Me dijo -me voy a amazar. -Qué significa? Amasar o amar al zar? -que las manos que amasan el pan y acarician los cuerpos tomaran las armas contra los zares y las zarinas tomaran los palacios de invierno en nombre de los soviets para que las manos amasan el pan y acarician los cuerpos no sean mercancia comprada como fuerza de trabajo sino cuerpos libres sujetos del deseo. Amazar no es un error de ortografía (pura regla burguesa del lenguaje fascista) sino tan solo un verbo bochevique.

seco de palabrasdesencantado atrapado entre paredes sucias y arañasque devoran a los insectoscargando en la memoria antiguos combatesamores rotosodios ancestralesel recuerdo de las floresde un romance marchitoa veces me recuesto sobre la almohadaen el exilio del silencioen la distancia de aquello que alguna vez nos hizo serputos troskos drogones inteligentesparias indigentes pequeñas dosis de fuego de un nuevo mundo en los corazones

Un derrame de palabras sin sentido. El lenguaje es fascista, decia Barthes. Desnudar su significado, arrancarle la piel y somertelas al tumulto. Violarlas, hacer de ellas carne picada, flor carnivora, agua de rosas, muerte (y la verga del grumete estremece a las estrellas). Navegar en la incertidumbre de los signos y la gramatica, guerra civil de la prosa, las manos acarician las tetillas de una loca encerrada en la parole. Habla como un cuadro pintado al oleo, subita mentira. El silencio estremece. Como las luces rojas el azul profundo de la noche. Como el sentido político de la duda.

¿Definime el dolor? Una punzada en el testiculo derecho, como una mano apretujandolo, recordandome la fragilidad; el vacio de sentidos, la angustia que sube del estomago al pecho, el llanto contenido, la perplejidad, el asco que produce el capital. El deseo que se esfuma en imagenes, un vestido estampado a flores con botones, los pezones duros y dos rudos sementales empalandome (soy esta perra que aulla y los vacia, los deja secos). La historia hablando detrás mío. Veni a mi lado amor, necestio tu mirada.

Desvanecido y el sol se aleja, bajo los arboles el cuerpo se acurruca interrumpe el lento trabajo de las hormigas deseo de mar sexo que se devora antropofago estalla el tiempo en una manzana mordida

Llevaba tacones altos medias negras caladas bermudas ajustadas una musculosa blanca que marcaba sus duros pezones negros uñas azules labios de rojo y los ojos de un violeta furioso la cabeza rapada y frondosa barba negra el dolor son las cicatricez del silencio heridas de la reprimida patria del deseo las palabras obscenas las burlas el amor es coqueteo con la muerte la angustia vivir entre sombras el descanso un abandono llevaba una sonrisa en su rostro los ojos encendidos y los nervios a flor de piel una rosa negra entre flores marchitas

Los autos parecian dibujos animados con las luces rojas intensas de los faroles y un verde chillon que se desprendia de los semaforos. La noche se hacia madrugada en la avenida eva perón y el silencio crepitaba en las copas de los arboles. El sexo era una obscenidad innecesaria que el amante no comprendia. Queria sentir en mis manos chorros de oleo y embadurnar la tela, en cambio recibio un escupitajo de semen y una toalla para limpiarse. Un gato huía del hogar y la noche pegaba lengüetazos de despedida. Un sol ardiente y un licuado, fue todo el desayuno.

no fue que cayeran telones ni explotaran fuegos de artificio los sociólogos seguían en silencio y las teologías lejos de pronosticar el apocalipsis simplemente se retiró a dormir antes que la tarde diera paso a la noche luna golosa que quiere comer la piel de los soñadores es el fin fueron todas sus palabras

Luego del vaso de vino de la espera eterna del dealer de la siesta de la cena rápida en el burguer de la desesperación t el escepticismo luego del beso de lengua de las palmadas en el culo sobre las vías del mitre de la luna y las estrellas apagadas del recuerdo y las mentiras luego del silencio del chat de las horas perdidas en Facebook de los amores devenidos en odio y del odio noble que no cesa luego del silencio y la locura de la ofensiva del tet y la restauración capitalista luego de Freud y la filosofía de las tetas hambrientas y el culo dilatado luego del azt y el coctel con un sorbo de tinto frío lanzo palabras al azar y escucho la música de las cañerías.

Un cuento de Mala ConchaLa Mala se sentía desengañada. El pibe Tigre que le había prometido su amor ahora la dejaba porque estaba celoso. Justo él que no dejaba títere con cabeza y entregaba a la Mala a ser devorada por las partuzas de hombres hambrientos que la bañaban de orina y semen. Justo él que se cojía a cualquiera sin importar argumento alguno. Justo él para quien el ponerla era un principio tan sagrado como dios para un cristiano o las vacas para los hindúes. El día gris se disipaba extinguía entre mensajes de texto de ruptura y el puré de reproches con sardinas (la Mala recordaba el soneto de Sabina). Tan solo ayer, él la montaba, se abrigaba en su culo dilatado como una cueva donde se refugian los salvajes frente a la tormenta hostil, nadaba por los intestinos y vomitaba por su boca saliva y con la cual mojaba nuevamente el culo donde se volvía a perder dentro del mismo como si se tratara de Quieres ser John Malcovich pero en una cueva carnosa llena de mierda y semen. Recordando, la Mala sacudió su culo en la silla y se mordió los labios de gozo. Maldijo al pibe Tigre en voz baja -Más que pibe Tirge, gato. Y simplemente dejo de responder los mensajes del celular.

La Mala mordía la almohada mientras el pibe tigre le metía el puño por el culo de costado. Gemía despacito la Mala para no despertar a la otra perra que se había cogido al pibe tigre hasta hacia un ratito cuando se terminó la cocaína y su conchita ya chorreaba gran parte del rio de la plata y la Mala le sorbía el flujo y la orina a ella y al pibe tigre que quería verla ahí agachada entre sus piernas, saboreando pis y humillada, con los ojos brillantes de gozo. Entonces la Mala, mordiendo la almohada para no despertar a la otra perra que dormía después de toda una noche de cogida y cocaína chorreando de su conchita jugos que la Mala sorbería, sentía el puño del pibe tigre adentro, muy adentro, tocándola la próstata, sintiendo un puño piedra casi en el estómago, pidiendo más y más en voz baja y la otra putita despertándose y haciéndose una paja mientras la mala se sacude sobre el puño del pibe tigre y la noche se extingue como los efectos de la cocaína.

en la calle corrientes caga el dealer un sorete en una apuesta de lsd mientras los autos y colectivos pasan a su lado las lesbianas insultan y se masturban en el bar pernanbuco espectáculo triste el profesor gabinete engaña a carozo y narizota con dos gatos

La gota que cae los platos sucios el calefón roto el silencio roncando el insomnio la luz del velador que se proyecta amarillenta sobre las paredes la luna fría el calor ausente la revolución que no llega la memoria enterrada los bolsillos vacíos -como la heladera, donde un poco de albahaca vieja convive con botellas de agua- polvo de estrellas la espera y el vacío mientras la locura se hamaca en la silla.

fueron muchas horas de amor dedicadas a perder gloriosamente el tiempo la vida se sucedía bajo las sabanas tatuando con semen la piel del amante embriagándonos hasta el éxtasis con las palabras y la cocaína. pasaban el sol y las estrellas las nubes cambiaban sus formas y a veces traían lluvia. no recuerdo exactamente como ni porque aquello troco en odio las palabras fueron estiletes el tiempo perdido un tesoro y las drogas una fuga.

sobre la mesa desvencijada compartian lugar los orgasmos y los panes. pequeñas migas del dolor clavandose en la espalda como uñas filosas palabras hirientes o mentiras. una pizca de amor como desayuno de otro día.

El caos es virtuoso destruye el orden hace nacer las estrellas construye jardines colgantes en la luna permite lanzarse hacia los sueños. El caos es la libertad de hacer de crear de sentir de amar de odiar de desear de destruir de erigir de liberar la palabra y los cuerpos de vivir y morir por el simple gusto del coraje. El caos es la belleza como las colas ardientes de los fuegos artificiales o las iglesias consumidas por el fuego. El caos arde como las fiebres o el infierno, es un sol que se derrama para iluminarnos.

en la pequeña cama de una plaza frente a la tv encendida se abrían paso a los intestinos. la mala uñas pintadas color naranja rouge en los labios barba crecida de dos días; el pibe-tigre devoraba las tetillas hambriento; Michel Corleone daba a Fredo una prueba de amor: el beso de Judas (los labios hinchados mojados de saliva); la noche abría los ojos escandalizada; brotaban gemidos rosas arañazos en las paredes promesas de muerte; la moral se hacía humo.

preguntaron y la respuesta encendió la ira de las viejas culonas: un ataque de serpientes venenosas inyecto veneno en la sangre, perros rabiosos devoraron el pene. en la cama: dijo ay el sapo roncador croac, el príncipe azul y que puta la princesa, la lesbiana vieja amiga de dick tracy en las calles arboladas de plaza flores. mutilados pudo la sangre calmar la furia y el silencio se alzó como una proclama, solo héroes hermosos y tiernos como un corazón de alcaucil.

Te vi de lejos ya habiamos sido actricez porno con pelucas rubias plantinadas las uñas esculpidas tangas rojas como la sangre; una estela de viento helado sobre la avenida caseros donde viejos presos demabulan aún encadenados en los sueños y las sirenas: un carancho comiendo los restos de una boca podrida como la leche del amor y los poemas de Neruda. Te vi de lejos y los caidos surgieron de la memoria exigiendo su recuerdo; frías lapidas que rezan: aquí yace el resto de un cuerpo que siempre vivio en el olvido; ya habiamos cantado serenatas de borracho a la luna y las estrellas; proclamado la republica sexual de los soviets y nos lazabamos a ser buenos soldados del caos. Te vi de lejos y no supe que decirte.

ya es tardefiebre pus y gemidos de dolorson el almuerzo y la cena del romanceun montón de pastillas en la mesa de luzderramadas junto a la camased hambre miedolos insectos revolotean fuerael sol derrite los poloslas ratas salen de nocheal banquete de las avenidaslas rosas frescasperfumandorecuerdos que se niegan a la retiradacavan profundo un agujeroen la tierra donde descansaranjunto a un viejo besoy el hueso del perro

En la tarde de invierno el sol brilla sobre los techos del barrio de urquiza y el silencio reina interrumpido cada tanto por la bocina del tren. Un rayo atraviesa el departamento y de golpe aparecen las palabras; hablan del goce del habla del tedio de la vida de los sueños fríos de los amantes en las siestas. Otro día que se deshilacha antes que la noche nos saque la lengua.

Desde el el ventiluz del baño se observa el ocaso. Luces blancas y rosadas, nubes que avanzan lentamente, el paso de las hormigas sobre el asfalto caliente; pisadas de mocasín sobre la mierda. El agua caliente por la espalda sobre los musculos tensos sobre la mugre del mundo se derrama en las cañerias. Las palabras se repiten gesticulan prometen amenazan imploran un aria de odio una canzoneta de amor un rock and roll de furia un bolero de compasión. -tu novio es un monstruo pero tu silabeo es tan monstruoso y él se me antoja inmensamente bello -tu hija es hermosa pero no tanto como el aleteo de sus pestañas avergonzando al sol cuando sueña.

Mi novio tiene un bigote de gato y ronronea en mi pecho -pide leche pero le doy caricias de gamuza

Preferiría incendiar el mundo y cuando las iglesias arden y los verdugos imploran perdón mirar tus ojos embriagados de una profunda alegría. Mientras tanto preferiría encender tus ojos embriagado mientras te susurro al oído que incendiemos el mundo.

El muchacho de ojos negros me dijo voy a hacerme un cuerpo nuevo como una botella para rellenarlo de aguardiente como bolsa rebalsada de cocaína como jeringa para inyectarme en tus venas como una lagrima salada para mojar los labios ansiosos como una enorme verga que pega chorrazos de leche para alimentar a los niños hambrientos como una estela de fuego que incendia al motociclista al pasar el aro como un farol que encubre al crimen y los manoseos como un tiburón así devoro carne de un mordisco como cenizas esparcidas en el mar.   Me lo dijo y una chispa salía de sus ojos negros cuando retorcía sus pezones y me negaba el orgasmo.

El sol se pone en el horizonte y la luna se hunde en el sueño; la brisa acaricia las rosa; las cañerías comienzan su sinfonía; las luces se apagan como las estrellas; las hornallas grasientas hierven agua y cocinan odio; los edificios bostezan y las bocinas cantan sus obscenidades a los semáforos rojos. Mientras el sol se pone en el horizonte El viento dice hola con una sonrisa sin dientes.

El gato duerme La hormiga marcha en fila El hormigón sostiene la obra sobre su columna El óleo pinta de amarillo los girasoles y las estrellas El alcohol embriaga Y la poesía enamora La luna encandila El sol manosea la piel Y la piel suda caliente El perro ladra Los niños gritan Los muchachos arrojan sus molotovs A la policía Los amantes gimen Los matrimonios bostezan Los libros mienten Y las palabras imparten órdenes Los nazis asesinan La lechuza canturrea La mierda se va por el inodoro La vida, al carajo El viento silba Mientras la noche nos cobija.

Me dijo: Putito Puto Putazo Putisimo Re puto Super putito Hiper puto Archimega putazo Y del ojo del culo florecieron orquídeas Que perfumaban el caos

Mientras duerme congelado Disney sueña Que posa sus manos sobre las tetas de Blancanieves los siete enanitos masturbándose; Minnie hace strip tease en un banquete en honor de Mickey Mouse -que bombardeo Bagdad- y donde Bambi es la cena de 101 dalmatas; mientras el pato Donald delata en el FBI a la india Pocahontas quien derrama una lagrima antes de marchar hacia Guantanamo.

Mil luciernagas enloquecidas iluminan la noche el frío destroza los sueños de los sin techo tanto como el matrimonio el deseo de amor. Un deseperado intento de huir hacia algun lado un territorio inexplorado un cuerpo tibio una botella. Lejos de las sombras de la muerte lejos del paraiso celestial o del infierno. Lejos de la lengua que dicta la verdad y los dolores del mundo.

El puto de tomas me anda encima como si una fuera un simple cacho de carne que cuando le muerden las tetillas se revuelca como una loca y gime pidiendo que siga y no pare hasta que se pongan rojas y duras que ardan como piedras volcanicas me abre las piernas y me dilata el culo con el dedito y yo le digo que no pare y le muerdo la oreja y el muy turro sigue haciendo incendiarse a mis tetillas mientras el culo se sacude como un parkinson de nalgas (en un rincón escondida se masturba la muy puta de la moral y las buenas costumbres)

(la duda atrapó sus corazones ) confundidos en la noche jirones de camisas desgarradas se sacuden amantes del viento nada era verdadero los cuerpos mezclados las manos cubiertas de tinta impresa y semen persiguiendo un barco ebrio (los convido de caos, éxtasis y muerte)

No hay lirica en la espera de la muerte,solo hay agonía.No lo hay tampoco en el apego estupidoa la vida,simplemente es costumbre.No hay pasión que no se fundeen la sangre.No hay sexo imposible,solo hay miedo.El sol corre ligeroy las aguas del rio de la platasiguen anhelantes de cadaveres.La política es arte yel arte es ese inmolarse por las estrellas.

una mariposa guarra posa sus alas sobre la rosa las espinas tienen sed de sangre los borrachos temor al ultimo trago los curas horror a la verdad los solitarios caminan la esquina de un arrabal un gusanito devora los restos de un pezón en las tumbas de los cementerios no hay gemidos solo silencio y putrefacción ser o no ser, es la cuestión.

Bebiendo café en el bar de la esquina de monroe y triunvirato. La tarde es fresca -el general invierno se aproxima- yo llevo puesto mi gorra negra mi chalina violeta mi buzo rojo mis uñas azules. Desde que sali de la clinica así son las tardes, una pequeña rutina de enfermo de sida. El muchacho que me atiende es hermoso y tiemblo cuando se aproxima de solo pensar en su mirada -dulce como el aroma del caramelo recién hecho- le pido un café y lo veo irse. Quiseira que algun día me diga: -a la mierda con el café, solo queiro echarte un polvo y yo me abriría como una rosa en primavera aunque sea el más crudo invierno y la muerte arrasara con todas las flores de la tierra.

una mirada como la estela de una estrellasiempre seria pasadouna luz a destiempoun estallidoun universo inconcluso.Orbitascortadaspor una navaja de afeitarun loco con bombíncorbata moñoun perro andaluzse pasea frentea un piano sangranteuna mujer sonora.mirar con el ojo desnudola desnudezdel vacíoruinas y catástrofesy andamios alzados hacia las estrellaslechos con amantesy las tumbas con floresviejas con dientes rotosgatos sobre los tejadosy meadoresen los faroles de las esquinas.

El buen sentido del perverso. Hay un atardecer violeta y se filtran tras las nubes y los techos los primeros destellos de estrellas. Pequeños estallidos iridecentes de viejos planetas consumidos por fuego y hartazgo. Sobre el lecho de enfermo la marica se desvanece. Sobre la larga cabellera ceniza la sombra se hace aún más sombría. Oscuridad y luz violeta, estrellas, sol (corre la marica detrás del sol que vuelve y vuelve por a sorprenderlo por su espalda). Un poeta en Nueva York espía desde el borde de la Quinta Avenida el porte sobrio del cochero. La misma luna ilumina Granada. Y el buen ojo del culo de Allen Ginsberg clama por que den por culo a los buenos maricas de la CIA. El medico hace su entrada en escena. Guardapolvo intachable, cabello blanco  -Estudiaremos. -Explíquele a ellos por favor. -Y quienes son ellos. -Mi hija, mi ex mujer y mis dos novios. Es una pequeña comedia de enredos, la figura del puto en la clínica católica. (Penélope: -La Esperanza, a qué clase de hijo de puta se le ocurre ponerle a una clínica La Esperanza? A un hijo de puta católico). Caldo de verduras (en el caldero hierven las ultimas tripas de alguien que cayó por curiosidad, espiando a la sudorosa dama de la cofia y el cucharón entre el zapallo y las zanahorias. No tuvo tiempo de explicarse con la fuerza y precisión de un carnicero ella los destripo y vertió sus huesos y vísceras al aceite hirviendo). El muchacho inflado y amarillo, los ojos desbordando las orbitas, la bilis de una vida insegura. Revienta el hígado, los vasos, mierda y veneno. Hola señora morfina. Necesito de usted las dulces caricias de una nana que me lleve de viaje allá lejos, donde no hay tiempo ni espacio ni lugar ni color ni luz ni nada que se materialice. Un simple punto oscuro más pequeño que un grano de arroz.  Allí esculpido en letras góticas el Zaratustra de Nietzche. La marica se desvanece en prados donde yacen viejos ejércitos perdidos y recuerdos rotos de los desterrados. Pálidos rostros hambrientos con grietas y cicatrices, testigos que aún no han hablado. Juguetean en el andamio aquellos obstinados constructores de sueños (la eternidad por los astros proclamo August Blanqui con tanta fuerza como la técnica de la barricada). La marica se desvanece El sexo de húmedo muchacha el orín los bronceados cuerpos de los hombres de mar. Tejen las manos fuertes del que hila redes puntos precisos y movimientos constantes. Es una escollera, un porro frente al viento frio del mar. Teje el tejedor la mortaja del anciano y las ropas del recién nacido. Odra en la montaña sus recuerdos de cordillera. Su amante el viento, su odio su némesis su garabato de un tiempo perdido. La marica se desvanece El doctor la doctora el enfermero en escena. Tres pinchazos a la medula las lágrimas. La marica se desvanece. Se deja ir por un pedazo de almohada hacia un lugar donde todo dolor este perimido. Donde todo recuerdo proscripto todo deseo una estrella fugaz. 

bajo el sol y acurrucado a orillas del mar (¡la eternidad!). duerme en la playa su sueño de borracho el joven Rimbaud. besar su nuca y labios tragar su semen licor más potente que el laudano. brindis de palabras que arden y descubren el corazón oscuro de lo que acontece. sangre nuestra mascara de guerra en las calles de la Comuna. dulce violencia del viejo Verlaine, masturbandose enloquecido alucinado de opio mientras el tiempo se disuelve.

Siempre es de noche cuando llaman a la puerta el amor se esfuma como un humo leve. Serpentean las luces sobre la pared iluminando el paso de las cucarachas y el tren de fondo en la estación Drago donde duermen desamparados en los andenes y se pasean las ratas. Las guerras perdidas y las guerras por librar se confunden celebrando muertos y llorando por sus heroes. Los libros callados en el rincón el porro humeante la verdad inmutable sin animarse a ser pronunciada. Mientras la muerte te invita a un trago y mirandote a los ojos promete volver.

Brilla el sol Con su melena de marica El café humeante El olfato La mirada que atraviesa los techos Y se posa en la autopista Ayer nomás me embriagaba el vino Y hoy es el silencio lo que me envuelve Leo Apollinaire Aquello de “tu vida que bebes como si fuera aguardiente” Estallan las palabras Contra el frágil muro del recuerdo Destruyen Hasta que queda lo indestructible   (desearía hacerle el amor al camarada Malatesta)