I   La brisa otoñal de Octubre rodeaba el hermoso jardín teñido de hermosas hojas rojas, amarillas y anaranjadas producto de la estación, las cuales caían a las pacificas lagunas las cuales solo se movían para danzar con el viento. Era aquí en donde el armonioso matrimonio daba sus paseos todas las tardes, ellos decidieron dejar todas las comodidades de las grandes ciudades y optaron por  vivir en una gran mansión ubicada en un campo, la cual los campesinos de los alrededores admiraban con detención, pero pese a su cambio de vida ellos nunca dejaron a un lado sus obligaciones de la aristocracia y de vez en cuando daban grandes fiestas para deslumbrar a sus conocidos con las bellezas de su hogar. La pareja era muy particular en todos los sentidos, por un lado, a diferencia de todos los miembros de su clase, ellos desarrollaron una estrecha relación con la servidumbre debido al escaso contacto que tenían con sus amistades, pero nunca dejaron a un lado la barrera de estatus social que los distanciaba. También se destacaban por  su gusto por las actividades domésticas, las cuales realizaban de vez en cuando. Estas y muchas otras cosas más, hicieron que ganaran la fama de estrafalarios ante la aristocracia, pero su simpatía y educación conseguía apagar los rumores y amistarse con ellos rápidamente. Esta familia estaba compuesta por Adam Weiss y Katherine Weiss, miembros de poderosas y adineradas familias, su matrimonio fue arreglado por sus familias, pero por acto del destino se enamoraron y dejaron a tras todo el poder que se les daba. También se integran sus cinco hijos Félix, Roger,  Isabella, Simón y Dalia, todos eran jóvenes, el mayor tenia diez y la menor tres, y ellos fueron lo que completo la vida de sus padres y la volvieron perfecta, cada uno de los niños fue criado con amor y dulzura. Ya su vida estaba completa, solo faltaba que sus hijos crecieran, pero nunca se imaginaron que pronto algo inexplicable sucedería. Era un hermoso atardecer de octubre, Adam llevo como de costumbre a su mujer a dar un paseo por el jardín, contemplaban admirados el hermoso paisaje de su jardín junto al intocable cielo anaranjado. Eran felices, hablaban de incontables cosas mientras caminaban, ya sea de sus hijos o del amor que se sentían uno al otro, sus paso lentos y cortos resonaban en el silencio de la tarde, de pronto oyeron la voz exaltada de una criada, y al darse la vuelta vieron a una delas sirvientas jóvenes corriendo en hacia sus amos. -       ¡Hemos encontrado a una niña mis señores! Estaba inconsciente en el lado Este del jardín junto a la fuente de mármol, su cuerpo esta muy herido y aún no responde. Rápidamente se dirigieron hacia el lugar, mientras se acercaban vieron a un gran número de sirvientes reunidos cada uno inquieto ante la situación, cuando se dieron cuenta que los señores estaban presentes y dieron paso para que vieran a la niña. -       ¡Pobre criatura!¡Dios mío! ¡Mira como esta!- Exclamo Katherine horrorizada. En sus brazos tenia a una pequeña niña de no más de cinco años con todo el cuerpo sucio y dañado, vistiendo con un simple traje blanco cubierto de sangre y barro. Adam ordeno inmediatamente que llamaran a un médico y trasladaron a la muchacha a una habitación. Después de haberle curado las heridas, las sirvientas cariñosamente la lavaron, vistieron y peinaron, al verla todos los presentes se quedaron perplejos, la niña ahora se veía como un hermoso ángel durmiente, su largo y brillante cabello castaño obscuro estaba bellamente peinado hacia un costado, su piel era realmente clara y suave, y por último, la menor poseía un angelical e inocente rostro, nunca  nadie había visto a un ser que con simples rasgos podía poseer un aspecto  tan dulce. Pasaron muchos días antes de que despertara, la pareja preocupada la visitaba en cada momento posible con la esperanza que despertara, al igual que sus hijos, quienes iban siempre a esperar que despertara para jugar. Los días se volvieron eternos, y la intranquilidad crecía, nadie de los alrededores conocía a la pequeña ni había pista de su procedencia, Adam y Katherine solo podían rezar para poder conseguir ver a la criatura abrir sus ojos de ángel, mientras que sus hijos se impacientaban y entristecían por el hecho de aún no poder relacionarse con ella. Un día muy de madrugada, Katherine se despertó incluso antes que los sirvientes y fue directamente a la habitación de la chica, tomo una silla y la coloco junto a la cama y se quedó sentada observándola, sus heridas ya estaban casi todas cicatrizadas, solo quedaban algunos rasguños, por algún razón, sintió a la menor como si fuera su propia hija y no pudo evitar llorar acurrucada en el lecho. -       Despierta por favor pequeña, por favor despierta……- murmuraba mientras lloraba desconsoladamente. Katherine abrió los ojos y miro el reloj de la pared, se había quedado dormida, ya eran cerca de las 7 A.M, se precipito a colocar el asiento en donde estaba y se dirigió a la puerta para irse, antes de salir volvió a observar el rostro durmiente y susurro dulcemente. -       Adiós pequeña, descansa. -       …Adiós…-Repentinamente una voz contesto Esa fue la respuesta que escucho cuando se iba, rápidamente se dio vuelta y vio a la niña sentada en la cama con sus grandes y hermosos ojos azules abiertos observándola, la dulce voz que le contesto no podía ser de nadie más excepto ella,  vio a una sirvienta que la buscaba desesperadamente la llamo y le dijo que trajera a su esposo e hijos, luego camino hacia la muchacha y la abrazo inconscientemente. Rápidamente llegaron Adam y los niños, estos últimos aún en sus ropas de dormir y adormecidos, cuando entraron Adam le entrego a Katherine a la pequeña Dalia que dormía en sus brazos y se aproximó a la muchacha lentamente, tanto el como los niños quedaron profundamente hipnotizados por sus inocentes ojos, la  felicidad del buen hombre fue tan grande que tuvo que contener las lágrimas, acaricio su cabeza y se sentó a su lado. -       Buenos días pequeña, ha sido un buen tiempo el que has dormido- le dijo cariñosamente- ¿me podrías decir como te llamas y de dónde eres? Queremos llevarte con tus padres. Una pensativa y acomplejada expresión mostro el rostro de la niña ante la pregunta, tras varios minutos de silencio el ansia de la pareja aumento. -       Sky - respondió al fin con su suave voz- me llamo Sky. -       Hermoso nombre- dijo Katherine mientras acurrucaba a Dalia en su pecho- ¿De dónde eres Sky? Ante tal respuesta, el rostro de Sky se entristeció , guardo silencio por un rato y luego respondió. -       No lo se... no recuerdo nada…solo Sky. Pasaron varios días hasta que Sky pudo levantarse, pero durante todos estos ella jugo mucho con los hijos de la familia Weiss y se hicieron amigos, se adapto muy bien a la servidumbre y a la pareja, ella lleno de vida la mansión, decoraba con flores por todos lados junto a Isabella, ayudaba a los criados junto con Félix y Roge, leía y dibujaba con Simón y Dalia. Era tanta la felicidad que había traído a la familia, que cesaron la búsqueda de sus padres y optaron por adoptarla. Al pasar de los años Sky creció como miembro de la familia Weiss, aprendió los modales correspondientes y se relacionó con las familias amigas de sus padres, nunca se mencionó ni se habló del hecho de haber sido adoptada, sino que fue amada y respetada como una de ellos, sus hermanos la querían en especial los menores, los mellizos, Roger e Isabella la guiaban, y el mayor la protegía, pero aún con el tiempo la memoria perdida nunca volvió y el misterio de su repentina aparición y la causa de sus heridas no fue resuelto, pero fue dejado a un lado por la familia, excepto por la misma Sky, quien de vez en cuando se preguntaba quien era y sentía que en su que alguien la llamaba “Sky, Sky, vuelve”.   Ya han pasado diez años, la pequeña niña herida ahora es una hermosa y alegre joven de tan solo quince años de edad, todos en la familia ya habían crecido y casi olvidado el acontecimiento en donde se encontraron con la joven, pero ese año, en un día de otoño, al igual que hace mucho, es cuando parte la verdadera historia.