. Te miro a través de los cristales de mis lentes otreras las golondrinas, van y vienen de mi balcón apesadumbrado, al recuerdo inagotable de los tuyos… ¿Como pintar la historia de mi vida?¡ son tantas cosas! Te he querido desde la inmediatez , en el silencio , anclada siempre en ese espacio escindido de tus melancólicos ojos grises, en el callar brumoso de una eterna agonía... Pero tu nombre viaja nómada desde que te fuiste Eres esa caricia inédita que se transparenta en el deseo lúdico que copula solo en mis sueños…
La Carta ¡Que llamen rápido a la ambulancia, pobre hombre va a morir desangrado!… Eran los gritos de la multitud al ver aquella camioneta Nissan D-21 estrellada contra un árbol, mientras el vapor que escapaba del radiador de la misma hacía que una nube de vapor cubriera el cuerpo de su conductor, quien a pesar del gran accidente que acababa de protagonizar había tenido las fuerzas para bajarse de la misma y caminar un par de pasos entes de quedar tendido junto a la vereda con un corte en la cabeza que llegaba desde un lado a otro de la frente, cubriendo con sangre la cicatriz que tenía, casi del mismo tamaño… Rigoberto, un hombre de unos treinta y cinco años, de cabeza rapada para disimular su falta de pelo, al verlo a simple vista era un hombre de estatura mediana y en cuanto a su inteligencia, dejaba bastante que desear, pues también era conocido como el loco, ya que había ocasiones en las cuales empezaba a murmurar palabras que nadie mas que el podía entender, o traía al presente cosas que hacia muchos años habían ocurrido, desde hacía un tiempo se había sentido enfermo, tenía dolores de cabeza que lo atormentaban durante el día, muchos doctores le habían dicho que era efecto de la luz, sin embargo una vez que visitó a un neurólogo, este le pidió un scanner, haber si podía descubrir que andaba mal con el. Sin embargo la sorpresa que se llevó el doctor fue enorme, junto a su cerebro, había una pequeña masa, de no más de cinco centímetros, la que afortunadamente estaba en un lugar muy fácil de extraer. El doctor llamó incluso a unos colegas de Norteamérica para comentarles lo que había encontrado en la cabeza de su paciente, llegando a la conclusión que cuando Heriberto estaba en el vientre había absorbido a su hermano. Desde aquella operación, Heriberto no volvió a ser el mismo, ya no hablaba incoherencias, se había vuelto una persona distinta, no sentía cansancio y cada noche se mandaba a cambiar de la casa, es mas había arrendado una casa bien lejos de sus padres, sin embargo, cada mañana llegaba a la casa de estos a buscar la camioneta para salir a repartir el pan como siempre lo había hecho. Su madre le reprochaba mucho que se hubiera ido de la casa, y nunca los hubiera llevado a conocer donde vivía, si tenía una novia, no sabían nada, absolutamente nada de él, salvo que estaba bien y si le preguntaban algo daba media vuelta y se iba, regresando solamente al día siguiente en busca del vehiculo para salir a repartir lo acostumbrado. Un día su madre decidió seguirlo, vaya sorpresa con la que se encontró ahora su hijo se había vuelto homosexual, estaba viviendo con un viejo por lo menos cuarenta años mayor, la pobre vieja, casi se desmayó de la impresión, sin embargo sacó fuerzas de flaqueza y se decidió volver a casa jurándose que nunca le contaría a nadie lo que había visto, guardando solamente para ella la belleza y enormidad de la casa, tenía un jardín inmenso, un patio de al menos cien metros de fondo, era como si la casa estuviera en medio de un parque. Una tarde, Heriberto llegó a la casa, y no había quien le recibiera con los brazos abiertos como era la costumbre, entró a la biblioteca y allí estaba la caja de fondos con las llaves puestas, y sobre el escritorio una carta aun sin sobre, y la pluma sobre esta; Querido Heriberto, Debo viajar a Suiza. Las razones del porque no te pedí que me acompañes no te las puedo explicar, sin embargo te pido me tengas paciencia porque pretendo regresar pronto. Como sabes últimamente no he estado muy bien de salud, motivo por el cual debí adelantar mi viaje, eres y serás el amor de mi vida, es por ello que dejo las llaves de la caja de seguridad puestas, para que puedas tener acceso a todo lo que necesites, las llaves del auto tu sabes donde las guardo, y ten en cuenta que puede haber envidiosos que pensarán mal de ti es por ello que te pido que guardes bajo llave la carta. Un beso. Siempre tuyo. Osvaldo Utorriegorriaga Aquella tarde Heriberto se sintió muy cansado, como si hubiera estado trabajando un día completo como lo hacían sus tíos en el campo, era como si le hubieran dado una paliza, le dolía la espalda, las brazos inclusive los dedos, apenas puso la cabeza en la almohada cerró los ojos. Aquella noche tuvo sueños bien desagradables, casi como si hubieran sido una pesadilla, soñó que estaba en un bar y había conocido a una rubia estupenda, que vestía un corto vestido, rojo y que sin demora la había llevado a su casa, ya que ahora no estaba el dueño del hogar, podía dar rienda suelta a sus deseos carnales con el sexo opuesto, ya empezaba a tener sexo por segunda vez cuando al mirar bajo la almohada estaban las llaves de la caja fuerte, y de pronto se abría la puerta y allí estaba Osvaldo, apuntándolos con una pistola, y al momento de disparar un trueno se confundió con el sonido del arma sacándolo de aquella pesadilla. Pasaron dos meses desde que Osvaldo se había marchado y ni siquiera le había llamado, una vez para saber como estaba la casa o como estaba el perro regalón, para Heriberto la partida de Osvaldo había sido la completa liberación, ya que ahora tenía dinero, auto de lujo al cual cualquier mujer se subía con la predisposición a tener sexo con el él. La noche estaba bastante avanzada cuando a la distancia divisó la silueta de una mujer, esta en primera instancia se negó a subir al auto, pero ante las palabras de Heriberto decidió a acompañarlo a tomar un trago a su casa, para quedarse por un tiempo indeterminado en el lugar. Bueno no podemos olvidar taal como había dicho que Heriberto cumplía sagradamente con su trabajo, a pesar que ahora tenía dinero, y todos los días hacia la ruta del reparto, cuando de pronto al mirar por el espejo retrovisor vio el parpadeo de unas luces azules, las que pronto desaparecieron, deben ir siguiendo a algún malandrín, cuando al mirar nuevamente vio que estaban muy cerca de él. En un acto de locura pisó el freno de su camioneta haciendo que los detectives se estrellasen contra s vehiculo, para salir huyendo a toda velocidad, sin tener la suerte, el vehiculo policial pudo seguirle, por cierto a una velocidad un poco menor ya que los policías habían quedado algo atontados con el golpe. Las calles se habían convertido en una autopista para Heriberto, cuando de pronto, le ocurrió lo que hacia mucho tiempo no le ocurría, su mente quedó en blanco y continuó con su loca carrera hacia la casa de Heriberto, de pronto recuperaba la consciencia y de pronto la volvía a perder, cuando muy cerca de la gran casona su mente se volvió un pañuelo en blanco, logrando reaccionar cuanto su cabeza golpeó contra el parabrisas de su camioneta Nissan D-21, la cual se había estrellado contra un grueso árbol. ¡Que llamen rápido a la ambulancia, pobre hombre va a morir desangrado!… Gritaba la gente que había llegado al lugar, Heriberto a pesar del gran golpe había logrado salir de la camioneta y posarse en el suelo, justo el en lugar donde el viento llevaba el vapor del radiador de la camioneta que se había echo añicos, tenía un corte que cruzaba de un lado a otro la frente, un poco mas arriba de la cicatriz de la operación que le practicaran tiempo atrás, intentaba sentarse pero se caía de espaldas, mientras que entre nubes miraba como se acercaban rápidamente las luces azules y blancas parpadeantes, de improviso se puso en pie, caminando afirmado de la reja los veinte pasos que lo separaban de la puerta de la casona, no sin dificultad abrió la puerta dejándola abierta, afirmándose en los muros logró llegar a la biblioteca, fue allí donde escucho unos golpes, al abrir la puerta que comunicaba a una sala secreta de libros encontró a Isabel, la joven que se había quedado a vivir en la casa, estaba atada de pies y manos mientras una mordaza cubría su boca. Heriberto dejó la puerta de aquel lugar abierta para abrir la caja y sentarse luego en el escritorio, sosteniendo con ambas manos la carta que le dejara Osvaldo. Mientras se escuchaba como los policías entraban en la casa y gritaban que se quedara quieto porque iban a disparar; Heriberto Chandía se le busca por la desaparición de Osvaldo Utorriegorriaga, Camila Llorente, Francisca Flores, Carolina Bilbao, Jean Veliz, e Isabel… Señor poli-po-po-policia-dijo Heriberto a punto de desfallecer-Osvaldo viajó a suiza, lea esta ca, ca, carta. El policía dirigió su mirada a una hoja en blanco, manchada con sangre, que Heriberto sostenía entre sus manos, mientras se desplomaba sobre el escritorio, quedando allí con la vista fija en el jardín, para siempre. Fin. Caranndor
muchas Gracias por tu comentario Daih, te lo agradezco de todo corazón, amiga mía hAAAA lo había olvidado el texto despedida que es para casi cortarse las venas no se si lo has leído me basé en uno de tus textos el cual contaba cuando tu pareja había tomado la maleta y tu seguías en el sillón....
Muchas Gracias, Caranndor.. Muy linda tu poesía... y al iguak que tú! Espero serlo espero ser poeta.. al igual que todos ustedes, Gracias... y por siempre Seguidora tuya Nooooee (:
daih
Caranndor
Nooemar Hevia
leticia salazar alba