• Carlos Alberto Agudelo Arcila
Carlos Alberto Agudelo Ar
-
  • País: Colombia
 
Espero, son las dos. A las dos quedé de encontrarme con ella; más tarde, observo el reloj y vuelven a ser las dos. Miro hacia el viento, inconcluso sin ella. El reloj camina con certeza, de nuevo son las dos del instante anhelado. El tendero, luego de servirme las cervezas producida por la cebada,   desde los siglos de los siglos, me dice: son las diez de un tiempo lejano. Argumento: no, porque las dos es tiempo de ella, a quien espero a las dos.    
El agua en el río se da golpes de agua contra la piedra.
“Gracias a Dios nuestra casa fue la única en no haberse quemado”. “Gracias a Dios no llenaron de tinto el pocillo”. “Gracias a Dios mi esposa no me engaña como sí le pasa  al vecino”. “Gracias a Dios ellos trabajan igual a asnos mientras yo descanso”. “Gracias a Dios en la telenovela el zancudo no aguijoneó a Juan”. “Gracias a Dios…”   Dios para todas las futilidades. Este pronunciar de Dios es jerigonza constante. Jerga extravagante. Pan insalubre. Palabra maloliente. Enunciado de nada. Articular mecánico. Pensamiento alienado. Cacofonía fastidiosa. Palabreo humorístico. Desvarío insoportable. Vocablo para ser estudiado en la gramática bacteriológica. El término Dios desde el devenir es un decir vacío sin Dios quien la ayude a ser. Es vicio constante invocar a Dios de esta manera. Expresión todopoderosa para despersonalizar. Se vuelve inherente al lenguaje cotidiano sin conjugarse el sentir con la pronunciación misma.   Referirse con tanta frivolidad sobre Dios establece la más denigrante manía del pensamiento. No obstante me encanta lo silvestre de la complexión de Dios. ¿De qué flor- árbol- piedra es Dios? De flor-árbol- piedra de Dios semejante a flor- árbol- piedra. Dios es repugnante si deja de ser flor- árbol-piedra y se le enclaustra en la flor- en el árbol - en la piedra de la iglesia. Este tipo de Dios obstaculiza el desarrollo del órgano de la inteligencia o sea de la masa neuronal.   Aquí no estoy erigiendo una verdad absoluta. No puedo decir si existe o no hay Dios. En este caso es de poca importancia respuesta alguna. Sólo un sabio logra responder al respecto y si lo hace puede ser rebatido mientras él guarda silencio como única forma de expresarse ante este trascendental dilema. El sabio es el lago. Quien pregunta es la piedra arrojada en la inmensidad de sus aguas y las ondas la respuesta. No puede suceder algo más. Cualquier otra manera de contestar no tiene lógica. La dialéctica es el combustible de la vida. Nadie puede enarbolar autenticidad alguna. Es algo subjetivo y cualquier punto de vista es respetable. El filosofar del ateo y el creyente se baten entre la nada y el todo mientras el viento trina y el pájaro es viento entre el viento.      Vivir en un paraíso en el cual es recurrente el gozo y por lo tanto el aura de la verdad existencial pierde su magia. Somos insensibles ante el milagro de la vida. De cada amanecer. De estar en el centro de una hermosa floresta donde se escucha la orquesta sinfónica de la fragancia vegetal. Lo expreso no desde la médula de religión alguna sino  a partir de lo religioso y poético de la vida misma. A Dios no se piensa. Se realiza. Se experimenta. Dios es sinónimo de olfatear el mundo. Es equivalente a mirar el infinito con humildad y benevolencia en un gusano. En el polvo o en un recorrido fúnebre. Se oye en el parpar del pato. En la armonía notable. En el vals de la gacela con el proyectil desorientado. Se acaricia vadeando la minifalda entonada en erotismo o en la mascota porque de ella es el reino de los perros. Se paladea en la exquisitez de un marisco. Se escucha en el canto de la ballena o en el trasfondo de la velocidad golpeando el cielo. Se palpa en la coraza reluciente como también en la podredumbre del latón. Dios es experiencia trascendental. Es existencia concentrada. Vital. En la orina se halla Dios. El trigo a imagen y semejanza de la masa horneada es Dios. Quien compra el pan es Dios por realizarse. En el digerir y el expulsar de esta materia de nuestro vientre se encuentra Dios. Dios es efluvio. Aroma del verde más verde. Más rojo. Más del color del aire. Sahumerio vertebrado por el crepitar de la sombra sobre su paso.   Dios no se aprende en lectura de Biblia alguna. Se realiza desde el idioma concentrado de la piedra. A partir de la resonancia del agua. Del eco de la expresión hecha ceniza. Se vislumbra en la oración limpia de toda alienación mística. Desintoxicada de hipocresías sacerdotales. Dios no es cicatriz. Es llaga y dedo a la vez. Es Cristo y Tomás en la taberna del mundo. Es mujer casta o prostituta con pechos divinos de donde se succiona el amor por la humanidad. Es estar feliz porque se está feliz. Es armonía del agua en la roca y de la montaña bailando en el ondear del agua.       Dios en la objetividad de la blusa morada o del felino por esfumarse. Dios: Palabra malgastada en el estercolero del lenguaje. Las buenas imágenes literarias son superlativas de la decoración idiomática. Con toda religión la metáfora de Dios pierde la belleza del lenguaje de la verdad. Sin luminosidad tal como se pronuncia y ejerce. Un Dios así no es escarabajo sólo se reduce a mierda. Dios publicitado. Dios como afrenta a la espiritualidad. Dios nulo.     Un ruiseñor planea junto al pavimento para luego impulsar sus alas sobre la cuerda eléctrica. En este flujo entre viento y ave está Dios. El ruiseñor es Dios con alas de viento. El viento es ser supremo con plumas de ráfaga. Dios es la existencia total. No se encuentra en el más allá. Se descubre en lo profundo de nuestro ser. El hombre no es triza de Dios. No. El ser humano es campo donde la semilla de Dios puede germinar en hombre encontrándose así mismo. Para la perfección del hombre es urgente su desenvoltura de momia de Dios. Análogo al súper hombre propuesto por Nietzsche. Dando sus frutos de la naturaleza de Dios. Porque según Jesucristo “usted puede ser igual a mí”. Sí. El UNO total. Dios tal como se pregona es nervio humillante. Esclaviza. Subyuga por intermedio de fariseos y pregoneros de garaje dando discursos a favor de la salvación del alma. Entretanto –el Vicario de Cristo- Pastores- Sacerdotes- y toda una piara eclesiástica se enriquecen a costilla de la ingenuidad humana. Rezan y rezan sin acabarse los puntos suspensivos del oscurantismo. Simula rezar el primer hipócrita del mundo como lo dijo Borges: el Papa. Lujurioso desde su falo hasta sus nalgas. Además de asesinos según el historial apostólico. El resto de religiones no se salva de muchos actos por el estilo. Se dividen porque es necesario capitalizar. Crear sus propios templos doctrinales para poder vivir los pastores a todas sus anchas a costa de la inocencia o la estupidez de sus seguidores. Oran olvidándose del entorno. Les importa poco el desvalido a su alrededor. Para ellos es más convincente hacer temblar su cuerpo y llorar por una barba crucificada y no ir en la ayuda del hambriento.  Observo en mi pueblo seis mil millones de seres humanos en el interior de catorce templos de distintas creencias. Aunque no sé dividir doce entre catorce estoy seguro de la cifra exacta de bobalicones o incautos creyendo en un Dios de iglesia. Retumban el pan con vino incorporado.   Maravillosa la borrachera apócrifa de Jesucristo con María Magdalena. Me gusta porque amó las putas: Amo las putas prodigios del amor quienes desde los siglos de los siglos son misterio de carne revelada. Les amo el amén de sus instantes cuando me bendicen desde el aura de su sexo. Sus miradas idolatran el milagro forjadas por mis bolsillos. Y así las amo. Las amo porque las amo. Marías Magdalenas con pechos divinos de donde un día succionó Jesús a Dios el amor por la humanidad. Arrojo la primera piedra. La arrojo a fariseos. A escribas de todos los tiempos. A los sacerdotes impuros porque estoy libre del pecado de no amar el mundo puta a puta. Melodía de sangre en la vereda de mi sangre. Vírgenes al desmitificar la tristeza. Putas en el cadalso del hombre miserable. El imperio de mi alma las ensalza. Las amo cuando soy José con monedas de Nazaret  yendo en busca de sus nidos o mientras soy Carlos el de mi pueblo sintiendo la salvación dada por ellas al sexo triste.    Sería feliz cuando una religión tuviera la decencia de excomulgarme de su hipócrita manera de adorar a Dios. ¡Tanto Dios malgastado en la palabra de los fariseos! Dios como un delirio enquistado por los siglos de los siglos. Dios no se puede dogmatizar. Ser uno manso como paloma y volverse estúpido igual a una gallina es la enseñanza del dogmatismo. Si un Dios necesita ser alabado es porque sufre de narcisismo espiritual. “Dios  hizo al hombre a imagen y semejanza suya”. Siempre he querido olvidarme del nombre de este arribista espiritual. Despojar de toda mística la estética relativa a Dios. Darle al sentido de la espiritualidad una visión renovada de su moral. El Dios temible no es un ser recomendable. Es una patología cuya seguridad personal crea como refugio último donde se puede albergar la esperanza melancólica sobrellevada desde sus ancestros más primitivos. Nunca más creí en el Dios abstracto cuando a la edad de nueve años perdí un balón. Con el esférico emigraron mi mundo infantil y la curvatura de mi futuro piadoso. Caminé hacia la iglesia. Allí me encomendé al omnipotente para suplicarle me ayudara a encontrar la pelota. Pedí por su aparición durante cinco horas de una tarde encerrada en perpetua oscuridad. Invoqué a todas las ánimas benditas nombradas desde la estulticia humana para hallar este cuero con demagogia triunfal - esencia única de mis principios cándidos- al llegar a casa mi sensibilidad se agitaba en la confianza de toparme en algún rincón con esta luminaria fantástica la cual jamás apareció. Desde luego porque el balón había sido robado y no hubo Dios posible en deshacer la falta contra un niño inocente del siglo XX. Esta perdida terminó con mi idealismo convirtiéndose en filosofía entronizada para desarrollar mi universo nunca gobernado por un Dios fuera del alcance de mi mano. Ante la oscura afirmación sobre la existencia de un Dios celestial la duda se abre paso sobre un sendero de luces. Si creyera en este tipo de Dios estaría aceptando una energía en permanente corto circuito.    Dios si eres infinito en horma y zapato a la vez ven a este mundo no crucificado por mis denuedos. Hazme de tu gloria otro redentor. Apiádate de mis pies en la llaga. De mis medias encrucijadas con tú espíritu. Pondérame de tu risa. De tu piedad. De tu gloria indescifrable. De tu costura espiritual. Dios inverosímil por tu sangre en espinas en la verdad sin gloria. Dios axiomático y cuestionable. Dios con minúscula y con mayúscula desde tus testículos y a partir de tus ovarios. Creador soberbio. Dios en tus lágrimas de gato encerrado. Cocodrilo en todo. Dios de iglesia. Manzana podrida en su propio aprendizaje de ser Dios en el corazón humano. Paradisíaca obsesión de usufructuar la fruta para luego venderla a alto precio en la bolsa de mensajes manoseados.   Repito: Nos hemos perdido la oportunidad de vertebrarnos en Dios por culpa de la piara religiosa. De clérigos farsantes. De pastores cínicos sin escrúpulo alguno. Politiqueros de la espiritualidad quienes en su práctica son ateos reverentes. Toda regla tiene su excepción. Habrá unos cuantos comprometidos con su verdad de un Dios incorpóreo. Aunque sea falso.   Me estorba este Dios subdesarrollado. Si el hombre no fuese constante angustia y desolación no existiría esta clase de Deidad en la mente del hombre. A Dios es urgente hacerlo suceder. Sí. ¿Y por qué? Porque el hombre es un ser supremo en ciernes. No ha conquistado el hemisferio derecho del cerebro. Es necesario el despertar de nuestras neuronas hasta lograrlo en toda su dimensión. Milagro empolvado dentro de nosotros mismos. La masa humana sólo vive su razón de ser -desde su acontecer prehistórico- en la luna hecha diosa. En un amuleto de piernas en yeso colgando desde su propio rostro. En espinas ensangrentadas de invención. Dios encebollado. Encabritado en su rebuzno. No obstante en esto consiste mi ateismo: ¡Creo en las diferentes gotas de aquella tempestad!     A causa de creer en un Dios de letrina los moralistas degenerados a escondidas tiran la primera piedra contra la desnudez colocándole taparrabos a unas potenciales piernas hermosas o a su propia careta secundada en el fondo de su rostro por el deseo sexual: Si el desnudo es inmoral entonces somos pecadores vestidos.   Desmitifico a Dios y le doy entrada en mi sangre a la sangre de un Cristo más ecuánime. Tangible en el plato vacío y no en la resurrección de cada año. Es mejor ver al Mesías repartiendo su reino en este mundo. Dándole el trigo y la vid a Yolanda. A Luz Dary. Aquella de los ojos extraviados en su timidez. A quien lleva en sus labios un sol. A Margarita cuando llora su historial anunciando a la vez su ternura. A Pedro sin negar nada antes de cantar tres veces el gallo.    Es importante fructificar a Dios desde nuestro sentido común. Dios es universo transversal. El idealismo y materialismo deben conjugarse para poder discernir sobre su existencia. De joven leí esta pequeña historia de no recuerdo cuál escritor: Un gran filósofo idealista bajaba cada domingo al pueblo y convencía a sus paisanos sobre la existencia de Dios. Otro extraordinario filósofo materialista -vivía en una montaña opuesta a la de aquél otro maestro- también descendía a la plaza del mismo poblado a dar discursos convincentes respecto a la no existencia de Dios. Tanto el uno como el otro tenían el don de la grandilocuencia y por lo tanto cada ocho días poseían la razón. En estas condiciones sus ciudadanos una semana eran creyentes y a los ocho días ateos. Esto duró un largo tiempo hasta cansar a la colectividad. Fue así como los hombres más representativos propusieron una reunión entre los dos sabios para saber de una vez por todas si existía o no Dios. La discusión se llevó a cabo entre estos dos magistrados de la palabra. El conglomerado en las afueras esperó. Al salir el erudito quien era creyente pronunció un discurso en contra de la existencia de Dios. Y el docto antes ateo se expresó con alegría sobre la realidad de Dios.   La verdad al respecto la tienen grandes místicos como también magnos físicos: Albert Einstein – Max Planck - Werner Heinsernberg etc. Einstein dijo: “¡Los átomos que nos parecen materia son una concentración de energía”! Max Planck aclaró: “Toda la materia se forma y se mantiene sólo gracias a una fuerza, que mantiene los átomos como al más diminuto sistema solar. Pero como en el espacio no hay ninguna fuerza entre sí, tenemos que suponer tras esta forma de energía a un Espíritu consciente e inteligente. ¡Éste es el origen primario de la materia! El físico Hans Peter Dürr lo describe así: “Al final de la realidad en esta observación no está la materia, sino sólo un campo, que no es material, sino que representa un tipo de potencial. Un potencial que tiene la facultad de materializarse. Este campo es sólo un único campo, del que está formado el universo entero... En el fondo todo es Espíritu” El físico Hans Peter Dürr objeta a los teólogos que la física moderna “se aparta completamente de este Dios externo. Pues en las nuevas ciencias naturales, la física cuántica, prevalece el pensamiento de que todo está interrelacionado con todo. Pero donde no hay nada separable, se llega a otra imagen de Dios. Yo no puedo imaginarme a Dios como a algo externo. Para mí sólo es válida una imagen de Dios, de la que yo mismo formo parte”.   Es decir, todo es SÍ, todo es NO, con sus variantes categóricas   Entrevistas singulares hechas en mis momentos de ocio respecto a la creencia en un Dios:   ¿Cree en Dios? Sí. Usted ¿cree en Dios? No. ¿Cree en Dios? Más o menos. ¿Cree en Dios? A usted no le importa ¿Cree en Dios? Él se fue en un tren de fantasmas ¿Cree en Dios? Quizá ¿Cree en Dios? Si me regalas dinero ¿Cree en Dios? Yo pinte una vaca surrealista. ¿y usted? ¿Cree en Dios? ¡Uf! ¿Cree en Dios? Lo voy a pensar. ¿Cree en Dios? Ayer murió don Juan. ¿Cree en Dios? ¿Cree en Dios? ¿Cree en Dios? ¿Cree en Dios? El florero donde estaba la rosa roja se cayó. La rosa quedó herida y se desangró. Así apareció la rosa blanca.     Para concluir: Soy mi demonio y mi propio Dios. Me lo asegura mi pluma sin tinta.          
La sombra parte en dos el hierro, en tanto el hierro deja incólume la sombra del hierro.  
La sombra de la mujer de setenta y tres años desde hace setenta y tres añosestá sentada con sus piernas fijassobre la sombra de la paredy es feliz.   
                                                                                               A la vida defensora de mi vida                                                                                                                                                                Me dejo llevar por mí mismo  Camino entre calles donde se pregona el día  salpicado de leche miel y hambruna  Los perros del mundo ladran  junto a la mirada incierta de la perra en celo  Voy sin rumbo alguno observando a través del lunes  el paso de hombres ciegos  mientras yo mismo transito el paraje del tiempo  sin visión alguna  La piedra en el camino se enraíza donde me apesadumbro  ante el instante siguiente de mi vida   
Si Oliva no hubiese muerto hoy sería lunes o quizás un día distinto Día de hoy de hoy sin nombre de luna incubada en el cristal del ayer donde bebo gota a gota la tormenta que recuerda el viernes de vino en que ella murió con los ojos abiertos al filo que cortó en dos mi infancia antes y después del loco Uno el del tiempo en que reconocía frente a frente   a Oliva con su mirada de Oliva Dos la época en que recuerdo el cuchillo en manos del loco Benjamín con su demagogia de no ser el loco Benjamín Espontaneidades de la noche donde la historia del hoy sin nombre es sombra de sombra en mi alma yerbamarga    De esto hace el tiempo de la uva cuando mis pies recorridos por los siglos de los siglos  maceren el día de hoy como si fuese lunes: Lunes de Olivaviva. 
Le decían manzana a la pera, pera a la manzana. En la región hubo desconcierto. Alguien dijo: estas extrañas denominaciones son consecuencias del estrolibido, he abordado la hermenéutica de la fisiología y descubrí que el estrolibido, a través de mensajes de energía psíquica, fisiológica y emocional, revestía el estro en la libido de la savia y, por lo tanto, generaba estrabismo en el lenguaje. El pueblo quedó convencido ante dichas evidencias. Ahora consumen estrolibos, aunque les dejen sabor a manzana, a pera y a palabra sin entender.          
   Tiembla viento tiembla Tiembla de verde viento Tiembla entre la quietud de la arboleda Enraízate de viento Florece de viento Viento tiembla Tiembla los colores del viento palpitándote a todo instante Tiembla viento tiembla Musicalízate viento Fatígate de día viento Viento Hazte mujer de viento y desde tu minifalda en viento regálame tus carnes viento. Tiembla viento tiembla.           
21   Ladran algodones. Se desenrollan maullidos hasta atrapar el albor del perro.           22   Centenas de ventanas se abren para dejar salir la mariposa. Seis manchas vuelan a cubrir el roto del cristal, en otro andurrial del hemisferio.           23   Olas en el vaso se observan a través de la lejanía del azul.           24   Lejano añil disipando el índigo en sangre incolora, al vertebrarse el confín.             25   El sol da en la vagina. Su sombra se observa deliciosa. Un gallo lame el paraíso terrenal.           26   Apagar el bombillo igual a confrontar un misterio.           27   Palabras arrojadas a la saliva nadan contra la corriente del pensamiento.             28   La silueta del humo tras la pipa por encenderse.             29   La sombra del verano divisa la sombra del invierno sobrellevado por cinco sombras del pueblo, a una de ellas le caen sombras de gotas a través de la sombra del roto de su sombra de sombrilla. Las sombras atraviesan sombras de calles, van hacia las sombras de sus casas, sombras de agua, se quita la sombra de su vestimenta, su desnudez es luz, se avergüenza porque es una de las sombras más puritanas de la sombra del pueblo.           30   La ciudad sentada en el andén espera la llegada del día final, antes de ver terminado el más alto edificio del mundo, en el centro de sus propias entrañas, agitadas de maleantes, oficinistas y de tres ancianas ingresando a la iglesia de edificación estrambótica, donde a Dios mismo le es imposible entrar.           31   Dieciséis peces saltan del mar, ahora duermen entre el pico de dieciséis aves muertas, cerca al rocío iluminando la sangría de un libro, el cual jamás he de escribir.            
42   El día aparece con su sombrero de agua sobre su cabeza de firmamento, ensimismándose de predicciones adónde llegar.         43   ¿Y si la silueta se hunde en su sombra antes del sol asistir a su propio funeral, será posible revertir la palabra y la flecha para fraguarles el infernal designio?           44   En el fondo del océano muertos azules, igual a la lejanía del mar.       45   Casas construidas con humedad a la orilla del dolor ajeno.         46   Borrar, con linterna en mano, la historia de Aristipo, dejar las lentejas para merienda del rey, luego de ser ignorado.           47   Pasos tardíos encaminándose hacia el encuentro consigo mismos, el tenis roto no permite aligerar el recorrido.         48   Lucifer, agotado, descansa sobre plumas de nubes de león, Dios inmisericordioso produce un rugido a modo de desalojo, la fauna del firmamento se enfurece, ahora el omnipotente peregrina con su orgullo herido entre la maleza de cirros, mientras a Satán se le observa regocijante, con sus almas bienamadas.           49   No hay meta, solo la esperanza de gasolina en este automóvil sin motor, sin carrocería, sin llantas, sin la realidad de ser carro.               50   Busca en el trino el viento, en el viento el pájaro, en el pájaro la hermosura del día, en el día el día exacto del trino, embalsamándose de viento, de pájaro, de la noche eyaculando la sombra del mosco, cuando canta desde la lejana leche el naufragio del mundo.   51   Poemas extraviados en la página sin escribirse andan como fantasmas arrastrando sus cadenas, entre puntos y acentuaciones saturadas de fosas en la palabra.        
Todos los días pasa el vendedor con su sermón de quesos. En mis manos vacías queda el entusiasmo de la compra, el dogma de la exquisitez escuchada. Sacerdote ambulante evocando mi fe, hacia la teta materna, el vendedor de quesos.
Escribió un libro acerca de palabras con errores ortográficos, entre ellas: Vaca, queso, mamá, casa, ventana, bombillo, ladrillo, tumba, cadáver, gusano, lágrimas, circunferencia, hora, hez, diluvio, bastarda. La crítica literaria de la comarca consideró al escritor como uno de los grandes cazadores de gazapos de todos los tiempos, con el siguiente comentario: “devemos centirnos orguyozos dhe nueztro casador dhe gasapoz, qhue hen mecez nho lejanoz zacara nueztra aldhea dhel hanonimato parrhoquial. Ze recomhienda hesta esthupenda hobra a prefezorez dhe aritmhetica phara qhe loz niñoz haprendan hir zumando orrorez literharioz”.             
Dame el punto de apoyo de tu alma, y te prometo mover el mundo de mi cuerpo, hasta hacerte vibrar con la palanca de mi amor.  
A la nonagenaria una sonrisa le ilumina su rostro mientras lee un libro cuya carátula dice: recomendaciones para ancianas pronto a morir.    
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