Vivo rodeado de una incertidumbre necesariamente perturbada por lo más oscuro de mí ser, así que avanzar hacia el horizonte se hace un infinito peregrinaje. El infinito recorrer de un mundo tan abnegado en su autocomplacencia que se ha perdido en el más basto de los páramos desiertos, cosa que alcanzarte sea un tarea dantesca. Recorrer todos los anillos del inframundo para poder si quiera tener el vago recuerdo de lo que es tenerte en mis pensamientos, hace que por instantes efímeros en el amanecer de mi mente me plantee si vale la pena recorrer todo tu cuerpo hasta conseguir alcanzarte. Alcanzar esa boca sabor caramelo y esos ojos color esmeralda, sabiendo que culminar el camino significa descender a lo más oscuro del infierno.